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J. C. García Fajardo

Bolivia en el punto de mira

Grandes capitales españoles controlan parte de las riquezas petrolíferas de Bolivia. La Bolsa ha acusado a la baja que los ciudadanos hayan llevado a la presidencia al líder indio Evo Morales. En más de dos décadas de elecciones democráticas nunca un aspirante había obtenido una victoria tan rotunda, conseguida además con una participación superior al 70%.
Muchas cosas van a cambiar tras la elección de Morales, comprometido con las masas indígenas, opuesto a la política de Washington, partidario de las movilizaciones callejeras como expresión del poder popular y reiterado abogado de la nacionalización de los recursos energéticos del país más pobre de Suramérica. Ya en los medios de presión del neoliberalismo se dice que Morales es partidario del narcotráfico y de la cocaína. Nada más cierto pero la especie se repite sin cesar para preparar eventuales medidas preventivas. La victoria de Morales, que gusta de resaltar su amistad con Fidel Castro y Hugo Chávez, refuerza también el viraje indigenista e izquierdista de una parte del subcontinente. Bolivia h avivido postrada durante siglos y tiene la pobnlación más pobre de América, un 70%. Esto es una ignominia y debemos seguir de cerca cuanbtos esfuerzos realicen los nuevos gobernantes para salir de esa oligarquía inhumana que los ha gobernado hasta ahora. No lo va a tener fácil el nuevo presidente porque su discurso es populista y sin que conozcamos un programa serio y estructurado.
Si el ejercicio del cargo no modifica sustancialmente sus postulados, el presidente electo y líder del Movimiento Al Socialismo (MAS, una confederación de sindicatos y grupos sociales articulada en torno a los productores de coca) pretende enterrar el estado neoliberal y refundar Bolivia. Para ello reescribirá la Constitución, dando voz a aymaras y quechuas, etnias mayoritarias e históricamente excluidas de los mecanismos de decisión política y económica. Pero Morales, cuyos planes son anatema para las ricas regiones orientales del país, asentadas sobre el gas y el petróleo y abiertamente centrífugas, con Santa Cruz a la cabeza, debe llevar adelante esta agenda explosiva asegurando a la vez la gobernabilidad de Bolivia, inexistente en los últimos tiempos, como lo prueba el hecho de que el líder cocalero vaya a ser el cuarto presidente en poco más de dos años.
Evo Morales va a tener enfrente a un Senado de mayoría opositora, controlado por los nuevos gobernadores provinciales, ajenos en su gran mayoría al MAS y elegidos por primera vez también en la jornada del domingo. Y a poderes tan fácticos como la iniciativa privada y Estados Unidos, cuya ayuda para eliminar las plantaciones de coca supone la décima parte del PIB boliviano. El camino que elija para plantear decisiones cruciales, desde qué hacer con los hidrocarburos hasta una Constitución que lidie con las aspiraciones autonomistas de las regiones ricas y a la vez consagre la redistribución de la tierra y los derechos de la sometida mayoría indígena, va a marcar el nuevo rumbo de uno de los países más inestables de Suramérica. Tienen derecho a explorar nuevas fórmulas de gobierno. Ojalá salgan adelante y las sanguijuelas multinacionales sepan que el mundo entero, al menos los altermundistas, los observa.


 

4 comentarios

Escila -

Morales tiene que ir muy despacito y con buen pie. Una vez que nacionalice sus recursos se dejará a un lado el tema de la coca, del cual se habla sobretodo porque es una paradoja del sistema. El temor a la corrupción está latente en todos las países, lo único es que en América del Sur siempre cuajan por la falta de educación de las gentes.

Jarkoe -

Como dice Belén, son muchos y delicados los problemas a los que se enfrentará el nuevo gobierno boliviano. No obstante, el gran apoyo que tiene por parte del pueblo secunda la legitimidad que de por sí tendrían acciones como la nacionalización de los recursos energéticos, así como una defensa de las plantaciones de coca adecuada y todas las reformas que puedan ir surgiendo para que el país entre en una dinámica de progreso que se hace totalmente necesaria. Por las circunstancias en que Morales ha sido elegido, no creo que corresponda al perfil populista más típico, sino que confío en que trate de hacer realidad lo que promete, cueste lo que cueste, porque si no lo hace estaremos en lo mismo de siempre: que el pez gordo se coma al pezqueñín. Y no, espero que nunca, que por fín dejen a Bolivia crecer en paz y justicia.

Marcos -

¿No es esto el editorial de El País? Esperemos que Morales tenga tanta mano para los poderes económicos como Lula, pero también esperemos que pueda controlar la corrupción de su gobierno para que no le hunda.

Belén -

La verdad es que el nuevo presidente boliviano tiene muchos frentes abiertos. Espero que sea capaz de lidiar con los problemas a los que se enfrenta, porque son francamente delicados.
Todos aquellos intereses extranjeros que tienen sus ojos puestos en Bolivia, no le dejarán ni respirar, y algunos sectores del pueblo, tampoco.
Si su programa y sus acciones son acertadas, la mayoría del pueblo boliviano le dará su apoyo, que no es poco. Así que, esperemos un poco para analizar la situación, porque de momento la cosa irá despacio.