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J. C. García Fajardo

Máscaras

Retazos de la Luna Azul 053: Luna de otoño

El Maestro dejó que transcurrieran unos días hasta que el barrendero de esmeraldas se integrara en la vida de la comunidad. Es decir, hasta que, gracias a su dominio del wu-wei, el camino del no hacer, se hiciera invisible para los monjes. Estos no tardaron en percibir la armonía y la paz que había en los claustros y en los jardines al tiempo que sentían una serenidad inmensa durante los oficios. Nadie relacionaba este ambiente con la presencia del barrendero cuya escoba parecía deslizarse sola en una imposible forma de Taichí chuán. Pero eran vanas especulaciones. El Abad pensaba para sus adentros, “Es la presencia del Noble Ting Chang”. Los Priores daban gracias al Cielo porque la prosperidad sobrevenida repercutía en el bienestar de la comunidad de acuerdo con el adagio monacal “Buena cocina, buena disciplina”. A los monjes de la cocina les parecía que el cobre de las cacerolas y de los peroles resplandecía con brillo especial. Al Ecónomo hasta le salían bien las cuentas. A los monjes que cuidaban de las caballerizas les costaba trabajo arrancarse de la paz en sus quehaceres para dirigirse a los oficios. Los hermanos de la enfermería apreciaron una armonía que resolvió los desacuerdos de las partes naturales de los enfermos que fueron reincorporándose a la comunidad. Hasta el bibliotecario fue capaz de hacerse comprender por sus ayudantes en el berenjenal de fichas.
El Abad contemplaba sorprendido la paz y la armonía que reinaban en el templo durante las meditaciones y el recitado de los sutras del Buda. Hasta el incienso y los perfumes de resinas quemados en los pebeteros parecían contribuir a la general armonía. Sus volutas ascendían sin estremecimientos.
Para el Maestro la noticia de que ya podía ir al encuentro del Maestro barrendero de esmeraldas le llegó cuando un atardecer escuchó el sonido del gong y de las maderas. Los pájaros suspendieron sus cantos, las aguas se remansaron y los nenúfares, ya dispuestos a cerrar sus corolas, las volvieron a abrir para que estambres y pistilos desplegasen su hermosura.
Ting Chang cambió su túnica negra por la blanca de los monjes del Templo de Saolín, que el Maestro guardaba en un arcón de alcanfor. Amplios pantalones con pliegues que permitían cualquier movimiento y sencilla casaca con cuello redondo y mangas hasta medio antebrazo. El fajín se ajustaba sin apretar, de acuerdo con la norma del Sublime Theratava “ni tan flojo que no suene ni tan tenso que se rompa”, que le había escuchado al barquero mientras su hijo trataba de afinar su instrumento de cuerda. Sidharta se había alzado, se despojó de sus harapos de renunciante, se cortó sus uñas y el pelo y se bañó en el río para regresar a la comunidad de los hombres al encuentro de la Iluminación.
El Maestro y Ting Chang ya habían comenzado el entrenamiento en el Arte del buen gobierno. Organizaron sus vidas con arreglo a un plan que a cualquier mortal le hubiera parecido imposible de seguir pero en el que ellos se habían integrado con toda naturalidad. El tiempo había cobrado otra dimensión, más plena e intensa, más total y sutil. El Maestro había suspendido sus charlas a los monjes mientras que a Sergei le había permitido acompañar a la viuda a su ciudad de Nanking. Sergei refunfuñó cuando ella mandó el aviso porque intuía que se iba a perder algo distinto en el entorno del Maestro y del Noble Ting Chang, sobre todo ahora que el barrendero de esmeraldas parecía a punto de mostrar sus tesoros. ¡Se lo iba a perder! Pero el Maestro le había dicho con una sonrisa cómplice y pícara: “Dónde las dan las toman, Sergei. No todo iba a ser revolcones y zalemas. Es la ley del karma: se recoge lo que se siembra. Trata de pasártelo bien, liebre zascandil”.
Maestro y Noble Señor salieron a la baranda y se inclinaron ante el apenas visible cuarto creciente de la luna de otoño que apenas se dejaba ver sobre el río.
 

José Carlos Gª Fajardo

 

No abusen de las ONG

Me producen estupor y vergüenza las maniobras de los responsables de relaciones públicas de ciertas entidades bancarias. No contentos con montar "fundaciones", diz que para ayudar a las ONG, pretenden utilizarnos para captar nuevos clientes. Nos ofrecen una tarjeta de crédito  BancajaONG por ejemplo para que la difundamos entre amigos y voluntarios para que realicen sus compras con ellas. Ellos harán publicidad de esa gran acción de solidaridad, les damos nuevas direcciones, nuevos usuarios y nuevos clientes... y ellos nos dan el 0'50% de los beneficios netos de lo comprado con esa tarjeta.

Al principio se presentan como Fundaciónb Bancaja, después no tienen reparos en poinernos en contacto ya con el banco "El motivo por el que lo enviáis a Bancaja y
no a la Fundación, es porque el acuerdo se firma con la entidad" Tiene razón, ¿para qué intermediarios, se trata de un negocio".
A mi me produce sonrojo esta propuesta. Aparte de la publicidad 
endemoniada y desmesurada que van a hacer a costa de la solidaridad ¿En dónde está la 
generosa ayuda? ¡Qué morro! Y nosotros a hacer publicidad de esa tarjeta 
entre socios, amigos y voluntarios - que ahora no la tienen ni conocen a 
Bancaja- para darles un 50% del margen neto a esto tipos. Les pagamos la 
publicidad, les buscamos clientes.. 
Me duelen la falta de pudor y el desprecio que supone hacia nuestra 
actividad. Mejor seguir como estamos...
 Llevo 20 años al frente de una ONG que fundé con un grupo de amigos y sobre este tema de la intromisión descarada de algunas  empresas y entidades bancarias me he pronunciado en muchas ocasiones. No escarmientan. Si quieren ayudar en algo a alguien, que lo hagan y que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Nos toman por imbéciles, y luego, nos cobran hasta la más mínima imposición de alguien que nos envía algún dinero. Algunos bancos y cajas se aprovechan hasta de las catástrofes naturales o de las guerras para abrir cuentas corrientes de las que cobran sus servicios con impunidad y descaro.

Ya está bien, que nos dejen en paz. Después, algunos se preguntan qué hacen con el dinero las  ONG: defendernos entre otros de los buitres carroñeros. Nos cuesta hacer socios, organizar conciertos para poder enviar medicamentos y libros a entidades que los necesitan en otros países. Luchamos contra los gobernantes de los países del tercer mundo que nos retienen los envíos en sus aeropuertos y zonas francas hasta que les abonamos impuesto y comisiones, esto si no intentan quedarse con parte de las mercancías, o exigen la mordida.

Yo creo que a la altura de nuestros esfuerzos ya ha llegado la hora de desenmascarar a estos benefactores de opereta. Bancos, partidos políticos, empresas y lobbies que dicen que se dedican a la solidariad y al altruismo no sólo par alavar la cara y la conciecnia poir sus abusos sino para hacerse propagnada y obtener beneficios.

