Blogia

J. C. García Fajardo

Disculpen la molestia, por Eduaro Galeano

 

 El autor de Las venas abiertas de América Latina cuestiona si es justa la justicia en el orbe

 

Quiero compartir algunas preguntas, moscas que me zumban en la cabeza.

¿Es justa la justicia? ¿Está parada sobre sus pies la justicia del mundo al revés?

El zapatista de Irak, el que arrojó los zapatazos contra Bush, fue condenado a tres años de cárcel. ¿No merecía, más bien, una condecoración?

¿Quién es el terrorista? ¿El zapatista o el zapateado? ¿No es culpable de terrorismo el serial killer que mintiendo inventó la guerra de Irak, asesinó a un gentío y legalizó la tortura y mandó aplicarla?

¿Son culpables los pobladores de Atenco, en México, o los indígenas mapuches de Chile, o los kekchíes de Guatemala, o los campesinos sin tierra de Brasil, acusados todos de terrorismo por defender su derecho a la tierra? Si sagrada es la tierra, aunque la ley no lo diga, ¿no son sagrados, también, quienes la defienden?

Según la revista Foreign Policy, Somalia es el lugar más peligroso de todos. Pero, ¿quiénes son los piratas? ¿Los muertos de hambre que asaltan barcos o los especuladores de Wall Street, que llevan años asaltando el mundo y ahora reciben multimillonarias recompensas por sus afanes?

¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan?

¿Por qué la justicia es ciega de un solo ojo? Wal-Mart, la empresa más poderosa de todas, prohíbe los sindicatos. MacDonald’s, también. ¿Por qué estas empresas violan, con delincuente impunidad, la ley internacional? ¿Será porque en el mundo de nuestro tiempo el trabajo vale menos que la basura, y menos todavía valen los derechos de los trabajadores?

¿Quiénes son los justos, y quiénes los injustos? Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?

¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?

Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.

Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina 3 millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren 15 niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?

¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?

¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.

Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.

 En el mundo al revés, dan miedo hasta los más elementales actos de justicia y sentido común. Cuando el presidente Evo Morales inició la refundación de Bolivia, para que este país de mayoría indígena dejara de tener vergüenza de mirarse al espejo, provocó pánico. Este desafío era catastrófico desde el punto de vista del orden racista tradicional, que decía ser el único orden posible: Evo traía el caos y la violencia, y por su culpa la unidad nacional iba a estallar, rota en pedazos. Y cuando el presidente ecuatoriano Correa anunció que se negaba a pagar las deudas no legítimas, la noticia produjo terror en el mundo financiero y el Ecuador fue amenazado con terribles castigos, por estar dando tan mal ejemplo. Si las dictaduras militares y los políticos ladrones han sido siempre mimados por la banca internacional, ¿no nos hemos acostumbrado ya a aceptar como fatalidad del destino que el pueblo pague el garrote que lo golpea y la codicia que lo saquea?

Pero, ¿será que han sido divorciados para siempre jamás el sentido común y la justicia?

¿No nacieron para caminar juntos, bien pegaditos, el sentido común y la justicia?

¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?

Lo mismo ocurre con otro escandaloso caso de negación de la justicia y el sentido común: ¿por qué no se legaliza la droga? ¿Acaso no es, como el aborto, un tema de salud pública? Y el país que más drogadictos contiene, ¿qué autoridad moral tiene para condenar a quienes abastecen su demanda? ¿Y por qué los grandes medios de comunicación, tan consagrados a la guerra contra el flagelo de la droga, jamás dicen que proviene de Afganistán casi toda la heroína que se consume en el mundo? ¿Quién manda en Afganistán? ¿No es ése un país militarmente ocupado por el mesiánico país que se atribuye la misión de salvarnos a todos?

¿Por qué no se legalizan las drogas de una buena vez? ¿No será porque brindan el mejor pretexto para las invasiones militares, además de brindar las más jugosas ganancias a los grandes bancos que en las noches trabajan como lavanderías?

Ahora el mundo está triste porque se venden menos autos. Una de las consecuencias de la crisis mundial es la caída de la próspera industria del automóvil. Si tuviéramos algún resto de sentido común, y alguito de sentido de la justicia, ¿no tendríamos que celebrar esa buena noticia? ¿O acaso la disminución de los automóviles no es una buena noticia, desde el punto de vista de la naturaleza, que estará un poquito menos envenenada, y de los peatones, que morirán un poquito menos?

Según Lewis Carroll, la reina explicó a Alicia cómo funciona la justicia en el país de las maravillas:

–Ahí lo tienes –dijo la reina–. Está encerrado en la cárcel, cumpliendo su condena; pero el juicio no empezará hasta el próximo miércoles. Y por supuesto, el crimen será cometido al final.

En El Salvador, el arzobispo Óscar Arnulfo Romero comprobó que la justicia, como la serpiente, sólo muerde a los descalzos. Él murió a balazos, por denunciar que en su país los descalzos nacían de antemano condenados, por delito de nacimiento.

El resultado de las recientes elecciones en El Salvador, ¿no es de alguna manera un homenaje? ¿Un homenaje al arzobispo Romero y a los miles que como él murieron luchando por una justicia justa en el reino de la injusticia?

A veces terminan mal las historias de la Historia; pero ella, la Historia, no termina. Cuando dice adiós, dice hasta luego.

"Humo humano", otra visión sobre los orígenes de la Segunda Guerra Mundial

Humo humano. Nicholson Baker. Debate. Barcelona, 2009. 535 páginas.
El autor norteamericano, Nicholson Baker, arroja en esta obra un punto de vista original sobre cómo se fraguó la Segunda Guerra Mundial, contado
a través de fragmentos de diarios, 0 discursos y libros de memoria de la época, sin olvidar los folletos propagandísticos.

Se trata de un fresco de momentos capitales, llenos de barbarie, sufrimiento y compasión, que contribuye al debate con la perspectiva actual. No todo fue una historia de buenos contra malos: en un lado los demócratas defensores de los derechos humanos y en el otro los bárbaros fascistas, nazis y japoneses sin escrúpulos. Recordemos que el sanguinario Stalin y su despótico régimen se encontraban en el bando de los “Aliados”.

Baker muestra cómo la pulsión destructiva de la II Guerra Mundial no era sólo de un bando. El autor rinde homenaje al pacifismo fruto de la justicia y del diálogo entre los  pueblos. Lo más relevante es responder a la pregunta de por qué el ser humano fue capaz de tantas atrocidades como tuvieron lugar entre 1939 y 1945.

Humo humano muestra un amplio período, desde finales del siglo XIX hasta diciembre de 1941, para contar de una manera distinta y original los orígenes de la II Guerra Mundial. Leer ahora las salvajes propuestas de Churchill, de un joven Roosevelt o de tantos políticos aliados que han pasado a la historia como adalides de la justicia y de las libertades, será bueno para ampliar nuestra visión de los acontecimientos históricos, y que contiene un profundo lamento por la irreparable pérdida que la Humanidad se ha causado a sí misma.

En septiembre se cumplen setenta años del estallido de la guerra. «Baker incomoda a aquellos que creen que todos los alemanes fueron malos y puede enojar a los que consideran a Churchill un héroe.»(The New York Times)

En un delicioso artículo, “El mal estaba en todas partes”, José María Ridao hace una espléndida reflexión sobre el tema.

Desde que la investigación historiográfica empezó a confundirse con el denominado "trabajo de memoria", la idea de que el conflicto más devastador de todos los tiempos revestía los caracteres de una lucha escatológica, de un combate contra el Mal Absoluto, ha ido ganando terreno. Ese genérico ser humano que se libró a la destrucción y el asesinato en masa no se encontraba únicamente en las filas del nazismo, sino también en cada uno de los bandos enfrentados. El resultado es perturbador, como si, de pronto, hubieran sido convocados a escena todos los silencios, todos los equívocos imprescindibles para que la historia de la II Guerra Mundial se pueda seguir contando como hasta ahora.

 

Es entonces cuando aparecen por primera vez protagonistas como el futuro jefe del Bombing Command, Arthur Harris, y el también futuro primer ministro británico, Winston Churchill. "Estoy decididamente a favor de emplear gas tóxico", escribe Churchill al jefe de la Royal Air Force, "contra tribus incivilizadas". La confianza del primer ministro en la eficacia del bombardeo contra civiles, aunque ya no con gas tóxico, que había sido prohibido, se mantiene intacta al iniciarse la II Guerra Mundial, sólo que ahora Churchill pretende que la lluvia de fuego que descarga sobre las ciudades de Alemania transmitan el mensaje de que los alemanes deben rebelarse contra Hitler. Con el implícito y aterrador corolario de que, si no lo hacen, se convierten en cómplices del dictador.

Los textos que reproduce Baker recuerdan que el antisemitismo no fue sólo un sentimiento alimentado por el nazismo, sino un clima general. Cuando aún era un simple abogado, el futuro presidente Roosevelt se dirigió a la Junta de Supervisores de Harvard proponiendo que se redujera el número de judíos en la Universidad hasta que sólo representaran un 15%. Y Churchill, entretanto, publicaba en febrero de 1920 un artículo de prensa en el que decía que judíos "desleales" como Marx, Trotski, Béla Kun, Rosa Luxemburgo y Emma Goldman habían desarrollado "una conspiración mundial para el derrocamiento de la civilización". Creía, sin duda, en la existencia de "judíos leales", a quienes exigía en ese mismo artículo que vindicasen "el honor del nombre de judío", pero la obsesión antibolchevique le jugó la mala pasada de elogiar, también en la prensa, a Mussolini, de quien se declaró "encantado por el porte amable y sencillo" y "por su actitud serena e imparcial". E incluso a Hitler, de quien, dejándose influir por los comentarios de los que lo conocían, estima que era "un funcionario harto competente, sereno y bien informado de porte agradable y sonrisa encantadora". En contraposición, Trotski "era un judío. Seguía siendo un judío. Era imposible no tener en cuenta este detalle".

Perlas: Un informe de la RAF, en 1936. "Si nuestros ataques pudieran desmoralizar al pueblo alemán, empleando métodos parecidos a los que prevemos que los alemanes utilizarían contra nosotros, su Gobierno podría verse obligado a desistir (...). Pero es probable que una dictadura militar sea menos susceptible a las protestas populares que un gobierno democrático".

Capitán Philip Mumford, en 1937. "¿Qué diferencia hay entre arrojar 500 bebés a una hoguera y arrojar fuego desde un avión sobre 500 bebés?".

