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J. C. García Fajardo

Lecturas

Violencia contra las mujeres

La gran periodista, Soledad Gallego-Díaz, escribe sobre "Violencia contra mujeres" y me parece un trabajo muy bueno y con muchos datos

Alice Schwarzer, probablemente la feminista alemana más sobresaliente, escribió esta semana un artículo en Die Zeit llamando la atención sobre el hecho de que ni uno solo de los periódicos que informaron sobre la masacre del colegio mixto de Winnenden, ocurrida el pasado 11 de marzo y en la que perdieron la vida nueve escolares y tres docentes, resaltó que once de las doce víctimas eran mujeres. En su huida del colegio, Tim K., el joven de 17 años que provocó la matanza y que terminó suicidándose, mató a otras tres personas, un jardinero, un vendedor de coches y uno de sus clientes, pero estos asesinatos no formaban parte de su plan original. "Dos días después de la masacre me pregunté a mí misma: ¿qué hubiera pasado si Tim K. hubiera matado a doce compañeros del colegio y once de ellos hubieran sido turcos? La respuesta es simple: se hubiera organizado un infierno, y hasta el reportero con menos espíritu crítico se hubiera interrogado por las relaciones entre el joven asesino y un clima social en el que existe la xenofobia y el racismo".

... "Estamos dentro del vientre de la ballena, el pez es enorme, pero nadie lo ve". Ni la prensa, ni la policía, ni la fiscalía se mostraron dispuestas a investigar las connotaciones de género de la masacre de Winnenden, asegura...

La historia de la violencia contra las mujeres esta ampliamente documentada en la monumental From eve to dawn: a history of women, de Marilyn French (Nueva York, 1929), cuyo cuarto y último tomo salió publicado en edición de bolsillo hace relativamente poco, en 2008. French, que a sus 79 años sigue siendo una escritora de referencia en el feminismo (su novela The women's room se suele añadir a El cuaderno dorado, de Doris Lessing, y a El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, como textos básicos), compartiría sin duda el análisis de Schwarzer. En una de sus últimas entrevistas se declaraba "furiosa". "Sí, me siento enfadada. No sé si la furia es una buena cosa, pero es útil y, además, no sé como evitarla. Una mira lo que sucede y es la única reacción posible". "Estamos ante una reacción, un contragolpe. Las mujeres han ganado poder y eso causa una tremenda furia en el mundo masculino. En algunos países se permite que se persiga y se esclavice a las mujeres, y en Occidente, simplemente, se opta por no hablar del asunto. Todas las referencias al feminismo se censuran. Cada vez se habla menos del tema. Es terrible"...

..."es poco probable que se escuche el viejo grito de ¡mujeres y niños primero!". Si la crisis que se avecina es tan potente como se dice, las mujeres serán las primeras en ser expulsadas del barco, salvo que se defiendan con uñas y dientes.

solg@elpais.es

"China en África. Pekín a la conquista del continente africano", por . Michel y M. Beuret. Alianza. 2009

En nuestro compromiso por dar a conocer los libros más interesantes sobre China, hoy ofrecemos la experiencia de dos periodistas franceses que han recorrido el continente africano para contar la presencia de empresas y políticos chinos y las repercusiones globales de esa nueva dimensión.

El comercio bilateral se ha multiplicado por 50 entre 1980 y 2005 y se ha quintuplicado entre 2000 y 2006. Se calcula que habrá más de mil empresas chinas en suelo africano. En 2007, China ocupó el lugar de Francia como segundo socio comercial de África.

¿Cuántos inmigrantes chinos son? En Sudáfrica, donde está la comunidad china más numerosa, se calcula la cifra de 750.000 en todo el continente, frente a 250.000 libaneses y menos de 110.000 franceses.

La entrada de China en África su coronación como superpotencia mundial, capaz de hacer milagros tanto en casa como en las tierras más ingratas del planeta.

Se dice que la diáspora china es la más numerosa del mundo, con cien millones de personas, y la más rica. A finales del siglo XIX, cuando los europeos sustituyeron la trata de negros por la trata de trabajadores chinos. La abolición de la esclavitud hizo necesaria la contratación de ocho millones de chinos para las grandes obras de la época: minas de Australia, canal de Panamá y las vías del ferrocarril del Congo Belga, Mozambique, del Transiberiano o del Central Pacific Railway en Estados Unidos. Estas migraciones continuaron pero más hacia los países desarrollados de Europa y Norteamérica, donde alcanzarán la cifra de diez millones.

Para Pekín, la inmigración se ha convertido en  parte de la solución para reducir la presión demográfica, el sobrecalentamiento económico y la contaminación. "No saldremos adelante si no enviamos a 300 millones de personas a África", declaraba un científico a Le Figaro.
De momento, son cientos de miles los que han dado el gran salto hacia su nuevo Far West. Estos emigrantes se relacionan entre ellos, comen como en su país de origen, no hacen ningún esfuerzo por aprender las lenguas autóctonas, ni tan siquiera francés o inglés, y hacen un gesto de desagrado ante la idea de adoptar las costumbres locales, por no hablar de ¡casarse con una mujer africana!
China necesita las materias primas que abundan en el continente: petróleo, minerales, pero también madera, pescado y productos agrícolas. A China no le desanima ni la ausencia de democracia ni la corrupción. Su infantería está acostumbrada a dormir sobre una estera y a no comer carne todos los días. Ellos encuentran oportunidades donde los demás sólo ven incomodidades o despilfarro. Los chinos perseveran donde los occidentales han tirado la toalla buscando un beneficio más seguro. Construye presas en Congo, Sudán y Etiopía y se prepara para ayudar a Egipto en su programa civil de energía nuclear. Equipa toda África con redes inalámbricas y fibra óptica. Abre hospitales, dispensarios u orfanatos. El blanco era paternalista y arrogante. El chino es humilde y discreto.

África se alegra de esta competencia que rompe los monopolios de los comerciantes occidentales, libaneses e indios.

China en África es algo más que una parábola de la globalización: es su culminación, un vaivén de los equilibrios internacionales, un temblor de tierra geopolítico.

 

J. C. Gª F.

 

 