¿Por qué nos callamos? ¿Por qué no los denunciamos d euna vez? ¿Que hay algunas organziaciones que se callan porque así obtienen algo? Pues allá ellos. Nosotro sno nos metemos en las actividades bancarias, comerciales o industriales, que nos dejen ellos en paz y que no desorienten a la ciudadanía. A veces me han preguntado algunos presidentes de compañías importantes ¿Qué podemos hacer por las OBG? Respòndo: No intenbtar aprovecharse d enuestra buena fe y de la de los voluntarios sociales. Mejoren los sueldos y las condiciones laborales de sus empleados, no los opriman, mejoren su formación y hagan que se sientan felices en su trabajo. Si ustedes quieren ayudar a alguna ONG en algunos de sus trabajos, las hay muy buenas y esforzados, háganlo con discreción sin pedir nada a cambio.

Otras veces te "dan un premio" para que al ir a recogerlo se  monte un sarao publicitario. Ya está bien. Yo, al menos, protesto y me niego a colaborar en estas circunstancias con estas gentes de sus gabinetes de relaciones públicas que les comen el coco.

 Estimad@ amig@:

  Desde el 17.10.05, Bancaja está comercializando nuevas modalidades de
 tarjetas, que denominamos transparentes, y que creemos que resultan más
 fáciles e intuitivas para los clientes.
 Dentro de esta nueva estrategia, Bancaja va a lanzar las nuevas tarjetas
 ONG, que canalicen el espíritu solidario de los clientes y que destinen
 parte de los beneficios que se obtengan con ellas a estas causas. Estas
 nueva tarjeta será de distintos tipos. Una modalidad absorberá a la
 tarjeta voluntariado, que seguirá funcionando como hasta ahora pero con 
el nombre tarjeta Bancaja ONG voluntariado. Otra, y eso es lo que os afecta,
permitirá que el cliente elija directamente a qué Ong quiere que
 destinemos los beneficios que se produzcan por el uso de su tarjeta.

 Propuesta
Os queremos invitar  a que vuestra asociación pueda ser una de las que el cliente
 pueda elegir cuando solicite la tarjeta Bancaja ONG.
Las condiciones serán:
 * Bancaja compartirá al 50% el margen neto obtenido por estas tarjetas
 en el uso en comercios con vuestra asociación, si se adhiere a la propuesta.
 * El diseño de las tarjetas sería el de Bancaja ONG
 * Bancaja impulsará la contratación de estas tarjetas entre sus
 clientes y realizaría acciones promocionales para este fin.
 * Bancaja no persigue un acuerdo de exclusividad por ninguna de las
 partes. El acuerdo no implica que Bancaja no pueda llegar a acuerdos de 
la misma naturaleza con otras entidades ni, a su vez, que vuestra entidad no
llegue a acuerdos con otras entidades financieras.
 Si os interesa esta propuesta, por favor cumplimentad el acuerdo que os
 adjuntamos (todos los campos libres) y remitidlo firmado por duplicado a
Bancaja, a la atención de Justo Aguilar Biot, Pintor Sorolla, 8, 1ª
 planta, 42002 Valencia, indicando el domicilio al que queráis que os
 enviemos una copia firmada. El motivo por el que lo enviáis a Bancaja y 
no a la Fundación, es porque el acuerdo se firma con la entidad.
 Por último, tenemos algo de prisa, nos gustaría contar con vuestra
 aprobación antes del lunes, 21 de noviembre. (¡Claro se acerca la tierna Navidad!)
Cordiales saludos,

 M. M. D.
 Gestora de Desarrollo Social
 FUNDACION BANCAJA

Ni una sola bala en Chiapas

Koldo Aldai me hace llegar este texto Ni una sola bala A propósito de la 'alerta roja zapatista' y tal cual lo transcribo. Ya nos volvremos a ocupar del subcomandante Marcos, pues parece que algo se está moviendo... y si Marcos se mueve
muchos nos sentiremos implicados pues nosotros también somos Marcos.
Nesemu

Algo grave ha tenido que suceder en Chiapas para invitar a salir al lápiz y los colores, para recomendar marchar al maestro y la enfermera, a los voluntarios y sus organizaciones… Se engrasan de nuevo los metales en el territorio liberado de los zapatistas. La pipa del subcomandante arroja humo añadido, humo de cólera por los acuerdos incumplidos, por el abandono de una región inmensa, por la soldadesca y los incontrolados que penetran la selva…
Sólo cada quien sabe cuando se agotan sus palabras, cuando tocan fondo. Hay quienes pensamos que éstas no deberían claudicar nunca. Las palabras tienen matices, tonos, silencios, ecos, truenos,… y una fuerza absolutamente insuperable cuando van unidas a la mente clara, al ritmo sereno y el corazón grande. Apenas comenzamos a descubrir su poder infinito; ya no digamos del potencial de la palabra florecida en poesía. La máquina de escribir del líder rebelde en medio la espesa floresta ha sido arma más fuerte y certera que toda la artillería reunida del adversario; sin embargo un sólo disparo le devolvería a él y los suyos a la condición más vulnerable.
Ojalá el subcomandante siga paseando su prosa de amor, reclamo y selva por los periódicos de medio mundo, en innumerables rincones digitales. Tiente por siempre el teclado, que no el gatillo; tienten las palabras unidas y en alarma, que no las filas prietas y los fusiles engrasados.
Alerta roja de pechos y manos desnudas, de espíritus y corajes desbordantes, mas nunca de combate de sangre. Tienten los fusiles de madera, la vida digna, la floresta rebosante, la paz justa…, que no el bando de batalla. Una y mil caravanas hasta el asfalto inmenso, uno y mil camiones brotados de la selva, desbordados de banderas y clamores, una y un millón de palabras caminadas hasta los palacios y poltronas de la urbe capitalina…, pero, por favor, ni una sola bala nacida en las trincheras de la esperanza.