 Winston Churchill, en 1941. "Hay millones de alemanes que son curables y otros matables".

 

 

José Carlos Gª Fajardo

Las alas de la vida

 Todos nacemos con fecha de caducidad, pero ni la conocemos ni la podemos prolongar con violencia.

“Lo entiendes con la cabeza, pero no con el corazón”, dijo el paciente al escuchar el diagnóstico: A.M.S. atrofia sistémica múltiple, una enfermedad neuro degenerativa, invalidante y mortal.

Carlos Cristos, licenciado en Medicina y Cirugía, ejerció como médico de familia, con su mujer, también médico en Mallorca.

Amante de la investigación y de la ciencia. Músico. Piloto de vuelo libre. Patrón de vela. Montañero. Colaboraron ambos con ONGs en Ruanda. Como médico ha tenido que transmitir diagnósticos fatales y ha tenido que acompañar a algunos pacientes hasta el final de sus vidas.

Carlos Cristos reclama una vida y una muerte dignas; su familia y sus amigos también. Por eso invita a su amigo y director de cine, Antoni  Canet, a que le acompañe en una narración única: su camino hacia la muerte, una historia esencialmente irrepetible.

Cogidas de la mano, enfermedad y película han viajado con Carlos  para reflexionar junto con su familia, sus amigos, sus compañeros, médicos y científicos, sobre las vivencias y los grandes temas asociados al final de la vida. Y el último tramo del camino lo han transitado como Carlos ha querido: mirando a la muerte a la cara, con serenidad…., pero, «mientras que suene la música, seguiremos bailando. Y a ser posible, con una sonrisa».”

Estamos ante un testimonio conmovedor sobre la vida. Esta película transmite sosiego y paz, porque asume la muerte como justa, “sin la cual, la existencia sería inimaginable, horrible”. Una circunstancia a la que intenta enfrentarse con una curiosidad incluso científica, un presentimiento de trascendencia ajeno a cualquier atisbo de misticismo o religiosidad e incluso con un envidiable buen humor. “Que en los últimos momentos no se me acerque nadie disfrazado a contarme no sé qué. Quiero morir como he vivido”.

El espectador acompaña la voz fragmentada del médico en su última consulta, un viaje cinematográfico y vital hacia la consumación de un periplo, porque vivir hasta morir es vivir lo suficiente. “Aunque el yo que habita en este cuerpo enfermo y terminal tenga sentimientos que no se pueden ignorar”.

En contra de estas inercias actúa la película. El entorno favorable, la fortaleza intelectual y humana de Carlos, su poder comunicativo, la serenidad en la aceptación de lo inevitable, el arrojo para seguir activo y útil hasta el último momento, muestran que el final de la vida debe ser digno y confortable. En manos de la medicina está el deber de evitar el dolor, por medio de los cuidados paliativos, y en manos de los seres queridos está la posibilidad de ayudar a vencer la muerte solitaria del enfermo mediante la cooperación y el respeto a su libertad.

 “Las alas de la vida” reflexiona sobre la vida que se escapa y la muerte en una cultura, la nuestra, que la esconde como un tema tabú, ajeno y desconocido. La sencillez de una persona que ama a la vida en el proceso consciente, acelerado e irreversible de la separación de este mundo es conmovedora. 
Es una sesión cinematográfica donde el amor y la amistad, la vida y la muerte ocupan todo el espacio.

Dotado de una mente poderosa, con un discurso de estremecedora clarividencia y de una entereza moral inquebrantable, el médico da una lección de humanidad, pero también de fragilidad ante su destino. Su deseo de saber más sobre su propio calvario, la manera tan tierna, pero también tan discreta, de irse despidiendo de todo lo que le importaba en la vida, nos conmueven sin sentimentalismo alguno.

No excluye la importancia de la eutanasia, algo tratado en la lectura del testamento, una de las secuencias más electrizantes de este valioso film.

Escribe C. Boyero, uno de los más prestigiosos críticos: Esta hermosa, necesaria y conmovedora película me inyecta vida, conocimiento, alegría y emoción. Me hace pensar, dudar y sentir. Y me enamoran el coraje, la lucidez, la dignidad, el terror, la generosidad, la inteligencia, la incertidumbre, la alegría, la angustia, la autenticidad, la complejidad y el humor de ese admirable ser humano llamado Carlos Cristos. También me hace llorar, pero esas lágrimas no son desesperadas, sino buenas para el alma.

 José Carlos Gª Fajardo

Nota.- Esta película se puede conseguir en  http://www.lasalasdelavida.com/index.html.

 

Prohibido prohibir, y padece la convivencia

 

 

Al comenzar el curso en la universidad,  les digo a los alumnos: “He oído decir que en colegios e institutos hay profesores que padecen estrés. Olvídense de eso, porque los estresados pueden ser ustedes. A la universidad se viene a compartir saberes, y esto es imposible sin trabajar fuerte, respetando las reglas del juego establecidas, y que han dado su carácter y prestigio a la universidad”. 

Se extiende el maltrato de los muchos adolescentes a padres y profesores. Se ha cedido en aspectos fundamentales: respeto, cariño, comunicación, autoridad y concierto en una vida familiar. Hay padres que han pretendido ser los mejores “amigos de sus hijos” cuando estos lo que necesitaban eran padres y puntos de referencia. Los amigos se los buscan ellos. Padres insensatos han sobre protegido a sus hijos y les han consentido vivir sin reglas ni normas ni concierto. 

Niños y adolescentes han empezado a levantar la mano a sus progenitores, sobre todo a  su madre y este maltrato ha adquirido tintes de epidemia.

En España, durante 2008, las Fiscalías de Menores abrieron más de 4.200 expedientes por agresiones de hijos a padres. No todas las denuncias dan lugar a la apertura de expedientes judiciales -muchas se archivan tras  labores de mediación-, y hay que pensar que por cada padre que denuncia a su hijo, hay otros que se resisten a dar ese paso.

Consuelo Madrigal, fiscal de Menores del Tribunal Supremo, dice "Cuando los padres denuncian es porque han llegado a una situación límite. Se sienten doblemente avergonzados por tener que pedir que se actúe contra sus hijos y porque la denuncia misma les parece la constatación de un fracaso". Las estadísticas muestran un espectacular incremento de chicas que pegan a sus madres y también chicas que pegan a otras chicas. En esto, como en el  consumo de alcohol, tabaco y drogas, también se han esforzado por imitar a sus compañeros para reproducir modelos machistas, por mucho que hayan estudiado en colegios mixtos y se les suponga aleccionados en los valores de la libertad y la igualdad.

 

No son casos de marginación social sino que parece concentrarse en familias desestructuradas, de clases medias. Parece que esas conductas son formas de protesta ante una realidad desconcertante pues algunos han sido testigos de malos tratos conyugales o han padecido agresiones paternas.

 

¿Qué está pasando para que adolescentes que antes se fugaban del hogar opten por quedarse en casa a tiranizar a sus progenitores?, se pregunta Berbería. ¿Y para que los padres que antes expulsaban del hogar a sus hijos díscolos o depravados ocupen hoy el papel de víctimas? Muchos han sustituido el modelo del  "ordeno y mando" por una permisividad sin límites, igualmente nefasta.

El principio de autoridad se ha debilitado y ni la sociedad ni la familia han sabido establecer otros valores y límites. Nos estamos equivocando en la educación y muchos menores delincuentes surgen en un ambiente que genera niños individualistas y hedonistas, incapaces de aceptar la frustración.

Algunos sostienen que la familia es la primera patología a tratar y muchos padres no saben qué hacer con sus hijos. Se detecta un problema de ausencia de la figura paterna, bien porque la pareja se haya separado o porque el padre o la madre se inhiben o están muy ocupados en el trabajo.

El Defensor del Menor de Madrid, sostiene que la violencia ambiental influye, "aunque no sea el detonante del problema", por eso hay que prestar atención a esos chicos que "pasan muchas horas solos en casa, delante de la televisión, viendo cómo las situaciones más terribles se presentan como si fueran normales. Se ha comprobado que las imágenes violentas activan el área del cerebro que fomenta la agresión. La sobre exposición a estas señales hacen bajar las defensas frente a la violencia, de forma que la costumbre amortigua su sensibilidad. Estamos ante una sociedad dominada por un modelo económico y social agresivo que amenaza con pervertir los sistemas de valores para con devolvernos a la ley de la selva.

El cibersadismo, la difusión de las agresiones, el incremento del maltrato doméstico y escolar practicado por menores sostienen la creciente degeneración.  Es preciso volver a una educación en valores de justicia, de esfuerzo y de solidaridad para una convivencia ciudadana.

 

José Carlos Gª Fajardo

 

 

 

 

¿Serán cínicos?

 Ahora resulta que los bancos norteamericanos que exigieron la ayuda del Estado para no declararse en quiebra, y someter al país a un colapso de magnitudes inimaginables, ya pueden devolver los créditos recibidos. ¿Magia financiera? ¿Milagro de San Obama? Nada de eso. Los mayores responsables de la hecatombe financiera que nos ha llevado a la crisis económica que padecemos en todo el mundo, se han librado de ir a la cárcel por sus fraudes, estafas, evasiones de capitales, alteración del precio de las cosas, fondos basura y tóxicos hasta constituir una pandemia más peligrosa y deletérea que la de la nueva gripe.

Algunas entidades que solicitaron esas ayudas habían engordado su pasivo… con las enormes cantidades prometidas a sus ejecutivos en bonos, fondos de pensiones, primas preferentes, que se apresuraron a cobrar tan pronto como se aprobaron los créditos estatales. La Comisión del Congreso reclamó ese dinero, pero no lo ha conseguido ni en un 20%.

El Tesoro impuso condiciones de transparencia que no gustaron a los beneficiados. Descontentos con la tutela estricta impuesta por Washington,  los principales bancos del país querían salir del plan de ayuda impuesto. Y con un cinismo que asombra, el Departamento del Tesoro autorizó a esas entidades a devolver 68.000 millones de dólares del fondo de alivio de activos tóxicos lanzado en otoño… debido a su “recuperación financiera”.  ¿No estaban ahogándose? ¿A qué se debe esa pretendida “recuperación financiera”? ¿Han vendido activos no declarados o repatriado capitales evadidos?