No es lo mismo "difamar" que criticar. Este es un derecho universal

Difamar las religiones
Soledad Gallego-Díaz

 
El relator de Naciones Unidas para seguimiento de la conferencia de Durban sobre racismo, xenofobia y formas conexas de intolerancia, el senegalés Doudou Diène, ha preparado un informe en el que llama la atención sobre el fenómeno de "difamación de las religiones" y se alarma ante la expansión de una cultura contraria a la religión, que considera una de las principales fuentes de discriminación contra los creyentes y practicantes...
Se comprende que Naciones Unidas quiera acabar con el trato desigual entre creyentes y no creyentes, que exija igualdad de derechos y de obligaciones legales para unos y otros, que pida respeto a la libertad de expresión, de creencias y de culto religioso, pero no que considere su obligación proteger a las religiones de cualquier pérdida de estimación pública. ¿Por qué?
Difamar significa desacreditar a una persona, de palabra o por escrito, publicando algo contra su buena fama. En principio, debería ser aplicable sólo a personas y no a teorías políticas, religiones u otro tipo de creencias, porque ¿qué razón puede haber para que se considere incorrecto o peligroso el intento de desprestigiar ideas o creencias? ¿No se puede desacreditar la superstición, no se debe pelear por la pérdida de estimación pública de determinadas creencias, de toda índole, política, religiosa o económica? La historia contiene magníficos, y muy saludables, ejemplos de ese tipo de luchas y de los innegables beneficios que reportaron al conjunto de la humanidad.
Lo que debería exigir Naciones Unidas es el respeto a la libertad de expresión individual, el derecho a la expresión de las personas que se consideran religiosas, practicantes o creyentes de cualquier religión, de manera que estén en condiciones de defender sus ideas en el mismo plano legal que quienes defienden cualesquiera otras (siempre dentro del respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos, por supuesto). Pero la libertad de expresión, como la libertad de creencias, debería amparar también la "difamación de las religiones", caso de que exista semejante concepto.
El documento de Diène contiene una denuncia expresa del fenómeno creciente de la islamofobia, es decir, de la discriminación, prejuicios y trato desigual de que son víctimas, en Occidente, los musulmanes, tanto a título individual como colectivo. La llamada de atención de Diène está plenamente justificada, porque es evidente que, a raíz del 11-S, se somete a los musulmanes a una sospecha generalizada y que se tiende a percibirlos, en bloque y de manera irracional, como enemigos de los valores de la democracia y los derechos humanos.
Pero una cosa es defender el escrupuloso respeto de los derechos individuales de los musulmanes, su derecho a tener mezquitas y a profesar su fe, y otra, impedir que se critiquen sus creencias o, incluso, que se las pueda someter a burla. Los musulmanes tienen todo el derecho del mundo a criticar al catolicismo o al judaísmo, y desde luego, al islamismo, si les da la gana, al igual que los católicos tienen derecho a desacreditar al Vaticano o a Mahoma. Y los humoristas, de cualquier procedencia o creencia, deberían tener derecho a reírse y a ridiculizar las creencias de unos y otros y combatirlas con la sátira y la burla.
Desde ese punto de vista, es francamente peligroso que el relator de Naciones Unidas defienda que el descrédito de las religiones "ofrece la justificación intelectual y la legitimación que sirve de sustento a toda forma de discriminación", porque es más bien él mismo quien está ofreciendo apoyo y sustento a viejas formas de censura. "La renuencia a aceptar la legitimidad de una ética religiosa en las decisiones y debates fundamentales de una sociedad democrática es una muestra de secularismo dogmático que conlleva no sólo el surgimiento de una cultura antirreligiosa, sino también la intolerancia hacia cualquier práctica, expresión o signo religioso", mantiene Diène. Da la impresión de que el experto de Naciones Unidas considera que existe una única ética religiosa, cuando en realidad existen muchas religiones diferentes, con preceptos éticos distintos (y en algunos casos, intolerables). En su afán por denunciar el peligro de un enfrentamiento entre religiones (que siempre han sido sanguinarios e inmisericordes), Naciones Unidas puede estar cayendo en algo igualmente indefendible: proponer que las autoridades públicas participen en la promoción o fomento de las religiones. Una piedra más en el camino de vuelta. -


solg@elpais.es

"China: de la A a la Z. Diccionario general de expresiones chinas", Xulio Ríos

Es conocido mi interés por todo lo que concierne a ese país-mundo, China, que se ha convertido en la segunda potencia económica del mundo y en ineludible referente en el futuro inmediato de la humanidad.

Existen muy buenos libros sobre China en el mercado. Me permito sugerir el de Manel Ollé “Made in China. El despertar social, político y cultural de la China contemporánea”; Georgina Higueras, “La venganza del dragón”, o esa delicia de Harry G. Gelber. "El dragón y los demonios extranjeros. China y el mundo a lo largo de la historia"; Vicente Verdú, con su peculiar estilo, “China superstar. El striptease cultural de la civilización más antigua”. Aparte de uno de los primeros que atrajo mi atención “Cuando China despierte… el mundo temblará” de Alain Peyrefitte (1973).
Están muy al alcance de nosotros, que no somos expertos. Yo estoy disfrutando como un enano con el de Rafael Poch de Feliu, que ya he comentado. Una prosa clara, de periodista bien preparado, que cuenta lo que ve y escucha y lee y pregunta... un gran corresponsal de La Vanguardia, ahora en Berlín.
Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China y asesor de Casa Asia, es ya un referente necesario. China cuenta con un enorme patrimonio cultural de expresiones, proverbios, máximas, sentencias y los llamados conceptos. Todo ello condensa una parte del saber milenario de un pueblo que hoy despierta curiosidad e interés en el exterior
En este libro, el autor ha ordenado en forma de diccionario, aquellas expresiones y conceptos que han modelado la China de hoy pero que hunden sus raíces en la China de siempre. Todo un ejercicio filosófico que condensa la experiencia de los diferentes tiempos de su civilización y aporta interesantes elementos que invitan al diálogo y la reflexión. “Las máximas -comenta el autor- son una muestra más de que la forma de ser de los chinos no zozobra con la primera tempestad de viento ajeno. Procura siempre tamizarlo todo por el prisma de su cultura y civilización para dar lugar a una adaptación adecuada y generando respuestas y nuevas consignas al igual que hace millares de años”. Un libro vivo y sobre todo abierto, ya que la propia evolución social de este pueblo seguirá acercando nuevas expresiones. Interesante para todos los que quieran comprender la larga transición china.

"Derechos torcidos. Tópicos, medias verdades y mentiras sobre la pobreza, política y derechos humanos".

“Derechos torcidos. Tópicos, medias verdades y mentiras sobre la pobreza, política y derechos humanos”
Esteban Beltrán, Debate, 2009


Ahora hay una posibilidad real de cambio, pero dependerá de que la gente no vuelva a comprar seguridad como animal de compañía. Así piensa el autor en un libro muy interesante, provocador y, a veces, molesto.
¿Quiere usted enfrentarse al reto de torcer sus ideas de toda la vida? ¿Quiere viajar con el autor a contracorriente del consenso universal sobre las ideas políticas y humanitarias? ¿Puede usted enfrentarse a la idea de que sociedades en todo el mundo pueden suicidarse democráticamente? ¿A la sugerencia de que en Europa se deben abrir las fronteras a la emigración? ¿Al reto de afirmar que la pobreza debe abolirse por ley como la pena de muerte? ¿Es capaz de sobrevivir intelectualmente a la incorrección política de pensar que todos los derechos humanos no son iguales en realidad? ¿O de vivir que vivimos en sociedades domesticadas con dinero de gobiernos y que la protesta política y la independencia son especies en peligro de extinción?

La trayectoria de Esteban Beltrán le permite detectar muchos tópicos y desmontar los lugares comunes sobre la pobreza, la guerra, la democracia, la pena de muerte, la inmigración para mostrarlos desde otra dimensión que el autor califica como “su verdadera luz”. Estamos ante un ambicioso reto intelectual, a veces apocalíptico, que como en el más fiero lenguaje profético busca cambiar la forma en que miramos el mundo.
Confieso que es una lectura apasionante y fuerte, como un baño de realidad, pero que vale la pena, aunque lo pasarán mal los pusilánimes.

Esteban Beltrán lleva veinticinco años trabajando por los derechos humanos en todo el mundo. Desde hace diez años es Director de la Sección Española de Amnistía Internacional. Aunque publica artículos en la prensa española, éste es su primer libro de ensayo y sin duda suscitará controversias, pero así es el autor y su experiencia es un aval.

Hay que identificar a los autores de políticas que violan los derechos humanos, dice. ¿A nadie extraña que haya mil millones de personas que pasan hambre a diario pero nunca nadie ha comparecido ante la justicia por ello? A mí sí. Debemos llevar la pobreza al ámbito de los derechos humanos y encontrar a los responsables. Igual que en el siglo XIX se toleraba la esclavitud, nadie debería apadrinar a un pobre, sino alzarse contra la pobreza.
Creo que es un libro que toda persona comprometida con la causa de la justicia y de la solidaridad debería leer.


"La actualidad China"

“La actualidad de China”,
Rafael Poch de Feliu. Crítica, 2009


Estamos ante un libro distinto sobre China. Casi mil páginas fascinantes que surge de la experiencia de años de vivir en el país, de recorrerlo como corresponsal de La Vanguardia, de hablar con las gentes más diversas en un esfuerzo de ir más allá del tópico y del prejuicio.. Un libro que nos habla tanto de los rascacielos de Shangai como de los jubilados, de las nuevas armas espaciales o de los problemas del Tibet. Y también de las páginas que el escritor y periodista dedica a Vietnam, Mongolia o Corea del Norte.