Koldo Aldai

Nesemu: Cambiemos de chip

Durante la Edad Media, la humanidad vivió enajenada por el pensamiento mágico-religioso que, en algunas interpretaciones, negaba la libertad y la responsabilidad de las personas sometidas a la dictadura de las castas y de los privilegios feudales. El Renacimiento y la Ilustración vinieron al rescate de los seres humanos en nombre la Razón; pero sus sueños produjeron monstruos cristalizados en concepciones de la vida inhumanas por totalitarias. El pensamiento único expresa la lógica calvinista que confunde progreso con desarrollo.
Mientras que el progreso tiene como protagonista al ser humano, el desarrollo es mecánico y su objetivo son los beneficios. “Cuanto más, mejor”. El progreso es siempre a escala de la persona que camina, da pasos, pro-gressus. “Cuanto mejor, más”. Sin la conciencia de libertad y la dimensión social no hay progreso alguno.
Ni el crecimiento económico, ni el desarrollo material, ni la riqueza, ni la industrialización o innovaciones tecnológicas tienen sentido al margen de la comunidad.
No se comprende cómo la rentabilidad puede protagonizar actividad alguna si no es en beneficio de la sociedad; no sólo de algunos privilegiados.
El fundamentalismo calvinista que dio origen al capitalismo, hizo del ser humano un objeto productor cuya actividad era la obtención de beneficios. Se llegó a la monstruosidad de asumir que “vivimos para trabajar”. Como nuestra salvación eterna dependía de la Providencia, era preciso que ésta nos encontrase trabajando, ahorrando, produciendo sin dejar espacios para el sosiego, la recreación o el arte, al que pusieron precio. En las “Ordonnances sur le régime du peuple de Génève”, Calvino afirma que las señales de la predestinación son la industriosidad, el trabajo y ascetismo mundano; que serán el medio para alcanzar la salvación. Reírse era delito. El padre de Rousseau fue condenado por enseñar danza. Condenaron el ocio e idolatraron el “nec-otium”.
El lucro económico, condenado por Tomás de Aquino y por Aristóteles, se convirtió en clave del sentido de una vida ordenada a alcanzar su perfección. Se sanciona religiosamente la necesidad del capital y de la banca, la bondad del préstamo y del crédito, así como el beneficio que excediera toda necesidad estricta. Rige la máxima “orar es trabajar”.
Creyéndonos libres, vivimos encadenados por el pensamiento mítico de la productividad, del triunfo y de la victoria sobre los demás. La competitividad ha desplazado a la competencia.
El individualismo más atroz nos ha desarraigado de nuestras señas de identidad como personas. Nos hacen olvidar que vivimos para ser felices; único sentido de la existencia. Ser nosotros mismos en relación con los demás parece obsceno porque las pautas del mercado establecen que pensar, atreverse, discernir, salirse de la rueda de presos consumidores, es pecado. El fin justifica los medios y la guerra es el lógico instrumento de esta idolatría.
Es preciso cambiar de chip. Organizar la resistencia y rebelarnos. Denunciar la injusticia social y echar del poder a quienes lo detentan. No es viable un modelo basado en las armas, la explotación de recursos y la deshumanización. Una sociedad global, en la que nos sabemos vecinos responsables, sólo puede fundamentarse en la solidaridad.

José Carlos Gª Fajardo

Nesemu: Blogomaratón solidario

Necesitamos a los inmigrantes

En algunos países europeos parece que se considera a los inmigrantes como a marginados, al lado de los sin techo, de los toxicómanos o de los reclusos. Pero los inmigrantes son personas con una vida normalizada en sus países que lo único que persiguen es un puesto de trabajo para mejorar su nivel de vida.

Muchos padecen la exclusión social. Los que no tienen acceso a la educación, los que no cuentan con servicios sanitarios; los que son explotados laboralmente, sin contratos o amenazados por empresarios inicuos. Por no hablar de los que son maltratados por el color de su piel o los que caen en redes de tráfico inhumanas o los que son inducidos a delinquir aprovechando su pobreza. Las Asociaciones de Derechos Humanos trabajan en Europa con creciente eficacia contra esas actitudes xenófobas. Cada día cuentan con una mayor presencia en medios de comunicación o en centros de enseñanza, como labor preventiva ante la propagación de brotes intolerantes que nacen de la ignorancia y del miedo a lo desconocido.

Las ONG proporcionan muchos servicios asistenciales que deberían ser exigidos a las administraciones públicas. El papel de las organizaciones humanitarias debe centrarse en la promoción de los valores del intercambio cultural. A los voluntarios se les pide una actitud que eduque, que sensibilice y que acoja al inmigrante sin prejuicios.

Es justo que cada país organice su ordenamiento legal para regular esas inmigraciones y adaptarlas a sus circunstancias sociales, económicas y políticas. Pero no lo es mirar a quienes parecen amenazar las fronteras de este caduco imperio como un peligro sino como una oportunidad. Debemos escucharlos, respetarlos y compartir riquezas. Sin imponerles un modelo cultural que les haga renunciar al suyo, y mucho menos tratar de absorberlos. La historia demuestra que la sangre joven revitaliza las estructuras anquilosadas por el tiempo.

El emigrante siempre tiene razones poderosas para dejar su tierra. Conviene hacer un ejercicio de abstracción y situarse en una realidad económica y social hostil. 0 tener memoria y acordarse de por qué salieron riadas de españoles de los que hoy siguen viviendo fuera casi dos millones.

Lo que no se les reconozca en justicia nos será arrebatado por la fuerza en nombre de esa misma justicia. Ya no caben neocolonialismos ni ayudas paternalistas Es precisa la solidaridad como determinación firme y perseverante de trabajar por el bien de todos. Por el nuestro también, porque los necesitamos.

José Carlos García Fajardo

Nesemu: Razones para una búsqueda

Apenas regresado de un viaje de 12.000 kilómetros... nome siento con fuerzas más que para leer el correo y este blog. Por eso, adjunto esta Máscara que tanto puede ayudar a esa búsqueda de una justicia que tiene su comienzo en nosotros mismos.
Hay gente que se lamenta y se pasa la vida esperando /una ocasión propicia/ para hacer esa justicia aquí, a la vuelta de la esquina. No es necesario irse a Africa ni a América. No podemos esperarnos de brazos cruzados a que crezca el trigo si no lo hemos plantado nosotros mismos. O si no hemos tenido el coraje de unirnos en la arada que otros llevan años trabajando. Aunque sólo sea para /dar sombra al botijo/ que alivia la sed de los comprometidos.
Nesemu

/Los motivos que inducen a las personas a ser voluntarios son muy variados y, en la mayoría de las ocasiones, legítimos. Podríamos señalar: Altruismo, Filantropía, Solidaridad. Compromiso político y participación ciudadana. Motivaciones religiosas. Tiempo libre. Huida de crisis personales. Conocimiento de otras realidades. (Curiosidad, a veces morbo...) Búsqueda de justicia social. Sentimientos de culpa. Búsqueda de relaciones humanas. (Conocer gente, buscar amigos...) Búsqueda de experiencia laboral. (Hay quien piensa que el voluntariado puede ser un camino para introducirse en ciertas áreas profesionales) Búsqueda de límites y retos personales. (Una aventura cercana, barata y con riesgos asumibles).
El voluntario es una persona que busca. A veces las motivaciones de esa búsqueda son positivas y otras dudosas, por no decir negativas. Pero lo cierto es que conocer los motivos reales de la persona que llega queriendo ser voluntario es muy difícil. Porque raramente existe una sola razón, más bien se entreveran unas con otras y no es fácil delimitarlas. Al igual que los hechos psíquicos, las motivaciones pueden estar sobredeterminadas. Una persona puede llegar a una organización queriendo ser voluntario porque su padre ha estado enfermo de Alzheimer y, tras su muerte, decide ayudar a familias en la misma situación. Pero, al mismo tiempo, es ama de casa, con sus hijos crecidos y se aburre un poco, y, junto a eso, siempre le ha interesado ayudar a los demás y no se ha decidido hasta ahora...
Hay personas que se sienten amilanadas porque sus razones les parecen “peores” e “inferiores” a las de otros compañeros. Por el contrario, muchos se creen “únicos” en sus motivos extraordinarios. Unos se acercan al voluntariado con el espíritu inflamado de sentimientos sublimes y, pasadas dos semanas, se desinflan y abandonan por cualquier motivo. Otros “pasaban por allí”, sin mayores pretensiones y luego descubren en el servicio al otro una profundidad humana que les hace alcanzar compromisos y responsabilidades insospechadas.
Por eso, cualquier persona puede ser voluntario, con independencia de su situación personal y de los motivos que lo inducen a ello. La motivación ha servido de pretexto para tomar la decisión. Ahora, se ha de transformar en un trabajo acorde con unos objetivos y con una metodología que contemplen a la persona marginada como verdadera protagonista. La organización y el propio voluntario tendrán que cuidar qué servicio se asigna, qué formación y qué apoyos se ofrecen y cual es la actitud correcta para desarrollarlo con éxito.