Estas entidades se librarán del control de Washington que no se atreve a congelar los activos norteamericanos que desviaron a los paraísos fiscales evadiendo el fisco y dañando a la sociedad. Pero en esos paraísos también están  miles de millones de dólares “relacionados” con los de otras grandes compañías transnacionales y a esto se oponen los grandes lobbies que dictan la economía del mundo.
Después de los ataques de Nueva York, Washington congeló en una semana las cuentas bancarias de quienes tuviesen un apellido de origen árabe, persa, paquistaní o afgano. Nadie se atreve a acabar con los paraísos fiscales porque temblarían los basamentos del poder político, económico y social establecido.
Esta es la filosofía que preside nuestro modelo de desarrollo económico. Un capitalismo salvaje, inhumano e injusto, aunque legalizado por los gobiernos títeres de turno.
Morgan Stanley fue la primera en anunciar el retorno de 10.000 millones de dólares que tomó prestados de los 700.000 millones del fondo anticrisis.
Y le siguió American Express, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, US Bancorp, Capital One, BB&T, Bank of New York Mellon, State Street y Northern Trust. Hay más de 600 entidades que participan en el plan diseñado por la Administración de George Bush para rescatar a Wall Street del terremoto financiero provocado por el colapso de Lehman Brothers.
El equipo de Obama le dio continuidad, sometiendo a las 19 principales entidades del país a pruebas de resistencia. Nueve las aprobaron. Pero antes de soltar el flotador que les lanzó el Gobierno debían respetar una serie de condiciones en la forma que iban a recaudar el capital privado para poder pagar al Tesoro por sus acciones preferentes. Los primeros signos de estabilización en el sector financiero les permitieron así hacerse con unos 65.000 millones en pocas semanas.

Pero que estén en condiciones de pagar no basta para darla por finiquitada. Obama señaló que las devoluciones son "una señal positiva", pero reiteró que la crisis financiera sigue amenazando a familias y empresas. Y advirtió que permitir estas restituciones no es "un perdón" de los excesos pasados ni un salvoconducto para que el sector financiero se embarque a asumir riesgos sin pensar en las consecuencias. Obama insistió en que no tiene interés alguno en "gestionar bancos, ni automovilísticas, ni constructoras ni ninguna compañía privada".

El apoyo a la banca estaba concebido para tapar los agujeros creados en sus balances por la deuda de mala calidad, y así elevar la confianza entre las entidades y agilizar el crédito.

La medida permite demostrar que los planes del Gobierno funcionan, aunque la economía se mantenga débil y dotará de nuevo al Estado de fondos para poder redistribuirlos entre entidades en problemas.

En España la banca ha sido obligada a tasar los activos que pueda vender si tienen problemas. Se rescata la banca pero no aumentan los créditos a empresas ni a particulares, aunque sí a empresas participadas por esos mismos bancos.

José Carlos Gª Fajardo

 

 

Que circule el dinero en tiempos de crisis

Es agosto en una pequeña ciudad de la costa en plena temporada. Cae una lluvia torrencial hace varios días y la ciudad parece desierta.

Todos tienen deudas y viven a base de créditos. Por fortuna, llega un ruso millonario y entra en un pequeño hotel con encanto. Pide una habitación.

Pone un billete de 100€ en la mesa del recepcionista y se va a ver las habitaciones.

El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.

Éste coge el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.

A su turno éste se da prisa a pagar lo que le debe al proveedor de pienso para animales.

El del pienso coge el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con la prostituta a la que hace tiempo que no paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.

La prostituta coge el billete y sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado. Entrega el billete de 100€ al dueño del hotel, y liquida sus deudas.

En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, coge el billete que había dado antes, y se va de la ciudad.

¡Nadie ha ganado un duro, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza!

Bienaventuranzas del Voluntariado Social

 

1.- Bienaventurado el voluntario que no sólo “se matricula” en su voluntariado, sino que se forma y se informa constantemente de todo lo necesario para no meter la pata. Sobre todo, si no aprende de memoria la lección, sino que adapta la formación a sus motivaciones y a sus características personales.

 

2.- Bienaventurado el que sabe organizar su vida para no tener que fallar a su compromiso. Afortunado si sabe compaginar los exámenes, el encuentro con los amigos, su vida familiar, el partido de su equipo, su vida deportiva y las necesidades fisiológicas con su acción voluntaria. Y, en caso de conflicto, bendito si su sentido común le lleva a no dejar de lado aquella actividad donde está implicada una persona excluida. Bienaventurado si, en casos de fuerza mayor, sabe utilizar el teléfono o recurrir a los responsables de los programas o a sus compañeros voluntarios para que no cuenten con él.

 

3.- Bienaventurado el voluntario que sabe convivir y trabajar con aquellos que no piensan como él, sus compañeros voluntarios en primer lugar. Y bienaventurado si no pretende vestirse el mono de camuflaje para arrastrar prosélitos hacia otra plataforma ideológica que no sea el servicio desinteresado a los demás.

 

4.- Bienaventurado el voluntario que sabe que el marginado no es inferior ni superior, ni más bueno ni peor que él. Ese sabrá distinguir lo común que nos une a los seres humanos y las diferencias que nos hacen aprender unos de otros. Feliz aquel que no ve primero a un negro ni a un blanco, ni a un pobre ni a un rico,  sino que sabe ver primero al ser humano y después a la riqueza de adjetivos que lo definen. Venerable será si en primer lugar sabe aceptarse a sí mismo con sus matices y aceptarse y quererse, ese aceptará al otro como es sin tener que tolerarlo, “a pesar de sus flaquezas”.

 

5.- Bienaventurado el voluntario que sabe trabajar en equipo y no se considera Superman ni mucho menos Spiderman (el hombre-araña que trepa). Bienaventurado aquel que gusta de D. Quijote como personaje literario, pero que sabe que su trabajo es muy real y válido para personas corrientes y molientes. Elogios merece si se considera más un Sancho Panza colaborador de las empresas nobles pero pegado a la tierra y a los problemas concretos de las gentes menesterosas. Ese sabrá poner límites a su acción voluntaria para que no se le convierta en una pesada losa y sabrá apoyarse en los demás para no caer en la tentación de creerse un mesías, aunque su trabajo sea imprescindible.

 

6.- Bienaventurado el voluntario que sabe convertir su trabajo en una actividad realmente gratuita por la que no espera que le den las gracias ni que su nombre pase a la lista de los elegidos entre el número de los buenos. Bueno será si disfruta con la acción voluntaria y no convierte al marginado en un “objeto” de sacrificio para alcanzar ningún fin sino como un fin en sí mismo.

 

7.- Bienaventurado el voluntario que no se toma su acción como un lavado de conciencia de tres horas semanales. Ese tipo de colada será de las que dejan rastro, como los malos detergentes de la tele. Bienaventurado aquel que es capaz de pensar el por qué de las situaciones de injusticia. Aquel que propone soluciones preventivas y exige a quien corresponde que corte la raíz de los problemas que tienen solución.

 

8.- Bienaventurado si cuando protesta por estas injusticias lo hace desde una participación coherente en los problemas. Bienaventurado si entiende que el voluntariado es una forma de construir la democracia, una forma de tomar decisiones sin delegarlas en nadie. Bienaventurado si cuando busca una transformación social interpreta que no tienen que ser los extraterrestres quien la hagan, sino cada uno de nosotros dentro de una organización o de un proyecto solidario. Y Bienaventurado el voluntario que sabe transmitir la actitud y la sensibilidad que lo alimenta a aquellos que aún creen nadar en un estanque de pirañas.

 

Cristóbal Sánchez Blesa

 

Invertir en educación y en solidaridad

¿Es África un continente balcanizado?, se pregunta B. Ben Yahmed desde su indiscutible autoridad y prestigio. El problema se plantea por la absurda inclinación a admirar lo más grande y lo más caro. Al igual que muchos confunden valor con precio, no pocos sigue uncidos al sofisma de que cuanto más, mejor; en lugar de cuánto mejor, más.

Por balcanización entendemos la situación en que quedó esa región de Europa cuando fue arbitrariamente desmembrada, en razón de etnias, religiones, o nacionalismos periclitados. Tanto bajo los imperios ruso, austro húngaro, alemán u otomano, al igual que con Yugoslavia, hoy una sangrante herida.

Dicen que África está excesivamente dividida y que por eso es tan vulnerable. Las potencias colonizadoras hicieron un cruel reparto de pueblos y de tierras de acuerdo con sus intereses económicos y de sus ansias de poder. Ahí están las actas de la Conferencia de Berlín de 1885 repartiéndose el gran continente como un pastel. No hay más que contemplar un mapa que parece cuarteado a cartabón y plomada. Y esa depredación con la anuencia de religiones europeas que se apoyaron en la fuerza para “civilizar, cristianizar y abrir a los mercados” (europeos) mientras se apoderaban de las conciencias de personas que tenían tradiciones y cosmovisiones, en muchos aspectos, más amplias y abiertas que las de los monoteísmos importados. Esa es la “carga del hombre blanco” la pretensión de “salvar” a todo el mundo, como sea. Se lo oí al Superior de los Padres Blancos: “Para poder explicarles la necesidad de la redención antes tuvimos que convencerlos de que estaban en pecado”.

Pero vengamos a los datos. Tanto América como Europa, incluida Turquía, tienen una población equivalente a la de África, cerca de mil millones de habitantes. América tiene 35 países mientras que Europa 46. África 53.

Asia está dividida en 47 países pero su población sobrepasa los cuatro mil millones. Sin contar a Oceanía que, con 30 millones, está compuesta por 10 países.

El gran historiador y profesor en la universidad de Yale, Paul Kennedy, hace una reflexión interesante sobre esta división del mundo en un ensayo citado por el maestro de periodismo Ben Yahmed.

Desde siempre, escribe, los historiadores y los expertos en estrategia saben que países pequeños pero bien organizados pueden alcanzar una influencia desproporcionada a su tamaño. Fue el caso de Portugal, Países Bajos, Gran Bretaña o España que extendieron sus dominios sobre gran parte de la tierra.

En nuestro tiempo, Hong Kong o Dubai “pelean, dice Kennedy, en categorías muy superiores a su peso”.