Al autor le interesa que entendamos “la actualidad de China”, la importancia que para nosotros tiene el alumbramiento de una nueva sociedad, “porque todos los problemas de la crisis mundial están contenidos en ella”, así como nuestro propio porvenir se juega en su futuro.

Rafael Poch es un observador privilegiado; combina conocimientos de la transición, tanto de Alemania, Rusia como de China, debido a las décadas que ha pasado en esos países como corresponsal. Actualmente lo es desde Berlín.

“Antes de hablar de China hay que aprender a mirarla. Con este tipo de países tan grandes, en tamaño y en importancia, no hay más remedio que poner el zoom de nuestra observación en posición de gran angular… La actualidad de China y su nueva sociedad en gestación no se entienden sino es en su contexto de un mundo en crisis”.
El milagro chino comenzó en 1949 y es un resurgimiento: alguien que fue grande y que intenta volver a serlo. La importancia que China contiene es que contribuya a una unificación e integración sostenible del planeta antes de que sea demasiado tarde. Estamos ante una nueva civilización anunciada por personas tan eminentes como Einstein, Ghandi o Gorbachov. No se trata de buscar nuevos “paraísos” o utópicas sociedades, ni “referentes” paradigmáticos. De lo que se trata, dice el autor, “es de que si esta China gestante, que este libro compara como una mujer embarazada, logra dar a luz con éxito un nuevo invento para la convivencia, todos habremos ganado”.

La actualidad de China nos l leva a la metáfora de una mujer embarazada. Su organismo social atraviesa un delicado proceso creador que precisa cuidados especiales. Es un cambio de piel, de valores y pautas. A un país tan inmenso no podemos pedirle determinados rendimientos n, cargas y actitudes. Igual que a una embarazada. “La idea es que cuando nos encontremos en el autobús de la globalización a un país en desarrollo de esas características, nos levantemos para cederle el asiento. Lo que no debe confundirse con paternalismo, ingenuidad o discriminación alguna”.

Hay amnesia de nuestra historia reciente. Hay una incapacidad, muy europea, por ponerse en el lugar de quien es diferente. Hay arcaicos prejuicios culturales y estereotipos de guerra fría mezclados con nuevos intereses comerciales. Hay ecos de una actitud colonial imperialista. Y hay una cuestión de valores, de inconsciencia sobre la crisis global y sobre la actualidad China y de una civilización que nos consideró durante más de un milenio como “bárbaros que habitaban en cuevas, se vestían con pieles, comían con las manos y hablaban a gritos”… en el lejano oeste del Imperio del centro.



J. C. Gª F.

"Oficialmente anciano", Leonardo Boff

Oficialmente anciano

 

[Al cumplir 70 años], para los parámetros brasileños, paso a ser oficialmente anciano. Eso no significa que estoy próximo a la muerte, porque ésta puede ocurrir ya en el primer momento de la vida. Pero es otra etapa de la vida, la postrera. Tiene una dimensión biológica, pues, inevitablemente, el capital vital se agota, nos debilitamos, perdemos el vigor de los sentidos, y nos despedimos lentamente de todo. De hecho, resultamos también más olvidados, quién sabe, impacientes y sensibles a los gestos de bondad, que nos llevan fácilmente a las lágrimas.

Pero hay otro aspecto, más interesante. La vejez es la última etapa del crecimiento humano. Nacemos enteros, pero nunca estamos terminados. Tenemos que completar nuestro nacimiento al construir la existencia, al abrir caminos, al superar dificultades y al moldear nuestro destino. Estamos siempre en génesis. Comenzamos a nacer, vamos naciendo en prestaciones a lo largo de la vida hasta acabar de nacer. Entonces entramos en el silencio. Y morimos.

La vejez es la última oportunidad que la vida nos ofrece para acabar de nacer, para madurar y para, finalmente, terminar de nacer. En este contexto es iluminadora la palabra de san Pablo: “en la medida en que desaparece el hombre exterior, en esa misma medida rejuvenece el hombre interior” (2Cor 4,16). La vejez es una exigencia de la persona interior. ¿Qué es la persona interior? Es nuestro yo profundo, nuestro modo singular de ser y de actuar, nuestra marca registrada, nuestra identidad más radical. Esta identidad debemos encararla cara a cara.

Es personalísima, y se esconde detrás de muchas máscaras que la vida nos impone. Pues la vida es un teatro en el cual desempeñamos muchos papeles… Pero hay un momento en que todo eso se relativiza y pasa a ser pura paja. Entonces dejamos el palco, nos quitamos las máscaras y nos preguntamos: en definitiva, ¿quién soy yo? ¿Qué sueños me mueven? ¿Qué ángeles me habitan? ¿Qué demonios me atormentan? ¿Cuál es mi lugar en el designio del Misterio? En la medida en que intentamos, con temor y temblor, responder a estas indagaciones, viene a la luz la persona interior. La respuesta nunca es conclusiva; se pierde hacia dentro del Inefable...

Éste es el desafío para la etapa de la vejez. Entonces nos damos cuenta de que necesitaríamos muchos años de vejez para encontrar la palabra esencial que nos defina. Sorprendidos, descubrimos que no vivimos porque simplemente no morimos, pero vivimos para pensar, meditar, rasgar nuevos horizontes y crear sentidos de vida. Especialmente para intentar hacer una síntesis final, integrando las sombras, realimentando los sueños que nos sostuvieron por toda una vida, reconciliándonos con los fracasos y buscando sabiduría. Es ilusión pensar que ésta viene con la vejez... Viene del espíritu con el que vivenciamos la vejez como etapa final del crecimiento y de nuestra verdadera navidad.

Por fin, importa preparar el gran Encuentro. La vida no está estructurada para terminar en la muerte, sino para transformarse a través de la muerte. Morimos para vivir más y mejor, para sumergirnos en la eternidad y encontrar la Última Realidad, hecha de amor y de misericordia. Ahí sabremos finalmente, quién somos y cuál es nuestro verdadero nombre.

Alimento el mismo sentimiento que el sabio del Antiguo Testamento: “Contemplo los días pasados y tengo los ojos vueltos hacia la eternidad”.

Finalmente, alimento el sueño de un joven anciano, bien expresado por Herzer, niña de la calle y poeta: “yo sólo quería nacer de nuevo, para enseñarme a vivir”.

Lecturas interesantes. Por qué somos como somos, E. Punset

 

Lecturas interesantes

Por qué somos como somos, de Eduardo Punset (Aguilar 2008, 295 pp.).

Es una pregunta que en los comienzos del siglo XXI se plantea de manera distinta a como se hiciera en épocas anteriores. Por primera vez, el conocimiento científico comienza a formar parte de los intereses y de la sociedad en general. Este libro tan ameno ha sido posible porque antes se mantuvo el acierto y el ingenio para acercar desde el Programa “Redes” de TVE a las mayores autoridades académicas y científicas del mundo en ámbitos difíciles de abordar para el común de las personas. Y es que hay pocas aventuras tan apasionantes como las que nos ofrece en nuestro tiempo la investigación científica de primer nivel, aquella que busca explicaciones a interrogantes que hasta hace poco parecían territorios exclusivos de filósofos, teólogos o místicos. En nota aparte enumero los principales capítulos desde “¿Cómo empezó todo?

¿Cuáles son, se pregunta el autor, los mecanismos que van desde un gen, desde un cromosoma, desde una molécula… hasta el ladrido de un perro, hasta el sentimiento del amor, hasta el hecho de recordar algo con ternura?