José Carlos Gª Fajardo

Redacción del blog: ¿Por qué ser voluntario social?

El auge del voluntariado social es uno de los síntomas de una transformación ante unos modelos de vida injustos. Los datos de la ciencia, la experiencia de la peripecia de los pueblos, el creciente diálogo intercultural están presentes gracias al desarrollo de las comunicaciones que nos permiten ser testigos del ocaso de unos modelos de desarrollo que, junto al mito del progreso ilimitado, han llegado a un punto de saturación sin retorno porque ha alcanzado el techo de su contradicción.
Ignorarlo es no saber escrutar los signos de los tiempos, y silenciarlo es convertirse en cómplices. Algo no va bien cuando la vida se transforma en espera, muchas veces sin esperanza. Lo malo es cuando no se actúa por temor a equivocarse o por creerse incapaz de hacer algo por los demás. Durante mucho tiempo nos han presentado como personas extraordinarias a aquellas que supieron ayudar a otros. Son seres como nosotros que supieron descubrir la radical indigencia de toda criatura y comprendieron que, en el reconocimiento de la propia debilidad, están las raíces de la auténtica fortaleza. Un día comprendemos que nos agobiábamos por problemas que dejaban de serlo ante las desgracias que se descubren cuando nos asomamos a los umbrales de la marginación. Uno se pasma de haber pasado tantos años junto al dolor y junto a la soledad de los que estaban ahí, ”a la vuelta de la esquina”.
La gota que se sabe océano tiene una actitud radicalmente distinta a las de las gentes manipuladas por el consumismo, la inseguridad y el miedo. No hay que calentarse la cabeza buscando ocasiones extraordinarias para hacer cosas grandes que quizá nunca lleguen.
No existen límites de edad, de sexo o de condición social para practicar la solidaridad. Lo que importa es echarse a andar y sentir la pasión por la justicia.
Residencias de ancianos, hospitales, hogares para niños, hogares de discapacitados, clínicas psiquiátricas, comedores para transeúntes y personas sin hogar... es inmensa la lista de posibilidades. Sólo hay que animarse y se da uno cuenta que es más fácil de lo que suponíamos. Nunca es tarde para comenzar porque hoy es siempre, todavía. Siempre se pueden sacar dos horas a la semana para ayudar a los demás. Así podremos ser fieles a esa cita con lo mejor de nosotros mismos: el que nos necesita y se agarra a la mano que le tendemos, abierta y frágil, pero generosa.

José Carlos Gª Fajardo

Reparación debida mejor que ayuda

Uno de los grandes mitos sobre los africanos es que están condenados a morirse de hambre. No lo fue así antes de la conquista y colonización, ni lo es ahora, a pesar del incremento de su población. El infundio ha sido creado por las potencias dominadoras reemplazadas hoy por las grandes transnacionales: “No saben gobernarse, son inestables, siempre están en guerras tribales y necesitan de nuestra ayuda”. Una variante del despotismo ilustrado, “todo para ellos, pero sin ellos” aunque, en la práctica, jamás han pensado en ellos más que para aprovecharse de sus materias primas y de una mano de obra barata. Lo califican de “recursos materiales y humanos”.
La historia y la realidad cotidiana demuestran que esto es falso: Los más serios estudios antropológicos e históricos confirman que la mayoría de los pueblos africanos ha sabido ser autosuficiente y crear formidables imperios. Lo que no se puede es tomar la parte por el todo y apoyar el argumento en determinadas áreas geográficas desertizadas adonde fueron empujados sus moradores por los resultados de las guerras. Como en todas partes, las hambrunas han provocado enormes daños. Pero han sido las guerras de conquista las que han causado y causan todavía éxodos masivos cuyas imágenes nos sirven los medios. Hasta los señores del desierto, los tuaregs, que han sabido vivir durante siglos en una naturaleza hostil, pero que ellos controlaban hasta que les dividieron sus espacios libres en siete u ocho estados artificiales con fronteras que jamás habían existido.
El continente africano es uno de los más ricos y siempre mantuvo a sus habitantes hasta que esa locura de las megaurbes, creadas artificiosamente por los europeos, se convirtió en un espejismo para millones de seres que ya no controlaban sus tierras y se encontraron desarraigados en ghetos extraños.
Hablemos de pueblos empobrecidos y podremos comprobar lo acertado del pronóstico que permite calificar a Africa como “continente de la esperanza”.
Sus riquezas minerales, arbóreas, de tierras fértiles y de unas poblaciones capaces de organizarse se complementa en millones de hectáreas con ríos, lagos y recursos incomparables. Pero debido a que siempre ha tenido una población muy pequeña con relación a sus inmensas tierras no habían necesitado practicar la acuicultura porque la naturaleza era pródiga para satisfacer sus necesidades con la agricultura, la ganadería, la pesca de bajura y la explotación de las minas.
Es el momento de efectuar la reparación debida, mejor que ocultar la realidad con ayudas al desarrollo. Lo que se recibe en justicia no se agradece en caridad.

Nesemu: Cultura de la solidaridad

En hebreo, reflexionar y rumiar son sinónimos. Bueno, rumiar tiene más que ver con ponderar, contemplar, permitir que esa idea palabra o experienca bote y juegue dentro de nosotros. Aquí va algo que escribí y que tiene algo que ver con mi andadura en este vivir... sin causa.
Nesemu
La solidaridad supone cambios estructurales que transformen nuestra sociedad y nos abran a un futuro sostenible. La solidaridad se forja cuando comprometemos nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros conocimientos y nuestra voluntad para cambiar una sociedad que no nos gusta por otra más humana y más justa.
Del mismo modo que la caída del muro de Berlín sorprendió a los expertos y a los profesionales de los medios, es probable que esa nueva revolución se esté produciendo aunque no la percibamos.
Los más importantes acontecimientos en favor de la dignidad humana, como las grandes religiones o el movimiento obrero, fueron iniciativas solidarias de voluntarios que arriesgaron sus vidas y apostaron por la utopía con gratuidad y entrega a los demás. Lo que ahogó sus señas de identidad y su capacidad de arrastre fueron la burocracia política o eclesiástica. La recuperación de sus orígenes pasa por recrear el voluntariado y reinventar aquellos procesos que en la tradición obrera se llamaron militancia y autogestión y, en la tradición eclesial, compromiso y entrega, como dice García Roca en /Solidaridad y Voluntariado/.
Esta forma de voluntariado social, a diferencia de otras formas no menos válidas de ayuda a los demás, nace de experienciar la soledad y de la conciencia de injusticia social que lleva a una responsabilidad solidaria. El Estado de Bienestar debilitó la tradición del Voluntariado pretendiendo que los poderes públicos eran los únicos sujetos de la vida social, que la relación laboral era la única acreditada y que los especialistas desplazaban a la acción competente nacida de la iniciativa ciudadana. Todo quedaba bajo el control de la Administración o del mercado.
Cuando el Estado considera que es más que instrumento al servicio de la sociedad, ésta padece la intromisión de aquél y se corre el peligro de que padezcan los derechos naturales de los ciudadanos que no dimanan de Institución alguna sino que son consustanciales a la persona. Lo más que compete a los órganos de la administración del Estado es el reconocimiento, promoción y salvaguarda de los mismos frente a terceros y ante sí mismo. De ahí que el modelo de crecimiento que atribuye el bienestar social al Estado es injusto y se ha vuelto insostenible. Hay que buscar modelos alternativos al falso dilema /capitalismo salvaje/ o /socialismo de Estado/. Donde las estructuras son injustas el derecho de resistencia se convierte en un deber, y el no ejercerlo nos hace cómplices de sus consecuencias.