Pero si la pequeñez no es sinónimo de insignificancia, extenderse físicamente no supone necesariamente crecer en poder e importancia. Si la extensión geográfica fuera sinónimo de grandeza, entonces Rusia, con más de 17 millones de kilómetros cuadrados, dominaría el mundo. Canadá, en una menor medida, está en ese caso y Australia, también por razones climáticas, tiene limitadas sus zonas habitables. En los próximos 50 años, Rusia padecerá las consecuencias de su descenso demográfico mientras que Australia y Canadá albergarán mayores poblaciones adaptadas a sus inmensos territorios.

Los casos de India y de China son aparte pues albergan al 40% de la población mundial, y mientras India padece un crecimiento demográfico desorbitado, China conocerá los problemas de una inmensa población envejecida. Para ambos países ese exceso de población no hace presagiar nada bueno para el resto de una humanidad globalizada e interdependiente.

Paul Kennedy cita a Brasil: el equilibrio entre el crecimiento de su población, su extensión geográfica y sus recursos en agua y en tierras cultivables.

De Estados Unidos, el profesor norteamericano dice “sus datos geopolíticos, una situación privilegiada entre dos océanos, sólo dos países como vecinos apacibles y la mayor ratio del planeta entre superficie, población y recursos agrícolas, le ofrecen formidables oportunidades para sobreponerse de sus estupideces presentes y futuras”.

De ahí que ser grande en población o en territorio no garantizan el ser una gran potencia sino es con la ayuda imprescindible de estrategias inteligentes y la inversión en educación, sanidad y

conciencia universal pues ya nadie podrá sobrevivir en un mundo con planteamientos injustos por inhumanos.

Padecemos estrabismo y nos aferramos a ejércitos y policías porque tenemos miedo a Otro mundo posible que anhela manifestarse.

José Carlos Gª Fajardo

Banqueros insaciables

 “En nuestro banco optamos por una nueva forma de hacer banca y buscamos soluciones innovadoras. Sólo tenemos una palabra: Adelante”.

La otra tarde, descansando en casa después de comer, suena el teléfono y ¡era la directora de la sucursal del banco! Como no tenía pagos pendientes ni abonos urgentes, me dije que se trataba de un recurso publicitario más, de esos que no respetan horarios de descanso ni privacidad alguna.

“¿Ocurre algo?”, pregunté. “No, profesor es que, como usted es un buen cliente, le quería hacer una oferta estupenda que se termina pasado mañana”.

Era la primera vez en mi vida que me telefoneaba el director de un banco y lo juzgaba positivo porque, antes, si llamaban, era para decirte que tenías un enorme descubierto y que no podrían atender a los pagos. Eso era antes, porque ahora, aunque tengas nóminas y cobros domiciliados, y la cuenta desde hace 30 años, como llegue un recibo imprevisto y no hayan llegado los abonos regulares, lo devuelven y ya está. Si protestas, te dicen que es por la informatización, “cosa de las máquinas, ya sabe.”

No, no sé ni quiero saber porque ahora hasta cargan las multas de hacienda o de la circulación sin previo aviso. ¿Hay saldo? Pues se cargan y ya está.
La directora me ofrecía ¡una vajilla, o un conjunto de utensilios para hervir las verduras al vapor, o no sé cuántas cosas más! Cuando salí de mi estupor, me confirmó que sólo tenía que depositar 400 euros en mi libreta de ahorro y no moverlo en no sé cuantos meses.

“¡Pero si no tengo libreta!” “¡Da igual, le hacemos una vinculada a su cuenta corriente!”

Le pregunté si sabía qué edad teníamos, mi esposa y yo, como para ofrecernos utensilios de hogar, más bien podríamos hacerle una contraoferta.
Ya llevo unos meses que me asombran las dificultades que hay en las nuevas oficinas bancarias para llegar a la caja o a un ser humano que piense y te escuche.

Tienes que sortear anuncios de coches, de lavadoras, de joyas, de televisores, y de tantas cosas que me pregunto si habré entrado en un supermercado.

Si el intrusismo está prohibido, y hasta mal visto en cualquier profesión, por qué los bancos se dedican, no sólo a “financiar” compras de inmuebles o de vehículos sino que tramitan las más diversas mercaderías y hacen que te las lleven a tu casa.

¿Se imagina a un particular que preste dinero sin que se le tache con los peores epítetos? O a una tienda de ultramarinos que “descontase” letras o a una corsetería que hiciera transferencias al extranjero, no de bragas y sujetadores, sino de dinero.

¡Lo que han luchado los inmigrante por mantener sus oficinas de envío de remesas a sus países mediante una comisión inferior a la de los bancos, y mucho más rápido. Se les ha perseguido porque, para los bancos y las cajas de ahorros, era un negocio descomunal. No hay más que recordar los millones de euros que desde Europa y EEUU envían como remesas a sus familias. Y aquí sí que no hay papeles oficiales ni empadronamientos ni permiso de trabajo ni certificado de esto o de aquello. Ah, pero durante muchos años, si un inmigrante con permiso de trabajo y seguridad social en regla, pretendía que le financiasen la compra de un local o de un apartamento era tratado como un ser no de fiar, por eso les pedían avales inconsiderados que no pedirían a un nacional. Ahora, como en el relato evangélico, “se echan a las calles en busca de invitados para sentar a sus mesas”.

No tienen más que entrar en las web de la mayoría de los bancos, apartado “selección”, y encontrarán más de un centenar de ofertas de coches, inmuebles, viajes, electrónica, tiempo libre, hogar, salud, informática, joyerías y ¡dos páginas! de 300 productos para el “gourmet”. ¡Un banco vendiendo chorizo, vinos, jamón y exquisiteces! Pronto ofrecerán preservativos, geles y píldoras post coito, ahora que parecen el no va más de la libertad.

Ya está bien de aguantar a tantos buitres que todavía no han pagado por el delito de la crisis económica que padecemos y que pretenden que la paguemos entre todos. Ah, pero mantienen políticas de “responsabilidad social como compromiso con el desarrollo”, porque entre los principios corporativos destaca “el cliente como centro del negocio”, “un comportamiento ético e integridad profesional como forma de desarrollar la actividad” y, claro, “la innovación como palanca de progreso”.

Toda esta oferta la hacen a 18 meses, y sin intereses. ¿Lo cogen?

 

José Carlos Gª Fajardo

 

 

Responsabilidad y justicia ante embarazos no deseados

Responsabilidad y justicia ante embarazos no deseados

 

En España han montado una cruzada contra la nueva ley de interrupción del embarazo y el acceso y uso de la píldora “del día después”. Como muchos lectores y antiguos alumnos piden mi opinión me arriesgo a expresarla  con la mayor discreción posible.

 

El ideal sería que una chica, ante un embarazo no deseado, hablase con sus padres y estos le ayudasen a tomar una decisión serena y libre de prejuicios, y la acompañasen en todo momento, incluido el acto médico de esa interrupción consciente.

Ahora bien: Imaginemos a una chica mayor de 16 años, embarazada, por violación o una noche loca, rotura del preservativo o porque “no sabía lo que hacía”, y que su padre o madre fueran integristas fundamentalistas islámicos, católicos, mormones, o de sectas que condenan la interrupción de ese embarazo no deseado basándose en  argumentos ideológicos, respetables, pero que no tienen derecho a imponer a nadie. ¿Tendrá la hija que someterse al diktat de sus padres? ¿La pueden obligar a que nazca ese hijo no deseado y que va a marcar su vida tanto o más que “el síndrome de un aborto”?

Opino que esa hija que ha tenido capacidad, libertad o insensatez para quedarse embarazada tiene el derecho de acudir a una clínica oficial y hablar con los médicos para que actúen con las garantías médicas y sicológicas que precise.
En el caso de una relación de riesgo que pudiera ocasionar un embarazo, tiene derecho a acudir a una farmacia y tomar la píldora post coital, que no es abortiva, sino que impide la  implantación en su útero de un espermatozoide perdido en un óvulo despistado.

Estoy a favor de una formación integral, de salud y sobre una sexualidad responsable. Estoy a favor del uso del preservativo, y me parecen peligrosas las condenas contra su uso por clérigos y familias “ejemplares”.  Apoyo la planificación familiar y la utilización de sistemas anticonceptivos supervisados médicamente puesto que acepto la paternidad/maternidad deseada o aceptada pero jamás impuesta por nadie.
¿Qué es eso de que “cuántos más hijos, mejor”, porque “los quiere Dios”, son para “su gloria” y “traen un pan debajo del brazo”?

Lo que me asombra es que sobre estos temas de matrimonio, sexualidad, erotismo, amor, embarazos, preservativos, masturbación o juegos eróticos traten de imponer sus criterios unos profesionales del celibato, una forma de eunucos, en gran parte, reprimidos y que desde el siglo XI han tergiversado el mensaje de Jesús.
Sugiero leer “Eunucos por el Reino de los cielos”, de la gran teóloga católica, madre y de un prestigio incontestable, Uta Ranke Heineman, editado por Trotta.

También sugiero buscar en las páginas de los cuatro Evangelios cuántas palabras dedica al sexo el Rabí Jesús… en comparación con las dedicadas a la justicia, la solidaridad, la fraternidad, la comprensión, el amor, la libertad, la alegría, la acogida a los demás…

Parece que los clérigos viven obsesionados por el sexo y el erotismo que reprimen o subliman o emponzoñan en actividades penadas por decisiones judiciales.
¿Por qué no releer las cartas a Timoteo y a Tito?

“…es preciso que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, no dado al vino ni pendenciero… que sepa gobernar bien su propia casa, que tenga a sus hijos en sujeción; pues quién no sabe gobernar su casa, ¿cómo gobernará la Iglesia?” Iª Tim. 3, 1-6

“ … que constituyeses por las ciudades presbíteros en la forma que te ordené. Que sean irreprochables, maridos de una sola mujer, cuyos hijos sean fieles…” Tito.1, 5-9.
Y en cuanto a Jesús y el sexo… baste recordar los espléndidos pasajes con la samaritana, con la adúltera, con María en casa de Simón el leproso, o con la de Magdala etc.  A este Jesús, sí lo admiramos y seguimos millones de personas sencillas o letrados, hombres o mujeres, sanos o enfermos, pero no a desaforadas campañas de algunos de sus seguidores “oficiales.” Prefiero al Jesús “pobre al nacer, más pobre en su vida y pobrísimo en la cruz”, el que no tuvo lugar donde reclinar su cabeza, que amó y fue amado, que sólo tuvo palabras de condena para los sacerdotes, escribas y fariseos corruptos, a esos sacerdotes “sepulcros blanqueados” a quienes las prostitutas les precederían en el reino de los cielos.