La neurociencia nos enseña pautas fundamentales para comprender la individualidad de la conducta humana mediante el estudio del cerebro y del sistema nervioso. A través de sus especialistas más destacados vemos cómo la complejidad del lenguaje, la memoria y el aprendizaje nos diferencia de las otras especies animales, y atisba nuevas perspectivas sobre la sexualidad y la reproducción, algunas de ellas inquietantes. Sobre asuntos menos susceptibles de ser analizados en un laboratorio, como la belleza, el dinero o el comportamiento social, compartimos ideas con antropólogos, economistas y psicólogos. Todo ello, conducidos por la pasión divulgadora, la sagacidad, el sentido del humor y el talento del autor.

Eduardo Punset nació en Barcelona en 1936. Abogado y economista, fue Ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas. Profesor en diversas universidades, es autor, entre otras obras, de “Cara a cara con la vida, la mente y el universo”, “El viaje a la felicidad”, “El viaje al amor” y “El alma está en el cerebro”.

Su lectura es tan fascinante como escucharlo en sus clases o en la radio y la televisión.

JCGF
Índice: Así empezó todo. Somos comunidad andante de bacterias. No hay propósito en la evolución. La inteligencia nace para manipular o ayudar al vecino. Gran salto delante de hace 40.000 años. Así decide el cerebro. Todo se juega antes de los 5 años. Se puede aprender a ser feliz. El sexo y el amor. Felicidad es ausencia de miedo. La química del amor. Sexo con y sin reproducción. Belleza es ausencia de dolor. El precio del sexo es la renuncia a la inmortalidad. Origen del lenguaje. El mundo no existe sin memoria. Educación sentimental. Por qué funciona el sistema.- Bibliografía básica.

Coltan, dinero sucio de sangre

Lecturas  interesantes

 

“Coltan”, de Alberto Vázquez Figueroa, Ediciones B, 2008.

Tema ardiente es el del coltan, mineral estratégico e imprescindible en la industria aeroespacial, armas inteligentes, telefonía móvil y digital. La “desgracia” del Congo es poseer el 80% de las reservas mundiales. Por eso, y por sus reservas de diamantes, de oro, de petróleo y de maderas nunca ha podido estar en paz porque no les conviene a los grandes intereses financieros. Ellos han animado las guerras desde sus estados vecinos. Antes, padeció la terrible colonización de Bélgica después de que el aventurero Stanley la hubiera conquistado a sangre y fuego. Levantaron a los katangueños para mantener a la provincia más rica en reservas minerales fuera del Estado del Congo recién creado. Asesinaron, con ayuda de la CIA, a Patricio Lumumba porque se oponía a que los antiguos colonizadores continuasen esquilmando el país por medio de testaferros. Millones de muertos, desaparecidos, violaciones, secuestros y hambrunas cuesta ese mineral estratégico. Y Vázquez Figueroa coge el toro por los cuernos desde la primera página de esta novela trepidante. Con las nuevas técnicas novelísticas, capítulos de dos o tres páginas, acción y relatos yuxtapuestos arranca con esta carta impresionante dirigida al Consejo de Administración de una Compañía, que no es otra que la siniestra Halliburton comandada por el vicepresidente de EEUU Cheney y la familia Bush:

“A la vista de que el Gobierno de EE.UU. piensa retirarse de Irak dejando tras de sí un rastro de muerte y destrucción que ha arrasado el país, hemos decidido que la empresa culpable de tan cruel y nefasto desastre –de la que ustedes son los principales dirigentes y accionistas- reintegre los beneficios que ha obtenido de una bárbara e injustificada agresión.

Nos consta que no es posible resucitar a los muertos, pero sí lo es reparar los daños causados, y por ello exigimos que devuelvan dichos beneficios, que hemos calculado en  cien mil millones de dólares.

De no aceptar nuestra justa demanda, cada dos semanas uno de ustedes será ejecutado; no importa lo que aleguen en su defensa, dónde se oculten o cómo intenten protegerse.

La mejor prueba de que hablamos en serio reside en el hecho de que el cadáver del único miembro del Consejo de Administración que falta a la cita, Richard Marzan, se encuentra en el interior de una de las tinajas del jardín de su casa, a orillas del río.

Si deciden colaborar les enviaremos una lista de los hospitales, escuelas, edificios, puentes y carreteras que deberán construir inmediatamente.

De nos ser así, antes de que finalice el verano tan sólo dos de ustedes habrán sobrevivido, pero por muy poco tiempo. El dinero sucio de la sangre, con sangre se limpia”.


Y lo firman como “Harum Al Rashid”, el más célebre, poderoso y culto Califa de Bagdad que en el año 800 deslumbraba a Carlomagno.

José Carlos Gª Fajardo

 

El coloso de Marusi, de Henry Miller

Ir  a   Epidauro *

 

Ir a pie a Epidauro es como caminar hacia la creación. No se busca nada más, no se pide nada más. Las palabras, si se pudieran pronunciar, se convertirían en melodía…
Tuve que ir a Epidauro para conocer el verdadero sentido de la paz… La paz del corazón es positiva e invencible, no exige condiciones, no requiere salvaguardias… Lo que el hombre quiere es paz para poder vivir… Lo que rige al mundo es el corazón, no el cerebro. Hemos vuelto la espalda al único reino donde se encierra la libertad.
Sé cual es la salvación: abandonar, renunciar, rendirse, para que nuestro corazón pueda latir al unísono con el gran corazón del mundo….

Ser libre es reconocer la vanidad de toda conquista, incluso la del yo, que es el último acto de egoísmo… La paz está en el centro y cuando se la toca, la voz brota en alabanzas y bendiciones. Y la voz va lejos, muy lejos, hasta los confines del universo. Y la voz, entonces, cura, porque lleva consigo la luz y el calor de la compasión.

Epidauro no es más que un símbolo en el espacio; el lugar verdadero está en el corazón del hombre, si quiere detenerse y buscarlo…

Si se pudieran reunir en Epidauro a todos los médicos, cirujanos, psicoanalistas para debatir, en la paz y el silencio, las necesidades urgentes e inmediatas de la humanidad, la respuesta unánime no se haría esperar: revolución mundial, de arriba abajo, en todos los países, en todos los campos de la conciencia. El enemigo del hombre  no son los microbios: es el hombre mismo, el orgullo, los prejuicios, la estupidez, la arrogancia.

Es necesario que todos, individualmente, nos rebelemos contra una forma de vivir que no es la nuestra…

La vida exige que se le dedique algo más: espíritu, alma, inteligencia, buena voluntad…

Nada más que nuestro deseo de cambiarlo puede producir un mundo mejor y más justo. El hombre mata por miedo, y el miedo es una hidra de cien cabezas… ¿Quién ha puesto a los demonios en nuestro corazón para atormentarnos?
El único medio de encontrar respuesta es ir a Epidauro; por eso os encarezco que dejéis todo y vayáis allí enseguida.

 

Henry Miller, El coloso de Marusi, Seix y Barral.

 

* Epidauro era un centro de curación natural en el Peloponeso. El autor de Trópico de Cáncer escribe: “No hay para mí ningún misterio en la naturaleza de las curas que antiguamente se operaban en este gran centro terapéutico. Aquí el curado encuentra él mismo la curación…El paciente se curaba antes de empezar la cura.

 


El dragón y los demonios extranjeros

Una obra lúcida y reveladora de la China actual en un mundo dominado por el orden occidental. Este libro es de lectura apasionante y que no se puede abandonar.


"El dragón y los demonios extranjeros
China y el mundo a lo largo de la historia

(Harry G. Gelber. Edic. RBA, 2008,)

El
resurgimiento actual de China como potencia mundial es tema de apasionante interés. El desarrollo explosivo de la economía china y la posibilidad de que la República Popular sea pronto una de las superpotencias mundiales, con hegemonía en Asia oriental e influyente en el resto del mundo, suscrita admiración y envidia universal; pero también alarma.

