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J. C. García Fajardo

Nesemu: Trabajad para vivir

No se puede vivir para trabajar, educarse para encontrar un trabajo ni hacer de él el centro de nuestras vidas. Se trabaja para vivir lo mejor posible. Punto. Tampoco se puede sacrificar a ese ídolo nuestra vida familiar, amorosa, de relación o de creación. Debemos proponernos trabajar /porque queremos, porque nos da la gana/. Y nunca preguntarnos si nos gusta o no lo que tenemos que hacer. Y hacer de él un hermoso pasatiempo, algo creativo aunque sea en la repetida acción de conducir un vagón del Metro o vender billetes. Hay un arte en cultivar flores, en venderlas, en hacer paquetes o cortar filetes, en pesar verduras o en atender a un cliente. En cuanto al estudio, lo pesado son los exámenes con las técnicas absurdas que nos imponen para certificar que hemos recargado la memoria con cosas que vamos a olvidar al día siguente. Hay que saber construir el trabajo de cada día como si fuera único, no el último ni el primero. El Profeta lo cuenta de manera más poética, y acierta con algunas ideas y expresiones formidables. Os lo regalo, es mi trabajo.

Nesemu

//Después, un labrador pidió: ¡Háblanos del Trabajo!

Y él contesto, diciendo:

Trabajad para que podáis conservar la paz con la tierra y con su alma. Porque el permanecer ocioso es volverse un extraño para las estaciones, y dejar la procesión de la vida, que anda con majestad y orgullosa sumisión hacia el infinito.
* * *
Cuando trabajáis os convertís en una flauta a través de cuyo corazón se transforma en música el murmullo de las horas. ¿Quién de vosotros desearía ser una chirimía, muda y silenciosa, mientras todo lo demás canta cual un coro al unísono?
* * *
Siempre se os ha dicho que el trabajo es una maldición y la labor una desgracia.
Pero yo os digo que cuando trabajáis cumplís con una parte del sueño más remoto de la tierra, el cual os fue asignado cuando ese sueño nació.
Y al estar siempre en el trabajo, estaráis en realidad amando la vida. Y el amor a la vida por medio del trabajo, es intimar con su secreto más hondo.
* * *
Pero si en vuestra aflicción llamáis dolor al nacimiento y al sostén de la carne una maldición impresa sobre vuestra frente, entonces yo os advierto que nada que no sea el sudor de vuestra frente podrá borrar lo que en élla ha sido impreso.
* * *
También se os ha sido dicho que la vida es penumbra, y en vuestro cansancio os hacéis eco de lo que os fuera dicho por el cansado. Y yo os advierto que la vida es, efectivamente, penumbra excepto cuando en ella hallamos estímulo. Y todo estímulo es ciego si no existe conocimiento, Y todo conocimiento es inútil, si no va acompañado por el trabajo, Y todo trabajo es cosa vacía salvo cuando existe amor.
Y cuando trabajáis con amor os juntáis uno al otro y también a Dios.
* * *
¿Y qué es trabajar con amor? Es tejer la tela con hilos sacados de vuestro corazón, es como si vuestro ser más amado tuviera que vestirse con esa tela.
Es construir una casa con cariño, como si vuestro ser más amado hubiese de morar en ella. Es como poner la semilla en el surco con ternura y recolectar la cosecha con alegría, como si vuestro ser más amado hubiera de comer su fruto.
Es impregnar todas las cosas que efectuáis con el aliento de vuestro propio espíritu. Y saber que todos los muertos benditos se alzan frente a vosotros y os miran.
* * *
Con frecuencia os he oído decir, como si hablaseis en sueños: El que trabaja el mármol, y talla la forma de su alma en la piedra, es más noble que aquel que ara la tierra. Y el que se adjudica el arco iris para plasmarlo en un lienzo y convertirlo semejante al hombre, es más valioso que aquel que hace las sandalias para nuestros pies. Pero yo os aseguro, no en sueños, sino en la vigilia del mediodía, que el aire no habla con más dulzura a los robles gigantescos que a la minúscula brizna de hierba. Y sólo es grande aquel que convierte la voz del aire en un cántico que su amor hace más dulce.
El trabajo es un amor que se hace tangible. Y si no podéis trabajar con amor sino tan sólo con desagrado, será preferible que dejéis de trabajar y toméis asiento a la entrada del templo a pedir limosna a los que trabajan con alegría.
Porque si cocináis el pan con indiferencia estáis cociendo un pan amargo que alimenta sólo a medias el hambre del hombre. Y si pisáis las uvas con disgusto, ese disgusto será como un veneno destilado en el vino. Y si cantáis como ángeles, pero no amáis el canto, tapáis el oído del hombre para que no pueda escuchar las voces del día y las de la noche.

