Nesemu: ¿Era indisoluble el matrimonio civil de Leticia?
Del artículo en ABC del portavoz de la Conferencia Episcopal, P. Martínez Camino S.J., se deduce que quienes han contraido matrimonio civil, han contraído un matrimonio indisoluble porque 'ese matrimonio civil es un matrimonio indisoluble también para la legislación eclesial'. Leticia Ortiz se casó por lo civil consciente y libremente, no coaccionada ni sin saber lo que hacía, luego, fue un auténtico matrimonio para la legislación eclesial. Y lo hizo porque libremente se declaró agnóstica.
Luego, no podía volver a casarse porque ninguno de los cónyuges solicitó la anulación del vínculo matrimonial sino que se divorciaron en el ejercicio de sus derechos garantizados por la Constitución.
Si después, públicamente se casó con el Príncipe de Asturias, ese matrimonio no debería poder ser válido para la Iglesia porque no había sido declarado nulo el anterior. Luego, ha incurrido en bigamia... a los ojos de la Iglesia. ¿Cómo pudieron los Obispos que celebraron su boda con el Heredero de la Corona contravenir de semejante forma su propia doctrina de que su anterior matrimonio era indisoluble ?
Ahí queda eso. Lo digo no como creyente sino como ciudadano que tarta de cumplir las leyes, paga impuestos y acata la Constitución que garantiza la igualdad en los derechos para todos los españoles. Como, por ahora, el régimen constitucional en España es la Monarquía, nos vemos afectados por sus actos o errores todos los españoles, no sólo los monárquicos o los católicos.
¿Algún día se discutirá la legitimidad del hijo que va a nacer de Doña Leticia?
O, en el caso de que el actual Heredero cambiase de parecer en sus afectos, nada infrecuente en la dinastía borbónica (y en el resto de las europeas como vemos sin cesar), -historia teste- se agarraría a esa doctrina de la Iglesia formulada por el portavoz de la Conferencia Episcopal para pedirle, una vez más, a ésta Institución que declarase nulo lo sucedido a bombo y platillo en la Catedral de la Almudena?
El portavoz declara que el Episcopado español está escandalizado ante este terrible ataque a la institución de la familia por la Ley que reconoce los derechos de las parejas homosexuales. Casi dijeron lo mismo cuando se promulgó la Ley del divorcio o la que precisa los supuestos para una interrupción legal de un embarazo no deseado.
¿Ha ocurrido algo en el seno de esa familia tradicional, a la que los clérigos han renunciado en no pocas ocasiones porque no podrían formarla y ahora ven con pavor que, si hubiera existido la Ley en discusión, quizás las vidas de algunos/as hubieran podido tomar otro rumbo? El tema está ahí y las estadísticas abrumadoras de los comportamientos sexuales, no pocos condenados como delitos, de centenares de clérigos que ya han salido a la luz y que con otra orientación a sus inclinaciones sexuales probablemente hubieran ahorrado miles de víctimas inocentes. Lo que ocurra entre adultos pertenece a esa, libertad que les reconocen y amparan las Leyes, en otros supuestos, no.
Nesemu
Padre Juan Antonio Martínez Camino:
/La Iglesia reconoce la realidad humana de la unión del varón y la mujer como la base antropológica del sacramento del matrimonio. Esa unión no siempre es sacramento cristiano, pero siempre es una realidad humana sagrada. Quienes no están obligados al matrimonio canónico, por no ser católicos, y contraen matrimonio según la recta razón, adquieren un compromiso social y de conciencia que la Iglesia reconoce en toda su densidad humana y religiosa. Es un matrimonio indisoluble también para la legislación eclesial. /
Luego, no podía volver a casarse porque ninguno de los cónyuges solicitó la anulación del vínculo matrimonial sino que se divorciaron en el ejercicio de sus derechos garantizados por la Constitución.
Si después, públicamente se casó con el Príncipe de Asturias, ese matrimonio no debería poder ser válido para la Iglesia porque no había sido declarado nulo el anterior. Luego, ha incurrido en bigamia... a los ojos de la Iglesia. ¿Cómo pudieron los Obispos que celebraron su boda con el Heredero de la Corona contravenir de semejante forma su propia doctrina de que su anterior matrimonio era indisoluble ?
Ahí queda eso. Lo digo no como creyente sino como ciudadano que tarta de cumplir las leyes, paga impuestos y acata la Constitución que garantiza la igualdad en los derechos para todos los españoles. Como, por ahora, el régimen constitucional en España es la Monarquía, nos vemos afectados por sus actos o errores todos los españoles, no sólo los monárquicos o los católicos.
¿Algún día se discutirá la legitimidad del hijo que va a nacer de Doña Leticia?
O, en el caso de que el actual Heredero cambiase de parecer en sus afectos, nada infrecuente en la dinastía borbónica (y en el resto de las europeas como vemos sin cesar), -historia teste- se agarraría a esa doctrina de la Iglesia formulada por el portavoz de la Conferencia Episcopal para pedirle, una vez más, a ésta Institución que declarase nulo lo sucedido a bombo y platillo en la Catedral de la Almudena?
El portavoz declara que el Episcopado español está escandalizado ante este terrible ataque a la institución de la familia por la Ley que reconoce los derechos de las parejas homosexuales. Casi dijeron lo mismo cuando se promulgó la Ley del divorcio o la que precisa los supuestos para una interrupción legal de un embarazo no deseado.
¿Ha ocurrido algo en el seno de esa familia tradicional, a la que los clérigos han renunciado en no pocas ocasiones porque no podrían formarla y ahora ven con pavor que, si hubiera existido la Ley en discusión, quizás las vidas de algunos/as hubieran podido tomar otro rumbo? El tema está ahí y las estadísticas abrumadoras de los comportamientos sexuales, no pocos condenados como delitos, de centenares de clérigos que ya han salido a la luz y que con otra orientación a sus inclinaciones sexuales probablemente hubieran ahorrado miles de víctimas inocentes. Lo que ocurra entre adultos pertenece a esa, libertad que les reconocen y amparan las Leyes, en otros supuestos, no.
Nesemu
Padre Juan Antonio Martínez Camino:
/La Iglesia reconoce la realidad humana de la unión del varón y la mujer como la base antropológica del sacramento del matrimonio. Esa unión no siempre es sacramento cristiano, pero siempre es una realidad humana sagrada. Quienes no están obligados al matrimonio canónico, por no ser católicos, y contraen matrimonio según la recta razón, adquieren un compromiso social y de conciencia que la Iglesia reconoce en toda su densidad humana y religiosa. Es un matrimonio indisoluble también para la legislación eclesial. /
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Audrey -