La mayoría de los historiadores abordan la historia de China según la crónica de sus dinastías, los conflictos por la defensa de sus fronteras y su política interna.
El dragón y los demonios extranjeros cuenta la historia de China desde fuera y desde dentro. Su excelente narración analiza la red de relaciones del proceso, desde las incursiones de los pueblos de la estepa hacia 2000 a.C. hasta el imperio mongol de Gengis Khan, desde el viaje de Marco Polo hasta las guerras del opio, y a partir de la revolución comunista en 1949 hasta la protesta en la plaza de Tiananmen en 1989, para concluir con el resurgimiento de China con su pujante economía, protagonista esencial en el escenario mundial.

“Lectura amena y contundente del estudio del profesor de Cambridge Harry G. Gelber que une a su profundidad erudita un gran talento propio del mejor periodismo de nuestro tiempo. Es un libro preciso, relevante, argumentado de forma clara y de fácil lectura”, señala Robert O’Neill, de la Universidad de Oxford.

“Su prosa es elegante y clara, la información es exhaustiva, y el libro es de una lectura sumamente amena”, escribe Dean Schulz, de la Universidad de Boston.

En estos tiempos de la revolución de las comunicaciones todos nos sentimos interrelacionados y nada de lo que suceda en el mundo puede dejar de afectarnos. Máxime si se trata del inmenso imperio de China con una presencia imparable en las relaciones de la comunidad internacional, en la investigación, las finanzas, la economía, el arte y todas las esferas del saber. Este libro es de lectura apasionante y que no se puede abandonar. Una introducción bien documentada y equilibrada en su exposición. Buena bibliografía, mapas ilustrativos en cada sección, notas con información precisa y amena sobre cada tema. E impagables inserciones, en cada capítulo, de textos sobre aspectos fundamentales de las costumbres y logros chinos a lo largo de su historia: “Sexo, matrimonio y universo”, “Un estilo de vida confuciano”, “La vida privada”, “El caballo en China”, “La seda”, “Concubinas, familias y poder” “Las mujeres de los mongoles”, “Marco Polo”, “Tamerlán”, “Cerámica Ming”, “Los jesuitas en China”, “Los eunucos”, “El té”, “Los boxers”, “Laotsé, Buda, Confucio”, “La masacre de Nanking”… y una larga serie de textos insertos en cada capítulo hasta llegar a “Falung Gong” y los temas más actuales. Tofo ello con ilustraciones espléndidas.

Confieso que lo he leído con interés y pasión pero que comencé por esos textos en recuadro, con independencia del orden de los capítulos. Y luego, recomencé su lectura, lápiz en mano, porque es algo que estaba buscando, entre las docenas de libros sobre el tema que ya había leído.

¿Para qué extraviarse en indocumentadas crónicas periodísticas, películas y documentales sin rigor y conflictos de intereses cuando disponemos de libros formidables y de amena lectura que nos permiten acercarnos a esa civilización milenaria, actual y llena de futuro.

Hojas de hierba, de Walt Whitman

Hojas de hierba, de Walt Whitman, es la confesión total de un hombre tolerante, bueno, comprensivo y misericordioso, que poseyó el don poético genial y quiso explicar su posición respecto de Dios, del Universo y de los problemas fundamentales del ser humano.

Whitman, el más grande de los poetas norteamericanos, nació en Long Island, cerca de Brooklyn, por entonces una aldea de Nueva York, en mayo de 1819.

En diversas épocas de su vida ejerció los oficios más diferentes: fue maestro de escuela, carpintero, topógrafo, director de periódicos, empleado público, tipógrafo y enfermero de hospitales durante la guerra. Descendiente de dos razas robustas, de labradores ingleses por línea paterna y de marineros holandeses por su “madre perfecta”. Fue hermoso de cuerpo, fraterno y acogedor. No tuvo una educación programada. Sus grandes maestros fueron la vida activa y variada de la ciudad en su corazón de Manhatan, el contacto directo con la naturaleza desde los Grandes Lagos fronterizos con Canadá hasta Nueva Orleáns, manteniéndose con sus colaboraciones en los periódicos. Y sus desordenadas lecturas: los clásicos griegos, Shakespeare, Hegel, Cervantes, la Biblia, los poetas románticos ingleses y libros de ciencias popularizados. Él mismo ha contado cómo hizo esas lecturas en soledad, entre las rocas de su isla nativa, “en la presencia total de la naturaleza, bajo el sol, ante las vastas perspectivas del paisaje o del mar”.

En medio de una sociedad puritana, Whitman tuvo el valor de ser él mismo y de enfrentarse a todos, sin tapujos ni represiones. Amó con toda las fuerza de su alma y de su cuerpo y cantó la belleza y padeció con el dolor de los heridos en las batallas.

Hojas de hierba es una gran Utopía que se fue haciendo a lo largo de setenta años y que es fruto de su experiencia personal y de sus anhelos. El Canto a mí mismo es una epopeya inmortal. Es el poeta de la naturaleza, de la alegría, de la claridad, del cuerpo humano y del sexo; sin que le importase ofender la pudibundez de los puritanos y de los hipócritas. Él mismo ha explicado su posición ante este delicado asunto: “Dulce, santa, serena Desnudez de la Naturaleza. ¡Ah, si pudiera conocerte realmente la pobre humanidad enferma, lasciva, de las ciudades! ¿No es entonces indecente la desnudez? No, en sí misma no lo es. Indecentes son vuestros pensamientos, vuestros temores, vuestra respetabilidad”.

Walt Whitman es el poeta del optimismo; su obra es rica y variada como el mundo. Su voz es la voz poética más intensa que haya vibrado jamás en el continente americano. A pesar de la miopía de mojigatos y de los reprimidos. Fue inmenso y cantó la libertad, la amplitud espiritual, el respeto al ser humano, la comprensión y el amor. Se manifiesta enemigo del formalismo religioso y de la coerción eclesiástica, apuesta con toda su vida por la concordia, la naturalidad y la convivencia en armonía.

Si tuviera que recomendar un solo libro para un viaje, no dudaría en meter entre vuestra ropa fresca y limpia.

“¡Y vosotros, en los siglos venideros, cuando me escuchéis!

¡Y vosotros, todos, en todas partes, a quienes no nombro en particular, pero a quienes incluyo aquí!...

Cada uno de nosotros, inevitable.

Cada uno de nosotros, ilimitado.

Cada uno de nosotros con su derecho de hombre o de mujer sobre la tierra.

Cada uno de nosotros, admitido a los designios eternos de la tierra.

Cada uno de nosotros, tan divino aquí como otro cualquiera…

Avanzaréis y os pondréis a mi lado cuando sea hora…

Mi espíritu ha vagado, compasivo y resuelto, por el mundo entero.

He buscado iguales y amantes y los he encontrado dispuestos, esperándome en todos los países.

Creo que una divina simpatía me ha hecho igual a ellos…

Para todos vosotros, levanto la mano perpendicular, hago la señal.

La señal que permanecerá visible eternamente después de yo me haya ido.

Visible para todas las guaridas y hogares de los hombres”.

 

(¿Acaso no os sentís interpelados?) Yo, sí. Y canto

“¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!”…

La limpieza étnica de Palestina. Ellos sí tenían su territorio, y estaban arraigados

La limpieza étnica de Palestina
Ilán Pappé, Crítica, 2008.

 Los israelíes conocen como “Guerra de la Independencia” la de 1948, para los Palestinos es la “Nakba”, la “catástrofe”, puesto que su resultado fue uno de los procesos de limpieza étnica más amplios y dramáticos de nuestro tiempo: cerca de un millón de palestinos fueron obligados a emigrar a punta de fusil, abandonando sus tierras, sus bienes y sus hogares; hubo matanzas de civiles como la de Deir Yassin y cientos de poblados fueron destruidos deliberadamente.

A principios del siglo XX un periodista judío de nacionalidad británica, Israel Zangwill, popularizó uno de los grandes eslóganes del sionismo conquistador: "Una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra"; lo que implicaba que en Palestina, dividida en varias provincias, conocida como Siria del Sur, y perteneciente al imperio otomano, estaba allí, sin población significativa, literalmente esperando que "un pueblo sin tierra", lógicamente el judío, que había morado en aquellos parajes dos mil años antes, volviera a reclamar lo que nunca había dejado de ser suyo.