Quede para otra ocasión reflexionar sobre las riquezas, codicia, soberbia, intolerancia, el ansia de poder y de dominio que les ha llevado a algunos a tergiversar el mensaje del Maestro según las conveniencias sociales, políticas o económicas del momento.

 José Carlos Gª Fajardo

Podemos transformar el curso de la historia, por François Houtart


Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en el Panel sobre la Crisis Financiera. 30 de octubre de 2008

El mundo requiere alternativas y no solo regulaciones. No es suficiente rehabilitar un sistema, se trata de transformarlo. Es un deber moral y para comprenderlo, adoptar el punto de vista de las víctimas, permite a la vez hacer una constatación y expresar una convicción; la constatación que en conjunto las crisis, financiera, alimentaria, energética, hídrica, climática, social, provienen de una causa común, y la convicción de que podemos transformar el curso de la historia.

La constatación

Cuando 850 millones de seres humanos viven debajo de la línea de pobreza y que su número aumenta, cuando cada 24 horas decenas de millares de personas mueren de hambre, cuando desaparecen día tras día etnias, modos de vida, culturas, poniendo el patrimonio de la humanidad en peligro, cuando el clima se deteriora y que surge la pregunta si vale la pena vivir en Nueva Orleans, en El Salvador, en Sahel, en las Islas del Pacífico, en Asia Central y en la orilla de los océanos, no se puede contentar con hablar solo de crisis financiera.

Las consecuencias sociales de esta crisis se sienten ya más allá de las fronteras de su propio origen: desempleo, vida costosa, exclusión de los más pobres, vulnerabilidad de las clases medias y ampliación, con el tiempo, del listado de las víctimas. Seamos claros, no se trata solamente de un accidente en el recorrido o de un abuso cometido por algunos actores económicos que requieren ser sancionados, estamos confrontados a una lógica que atraviesa toda la historia económica de los últimos dos siglos. De crisis a regulaciones, de desregulaciones a crisis, el desenvolmiento de los hechos responde siempre a la presión de las tasas de ganancia: en aumento se desregula, en disminución se regula, pero siempre a favor de la acumulación del capital, ella definida como motor del crecimiento. Lo que se vive hoy en día no es entonces nuevo. No es la primera crisis del sistema financiero y algunos dicen que no será la última.

Sin embargo, la burbuja financiera creada durante los últimos decenios, gracias, entre otros, al desarrollo de nuevas tecnologías de información y de comunicaciones, ha sobredimensionado todos los datos del problema. La economía se ha vuelto cada vez más virtual y las diferencias de ingresos han aumentado exageradamente. Para acelerar las tasas de ganancia, una arquitectura compleja de productos derivados ha sido puesta en marcha y la especulación se ha instalado como un modo de operación del sistema económico. Y lo nuevo es que todos los desequilibrios que se viven hoy mundialmente convergen en una misma lógica.

La crisis alimentaria es un ejemplo de eso. El aumento de los precios no fue en primer lugar el fruto de la disminución de la producción, sino más bien el resultado de una combinación entre la disminución de los stock, las maniobras especulativas y la extensión de la producción de agrocarburantes. La vida de las personas humanas ha sido entonces sometida por la obtención de ganancias. Las cifras de la bolsa de Chicago así lo ilustran.

Por su parte, la crisis energética va mucho más allá de la explosión coyuntural de los precios del petróleo. Esta señala el fin del ciclo de la energía fósil barata (petróleo y gas), pues su mantenimiento a un precio inferior provocó una utilización inconsiderada de energía, a favor de un modo de crecimiento acelerado, que permitió una rápida acumulación de capital a corto y mediano plazo. La sobreexplotación de los recursos naturales y la liberalización de los intercambios, especialmente desde los años 70, multiplicó el transporte de las mercancías y fomentó los medios de movilidad individual, sin considerar las consecuencias climáticas y sociales. La utilización de derivados del petróleo como fertilizantes y pesticidas se generalizó en el marco de una agricultura productivista. El modo de vida de las clases superiores y medias se construyó sobre el derroche energético. En esta área también, el valor de intercambio se privilegió sobre el valor de uso.

Hoy, ante esta crisis que amenaza con perjudicar seriamente la acumulación del capital, aparece la urgencia de buscar soluciones. Sin embargo, según esa perspectiva, estas deben respetar la lógica de base: mantener el nivel de tasas de ganancias, sin tomar en cuenta las externalidades, lo que no entra en el cálculo del capital y que debe ser soportado por las colectividades e individuos. Es el caso de los agrocarburantes y sus consecuencias ecológicas: destrucción por el monocultivo de la biodiversidad, de los suelos y de las aguas subterráneas, y sus consecuencias sociales: expulsión de millones de campesinos que van a poblar los cinturones de miseria de las ciudades y a empeorar la presión migratoria.

La crisis climática, de la cual la opinión pública mundial no ha tomado conciencia en toda su gravedad, es según el GIEC (Grupo Internacional de Expertos del Clima), resultado de la actividad humana. Nicolas Stern, antiguo colaborador del Banco Mundial, no vacila en decir que: “los cambios climáticos son el mayor fracaso de la historia de la economía de mercado”. En efecto, aquí como en la situación anterior, la lógica del capital no conoce “las externalidades”, menos cuando estas empiezan a reducir las tasas de ganancia.

La era neoliberal que hizo crecer las tasas de ganancias, incidió igualmente en el incremento de la emisión de gases de efecto invernadero y del calentamiento climático. Tanto el incremento de la utilización de materias primas y del uso de los transportes, como la desregulación de las medidas de protección del ambiente, aumentaron las devastaciones climáticas y disminuyeron el potencial de regeneración de la naturaleza. Si nada se hace en un futuro cercano, entre el 20% y el 30% de todas las especies vivas podrían desaparecer en el próximo cuarto de siglo. El nivel y la acidez de los mares aumentará peligrosamente y se registrarán entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos a partir de la mitad del siglo XXI.

La crisis social se ubica en este contexto. Es más provechoso para la acumulación privada a corto y mediano plazo, desarrollar al máximo el 20% de la población mundial, la que es capaz de consumir bienes y servicios con alto nivel de valor añadido, en vez de responder a las necesidades de base de los que tienen un poder de adquisición reducido o nulo. En efecto, estos son incapaces de producir valor añadido, tienen poca capacidad de consumo y son tan solo una multitud inútil, a lo sumo, susceptible de ser objeto de políticas asistenciales. El fenómeno se ha acentuado con la predominancia del capital financiero. Una vez más, la lógica de acumulación se ha impuesto sobre las necesidades de los seres humanos.

Todo este conjunto de disfuncionamientos desemboca en una verdadera crisis de la civilización; caracterizada por el riesgo de un agotamiento del planeta y de la extinción del ser vivo, lo que significa una crisis de sentido. Entonces, regulaciones? Sí, mientras estas constituyan las etapas de una transformación radical y permitan una salida de la crisis, que no sea la guerra. No, si ellas solo prolongan una lógica destructiva de la vida. La humanidad que renuncia a la razón y abandona la ética, pierde el derecho a existir.

Una Convicción

Desde luego, el lenguaje apocalíptico no es portador de acción. Pero una constatación de la realidad puede conducir a reaccionar. La búsqueda y la puesta en marcha de alternativas es posible, pero no sin condiciones. Suponen, en primer lugar, una visión a largo plazo, la utopía necesaria; después medidas concretas, escalonadas en el tiempo, y finalmente, actores sociales portadores de proyectos, en el marco de un combate cuya dureza será proporcional al rechazo del cambio.

La visión de largo plazo puede articularse alrededor de unos ejes mayores. En primer lugar, un uso renovable y racional de los recursos naturales, lo que supone otra filosofía de la relación con la naturaleza: no más explotación sin límites de una materia, el objeto en este caso de la ganancia, sino el respeto de lo que es fuente de vida. Las sociedades del socialismo llamado real, poco innovaron en esta materia

En segundo lugar, privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio, lo que significa otra definición de la economía: no más producción de un valor añadido, fuente de acumulación privada, sino la actividad que garantiza las bases de la vida, material, cultural y espiritual de todos los seres humanos en todo el mundo. Las consecuencias lógicas son considerables. Desde este momento, el mercado sirve de regulador entre la oferta y la demanda, en vez de incrementar las tasas de ganancias de una minoría. El derroche de materias primas y de energía, la destrucción de la biodiversidad y de la atmósfera, son enfrentadas, tomando en consideración las “externalidades” ecológicas y sociales. Las prioridades de la producción de bienes y servicios cambian de lógica.

Un tercer eje es la generalización de la democracia, no solo aplicada al sector político por una democracia participativa, sino también dentro del sistema económico, en todas las instituciones, y entre los hombres y las mujeres. Una concepción participativa del Estado se deriva necesariamente de esto, así como una reivindicación de los derechos humanos en todas sus dimensiones, individuales y colectivas. La subjetividad vuelve a encontrar un lugar.

Finalmente, el principio de multiculturalidad entra a complementar estos tres ejes. Se trata de permitir a todos los saberes, aún tradicionales, de participar en la construcción de alternativas, a todas las filosofías y las culturas, quebrando el monopolio de la occidentalización, a todas las fuerzas morales y espirituales capaces de promover la ética necesaria. Entre las religiones, la sabiduría del hinduismo en su relación con la naturaleza, la compasión del budismo en sus relaciones humanas, la búsqueda permanente de la utopía del judaísmo, la sed de justicia en la corriente profética del islam, las fuerzas emancipadoras de una teología de la liberación en el cristianismo, el respeto de las fuentes de vida en el concepto de la madre tierra de los pueblos autóctonos de América Latina, el sentido de solidaridad expresado en las religiones de Africa, constituyen las contribuciones potenciales importantes, en el marco evidentemente de una tolerancia mutua garantizada por la imparcialidad de la sociedad política.

Utopías solo utopías! Pero el mundo necesita utopías, a condición que estas se traduzcan en la práctica. Cada uno de los principios mencionados es susceptible de aplicaciones concretas, que ya han sido objeto de propuestas de parte de numerosos movimientos sociales y de organizaciones políticas. La nueva relación con la naturaleza significa, entre otros, la recuperación por los Estados de la soberanía sobre sus recursos naturales y la no apropiación privada; el cese de monocultivos y la revalorización de la agricultura campesina, la ratificación y la intensificación de las medidas de Kyoto y de Bali sobre el clima.

