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J. C. García Fajardo

Nesemu: Cultura de la solidaridad

En hebreo, reflexionar y rumiar son sinónimos. Bueno, rumiar tiene más que ver con ponderar, contemplar, permitir que esa idea palabra o experienca bote y juegue dentro de nosotros. Aquí va algo que escribí y que tiene algo que ver con mi andadura en este vivir... sin causa.
Nesemu
La solidaridad supone cambios estructurales que transformen nuestra sociedad y nos abran a un futuro sostenible. La solidaridad se forja cuando comprometemos nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros conocimientos y nuestra voluntad para cambiar una sociedad que no nos gusta por otra más humana y más justa.
Del mismo modo que la caída del muro de Berlín sorprendió a los expertos y a los profesionales de los medios, es probable que esa nueva revolución se esté produciendo aunque no la percibamos.
Los más importantes acontecimientos en favor de la dignidad humana, como las grandes religiones o el movimiento obrero, fueron iniciativas solidarias de voluntarios que arriesgaron sus vidas y apostaron por la utopía con gratuidad y entrega a los demás. Lo que ahogó sus señas de identidad y su capacidad de arrastre fueron la burocracia política o eclesiástica. La recuperación de sus orígenes pasa por recrear el voluntariado y reinventar aquellos procesos que en la tradición obrera se llamaron militancia y autogestión y, en la tradición eclesial, compromiso y entrega, como dice García Roca en /Solidaridad y Voluntariado/.
Esta forma de voluntariado social, a diferencia de otras formas no menos válidas de ayuda a los demás, nace de experienciar la soledad y de la conciencia de injusticia social que lleva a una responsabilidad solidaria. El Estado de Bienestar debilitó la tradición del Voluntariado pretendiendo que los poderes públicos eran los únicos sujetos de la vida social, que la relación laboral era la única acreditada y que los especialistas desplazaban a la acción competente nacida de la iniciativa ciudadana. Todo quedaba bajo el control de la Administración o del mercado.
Cuando el Estado considera que es más que instrumento al servicio de la sociedad, ésta padece la intromisión de aquél y se corre el peligro de que padezcan los derechos naturales de los ciudadanos que no dimanan de Institución alguna sino que son consustanciales a la persona. Lo más que compete a los órganos de la administración del Estado es el reconocimiento, promoción y salvaguarda de los mismos frente a terceros y ante sí mismo. De ahí que el modelo de crecimiento que atribuye el bienestar social al Estado es injusto y se ha vuelto insostenible. Hay que buscar modelos alternativos al falso dilema /capitalismo salvaje/ o /socialismo de Estado/. Donde las estructuras son injustas el derecho de resistencia se convierte en un deber, y el no ejercerlo nos hace cómplices de sus consecuencias.

José Carlos Gª Fajardo

4 comentarios

Jordan7 -

Lo siento por haberlo enviado tantas veces. Es que esta página me falla y no sabía si se había enviado.

Jordan7 -

La solidaridad es como la democracia, una forma de plantear la vida en todos sus aspectos. Los cambios drásticos que han sufrido las sociedades en los últimos treinta años han desecho la unión que había entre las gentes, anteponiendose los intereses induviduales de cada uno. Los movimientos de conciencia que agrupaban a ciertas clases se echan de menos. Pero ese proceso ya lo hemos pasado. Las sociedades deben de avanzar. Y se está avanzando, porque muchos ya no quieren ser cómplices y comienzan a pedir alternativas. Y entre ellos tenemos que estar nosostros, los jóvenes. Aunque va a ser difícil derrocar a una ideología en la que prima la seguridad de uno antes que la ayuda a otros, y que extiende esto mediante el planteamiento del miedo. Cuando es el miedo el que necesita la ayuda. Y grita, llora y dispara para conseguirla.

Rôvënty -

Ayer mismo hablaba sobre un tema parecido. La mayoría de las personas creen que su ayuda no aporta nada, porque apenas es un granito de arena en el inmenso e inclemente desierto que es el mundo. Pero la solidaridad y el voluntariado no consiste en salvar el mundo, ni siquiera en intentar cambiarlo de estructura. La alternativa al capitalismo neolibreal y al comunismo de estado se me escapa. No es eso lo importante.

Hay quienes hablan de cambiar el mundo; otros lo cambian con su hacer cada día.

diana -

La solidaridad es una de las cosas más necesarias en el mundo actual en el que tantas personas viven en la miseria existiendo un desarrollo que debería impedirlo. Creo que es necesario tanto la concienciación de las personas como la intervención del Estado, ante la necesidad para vivir cualquier ayuda es válida.
Es cierto que el Estado a veces no cumple como debiera en este aspecto pero no creo que debamos atribuirle la decadencia del voluntariado. En mi opinión, ésta proviene del egoísmo característico de nuestra sociedad. Cuando ésta esté preparada para asumir las responsabilidades que el voluntariado atañe entonces podremos acabar con la intrusión. Mientras debemos hacer oir nuestras quejas acerca de lo injusto y lo que se está haciendo mal para corregirlo y mejorar en lo posible la vida de las personas.