Pese a sus dramáticas dimensiones, los israelíes han conseguido ocultar este crimen contra la humanidad durante muchos años.

Ilan Pappé, profesor de la Universidad de Haifa y el más prestigioso a escala internacional de los historiadores israelíes, obligado a publicar  sus obras en el extranjero y a vivir en su país entre amenazas de muerte, revela en este libro, a la luz de documentos recientemente desclasificados, la verdad de una expulsión en masa que sigue haciendo hoy imposible la paz entre israelíes y palestinos, y que está en el origen de todos los problemas actuales del Oriente Próximo.

Todo esto es ya casi un lugar común fuera de Israel, e incluso en el Estado sionista una parte creciente del público admite que las cosas fueron más o menos así, por lo que Pappé sólo se diferencia de otros revisionistas en que, aparentemente, ha dejado de ser sionista y, por ello, sus juicios son mucho más duros, y sobre todo, morales y políticos. Y así, el autor, aunque completa datos, revisa casos, matiza cuestiones, no cuenta una historia fundamentalmente distinta de la que conocemos de obras -suyas y de algunos de sus colegas- salvo en que formula la terrible acusación de que la guerra para la fundación del Estado fue una "limpieza étnica", términos de indigna recordación por los recientes desafueros balcánicos.

Ilan Pappé, el historiador israelí más valiente, incisivo y comprometido, abre con este libro una nueva línea de investigación sobre el vasto y controvertido tema de los refugiados palestinos. Su obra nos recuerda cómo fue en otros tiempos la vida de los árabes palestinos e invoca la imagen de lo que podría haber sido una Palestina mejor, en paz y ajustada a un auténtico derecho.

Es un libro de imprescindible lectura para no dejarse enredar en la maraña de embustes, mentiras y propaganda sectaria que sólo obedece a un delirio que produce muerte, exclusión, persecución y genocidio de un pueblo que sí tenia tierra y arraigo.

La mano de fuego.

“Mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa. Decidí salvar el fuego. No tengo dónde vivir pero el fuego vive en mí. Y me defiende discretamente de todo lo impuro. Mi futuro ya no es importante. Sólo cuenta la intensidad del instante”.

Con estas palabras de Jean Cocteau comienza el último libro de la tetralogía de Alberto Ruy Sánchez sobre el deseo: “La mano del fuego”, Anagrama, 2008. Un eje: “Nueve veces el asombro”, y cuatro puntos cardinales: “Los nombres del aire”, “En los labios del agua”, “Los jardines secretos de Mogador” señalan las singladuras de esa búsqueda poética del erotismo.

Me inicié en la obra de este autor mexicano con “Lo jardines secretos de Mogador”, mientras yo vivía en otra ciudad mágica de Marruecos, Asilah. Allí preparaba mi libro “El sereno de Asilah” y quedé fascinado por la prosa algo preciosista de este autor obsesionado en descifrar el deseo, conocer a fondo el corazón del fuego.

Como él mismo confiesa, no se trata de novelas, sino de lo que en el mundo árabe se llama una Jamsa, un relato amuleto que se dispara en cinco direcciones simbólicas como los cinco dedeos de la mano de Fátima, la hija del Profeta. Tiene un cierto argumento, el amor de la hermosa Jassiba que cuida sus jardines secretos, mima sus plantas, entona el canto de las fuentes y va al mercado a vigilar la venta de sus flores. Y de su amado Zaydún, un contador de historias en la Plaza del Caracol, corazón cambiante de la ciudad de Mogador, hoy Essauira.  Zaydún siente que lo habitan varios cuerpos e historias y todos piden salir. Trata de escribirlos para contarlos o de darles un cierto orden pero descubre que la vida, en realidad, tiene la lógica de los sueños. “Que contar las cosas de manera realista como en las novelas y relatos es una convención más, una salida que se han dado algunos para no aceptar el delirio que es la vida, el inmenso reto que es tratar de comprender. Es no aceptar que nos unen y nos separan, nos detienen y nos mueven poderosos malentendidos. Que nada es lo que parece, y además va cambiando. Que la última realidad es el deseo, sus ilusiones, sus búsquedas. Que los cuerpos enamorados son dunas y sus historias las cuenta el viento mientras las mueve”.

La hermosa Jassiba encarga al alfarero Tarik una cerámica, una forma inútil, frágil y tal vez bella. No se trata de una urna para sus cenizas y las de Zaydún sino de una obra de belleza inútil hecha de sus cenizas. Aclara a Tarik que no se preocupe por quien morirá antes, pues no se trata de un suicidio compartido: “Harás primero una vasija de prueba, un boceto que nos mostrarás para que lo aprobemos. Luego la volverás a hacer con cenizas de quien muera primero. Y después lo romperás, lo molerás y volverás a hacer otro con las cenizas reunidas de los dos”

Tarik se pone a buscar el boceto tridimensional con la esperanza, o la certeza de que sus manos, repletas de memoria involuntaria, de movimientos ancestrales y siempre nuevos, harán brotar la pieza perfecta para ofrecer a Zaydún y a Jassiba. El fuego, al final, será el artesano mayor de su obra. “Lo posible nos desborda en el oficio y en la vida. Ser un maestro (maalem, en árabe) del oficio no es dominarlo todo sino saber que se navega en flujos de la materia, que se remontan corrientes y se descienden… En nuestra casa o en el mercado, cuando tocamos una pieza de cerámica tocamos las manos de quien la hizo. Tocamos una parte de sus sueños”.

“Esta suma de lo que soy y de lo que no quiero ser es como mi huella que se lleva el viento. Mi palma en la arena, mi oasis frágil, mi voz convertida en un soplo que se mete en los personajes que describo, comenzando por mí, por mis sueños. Una invención como cualquier otra”.

Un libro adecuado para este tiempo de holganza y de vagar bastante. Un libro anti-aventuras amorosas en forma de mano, de amuleto, de búsqueda disparatada del erotismo, nuestra piel más auténtica ahogada por los eunucos castradores que no pueden alcanzar el goce del placer en el éxtasis de la vida. Afirmación de la sensualidad y de la duda. Afirmación, como sugería Cocteau, de que sólo cuenta la intensidad del instante”

Depois, mais nada.

J C Gª Fajardo

 

 

Barriles de sangre: José I. Torreblanca

(Interesante artículo) 

El petróleo es uno de los elementos centrales de nuestra forma de vida. Gracias a él, disfrutamos de unos niveles de bienestar inéditos en la historia de la humanidad. Teniendo en cuenta el rendimiento que obtenemos de cada barril de crudo, y dado el enorme poder adquisitivo de nuestras sociedades, aún a los precios actuales, el litro de gasolina sigue siendo un buen negocio para Occidente.
Pero el petróleo, que para nosotros es una bendición por la que estamos dispuestos a pagar casi cualquier precio, es a menudo para sus productores una maldición. Los economistas tienen identificados desde hace tiempo el sinnúmero de perjuicios que van asociados al descubrimiento de petróleo en un país: apreciación de la moneda, pérdida de competitividad exportadora, alta inflación y despilfarro de recursos públicos en proyectos tan grandes como inútiles. Como consecuencia de este conjunto de factores (conocidos como "enfermedad holandesa"), la mitad de los países productores de petróleo miembros de la OPEP son hoy más pobres que hace 30 años. Ejemplos como Canadá o Noruega, donde el petróleo se ha gestionado de manera eficaz, son la excepción a una desgraciada norma.
Para los países pobres o en vías de desarrollo, el oro negro puede suponer un drama aún mayor. Un reciente artículo de Michael L. Ross en la revista Foreign Affairs arroja un balance estremecedor: el petróleo tiende a reforzar las dictaduras; debilitar las democracias; incentivar la corrupción; alentar el separatismo y fomentar las guerras civiles. Casos como el de Guinea Ecuatorial ofrecen un buen ejemplo de hasta qué punto una tiranía pobre puede convertirse súbitamente en una cleptocracia inmune a la presión internacional.
Significativamente, hoy en día, un tercio de los conflictos bélicos del mundo tienen lugar en países productores de crudo. En ese sentido, el petróleo no se diferencia mucho de lo que significaron los diamantes en los años ochenta, cuando los seis grandes productores de África se vieron asolados por unos conflictos de inusitada crueldad. Por ello, el consumidor europeo, además de quejarse al llenar su depósito de combustible, hará bien en pensar en lo que se esconde detrás de cada preciado litro de gasolina.