Privilegiar el valor de uso conlleva a la no mercantilización de los elementos indispensables para la vida: las semillas, el agua, la salud, la educación; el reestablecimiento de los servicios públicos; la abolición de los paraísos fiscales; la supresión del secreto bancario; la anulación de las deudas odiosas de los Estados del Sur; el establecimiento de acuerdos regionales, no sobre la base de la competitividad sino de la complementariedad y de la solidaridad; la creación de monedas regionales, el establecimiento de multipolaridades y muchas otras medidas todavía. La crisis financiera constituye una ocasión única de poner en práctica estas medidas.

Democratizar las sociedades pasa por la organización de la participación local desde la gestión de las materias económicas y hasta la reforma de las Naciones Unidas. La multiculturalidad se expresa por la abolición de las patentes sobre el saber, por la liberación de la ciencia del dominio de los poderes económicos, por la supresión de los monopolios de la información, por el establecimiento de la libertad religiosa.

Pero quien será el portador de este proyecto? Es verdad que la genialidad del capitalismo es que transforma sus propias contradicciones en oportunidades. How global warming can make you wealthy?, (como el calentamiento global puede hacerle rico?) se podía leer en una publicidad del US Today al principio de 2007. El capitalismo podría llegar a renunciar a sus propios principios? Es evidente que no: solo una nueva relación de poderes lo logrará, lo que no excluye que actores económicos contemporáneos se adhieran. Pero una cosa es clara: el nuevo actor histórico portador de proyectos alternativos es hoy plural. Son los obreros, los campesinos sin tierra, los pueblos indígenas, las mujeres primeras victimas de las privatizaciones, los pobres de las ciudades, los militantes ecologistas, los migrantes, los intelectuales vinculados a movimientos sociales: su conciencia de ser actor colectivo empieza a emerger. La convergencia de sus organizaciones esta apenas empezando y a menudo faltan todavía relaciones políticas. Algunos Estados, especialmente en América latina, han creado ya condiciones para que las alternativas nazcan. La duración y la intensidad de las luchas de estos actores sociales dependerán de la rigidez del sistema vigente y de la intransigencia de sus protagonistas.

Ofrezcanles entonces, dentro de las Naciones Unidas, un espacio para que puedan expresarse y presentar sus alternativas. Eso sera su contribución a la inversión del curso de la historia, indispensable para que el género humano vuelva a encontrar un espacio de vida y pueda, de esta manera, reconstruir la esperanza.

François Houtart
Secretario ejecutivo del Foro mundial de las Alternativas.
Representante del Presidente de la Asamblea general de las Naciones Unidas por la Reforma del Sistema Financiero y Monetario.

Aprender del amor y del sufrimiento. Leonardo Boff


  El sufrimiento es la gran escuela del aprendizaje humano. Hay verdad en la frase atribuida a Hegel: «el ser humano no aprende nada de la historia, pero aprende todo del sufrimiento». Prefiero la formulación de san Agustín en sus Confesiones: «el ser humano aprende del sufrimiento, pero mucho mas del amor».

El amor fati (el amor a la realidad pura y cruda) de los antiguos y retomado por Freud se impone en los días actuales en que la humanidad se ve asolada por una gran crisis de sentido subyacente la crisis económico-financiera. Debemos reaprender a amar de forma desinteresada e incondicional a la Tierra, a todos los seres, especialmente a los humanos, a los que sufren, respetarlos en su diferencia y en sus limitaciones. El amor es una fuerza cósmica que «mueve el cielo y las estrellas», al decir de Dante. Sólo quien ama, transforma y crea.

Los grandes se reúnen, están confusos y no saben exactamente qué hacer. Es que aman más el dinero que la vida. Si hubiese amor, aprobarían lo que se está proponiendo: una «Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad», base para un «Nuevo Orden Global y Multilateral» que contemple a toda la humanidad, incluida la Tierra. Pero no. Perplejos, prefieren repetir fundamentalmente las fórmulas que no resultaron. Entre tanto cabría preguntar: ¿qué capacidad tienen 20 gobiernos para decidir en nombre de 172? ¿Dónde están los títulos de su legitimidad? ¿Solamente que son los más fuertes?

Aunque así fuera, veo que se pueden sacar algunas lecciones útiles para las próximas crisis que se están anunciando.

La primera es que los gobernantes, por encima de sus diferencias, pueden unirse ante un peligro global. Aunque sus soluciones no representen una salida sostenible de la crisis, el hecho de que estén juntos es significativo, pues dentro de poco enfrentaremos una crisis mucho peor: la de la insostenibilidad de la Tierra y de los efectos perversos del calentamiento global. Éste traerá consigo la crisis del agua y de la inseguridad alimentaria de millones y millones de personas. Tal situación forzará una unión de los pueblos y de los gobiernos, mayor que ésta del G-20 en Londres, si quieren sobrevivir. Si grande será el peligro, mayor será la posibilidad de salvación, decía un poeta alemán, siempre que se dé esta unión. La solución solamente vendrá de una política mundial asentada en la cooperación, en la solidaridad, en la responsabilidad mundial y en el cuidado para con la Tierra viva.

La segunda lección es que no podemos prolongar más el fundamentalismo del mercado, el pensamiento único que arrogantemente anunciaba que no había alternativas al orden vigente, como si la historia hubiera sido congelada a su favor y hubiese destruido el principio-esperanza. No podemos confiar más en la mera razón funcional, desvinculada de la razón sensible y cordial, base del mundo de las excelencias y de los valores infinitos (Milton Santos, nuestro gran geógrafo brasileño) como el amor, la cooperación, el respeto, la justicia y otros. Esta vez, o elaboramos una alternativa, es decir, un nuevo paradigma civilizatorio, con otro modo de producción, que respete los ritmos de la naturaleza, y un nuevo patrón de consumo solidario y frugal o tendremos que aceptar el riesgo de desaparición de nuestra especie y de un grave daño a la biosfera. La Tierra puede continuar sin nosotros. Nosotros no podemos vivir sin la Tierra.

La tercera lección es constatar que la economía, como eje estructurador de toda la vida social, se vuelve hostil a la vida y al desarrollo integral de los pueblos. Debe ser reconducida a su verdadera naturaleza, la de garantizar la base material para la vida y para la sociedad.

Vivimos tiempos de grandes decisiones que representan rupturas instauradoras de lo nuevo. Bien notaba Keynes: «la dificultad no estriba tanto en formular de nuevas ideas, como en sacudirnos las viejas». Las viejas se desmoronan. Sólo nos queda confiar en las nuevas. De ellas depende un futuro mejor.
 

"Guía del mundo 2009". El mundo visto desde el Sur.

 

Cada año, al recomendar bibliografía a mis alumnos de Hª del Pensamiento Político y Social, o de algunos de los seminarios o talleres de periodismo que he dirigido, nunca faltaba este libro fundamental. Desde hace unos años, está en Internet actualizado www.guiadelmundo.org.uy. Contiene la más amplia y clara información actualizada sobre 238 países: datos básicos; sinopsis informativa sobre el medio ambiente, la sociedad y el estado; historia desde los primeros pobladores hasta el presente; la bandera y el himno nacional; mapas nacionales y regionales; fotos y estadísticas; situación de los derechos humanos y las condiciones sociales.
El prólogo de su director, Roberto Bissio, suele estar precedida de alguna de las historias sabias de Nasreddin:
Nasreddin Hodja, un simpático maestro que vivió en Medio Oriente hace casi mil años, había tomado prestada una olla de su vecino. El tiempo pasaba y la olla no volvía, por lo que el vecino llamó a su puerta.
- “Maestro, si ya terminaste de usar la olla; ¿podría llevármela? Mi esposa la necesita hoy mismo”.
Cuando Hodja volvió con la olla, el vecino se percató de que en su interior había una ollita.
- “¿Y esto qué es?”
- “¡Felicidades, vecino! Tu olla dio a luz una ollita bebé”, dijo Hodja.
El vecino, encantado, agradeció a Hodja, tomó su olla y la ollita nueva, y se fue a casa. Unas semanas después, Hodja pidió prestada la olla nuevamente. Y una vez más, demoraba una eternidad en devolverla. El vecino no tuvo más remedio que volver a pedirla.
- “Ah, se lamentó Hodja, `Me temo que tu olla murió.”

- “Maestro, eso no es posible. ¡Una olla no puede morir!”, exclamó el incrédulo vecino.
- “¿Mi estimado amigo, si aceptaste que puede dar a luz por qué no puedes creer que también puede morir?”

* * *

¿No somos todos un poco como el vecino de Hodja? A diario nos bombardean los mensajes de demagogos y publicistas que piensan que todo el mundo está dispuesto a aceptar teorías ridículas que ‘explican’ lo que de todas formas queremos creer. Pero ellos son más sutiles que Hodja y jamás nos confrontan con la agria consecuencia lógica de nuestra propia credulidad. Para complacer al público, las ollas de los medios de comunicación modernos siempre dan a luz, pero nunca mueren.
En la Guía del Mundo respetamos a nuestros lectores, más aun porque muchos de ellos son estudiantes. No están dispuestos a creer en ollas moribundas, pero para empezar tampoco quieren oír que dan a luz. Este es un texto de referencia, y su principal objetivo es proporcionar datos y detalles. Pero decidimos denominarlo “Guía” porque deseamos ofrecer algo más que una colección de cifras, fechas y nombres, y presentarlo de tal manera que estimule el pensamiento crítico sobre nuestro complejo mundo contemporáneo.

Desde sus inicios, a mediados de la década de 1970 la Guía se alejó de las explicaciones hechas en serie, en un intento expreso por destacar el punto de vista de lo que algunos llaman el “tercer mundo” y otros el “Sur global”: las mayorías excluidas, las víctimas de la globalización, las voces desoídas de los pobres, las mujeres, los pueblos indígenas.

El equipo editorial del Instituto del Tercer Mundo dirigido por Amir Hamed trabajó con dedicación y orgullo para mantener esta tradición y al mismo tiempo renovar el producto y hacer de esta nueva edición no sólo una versión actualizada de la anterior, sino una herramienta totalmente reformulada, con secciones nuevas, más diagramas, una diseño más fácil de leer y el máximo nivel de excelencia.

En definitiva, como enseñaba mi abuela, nunca le devuelvas a tu vecino una olla vacía… y con ese espíritu le ofrecemos al lector alimento para el pensamiento con lo mejor de nuestros sabores locales.