José Carlos Gª Fajardo

Nesemu: Derecho de restitución de los indígenas

El deber de resistencia indígena

/Devuélveme el futuro y pactaremos el armisticio/, dicen los indígenas por boca del escrito guineano Zamora Loboch. Nos lo dicen a los herederos de quienes invadieron y conquistaron sus tierras. En pleno siglo XIX los europeos trataban de enmascarar sus conquistas en nombre de las /Tres C: Civilizar, Cristianizar y Comerciar/. La historia muestra que el móvil de toda conquista es económico. Lo que denominaban /abrir rutas al comercio/. Como hoy los intereses que animan a la OMC, que buscan abrir mercados para sus productos hundiendo los autóctonos y saqueando las materias primas que necesitan. A esto llaman Ayudar al Tercer Mundo.
Celebramos Fiestas folclóricas con indígenas para que no pierdan su nota de color. /Cuiden al indígena, que no pierda su folclore, ni tale árboles, ni contamine el medio ambiente/. Los pueblos del norte, que hemos arrasado bosques, contaminado ríos y convertido litorales en cloacas, imponemos cómo deben conservar su hábitat transformándolo en Parques Naturales, para nosotros. ¿Por qué no sueltan unos centenares de elefantes y cocodrilos en el Bois de Boulogne, en Central Park, o en la Casa de Campo? En África se les obliga a que los elefantes devoren las cosechas ya que se ha roto el equilibrio natural.
Los indígenas de Brasil celebran con fuertes protestas los aniversarios de /su descubrimiento/ por los portugueses, al igual que otros pueblos del continente diezmados por los españoles y exterminados por los ingleses cuando descendieron del May Flower, como Moisés después de atravesar el Mar Rojo. Que en lugar de amorreos, filisteos y cananeos había siux, comanches y arapajoes. Daba igual, había que exterminarlos. Ese genocidio espera su juicio porque esos crímenes no prescriben.
Las agencias de prensa a veces informan de secuestros de pretendidos turistas por bandas indígenas en países del Tercer Mundo. El cacique Roni, de la etnia Caipós, mantuvo a quince turistas como rehenes hasta que el gobierno brasileño les garantizó la zona de tierra reconocida en 1991. ¿Qué habría sucedido si no ejercen el deber de resistencia por los medios que tenían? Hace dos años fueron secuestrados 165 trabajadores de la Shell, en Nigeria, por el pueblo Ijuw cuyas tierras ha devastado la petrolera. A veces se califica como bandas criminales, a quienes, si triunfan, la historia reconocerá como héroes.
Los pueblos indígenas sojuzgados por los invasores tienen el deber de rebelarse por los medios a su alcance para conservar sus señas de identidad. Parece que sólo así lograrán el diálogo para recuperar su futuro.

José Carlos Gª Fajardo

Redacción del blog: Escuchar el grito de los marginados

Ser persona es la capacidad de darse a los demás y saberse parte de la creación entera. El tránsito de ser humano a persona es esa actitud radical de crear espacios de encuentro y ambientes de solidaridad fruto de una convivencia; conscientes de que la comunión es la más alta expresión de la naturaleza humana, porque se apoya en una voluntad de asumir la realidad más auténtica. Nada más lejos de la uniformidad y del individualismo que se apoya en un egoísmo miope lastrado por confundir los medios con los fines, al instrumentalizar todo en aras de la utilidad como único criterio válido para conseguir un triunfo que poco tiene que ver con el éxito, en su sentido de salir de sí mismo al encuentro de los demás para caminar juntos. La felicidad personal tiene que ver con la perfección de la humanidad entera, con la maduración de cuanto existe y con aquella actitud ante la vida de una pobreza noble que nos anima a "vivir con modestia y pensar con grandeza".
Los poderes de turno en la universidad, en la economía y en la política nos bombardean con teorías, con modelos y nos imponen doctrinas que amenazan con ahogar la libertad de elegir, de ser y de compartir. No nos permiten siquiera el derecho a equivocarnos. Hay gentes que pretenden saber y conocer todo, para organizarlo todo. Afortunadamente, cada día somos más los que apostamos por la solidaridad: por compartir la suerte de los demás en la convicción de que, al final, debe ser cierto que los hombres participamos en un proyecto común. Es preciso salvar esta tierra sobre la que vivimos y con la que respiramos en una aventura cósmica, como sugería el jefe Seattle.
Comunidad no es uniformidad, así como tampoco universalidad es sincretismo, sino el diálogo creador dentro de un sano pluralismo. La unidad en una proyección de futuro nos lleva a hacer nuestras las necesidades ajenas y juntar esfuerzos para luchar por la humana condición que exige la dignidad como garantía de una libertad auténtica. No libertad para morirse de hambre. No se puede considerar a los demás como contrincantes o como enemigos. Los otros son la expresión más cierta de mi personalidad como hombre. Ser para los demás nos devuelve el rostro originario y nos encamina hacia la identidad perdida. Así sintonizaríamos con esos millones de personas que padecen hambre, miseria, dolor, marginación y soledad.