¿Qué hacer para lograr que esa fortuna que dejamos en el surtidor al menos redunde en beneficio de la democracia, los derechos humanos y el bienestar de la población de los países productores? Ante todo, debemos exigir transparencia tanto a los Gobiernos productores como a las multinacionales del petróleo. Gracias a la presión de la opinión pública y de ONG como Global Witness, los productores de diamantes firmaron ya hace algunos años los llamados Acuerdos de Kimberley, por los que se comprometían a eliminar del mercado los llamados diamantes de sangre con los que financiaban guerras civiles como las de Sierra Leona o Liberia.
El éxito de esta experiencia ha servido para poner en marcha una iniciativa con un objetivo similar: la EITI (Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas, en sus siglas en inglés), que busca comprometer a Gobiernos y empresas, tanto en países productores como consumidores, para que hagan públicos los ingresos derivados del petróleo y acuerden un código de conducta que sirva para poner fin a la corrupción. Como se puso de manifiesto en la reunión de los promotores de la EITI, celebrada recientemente en Madrid, la transparencia y la rendición de cuentas en lo relativo a la gestión de los recursos naturales ofrecen un campo de acción donde España puede desempeñar un papel importante. Parte de la tarea, que debe llevarse a cabo en Europa, será la de convencer a China y Rusia para que se adhieran a la iniciativa ya que, sin ellas, la EITI no podrá prosperar. Internamente, como se señala en un documento de trabajo de Fundación FRIDE, sería crucial que el Gobierno español profundizara aún más en su compromiso con esta iniciativa (lo que incluiría una reforma de la Ley del Mercado de Valores) e hiciera de ésta un pilar central de su nueva política africana.
Pero la transparencia es sólo un primer paso: economistas como Paul Collier han propuesto a Naciones Unidas que impulse la firma de una Carta de los recursos naturales que establezca la obligación de los Gobiernos de los países productores a repartir de forma equitativa e invertir responsablemente los beneficios de dichos recursos.

 

 

 

 

 

 

Defendamos la alegría, M. Banedetti

 

 

“Defender la alegría como una trinchera/

Defenderla del caos y de las pesadillas/

De la ajada miseria y de los miserables/

De las ausencias breves y de las definitivas/.

Defender la alegría como un atributo/

Defenderla del pasmo y de las anestesias/

De los pocos neutrales y los muchos neutrones/

De los graves diagnósticos y las escopetas/.

 

Defender la alegría como un estandarte/

Defenderla del rayo y la melancolía/

De los males endémicos y los académicos/

Del rufián caballero y del oportunista/.

 

Defender la alegría como una certidumbre/

Defenderla a pesar de dios y de la muerte/

De los parcos suicidas y de los homicidas/

Y del dolor de estar absurdamente alegres/.

 

Defender la alegría como algo inevitable/

Defenderla del mar y las lagunas tibias/

De las buenas costumbres y los apellidos/

Del azar y también…

                                   ...también de la alegría”.

M. Benedetti

Congreso Mundial de Mujeres 2008

MANIFIESTO

La igualdad no es una utopía. La igualdad es esa realidad en que todos los seres humanos podamos vivir en un mundo de respeto y de libertad. La igualdad es un espacio sin crispación y sin dolor, sin amargura, sin violencia. La igualdad debe ser la aspiración suprema de todas las personas que se dignen en llamarse personas. Sólo hay un camino y una meta: convivir destruyendo prejuicios.

No hay nadie por encima ni por debajo; hay miradas cruzadas, miradas que saben y sienten a seres humanos con sueños y deseos, con temores y esperanzas. Nuestro Mundos de Mujeres / Women's Worlds 2008 es una apuesta por la dignidad humana. El debate y la reflexión, la palabra como arma para poner fin a las múltiples caras de la violencia y para destapar las trampas que llevan a las injusticias contra las mujeres. Nuestro congreso es una apuesta por la vida.

La igualdad no es una utopía. La igualdad es un derecho. Otro mundo es posible, otro mundo que tenga inscrita la paz y la libertad para todas las mujeres. Somos iguales y somos diferentes. Nuestro congreso es una apuesta por la equidad en la diferencia y la diversidad.

Porque la vida hay que vivirla en toda su plenitud desde la libertad que da la igualdad. El debate está abierto y no hay vuelta atrás. La igualdad es una necesidad.

Lecturas. "Martes con mi viejo profesor", por Mitch Albom

Todos hemos tenido en algún momento un profesor a quien hemos admirado, que nos ha entendido y que hasta nos parecía que algunas veces hablaba para nosotros.

Pasó el tiempo, y muchos profesores se han ido difuminando en el olvido pero la voz, el talante y un no sé qué de aquel, hoy viejo, profesor permanece como amonestándonos por no haber sido capaces de entablar una relación más personal.

Es como si hubiera quedado algo interrumpido, o algo por hacer.

Para el periodista deportivo Mitch Albom, esa persona fue Morrie Schwartz, uno de sus profesores en la universidad que lo prepararon para alcanzar los éxitos profesionales que hoy tenía. Pero en su corazón, después de 15 años, sentía su ausencia, algo así como si no se hubieran atrevido a abordar las cuestiones fundamentales de la vida, dinero, poder, valores, familia, perdón, vejez, enfermedad, muerte, amor.

El periodista ya famoso, un día decide ir a visitar a su viejo profesor y recorre los mil kilómetros que le separan del viejo profesor en su domicilio de jubilado, cerca del campus de su universidad. Cuando llamó por teléfono para anunciar su visita, y después de aguardar unos momentos para que le consultaran, la voz en el teléfono lo animó a venir, y le dijo que el profesor lo esperaba desde hacía tiempo.

Claro, la esposa no se atrevió a decirle al joven que el viejo profesor padecía la terrible enfermedad degenerativa ELA, y que le quedaba poco tiempo de vida.

Mitch va un martes a visitarlo y lo encuentra gravemente enfermo y pasando un doloroso calvario que su esposa hijos y médicos tratan de aliviar cómo pueden pero, al mismo tiempo, el joven periodista se encuentra con que nada ha cambiado en su maravillosa relación; como si no hubiera pasado todo aquel tiempo. Por eso, decide ir a visitarlo cada martes recorriendo esos mil kilómetros que le permitían preparar su corazón para el reencuentro... mientras sea posible.

Juntos, en un mágico clima de conexión espiritual, de afecto y de complicidad intercambian ideas, comparten silencios y se atreven a ser ellos mismos.

De ahí el enorme éxito de este libro desde su publicación a bajo el título original de "Tuesday with Morrie" y en español "Martes con mi viejo profesor". Una lección sobre la vida, la muerte y el amor.

Vale la pena armarse con un buen lápiz y no vacilar en subrayar en este libro de apenas 200 páginas, 8 E, que cantan una hermosa amistad.

