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J. C. García Fajardo

Retazos de Sergei 025: El Templo y la Corte

El Maestro Chan Huang Nieh, al entrar en el templo de un monasterio, se arrodilló con respeto ante la estatua del Buda y quemó incienso. En ese momento, el joven Emperador de la dinastía Tang, llamado Hsuan Tsung, que residía allí temporalmente como novicio, se escandalizó por la conducta del Maestro Chan y le dijo, no sin cierta altivez:
- Para alguien que busca la Verdad no es necesario adorar a Buda, hacerse monje ni adherirse a ninguna enseñanza. Dime, Maestro, ¿por qué veneras una estatua?
- Puesto que no necesito ni adorar a Buda, ni hacerme monje, ni adherirme a ninguna enseñanza, lo hago porque quiero. Podría hacer cualquier otra cosa y también así me liberaría a mí mismo.
Tras reflexionar un buen rato, el joven novicio y Emperador preguntó:
- Maestro, ¿para qué sirve practicar las formas de culto?
Huang Nieh le dio un soberano bofetón, como respuesta.
- ¡Pero qué brutalidad! ¿Cómo te atreves a golpearme? – gritó encolerizado el joven Emperador - ¿No sabes quién soy? ¿Qué grosería?
- ¿Cómo? ¿Todavía te atreves a discutir, en este templo, quién es grosero y quién no lo es? – replicó el Maestro, ante toda la comunidad atónita que comprendió la confusión de Hsuan Tsung.
El Maestro se volvió a inclinar ante la estatua del Buda, ante el joven Emperador y ante el resto de la comunidad, comenzando por el hermano cocinero a quién besó los pies, para vergüenza del Emperador y novicio.
Todos habían comprendido, de repente, la tradición del budismo taoísta expresado en el chan, que advierte “Quienes pronuncian el nombre de Buda tienen que enjuagarse la boca durante tres días”. (¿Como si hubieran comido mierda?¿Como si su boca fuera de mierda? ¡Qué más da, cojones!) Porque no es posible comprender la Verdad dependiendo de los demás, ni siquiera del Buda. Por eso, celebraban en cada monasterio la ceremonia ritual de “quemar al Buda”, para abrasar el error de ignorar que el Buda y cada ser son una misma cosa, pero no para profanar el nombre del Buda.
Por medio de la bofetada al joven novicio, el Maestro destruyó su concepto de “emperador” y “súbdito”, mostrando que el templo era el templo y no la corte imperial.
Hsuan Tsung es recordado en los Anales del Imperio como un gran Emperador, justo y misericordioso.

José Carlos Gª Fajardo

6 comentarios

Daniel Gomez -

El bofeton del maestro sirvio para despertar al arrogante emperador y hacerle ver que en el templo todos eran iguales. Sin embargo, al dar el bofeton el maestro se convierte en arrogante... aunque quizas su condicion de maestro se lo permita. El maestro quizas tendria que haber dejado que fuera el miserable cocinero quien le diera un buen bofeton al emperador y, quizas, a el mismo.

p.d. pido disculpas por la falta de acentos. escribo en un teclado donde no encuentro la tilde.

Escila -

Raro es el que no sucumbe a creerse superior cuando tiene oportunidad o conciencia de estar por encima de otro, al igual que agacha la cabeza ante alguien más poderoso. Su desesperación llega cuando el que tiene delante no reconoce los valores de los que presume. Todo es cuestión de conciencia.

Dorian Gray -

Hay gente que tiende a creerse más que los demás, no se dan cuenta de que al final todos estamos hechos de la misma materia. No por eso somos iguales, pero tampoco mejores unos que otros.

Nesemu -

Eso es, Santiago. Contempla el escenario: la imagen del Buda (a la que no adora el Maestro sino a lo que significa), los monjes y los discípulos, entre ellos el joven que "actuaba" en esta vida de Emperador pero que allí era otro culo redondo y partido por la mitad. Critica al Maestro por postrarse ante una imagen... y este le suelta un tortazo (forma clásica de la enseñanza para el despertar, o un palo con el kiosaku de avellano o un cubo de agua fria por la cabeza)para que "despierte" porque se cree Emperador, es decir, que es la imagen de lo que representa. Luego el Maestro se postra ante el abda, ante los monjes, ante el cocinero y ante el "emperador" ¿Comprendes? ¡NO h ay Emperador ni Abad... ni Maestro. Estos dicen "¡Si encuentras al Buda, mátalo!" Claro, porque sería una alucinación. La realidad es la única divinidad, aquí y ahora. Da igual tu altura, hermosura, conocimientos, riqueza, talento... función social... porque al final y al principio todo es Eso, ¿comprendes? Yo soy Eso, y tú y el otro y lo otro. ¿Qué más da? Quien se cree ser el rey o el pobre que representa, está perdido. Por eso, el Maestro puede postrarse, bailar, comer o lo que sea, ¿qué más le da? Ahora sí, lo hace con plena concentración como sino hubiera nada más importante en el mundo, y es que no lo hay. No utilices la mente, y te sorprenderá. Nesemu

Sergei -

Delante de Buda y el tío, ahí, rascándose la panza. En lugar de observar y aprender.

Bueno, aprender, aprendió... aunque se llevó un coscorrón. Inocente juventud, divino tesoro.

Santiago C. -

he leido el texto varias veces, y no le termino de sacar el jugo que creo que tiene.
Me parece que hace referencia a que ante buda, ante un dios, cada uno de la religión que sea, no hay clases sociales, ni status.
No se del todo si esa puede ser la lectura que realmente se debe sacar del texto.