Ciberseminario. El grito de los excluidos

Cada día somos muchos más los que compartimos la suerte de los demás en la convicción de que todos participamos en un proyecto común, el de conquistar nuestra libertad cada día.

 

Ser persona es la capacidad de darse a los demás y saberse parte de la creación entera. El tránsito de ser humano a persona radica en la creación de espacios de encuentro y ambientes de solidaridad, fruto de una convivencia consciente de que la comunión es la más alta expresión de la naturaleza humana porque se apoya en una voluntad de asumir la realidad más auténtica.

Nada más lejos de la uniformidad y del individualismo que confunde los medios con los fines, instrumentalizándolo todo en aras del interés o de la utilidad como únicos criterios válidos para triunfar por encima de los demás. La felicidad personal tiene que ver con la perfección de la humanidad entera, con la maduración de cuanto existe y con aquella actitud ante la vida que nos anima a “vivir con modestia y pensar con grandeza”.

Los poderes de turno pretenden imponernos doctrinas que amenazan con ahogar la libertad de elegir, de ser y de compartir. No nos permiten ni siquiera el derecho a equivocarnos.

Pero por fortuna, cada día somos muchos más los compartimos la suerte de los demás en la convicción de que los hombres somos hermanos y que participamos de un proyecto común. Es preciso juntar esfuerzos para luchar por la humana condición que exige la dignidad como garantía de una libertad auténtica. No libertad para morirse de hambre. Así seremos capaces de sintonizar con esos millones de personas que padecen hambre, miseria, dolor, marginación y soledad.

Es un error considerar que el voluntariado social que ejercitamos en nuestras comunidades no está íntimamente ligado a la suerte de los más pobres del mundo. Se pierde de vista la auténtica naturaleza del voluntariado social y corremos peligro de reducirlo a una beneficencia que perpetua y se convierte en cómplice de las estructuras de injusticia que padece nuestra sociedad. Esas estructuras son la causa del subdesarrollo, que no es una etapa en el camino hacia el desarrollo sino un subproducto del mismo, basado en una sociedad consumista, opulenta y despilfarradora a costa de la explotación de los pueblos empobrecidos del Sur.

Urge extender este movimiento de solidaridad a todos los hombres, comenzando por los más cercanos, por los que están a la vuelta de la esquina, por los que viven a nuestro lado sin que nos hayamos dado cuenta de su indigencia, de su tristeza y de su aislamiento mientras permanecemos ciegos a las manos que se extienden hacia nosotros y nos llaman. Más que enviados, debemos considerarnos llamados a un quehacer solidario. Al fin y al cabo, la libertad no nos la puede dar nadie sino que se conquista cada día.

 

(Ciberseminario. Serie completa en www.garciafajardo.org)

 

 

 

Para el camino: La felicidad no es una meta, sino un camino

 

Jackson Brown no es un gran pensador ni un Nobel de literatura, sino un hombre común, un padre preocupado por la felicidad de su hijo que quiso escribir estos simples ‘consejos’, cuando éste iba a estudiar a la Universidad, lejos de su casa.  

 

* Observa el amanecer por lo menos una vez al año. Y también una noche estrellada.

 

* Estrecha la mano con firmeza y mira a la gente de frente, a los ojos.

 

* Ten un buen equipo de música.

 

* Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.

 

* Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.

 

* Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.

 

* Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.

 

* Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

 

* Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.

 

* Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.

 

* Aprende a contemplar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Sitúa tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.

 

* No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.

 

* Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo.

 

* Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

 

* Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también ‘el gran riesgo’. Asumamos los riesgos y evitemos los peligros.

 

* Nunca confundas riqueza con éxito.

 

* No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.

 

* No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices.

 

* Aunque tengas una posición holgada, haz que tus hijos contribuyan a los gastos de la casa y de sus estudios tan pronto como puedan.

 

* Haz dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.

 

*  No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.

 

* No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.

 

* No confundas confort con felicidad.

 

* Escucha el doble de lo que hablas (por eso tenemos dos oídos y una sola boca).

 

* Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.

 

* La envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.

 

* Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.

 

* La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo. Simplemente disfruta al máximo de todo lo que encuentra en su camino.

 

 

Las pequeñas cosas: Criar gusanos de seda

Ya he contado que he vuelto a criar gusanos de seda. Después de más de medio siglo por mi cuenta, y luego ayudando a mis hijos pequeños.

Ahora me los ha facilitado uno de mis nietos de seis años, y otro de 9 me envió un mail “Yo también los crío, por si necesitas algo”.

Me levanto pensando en ellos, y los llevo a la mesa del desayuno para mirarlos. Después, los limpio en la cocina, coloco abundantes hojas frescas de morera de base, y otras bien troceadas para que las coman mejor.

Los he cambiado de la tradicional caja de cartón a una transparente que me permite ver cómo evolucionan. Por las tardes, al regresar de la universidad y dejar al perro en la terraza, me los llevo al salón mientras tomo una copa y veo el telediario.

No, no hay protestas… uno ya ha alcanzado un cierto grado de autonomía.

Uno de mis hijos, que ahora guía a los suyos, me animó a entrar en Google… cuánta información. Ahora sigo los ciclos de mis nuevos amigos, tantos días, cinco mutaciones, las paradas que hacen inmóviles con la cabeza hacia arriba, la voracidad en la última semana, el colocarles una especie de bosquecillo con ramas para que cuelguen sus capullos antes de encerrarse en ellos… la espera, las 24 horas de coyunda de machos y hembras… la pena es que ellos, después, se mueren… aunque no sé,visto visto. La puesta frenética de la mariposa hembra… el bajarlos al cuarto trastero para que estén al abrigo hasta que llegue la primavera, anunciada por los brotes de las moreras en el jardín. No antes, porque no tendrían comida.

Y los cuidados con las hojas: las has cogido del árbol sin dañar las ramas, las lavas, las colocas en un paño blanco húmedo que después colocas en la nevera, a la altura de las verduras.

Por la mañana y por la noche, selecciono bastantes, las pongo sobre papel de cocina para secarlas y luego caliento algo cada una entre las manos… y las tengo allí cerca, sin pensar los 65 días de su existencia visible… ni siquiera pienso en la metamorfosis.

Está bien así. Le echo un recuerdo cordial a Baricco y regreso a mis otras cosas... sin pensar en la Ruta de la seda, ni en Marco Polo, ni en las pinturas chinas.

J C Gª F

Obama apunta al corazón nuclear de Israel

Me parece una excelente noticia. Era un escándalo que Israel amenazase con bombardear Irán por desarrollar energía nuclear, y sin haber firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear disponga de cenetenares de cabezas nucleares, reconocidas por su gobierno, listas para ser montadas en sus misiles. La pretendida defensa de sus fronteras no se consigue con bombas atómicas sino con justicia, acatamiento de las Resoluciones del CS de la oNU y el respeto de los compromisos internacionales y de los legítimos derechos del pueblo palestino a formar un Estado viable, seguro y libre.
JC

Un nerviosismo creciente consume a la clase política y a los medios de comunicación israelíes desde que el martes Rose Gottemoeller, del equipo de la secretaria de Estado Hillary Clinton, hizo un llamamiento a India, Pakistán, Corea del Norte e Israel para que se adhieran al Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP). Fue una invitación "inesperada", y el hecho de que Gottemoeller "no coordinara" sus palabras con Israel "ha agravado esa preocupación", sostiene el diario Haaretz.
El Yediot Ahronot cree que el presidente Barack Obama quiere establecer un "nuevo orden mundial" en esta materia a costa de Israel. Expertos citados por el diario piensan que su objetivo es conseguir el desarme nuclear de todos los países del mundo con excepción de las cinco potencias con asiento permanente en el Consejo de Seguridad.
El miércoles, el mismo diario titulaba en portada: Los Estados Unidos presionan (a Israel). A su lado, un análisis, Antes de la tormenta, anticipaba un choque entre las dos administraciones. En la página dos había una crónica desde Washington: (Los americanos) están perdiendo la paciencia (con Israel). Mientras, Maariv abría la portada con la exigencia del desarme nuclear y un subtitulo de la página dos advertía: "Fuentes oficiales: Israel obrará según sus intereses y no se dejará intimidar".

La "opción nuclear"
Estos titulares sin precedentes revelan el desconcierto que han traído a Israel los cambios en Washington, no sólo en lo tocante al tema palestino sino en todo lo referente a las cuestiones que afectan a Oriente Próximo, incluidas Irán y la llamada "opción nuclear" de Israel.
El analista del Yediot Ahronot Ronen Bergman sugiere que el imprevisto anuncio de Gottemoeller va contra la línea de flotación de la política nuclear israelí desde que la lanzara en los sesenta el hoy presidente Shimon Peres, y menciona que Israel estuvo "cerca de usar la bomba" en la guerra de 1973.
El enfoque estratégico que se ha impuesto en Israel en los últimos años no se contenta con almacenar entre cien y doscientas cabezas nucleares. Recientemente se ha desarrollado el proyectil de largo alcance Jericó-3, capaz de llegar hasta Irán y albergar cabezas nucleares.
Pero el arma más poderosa de Israel son los tres submarinos Dolphin que Alemania le ha construido, capaces de transportar bombas nucleares y que, según Bergman, pueden llegar "a casi cualquier punto del planeta Tierra".
Por lo dicho por los funcionarios de este país, está claro que Israel no está dispuesta a renunciar a la bomba atómica. En medios diplomáticos se muestra preocupación porque parece que Obama quiere canjear las instalaciones nucleares israelíes por las iraníes, y eliminar dos pájaros de un tiro, una actitud que aquí no se comprende.
Si la Administración norteamericana es consecuente con lo dicho por Gottemoeller, está terminando un acuerdo tácito que ha durado más de cuatro décadas, mediante el que Washington renunció a denunciar las actividades nucleares de Israel a cambio de que las autoridades militares no realizaran pruebas nucleares.
Dentro de una semana y media, el primer ministro Binyamin Netanyahu visitará la Casa Blanca y entonces estará un poco más claro si Israel y EEUU se dirigen a un choque frontal, no sólo por la cuestión nuclear sino también por el conflicto con los palestinos y Siria. Como han señalado los periódicos israelíes, se podría iniciar entonces un duelo de final imprevisto entre la paciencia de EEUU y la decisión israelí de no dejarse intimidar.

(Eugenio García Gascón, desde Jerusalén)


¿El delincuente Julián Muñoz a los Cursos de Verano de la Universidad Rey Juan Carlos?