Blog Khan: El grito de los pobres

Todos conocemos la historia de aquel joven pez, que después de nadar durante jornadas extenuantes, preguntó a un pez anciano: “¿Dónde está el océano? No hago más que oír hablar de él, pero no sé dónde está”. El anciano respondió: "Está aquí, es lo que nos rodea y en donde vivimos”. “Si es así, insistió el joven, ¿por qué no puedo verlo?” “Porque está en todas partes, le respondió amable. Te rodea. Está en ti y fuera de ti. Nacimos en el mar y moriremos en el mar. Más aún, tú eres la vida del océano. Cuando nadas, revelas su presencia. Es porque está tan cerca de ti por lo que te cuesta caer en la cuenta. Pero no te preocupes, está aquí”.
Este cuento vino a mi memoria ante la reflexión de un conocido maestro espiritual que sostiene que todas las religiones de la tierra han servido a los pobres durante miles de años; pero la pobreza sigue aumentando. Y se pregunta “¿qué clase de servicio es ése?”
Argumenta que, después de miles de años, la pobreza tendría que haber desaparecido pero lo que hacen las religiones es alimentarla. Afirma que el verdadero servicio sería decir a los pobres “Estáis siendo explotados y tenéis que rebelaros contra los intereses creados”.
Los poderosos donan dinero para que sigan predicando la sumisión y la esperanza en otra vida, mientras ellos continúan explotando a los pobres.
Denuncia que la pobreza es causada por el sistema social, disfrazado de la hermosa palabra “servicio”, que sirve para ocultar una estructura social explotadora.
El maestro espiritual denuncia “Si estuvieseis interesados en acabar con la pobreza, combatiríais sus raíces. Sólo tratáis los síntomas. ¿Cómo vas a ayudar a los pobres dándoles ropa o comida? Lo que harás será mantenerlos en la subsistencia para que los poderosos puedan seguir explotándolos.”
Recuerdo a un ateo había escrito en la pared “God is nowhere” (Dios no está en ninguna parte). Cuando su hijo comenzó a aprender a leer, tenía dificultad con la larga palabra “nowhere” así que leyó “God is now here” (Dios está aquí y ahora). El padre se dijo “Si no puedo comprobar que Dios no está en ninguna parte, lo prudente será respetar la voz de mi hijo”.
El ateo y el teísta son creyentes, pero el agnóstico sólo busca la verdad. La anuncie un pez anciano o un niño ante el escándalo de un maestro espiritual hindú.

José Carlos García Fajardo.

Blog Khan: Necesitamos muchos voluntarios

Las asociaciones humanitarias no pueden ser “sucedáneos” para paliar las injusticias que es preciso subsanar en sus estructuras. Los voluntarios tienen que reconocer cuanto de bueno, de justo y de eficaz se ha hecho hasta ahora en los campos de la beneficencia, de la solidaridad, de la justicia y de la caridad por movimientos que han sembrado la historia de ejemplos impresionantes de entrega de sí mismos y de la creación de obras que testimonian la ejemplaridad de su conducta.
El trabajo de los voluntarios sociales no puede ser una “moda” para suplir la falta de convocatoria desde otras instancias políticas, sociales, o religiosas, ni para encubrir los errores, las injusticias y la explotación de los pobres por parte de los ricos, de los pueblos empobrecidos del Sur por los intereses económicos del Norte.
El voluntariado es un fenómeno sociológico que nace de una exigencia contra toda forma de discriminación y marginación por causa de raza, sexo, creencias, cultura, situación económica, edad o ideas políticas participando en algún proyecto de solidaridad dentro de alguna organización humanitaria de experiencia contrastada.
Es posible comprometerse ante el testimonio de personas corrientes que saben arañar unas horas de su tiempo para servir a los demás, sobre todo a los más necesitados, aquí "a la vuelta de la esquina", en nuestro entorno.
Las asociaciones humanitarias que han asumido su responsabilidad al servicio de los más débiles, no pueden erigirse en protagonistas de la acción social sino como cooperadores en esta tarea que nos compete a todos. Ni cabe un Estado providencia con pretensiones de regularlo todo ni es imaginable una sociedad utópica que camine al margen de las instituciones públicas con grupos de presión que trastornen el orden social querido por los ciudadanos.
(Existen asociaciones que desarrollan proyectos sostenidos por voluntarios sociales que quieren trabajar con los más necesitados: desde ancianos hasta niños, desde enfermos terminales hasta reclusos, desde inmigrantes hasta presos, desde drogadictos hasta enfermos de sida, desde los que padecen algún tipo de discapacidad hasta los que la sociedad margina en cualquiera de sus formas.)
Los mueve una solidaridad auténtica que trabaja en busca de la justicia y de la concordia, con plena gratuidad, sin buscar nada a cambio ni imponer ningún modelo de desarrollo o concepción de vida alguna que pueda desarraigarlos de sus tradiciones y de sus señas de identidad. Es la persona humana, en su comunidad y en su ambiente, lo que los mueve a servirles en su desarrollo personal y auténtico, integral y equilibrado.

José Carlos García Fajardo

Blog Khan: La col de Tamerlán

"Es preciso relativizar la propia forma de vida para legitimar las exigencias de otras formas de existencia: no proyectar como universal la propia identidad, no marginar lo que se desvía de esta última; facilitar un aumento incesante de la tolerancia."

Esta sugerente reflexión del filósofo alemán, Jürgen Habermas, me ha traído a la memoria lo que sucedió durante una cena en palacio a la que el poderoso rey mogol Tamerlán invitó al sabio Maestro Hodja. Para la ocasión, el cocinero real, entre otros platos, había preparado uno a base de col.

Terminada la cena, Tamerlán preguntó a Hodja:
- ¿Le gustó la col?
- Estaba exquisita, Majestad.
- A mí me pareció horrible, dijo Tamerlán.
- Tiene razón, agregó Hodja, estaba demasiado blanda.
- Pero, Maestro, acabas de decirme que te pareció exquisita, - observó Tamerlán -.
- Sí, pero estoy al servicio de Su Majestad, no de la col, - replicó Hodja llevando su vaso de vino a los labios que celaban una sonrisa -.
Esto sucedió hace casi mil años. La gente todavía busca opinión y consejo, no sólo preguntando a los sabios sino en libros y en Internet. Pocas de estas fuentes son tan honestas como Hodja en admitir a quién sirven y de quiénes son las opiniones que expresan. En lugar de eso, se llenan la boca con una pretendida “objetividad”.
Hasta en la selección misma de un tema sobre el que se va a hablar o a escribir se manifiesta una subjetividad.
En lugar de expresar lo que gusta o no gusta a quienes están en el poder, la actitud radical de nuestra vida puede elegir la afirmación y la defensa de la vida, de la libertad y del derecho a la búsqueda de la felicidad.
Sobre todo, en la opción preferencial por los más pobres, por los marginados, por los que no son nadie a los ojos del mundo y, sin embargo, lo son todo en el sentido radical de la existencia. Como una flor, como el murmullo del agua o el vuelo de las águilas sobre las montañas.
Como tú mismo que cada mañana puedes decir “!Yo sé quién soy!”

