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J. C. García Fajardo

Obama apunta al corazón nuclear de Israel

Me parece una excelente noticia. Era un escándalo que Israel amenazase con bombardear Irán por desarrollar energía nuclear, y sin haber firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear disponga de cenetenares de cabezas nucleares, reconocidas por su gobierno, listas para ser montadas en sus misiles. La pretendida defensa de sus fronteras no se consigue con bombas atómicas sino con justicia, acatamiento de las Resoluciones del CS de la oNU y el respeto de los compromisos internacionales y de los legítimos derechos del pueblo palestino a formar un Estado viable, seguro y libre.
JC

Un nerviosismo creciente consume a la clase política y a los medios de comunicación israelíes desde que el martes Rose Gottemoeller, del equipo de la secretaria de Estado Hillary Clinton, hizo un llamamiento a India, Pakistán, Corea del Norte e Israel para que se adhieran al Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP). Fue una invitación "inesperada", y el hecho de que Gottemoeller "no coordinara" sus palabras con Israel "ha agravado esa preocupación", sostiene el diario Haaretz.
El Yediot Ahronot cree que el presidente Barack Obama quiere establecer un "nuevo orden mundial" en esta materia a costa de Israel. Expertos citados por el diario piensan que su objetivo es conseguir el desarme nuclear de todos los países del mundo con excepción de las cinco potencias con asiento permanente en el Consejo de Seguridad.
El miércoles, el mismo diario titulaba en portada: Los Estados Unidos presionan (a Israel). A su lado, un análisis, Antes de la tormenta, anticipaba un choque entre las dos administraciones. En la página dos había una crónica desde Washington: (Los americanos) están perdiendo la paciencia (con Israel). Mientras, Maariv abría la portada con la exigencia del desarme nuclear y un subtitulo de la página dos advertía: "Fuentes oficiales: Israel obrará según sus intereses y no se dejará intimidar".

La "opción nuclear"
Estos titulares sin precedentes revelan el desconcierto que han traído a Israel los cambios en Washington, no sólo en lo tocante al tema palestino sino en todo lo referente a las cuestiones que afectan a Oriente Próximo, incluidas Irán y la llamada "opción nuclear" de Israel.
El analista del Yediot Ahronot Ronen Bergman sugiere que el imprevisto anuncio de Gottemoeller va contra la línea de flotación de la política nuclear israelí desde que la lanzara en los sesenta el hoy presidente Shimon Peres, y menciona que Israel estuvo "cerca de usar la bomba" en la guerra de 1973.
El enfoque estratégico que se ha impuesto en Israel en los últimos años no se contenta con almacenar entre cien y doscientas cabezas nucleares. Recientemente se ha desarrollado el proyectil de largo alcance Jericó-3, capaz de llegar hasta Irán y albergar cabezas nucleares.
Pero el arma más poderosa de Israel son los tres submarinos Dolphin que Alemania le ha construido, capaces de transportar bombas nucleares y que, según Bergman, pueden llegar "a casi cualquier punto del planeta Tierra".
Por lo dicho por los funcionarios de este país, está claro que Israel no está dispuesta a renunciar a la bomba atómica. En medios diplomáticos se muestra preocupación porque parece que Obama quiere canjear las instalaciones nucleares israelíes por las iraníes, y eliminar dos pájaros de un tiro, una actitud que aquí no se comprende.
Si la Administración norteamericana es consecuente con lo dicho por Gottemoeller, está terminando un acuerdo tácito que ha durado más de cuatro décadas, mediante el que Washington renunció a denunciar las actividades nucleares de Israel a cambio de que las autoridades militares no realizaran pruebas nucleares.
Dentro de una semana y media, el primer ministro Binyamin Netanyahu visitará la Casa Blanca y entonces estará un poco más claro si Israel y EEUU se dirigen a un choque frontal, no sólo por la cuestión nuclear sino también por el conflicto con los palestinos y Siria. Como han señalado los periódicos israelíes, se podría iniciar entonces un duelo de final imprevisto entre la paciencia de EEUU y la decisión israelí de no dejarse intimidar.

(Eugenio García Gascón, desde Jerusalén)


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