Suscribo al 100% esta denuncia de Nativel Preciado

Todo un ejemplar

Delincuentes convictos, esperpentos y figuras grotescas de toda condición ganan ingentes cantidades de dinero a base de contar miserias, traiciones, vulgaridades y mezquindades en un plató de televisión o en las páginas de una revista. Parece que todo les está permitido. Cuanto más provocadoras sean sus intervenciones, mayor es su retribución. A unos se les paga por exhibir su ignorancia y a otros por hacer apología de sus aberraciones. Se convierten en figuras mediáticas, es decir, en bufones que divierten a un público que jalea sus mamarrachadas. Muchos gozan de los beneficios de una libertad ilimitada sin contrapartidas. Firman autógrafos, se forran, viven a cuerpo de rey y trastocan valores y
principios.

Todo lo que se siembra crece y, a veces, se esparce de mala manera, pero nunca, hasta ahora, las malas hierbas habían traspasado los muros de la Universidad, donde se supone que, en cualquier estación del año, impera el rigor y la excelencia. Ya no. Los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos han convocado a Julián Muñoz, en tercer grado penitenciario, para que exponga sus conocimientos a los alumnos que participen en el curso sobre “Periodismo y corrupción política”. El ex acalde de Marbella, con nueve condenas por delitos urbanísticos y numerosas causas pendientes por corrupción, es el que tiene más procedimientos penales abiertos en España. ¿Son estos los méritos que ha visto en él la autoridad académica? ¿Qué clase de espectáculo van a presenciar los alumnos? ¿Por qué no hacen un plante los ilustres ponentes que comparten con él las tórridas jornadas de verano?

Nuevo modelo de sociedad, por Frei Betto

 

Cuando participé en el Foro Económico Mundial para América Latina, el 15 de abril, en Río de Janeiro, pregunté: ante la actual crisis financiera, ¿se trata de salvar al capitalismo o a toda la humanidad? La respuesta es aparentemente obvia. ¿Por qué entonces el adverbio de modo? Por una sencilla razón: no son pocos los que creen que fuera del capitalismo la humanidad no tiene futuro. ¿Pero acaso tuvo pasado?

En cerca de 200 años de predominio del capitalismo el balance es excelente si consideramos la calidad de vida del 20% de la población mundial que vive en los países ricos del hemisferio norte. ¿Y el restante 80%? Excelente también para bancos y grandes empresas. Sin embargo, ¿cómo explicar, a la luz de los principios éticos y humanitarios más elementales, estos datos de la ONU y de la FAO: de seis mil quinientos millones de personas que habitan hoy el planeta, casi cuatro mil millones viven por debajo de la línea de pobreza, de los cuales mil trescientos millones por debajo de la línea de la miseria. Y 950 millones sufren desnutrición crónica.

Si queremos sacar algún provecho de la actual crisis financiera debemos pensar en cómo cambiar el rumbo de la historia y no sólo cómo salvar empresas, bancos y países insolventes. Debemos ir a la raíz de los problemas y avanzar lo más rápidamente posible en la construcción de una sociedad basada en la satisfacción de las necesidades sociales, de respeto a los derechos de la naturaleza y de participación popular en un contexto de libertades políticas.

El desafío consiste en construir un nuevo modelo económico y social que ponga las finanzas al servicio de un nuevo sistema democrático, fundado en la satisfacción de todos los derechos humanos: el trabajo decente, la soberanía alimentaria, el respeto al medio ambiente, la diversidad cultural, la economía social y solidaria y un nuevo concepto de riqueza.

La actual crisis financiera es sistémica, de civilización, y exige nuevos paradigmas. Si el período medieval tuvo como paradigma la fe y el período moderno la razón, el posmoderno no puede cometer la equivocación de erigir el mercado en paradigma. Estamos todos en medio de una crisis que no es solamente financiera, sino también alimentaria, ambiental, energética, migratoria, social y política. Se trata de una crisis profunda, que pone en jaque la forma de producir, comerciar y consumir. El modo de ser humano. Una crisis de valores.

Desacelerado el marasmo financiero, es inútil que los gobiernos traten de convertir el dinero del contribuyente en tabla de salvación de conglomerados privados insolventes. La crisis exige que se encuentre una salida capaz de superar el sistema económico que agrava la desigualdad social, favorece la xenofobia y el racismo, criminaliza los movimientos sociales y genera violencia. Sistema que se empeña en priorizar la apropiación privada de los beneficios por encima de los derechos humanos universales, la propiedad privada por encima del bien común, e insiste en reducir a las personas a la condición de consumidores y no en promoverlas a la dignidad de ciudadanos.

Hay que transformar la ONU, reformada y democratizada, en un foro idóneo para articular las respuestas y soluciones a la crisis actual. Urge implementar mecanismos internacionales de control del movimiento de capitales, de regular el libre comercio, de poner fin a la supremacía del dólar y a los paraísos fiscales, y asegurar la estabilidad financiera a nivel mundial.

No encontraremos salida si no nos damos cuenta de que nuevos valores deben ser rigurosamente asumidos, como volver moralmente inaceptable la pobreza absoluta, en especial bajo la forma de hambre y desnutrición. Es necesario construir una cultura política de compartir los bienes de la Tierra y de los frutos del trabajo humano, y pasar de la globocolonización a la globalización de la solidaridad.

Las Metas del Milenio, y en especial los siete objetivos básicos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, de 1995, deben servir de base a un pacto para una nueva civilización: 1) Escolaridad primaria universal. 2) Reducción inmediata del analfabetismo de adultos en un 50%. 3) Atención primaria de salud para todos. 4) Eliminación de la desnutrición grave y reducción de la moderada en un 50%. 5) Servicios de planificación familiar. 6) Agua potable al alcance de todos. 7) Créditos a bajo interés para empresas sociales.

La experiencia histórica demuestra que el hacer efectivas esas metas exige transformaciones estructurales profundas en el modelo de sociedad que predomina hoy, de modo que se puedan reducir significativamente las profundas asimetrías entre naciones y las desigualdades entre personas.

 

Pavana para un Parlamento con instrumentos desafinados

El colmo de la vergüenza es no tenerla. Ni sentido del ridículo al expresar su desprecio a las Instituciones de la Unión Europea. Aunque parecía que el primer ministro de Italia, Berlusconi, había superado todas las cotas del histrionismo, acaba de sugerir como candidatas al Parlamento Europeo a “mujeres bellas para animar a la participación electoral de los ciudadanos”. El oligarca italiano ha menospreciado a los ciudadanos que le han elegido y lo mantienen en el poder.

Pero los europeos necesitamos estructuras supranacionales para afrontar los desafíos de una sociedad en tránsito. No podemos tirar por la borda los esfuerzos de políticos eminentes que han trabajado por una Europa mejor, más justa y solidaria, más responsable y unida como Jean Monet, Schuman, Spaak, Adenauer, De Gasperi, Spinelli, y tantos otros.

Navegamos lentamente, escribe Bassets, con rumbo fijo, pero sin seguridad alguna de que no terminemos dando en los escollos que se dibujan en el horizonte. Y en estas malas condiciones se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo y se elegirá la nueva Comisión que deberá conducir los asuntos europeos en los próximos cinco años. ¿Extraña a alguien, visto el barroquismo de las instituciones europeas, que los ciudadanos se sientan poco motivados? Estamos hablando, a pesar de todo, de la institución mejor valorada por los ciudadanos según el Eurobarómetro.

El profesor británico, Garton Ash, manifiesta su desaliento ante la falta de convocatoria y de voluntad democrática en las elecciones directas que se van a decidir en gran parte en función de cuestiones nacionales y locales. “En la mayoría de esos países, los electores que se molesten en ir a votar aprovecharán la oportunidad para expresar sus opiniones sobre partidos, personalidades y Gobiernos nacionales. Pero lo que ha hecho cada parlamentario en Bruselas y Estrasburgo durante los últimos cinco años, lo que figura en los programas de los llamados partidos europeos, como el Partido Popular Europeo y el Partido Socialista Europeo, y cuáles son los grandes asuntos que se van a discutir son cuestiones que se encontrarán con la indiferencia suprema de los votantes”.

Lo que no vamos a tener es un debate político de ámbito europeo sobre el futuro de Europa. Y esto clama al cielo, después de haber conseguido una Europa de las libertades y de los derechos políticos en camino de convertirlos en derechos sociales para todos. Con esta crisis inmensa que se originó en la desaforada orgía de la codicia, del descontrol y del desprecio a los estados, a los gobiernos, a las instituciones y a los ciudadanos del mundo, pues todos estamos interrelacionados y por eso somos responsables solidarios. De hecho, el bienestar, desarrollo, avances y nivel de vida y de despilfarro de los europeos hubiera sido imposible sin las materias primas que en casi un 70% proceden de esos países del mal llamado tercer mundo.

Alarma la disminución de la participación desde las primeras elecciones directas al Parlamento Europeo, hace 30 años; desde más del 65% en 1979 hasta menos de 40% que prevé la encuesta del Eurobarómetro para esta convocatoria.

Para él no tenemos una democracia directa operativa, legítima y eficaz en Europa, ni vamos a tenerla a corto plazo. Sugiere algo que podríamos hacer en materia de democracia. Una sería la elección directa del presidente de la Comisión Europea. Otra, la elección directa del presidente del Consejo Europeo (la máxima instancia de la UE, con los jefes de Gobierno), si el Tratado de Lisboa entra alguna vez en vigor.

Pero estas dos cosas no cambiarían el carácter de la Unión Europea, que es un híbrido cuya legitimidad democrática deriva del carácter democrático de los Estados miembros y sólo en segundo lugar de los elementos de la democracia directa.

No vamos a contar con una democracia europea unificada en un futuro próximo. Ya tenemos una comunidad de democracias europeas. La legitimidad de esa comunidad aumentará si afrontan la política energética, las relaciones con Rusia y China, el cambio climático, la coordinación de las políticas económicas nacionales para salvar puestos de trabajo en una recesión económica mundial, la defensa de la libertad de expresión frente a las intimidaciones y la contención de una pandemia de gripe porcina.

Parece tener razón al apuntar que el verdadero símbolo de Europa en la actualidad, no lo constituyen las estrellas amarillas sobre un fondo azul, sino un avestruz gris que esconde su cabeza en la arena.

José Carlos Gª Fajardo