Khalid Gibran

9 comentarios

Rôvënty -

Antes, me daba a veces por dejar volar mi imaginación. Y Soñaba con estar muy lejos de aquí, navegar en un velero, vivir alejado del ruido, de las prisas y del estrés, trabajar mi propia tierra. Antes soñaba mucho con la autogestión. Soñaba con cambiar el mundo.
A veces a uno le invade la desesperanza.
No importa en que trabajar. Es cuestión de la actitud de uno mismo. Pero desconfiad de vosotros mismos el día en que dejéis de soñar.

carlos mateos gil -

me bailaron las letras en el blog anterior, perdon

Carlos Matesasdf -

No debemos ser esclavos de nuestro trabajo, de lo contrario nos convertiremos en seres autómatas que poco a poco van perdiendo interés por las cosas maravillosas que nos ofrece la vida. Es duro ver como un padre apenas puede ver a sus hijos porque se pasa el día metido en un avión yendo de Zurich a París pasando por Londres.
Cada uno ha de trabajar y estudiar lo que quiera,lo que de verdad le apetezca. No me gusta cuando todo el mundo me critica por estudiar periodismo argumentando que se cobra poco y hay mucho paro.
Esos son razonamientos de personas absorbidas por su trabajo o que se sienten superiores por estudiar algo que les dará mucho dinero pero poca felicidad.Así pues trabajemos para vivir, que el trabajo no sea el centro de nuestras vidas.

Fran -

Si pasamos más tiempo trabajando que durmiendo, será mejor disfrutar trabajando que hacer algo que odias para disfrutar de tu tiempo libre gastándote el dinero que ganas. Y como decía Goethe “Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro”.

Elisa -

En esta sociedad que nos ha tocado vivir, los valores que nos inculcan están basados en el consumismo y el hedonismo. A la vez nos crean necesidades para alcanzar una mayor calidad de vida. Es curioso, primero nos crean el miedo y luego una necesidad de solución. El miedo es un sistema indiscutible de control social. Para cubrir esas necesidades irreales el capital es imprescindible y todo ello se convierte en un círculo vicioso. De nuestra mano depende disfrutar del día a día, de esprimir cada momento y compartirlo con los nuestros. Porque el motivo que nos mueve es ese, ser felices y disfrutar de la merecida recompensa después de un gran esfuerzo. Debemos aprender que la felicidad está en las pequeñas cosas.

Scicker -

Los medios de comunicación y la sociedad nos imponen una serie de modelos a seguir, de perfiles que supuestamente son los adecuados. En ellos hay que tener éxito y triunfar en la vida. Y para ello, debemos tener un poder adquisitivo muy alto. Esto hace que nos obsesionemos con el trabajo para poder llegar a ese nivel de vida que no tenemos, para poder alcanzar las metas que nos permitan ser aceptados en la sociedad superficial en la que vivimos. Es bueno dedicarnos a nuestro trabajo porque resulta muy satisfactorio cuando éste nos es reconocido o cuando está bien hecho, pero deberíamos valorar más otras cosas que nos rodean y que también son necesarias. Todos los extremos son malos.

Cristina -

Yo también pienso que deberíamos hacer más caso al tópico de que hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar, dejar a un lado el ansia de trabajar para ganar más y más dinero cueste lo que cueste. Veo normal que se tengan aspiraciones de ascender y llegar a algo, pero sin que se llegue a convertir en una obsesión. Creo que es importante sentirse agusto en el trabajo, ya que al formar parte de nuestra vida, es muy facil trasladar los problemas y malestares que se dan en el a nuestra vida diaria.

José Román -

Desde luego este texto contradice la realidad actual. Vivimos en una sociedad en la que, como critica el profesor Fajardo, "cuánto más, mejor". Lo importante es lograr la mayor productividad, para alcanzar los máximos beneficios posibles. En lugar de trabajar para vivir, vivimos para trabajar. Eso es una aberración. Por supuesto, debe gustarnos nuestro trabajo. Por eso nos obligan a estar seguros de la carrera que cogemos, porque es para toda la vida, y si no te gusta lo vas a llevar como una carga pesada. Lo bonito es hacer del trabajo un placer, para no cansarnos de él y aguantar hasta los 68... o más!!
Hay que disfrutar del trabajo, pero sin que nos absorva, algo que es difícil según las exigencias de la sociedad actual...

Sofía -

¡Qué bella lección!
El trabajo más noble es aquel que se hace con alegría y con entrega. Cuando conozco las historias de médicos o abogados que sólo viven para trabajar, sin creer ya en lo que hacen; se me viene a la mente la historia que de pequeña me contaba mi abuelo. Era la de un pastor de cabras, se levantaba cada día para llevar a su rebaño a pastar los secos rastrojos. Apenas ganaba para dar de comer a su familia, pero era feliz con lo que la vida le había dado. Con el tiempo, transmitió su filosofía de la vida a su hijo, que acabó conduciendo un camión de la basura. Pero al llegar a casa sus hijos comprendían que no hay trabajo indigno si se hace con arte y amor.
Cada vez que veo pasar un rebaño de cabras, por raro que parezca, recuerdo lo importante que es vivir la vida al máximo, siguiendo el ejemplo admirable de los que afrontan la vida como una oportunidad irrepetible.