JCGF

Interesante artículo de Frei Betto: Alimentos, artículos de lujo

¿Quién se imaginó que tendría que entrar en una boutique para comprar arroz, frijoles, verduras y carne? Pues quizás no estemos lejos de ello. El precio medio de los alimentos se triplicó en los últimos doce meses.
El año pasado los dueños del mundo invirtieron en la industria de la muerte -la fabricación de armamentos- US$ 134 mil millones, un 45 % más que hace diez años, según el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz. En gastos militares los gobiernos invirtieron el 2.5 % del PIB mundial. Por cada habitante del planeta se destinaron US$ 202 a alimentar las bestias del Apocalipsis con misiles, bombas, minas y artefactos nucleares. En resumen: según la FAO, comparado con los gastos en alimentos, el valor consumido por los armamentos lo superó ¡191 veces!
Los Estados Unidos facturaron en el 2007 un 45 % de la venta de armas en el mundo. Este mercado hoy día es dominado por 41 empresas estadounidenses y 34 de Europa occidental. En los últimos diez años los gastos militares de los EE.UU. aumentaron un 65 %, sobrepasando todo lo que se invirtió durante la Segunda Guerra Mundial. Es el precio de las intervenciones en Iraq y en Afganistán.
Además de esa desproporción brutal entre lo que se invierte en la muerte (armas) y lo que se aplica a la vida (alimentos), la crisis del petróleo, con el barril por encima de los US$ 130, eleva terriblemente el precio de los alimentos. En los últimos 50 años se industrializó la agricultura, lo que aumentó un 250 % la cosecha mundial de cereales. Pero eso no significó que se pusieran más baratos y llegaran a las bocas de los hambrientos.
La agricultura pasó a consumir petróleo en forma de fertilizantes (éstos representan 1/3 del consumo de energía en la producción y aumentaron un 130 % en el último año), pesticidas, máquinas agrícolas, sistemas de irrigación y de transporte (desde los camiones que hacen llegar el alimento al mercado hasta el motorista repartidor de pizzas)
La agricultura industrializada consume 50 veces más energía que la agricultura tradicional, pues el 95 % de todos nuestros productos alimenticios exigen la utilización de petróleo. Sólo para criar una vaca y ponerla en el mercado se consumen seis barriles de petróleo, de 158.9 litros cada uno.
La subida del precio del petróleo abre un nuevo y vasto mercado para los productos agrícolas. Antes ellos eran destinados al consumo humano. Ahora son empleados también para alimentar máquinas y vehículos. El precio del petróleo aumenta el de los alimentos sencillamente porque si el valor del combustible de una mercancía excede su valor como alimento, se convertirá en agrocombustible.
¿Quién va a invertir en la producción de azúcar si con la misma caña se obtiene más ganancia generando etanol? Es obvio, el azúcar no desaparecerá de los estantes del supermercado. Pero será ofrecido como artículo de lujo a fin de compensar las inversiones de quien dejó de producir agrocombustible.
No se trata de ponerse contra el etanol, sino de ponerse a favor de la producción de alimentos, de modo que sean accesibles a la renta media mensual del brasileño corriente, que gana unos US$ 300. Además, nadie desconoce el trabajo esclavo o semiesclavo que predomina en los cañales del Brasil, según una reciente denuncia de Amnistía Internacional. Es urgente que el Congreso Nacional apruebe la PEC 438/2001 contra el trabajo esclavo. Desgraciadamente, Planalto acaba de editar la Medida Provisional que no obliga al cumplimiento de inscripción del trabajador hasta después de los tres meses de contratado. ¿Cuántos trabajadores eventuales no van a quedar condenados al régimen perpetuo -y legal- de trimensualidad laboral y sin derechos laborales?
Algunas empresas de producción de etanol obligan a sus trabajadores a recoger hasta 15 toneladas de caña al día y les pagan no por las horas trabajadas sino por la cantidad recogida. Según especialistas, tal esfuerzo causa serios problemas de columna, calambres, tendinitis y enfermedades en las vías respiratorias debido al hollín de la caña, deformaciones en los pies por el uso de gruesos zapatos y daños en las cuerdas bucales por tener el cuello torcido durante el trabajo.
En la cosecha los trabajadores están empapados de sudor debido a las altas temperaturas y del excesivo esfuerzo. Para cortar una tonelada de caña hay que dar mil machetazos. Los salarios pagados por producción son insuficientes para garantizarles alimentación adecuada, pues, además de los gastos de alquiler y transporte desde sus lugares de origen hasta el interior de São Paulo y de Minas, envían parte de lo que ganan a sus familias.
El actual régimen de trabajo reduce el tiempo de vida útil de los cortadores a unos 12 años. En 1850, en que el tráfico de esclavos era libre y la oferta de mano de obra abundante, la vida útil de esos trabajadores era de entre 10 y 12 años. A partir de la prohibición de importar negros, el trato mejor dispensado a los esclavos amplió su vida útil a entre 15 y 20 años.
Si el gobierno federal desea promover el crecimiento económico con desarrollo sustentable, sin antagonizar esas dos metas de nuestro proceso civilizatorio, es preciso evitar los males apuntados, además de hacer la reforma agraria, de modo que se multipliquen las áreas destinadas a la producción de alimentos, balanceándolas con las que hoy día están ocupadas por el agrocombustible.

 www.adital.com.br

 

La libertad de expresión no ampara a Losantos para injuriar a quienes no le obedecen

Interesante editorial de El País:
La condena

La condena judicial del periodista de la Cope Federico Jiménez Losantos por un delito continuado de injurias graves con publicidad contra el alcalde de Madrid incide sobre tres asuntos de interés público: los límites a la libertad de información y expresión, la teoría de la conspiración sobre el 11-M y el papel de la emisora propiedad de la Iglesia. La libertad de expresión y de información es muy amplia, pero tiene límites. El primero es el de la veracidad. El amparo que la Constitución ofrece a informaciones y opiniones requiere que no se basen en falsedades o al menos que haya habido un intento diligente de verificación. Losantos no respetó ese límite cuando acusó reiteradamente a Alberto Ruiz-Gallardón de propugnar que no se investigara el 11-M y que ese crimen que causó 191 víctimas quedara impune.
Realizó esa acusación de manera reiterada, incluso después de que el alcalde declarara públicamente que no había dicho eso, y también después de la presentación de su querella por injurias; y lo hizo utilizando todo tipo de expresiones ofensivas, que no añadían nada a la información ni contribuían a la formación de la opinión. La Constitución, dice la sentencia, no reconoce el derecho al insulto.
En esas condiciones, sin un fundamento veraz y con intención ofensiva, la apelación a la libertad de expresión no sólo es jurídicamente improcedente, sino que se convierte en un pretexto para otros fines. Por ejemplo, para castigar al alcalde de Madrid por no secundar, como habían hecho otros políticos y personajes públicos, la teoría conspiratoria sobre el 11-M que Losantos venía propagando. Por eso dice cosas como que a Gallardón no le importan los 191 muertos con tal de llegar al poder "como sea".
Esta actitud intimidatoria del periodista se proyecta sobre el presente, dada la voluntad expresada por el presidente del PP, Mariano Rajoy, tras las últimas elecciones, de mantener su independencia frente a presiones mediáticas, en referencia transparente a Losantos y otros influyentes comunicadores. Resulta por ello un magno ejemplo de distorsión interesada de la realidad que algunos de esos comunicadores, como el director de El Mundo, consideren que la condena de su colega establece un precedente disuasorio para los periodistas que se atrevan a criticar al poder. Más bien al contrario, la sentencia está llamada a servir de freno a la utilización impune, con el pretexto de la libertad de expresión, del poder intimidatorio de ciertos medios para coaccionar a personas públicas.
Finalmente, no es irrelevante el hecho de que ese delito continuado de injurias apreciado por el Juzgado de lo Penal número 6 de Madrid se haya cometido desde la emisora propiedad de la Conferencia Episcopal. Hay motivos para pensar que los obispos, o algunos obispos, temen más que su locutor estrella se revuelva contra ellos si no le apoyan suficientemente que al descrédito que su presencia en la Cope ocasiona a la Iglesia española.