Nesemu

Blog Khan: Que vengan los nuevos bárbaros

En no pocos países europeos, muchos inmigrantes padecen la exclusión social. Los que no tienen acceso a la educación, los que no cuentan con servicios sanitarios, los que son explotados laboralmente, sin contratos o amenazados por empresarios inicuos. Por no hablar de los que son maltratados por el color de su piel o los que caen en redes de tráfico inhumanas o los que son inducidos u obligados a delinquir aprovechando su pobreza. Las Asociaciones de Derechos Humanos trabajan en muchos países europeos con eficacia contra esas actitudes xenófobas.
Algunos consideran a los inmigrantes como marginados, al lado de los sin techo, de los toxicómanos o de los reclusos. Sin embargo, los inmigrantes son personas con una vida normalizada en sus países que lo único que persiguen es un puesto de trabajo para mejorar su nivel de vida.
Las ONG están proporcionando muchos servicios asistenciales que deberían ser exigidos a las administraciones públicas. El papel de las organizaciones humanitarias debe centrarse en la promoción de los valores del intercambio cultural. A los voluntarios se les pide una actitud de comprensión y de respeto, que sensibilice y que ayude a mirar de frente al inmigrante sin prejuicios.
Es justo que cada país organice su ordenamiento legal para regular la inmigración y adaptarla a sus circunstancias sociales, económicas y políticas. Pero no lo es mirar a los nuevos bárbaros que amenazan el limes (frontera del Imperio Romano) de este caduco imperio europeo como una amenaza sino como acicate. A ellos debemos acercarnos para escucharlos, respetarlos y compartir sus saberes. Sin imponerles un modelo cultural que les haga renunciar al suyo, y, mucho menos, tratar de absorberlos.
El emigrante siempre tiene razones poderosas para dejar su tierra. Conviene acordarse de por qué salieron millones de europeos y riadas de españoles de los que hoy siguen viviendo fuera casi dos millones.
Lo que no se reconozca en justicia a los inmigrantes nos será arrebatado por la fuerza en nombre de esa misma justicia. Ya no cabe el neocolonialismo ni las ayudas paternalistas, ni la pretendida salvación de sus almas mientras nos quedamos con sus riquezas. Pronto habrá que cuestionar el concepto de “ayuda al desarrollo” para enfocar los problemas desde la reparación debida y desde las relaciones comerciales entre iguales. Es precisa la solidaridad como determinación firme y perseverante de trabajar por el bien de todos. También por el de nosotros, viejos mestizos de Europa.

José Carlos García Fajardo

Blog Khan: Que vengan los nuevos bárbaros

En no pocos países europeos, muchos inmigrantes padecen la exclusión social. Los que no tienen acceso a la educación, los que no cuentan con servicios sanitarios, los que son explotados laboralmente, sin contratos o amenazados por empresarios inicuos. Por no hablar de los que son maltratados por el color de su piel o los que caen en redes de tráfico inhumanas o los que son inducidos u obligados a delinquir aprovechando su pobreza. Las Asociaciones de Derechos Humanos trabajan en muchos países europeos con eficacia contra esas actitudes xenófobas.
Algunos consideran a los inmigrantes como marginados, al lado de los sin techo, de los toxicómanos o de los reclusos. Sin embargo, los inmigrantes son personas con una vida normalizada en sus países que lo único que persiguen es un puesto de trabajo para mejorar su nivel de vida.
Las ONG están proporcionando muchos servicios asistenciales que deberían ser exigidos a las administraciones públicas. El papel de las organizaciones humanitarias debe centrarse en la promoción de los valores del intercambio cultural. A los voluntarios se les pide una actitud de comprensión y de respeto, que sensibilice y que ayude a mirar de frente al inmigrante sin prejuicios.
Es justo que cada país organice su ordenamiento legal para regular la inmigración y adaptarla a sus circunstancias sociales, económicas y políticas. Pero no lo es mirar a los nuevos bárbaros que amenazan el limes (frontera del Imperio Romano) de este caduco imperio europeo como una amenaza sino como acicate. A ellos debemos acercarnos para escucharlos, respetarlos y compartir sus saberes. Sin imponerles un modelo cultural que les haga renunciar al suyo, y, mucho menos, tratar de absorberlos.
El emigrante siempre tiene razones poderosas para dejar su tierra. Conviene acordarse de por qué salieron millones de europeos y riadas de españoles de los que hoy siguen viviendo fuera casi dos millones.
Lo que no se reconozca en justicia a los inmigrantes nos será arrebatado por la fuerza en nombre de esa misma justicia. Ya no cabe el neocolonialismo ni las ayudas paternalistas, ni la pretendida salvación de sus almas mientras nos quedamos con sus riquezas. Pronto habrá que cuestionar el concepto de “ayuda al desarrollo” para enfocar los problemas desde la reparación debida y desde las relaciones comerciales entre iguales. Es precisa la solidaridad como determinación firme y perseverante de trabajar por el bien de todos. También por el de nosotros, viejos mestizos de Europa.

José Carlos García Fajardo

Blog Khan: Apadrinamientos confusos

En el lenguaje corriente utilizamos expresiones que llevan cargas afectivas que tienen que ver con nuestra visión del mundo, aunque no mantengamos prácticas religiosas. Durante siglos, en Occidente como todavía en Oriente, no se podían separar religión y cultura aunque sea legítimo distinguirlas. La religión confería a la cultura su sentido último mientras la cultura prestaba a la religión su lenguaje. Todo lenguaje está culturalmente condicionado y toda cultura está informada por una visión última de la realidad.
Las gentes ya no saben lo que dicen cuando emplean palabras como “apadrinar” y las reducen al compromiso de pagar una determinada cantidad de dinero con fines benéficos. No pocas veces, este gesto alivia la tensión que producen las noticias de catástrofes naturales, víctimas de las guerras, del hambre, de carencias sanitarias o de educación perfectamente controlables de acuerdo con los Informes de las Agencias Internacionales más solventes PNUD, UNESCO, OMS, FAO, UNICEF. Parece más fácil desprenderse de una cantidad de dinero que preguntarse por las causas de esas injusticias, de esos modelos de desarrollo o de esos sistemas socio-políticos que producen víctimas inocentes, pueblos oprimidos, regiones explotadas para que no más de un quinto de la humanidad mantenga un crecimiento económico que confunden con su bienestar. Olvidan que la solidaridad universal es un imperativo ético que sobrepasa cualquier fenómeno religioso surgido en el tiempo y producto de una realidad que no gusta o de la sublimación de miedos a lo desconocido que llegan a convertirse en mitos que terminan por creerse.
Al poder de las religiones sucedió el del Estado soberano y de las instituciones. Ahora son los grandes grupos económicos y financieros quienes dictan sus políticas a los Estados y, de rebote, a las asociaciones civiles que, con la mejor voluntad, pueden servir de cortafuegos a sus inhumanos proyectos de desarrollo.
Desde hace tres décadas asistimos a la proliferación de asociaciones humanitarias que apuestan por la justicia social más allá de las fronteras y de los intereses de esos grupos de presión que hoy deciden las políticas de los estados.
Junto a esta esperanzadora reacción social hay grupos confesionales, políticos y de intereses que se aprovechan de los sentimientos mediante “apadrinamientos” de niños jugando con el subconsciente religioso para obtener fondos de dudosa administración. Pueden causar gran daño, porque la esperanza no es de lo futuro sino de lo invisible y nadie tiene derecho a ocultar bajo nobles sentimientos intereses de gentes desalmadas que confunden valor con precio y desarrollo con crecimientos económicos descontrolados.

José Carlos García Fajardo

Blog Khan: La caza de talentos del Sur

El voluntariado social actúa como la red en la pista de un circo: recoge el cuerpo del que cae, lo devuelve a su lugar y pasa desapercibido para el público, atento a lo que sucede en los trapecios.
La autenticidad del voluntariado social se mide por la respuesta ante una desigualdad injusta o ante un atentado a la libertad porque la vida se percibe como el camino en la búsqueda de la felicidad y ésta es inseparable de la libertad y de la justicia. La historia muestra que siempre ha habido personas compasivas que se ocuparon de los demás. Por razones religiosas, éticas o simplemente humanas. Por eso habría que poner en sordina el abuso del término “humanitario” y la pretensión de quienes sostienen que sólo por motivos religiosos, aún inconscientes, se pueden realizar tareas de voluntariado.
Al voluntariado social lo caracterizan la gratuidad, la continuidad, la libre elección, insertarse en un programa dentro de una organización seria y el conocimiento y respeto de las personas y pueblos para no confundir la realidad con los deseos. Nada más lejos del voluntarismo, intrusismo, militantismo, diletantismo o del asistencialismo que crea dependencia.
De lo contrario, se incurre en la burocracia, la productividad y el sectarismo. Del cuanto mejor, más; se pasa al cuanto más, mejor. Ahí se repite la historia de la decadencia de los movimientos sociales para convertirse en partidos políticos, grupos de poder o caterva de intereses.
Los movimientos sociales que jalonan la historia comenzaron por un grupo de personas que se compadecieron de las miserias ajenas y se alzaron contra la injusticia. Se organizaron en grupos, padecieron la incomprensión mientras superaban las dificultades y ocupaban el lugar que les correspondía en el tejido social.
Eran como la llamada que el punto hacía a la aguja, según la respuesta del maestro de acupuntura. Los voluntarios sociales no suelen ser enviados sino que se sienten llamados. Como la sangre acude a los bordes de la herida para limpiarla, para refrescarla y si puede, para aliviarla. Lo nuestro no es curar, sino cuidar y siempre de forma subsidiaria.
Se impone un debate sobre el papel de los profesionales que trabajan en las ONG junto a los voluntarios sociales. El profesional puede ser voluntario pero si percibe un sueldo y no está dominado por la pasión de la justicia llevará a la organización a perder sus señas de identidad. El mayor valor de las ONG radica en su vocación de servicio, con denuncia de las injusticias y aportación de propuestas alternativas.
La experiencia del voluntario social es que si hay algo más grande que hacer el bien y la justicia es ayudar a que lo hagan los demás.

José Carlos García Fajardo

BLOG KHAN: Marketing con causa equivocada

"El Marketing con causa (MCC) es cómo hacer negocios haciendo el bien sin menoscabo de la imagen de la empresa", dice un mailing enviado a empresarios para "incrementar el negocio y mejorar la imagen de la empresa". Por 1.200 euros por persona enseñan, en día y medio, a fidelizar a su clientela apoyando una causa social de acuerdo con las sensibilidades de la demanda.
Señalan "los valores prioritarios de su target: El hambre, la lucha contra las drogas y la defensa del medio ambiente... evitando la relación causa-efecto entre el producto y la causa apoyada".
De ahí que para //planificar un programa de MCC que incremente los beneficios de la empresa//, le ayudarán a detectar los valores inherentes a su segmento de mercado, a seleccionar al partner y el proyecto //de forma que sea bien recibido por el público y conseguir la mayor resonancia social//. No se cortan un pelo a la hora de garantizar la dirección del programa "con transparencia para reducir el escepticismo de los consumidores: el triángulo cliente- organización no lucrativa- empresa... y evitar caer en la explotación de la causa por parte de la empresa desde la óptica del cliente".
Sostienen que hay que servirse de una asociación humanitaria sin ánimo de lucro para incrementar los beneficios de una empresa. No importa si se trafica con dinero, armas, tabacos, hipotecas, alcohol o productos contaminantes.
Produce pavor que hayan identificado los valores ante los que la opinión pública es más sensible: el hambre, las drogas y el medio ambiente. Pronto añadirán la explotación de los niños, el maltrato a las mujeres, las víctimas de la guerra o los enfermos incurables.
La clave está en encontrar una ONG que no pregunte demasiado, que esté dispuesta a recibir una cantidad de dinero //para la meritoria labor que realizan// y lograr una cobertura de los medios de comunicación //para conseguir la mayor resonancia social//.
Según este planteamiento, no se trata de aliviar el sufrimiento, combatir las causas que ocasionan la marginación, el hambre, la explotación de los seres más débiles, sino de vender más y ganar más dinero que, por otra parte, se verá incrementado por la desgravación fiscal de las cantidades donadas.
Creemos que la calidad del producto y el servicio es lo que debe informar el marketing. Las ONG no deben prestarse a estas actividades porque el fin nunca justificará los medios. Se desvirtúa la labor de las empresas que ayudan a obras sociales sin pedir nada a cambio.

José Carlos García Fajardo

Nesemu: KERALA, propuestas alternativas

Es preciso destacar ejemplos de desarrollo humano que promueven políticas coherentes centradas en las comunidades. Es el caso del estado de Kerala, en India. Con 22 millones de habitantes ha logrado eliminar la pobreza absoluta sin alcanzar un rápido crecimiento del PNB. El éxito de Kerala se debe a una inteligente reforma agraria, a la alfabetización gratuita de hombres y mujeres y al auge de los movimientos sociales para la conservación del ambiente. La lucha por los derechos individuales y la participación de los trabajadores han sido fundamentales.
Aunque no hayan erradicado toda la pobreza, - ¿quién lo ha logrado?- , es esperanzador que consiguieran su nivel por caminos alternativos sin someterse al modelo impuesto por los organismos financieros internacionales. Caso único de un gobierno progresista con el que cooperan otros partidos para la consecución de unos logros inéditos en otros estados de India con similares condiciones infrahumanas de Kerala.
Acaba de hacerse público el Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD 2003, imprescindible para abordar esos grandes temas que no siempre coinciden con el crecimiento económico ni con el modelo de desarrollo impuesto por los países industrializados.
La ayuda al desarrollo es sólo un aspecto de la relación entre países pobres y ricos, vinculada a las políticas no siempre acertadas de los organismos financieros internacionales, del comercio internacional y de la prepotencia de las transnacionales. Un comercio internacional sin cortapisas, las inversiones adecuadas, el control de la venta de armas y la transformación de la deuda son mucho más importantes para un desarrollo humano endógeno, sostenible y equitativo. Pierden sentido los fondos de ayuda a los pueblos indígenas en la administración de los bosques si los agentes comerciales talan árboles sin control para exportar madera a países ricos.
Una auténtica cooperación apoya derechos y reivindicaciones sociales más que impone un crecimiento económico basado en privatizaciones o transferencias de bienes. La ayuda al desarrollo no puede reducir la pobreza en regiones destrozadas por guerras civiles alimentadas por quienes les exportan armas y les facilitan créditos FAD. Tampoco es admisible la ayuda a países que violan los derechos humanos como China, Indonesia, Pakistán, Arabia e Israel principales receptores de la ayuda de los países ricos.
Podemos promover un desarrollo humano sostenible para forjar una ética de la ciudadanía global que afirma que los seres humanos son promotores de cambio capaces de definir el ámbito de su bienestar con alternativas a los poderes establecidos.

José Carlos Gª Fajardo