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J. C. García Fajardo

Retazos 003: Encuentro

Lin Po era transportado en su litera por una concurrida calle de Nanking. Ensimismado en lo que había de transmitirle al joven Emperador, casi no se apercibió de que sus porteadores habían aflojado el ritmo de sus pasos. El chambelán que les precedía haciendo sonar un pequeño gong para anunciar que llegaba un dignatario de la Corte había disminuido el ritmo de sus golpes.
Lin Po descorrió un poco la cortinilla que lo celaba de las gentes para enterarse de lo que interrumpía la marcha de la comitiva.
Una bronca fenomenal tenía lugar a las puertas de la casa de comidas y burdel. La gente se reía y hacía mofa de un viejo al que habían echado a la calle por borracho que no quería pagar. Bajo los gritos de la encargada y las amenazas de sus guardianes que querían seguir pateándolo, Lin Po bajó sus ojos al amasijo de ropas por donde asomaba la cabeza del viejo, mirando a un lado y a otro, cómo preguntándose qué era lo que estaba ocurriendo.
El magistrado Lin Po creyó reconocer al anciano y mandó abrirse paso a sus porteadores con un golpe firme de su bastón de plata labrada. Cuando estuvo más cerca, lo reconoció: ¡Era su compañero de estudios Teng Xiao que tanto le había ayudado en sus estudios y con el que tan firme amistad le había unido durante la juventud! Hacía años que había desaparecido de la Corte  y todos lo imaginaban retirado en el Templo de Saolín.
Bajó de la litera, se hizo un silencio de respeto mientras se habría un espacio que lo condujo hasta el anciano ante el que se inclinó con respeto.
- ¿Eres tú, amado Teng Xiao?
- Ah, granuja Lin Po, ¡qué alegría volver a verte!
- Venía a tu encuentro, Maestro.
- Pues vamos a beber una frasca de buen vino. Ayúdame a levantarme.
Ambos entraron en el mesón mientras los porteros se inclinaban y la matrona se derretía en zalemas:
- ¡Pasad, gran señor, honráis mi casa!
- ¡Haced sitio a mi Maestro y preparadle un baño y las mejores ropas!, - ordenó sereno el dignatario.
- Ah no, Teng Xiao, nada de eso. ¡Vamos a beber por los buenos tiempos! Todo lo demás puede esperar.
 Entraron, bebieron y comieron, escucharon música y fueron atendidos por los sirvientes hasta que el anciano se quedó dormido con una sonrisa en el rostro y un hilillo de vino que le rebosaba por los labios. El dignatario limpió con su pañuelo de seda la boca del Maestro, se inclinó ante él y, buscando un bolsillo entre los andrajos, le metió un hermoso brillante que le garantizaría una buena vida hasta el fin de sus días.
Mientras se alejaba emocionado, dijo a la dueña del local, después de pagarle con largueza: “Cuida de que nada le falte”.
Partió en su litera al encuentro del Hijo del Cielo, incapaz de asimilar lo que había ocurrido.
Pasó un año, y el Magistrado volvió a pasar por la misma calle en su visita anual al Emperador. Quiso verificar que no había sido un sueño lo sucedido el año anterior, extrañado de que Teng Xiao no se hubiera dejado ver, a pesar de que había enviado a sus criados a buscarlo.
De nuevo, el alboroto, los gritos, los porteros amenazantes y la patrona lanzando improperios contra un amasijo de harapos revolcándose por el suelo.
- Pero, Teng Xiao, ¿eres tú?
- ¿Y quién había de ser, amigo Lin Po?
- ¿Pero no había dejado un brillante en tu bolsillo para que nada te faltara en adelante?
- Ah, Lin Po, siempre el mismo. ¿Crees que los pobres metemos las manos en los bolsillos? Nunca hay nada de valor. Lo que de verdad vale, está afuera o en el interior. ¿Bebemos?
Y los dos amigos entraron de nuevo en el burdel dejando un rastro de sangre, dejando un rastro de lágrimas.
 

José Carlos Gª Fajardo

3 comentarios

enovilla -

Me gusta el valor que le da a la amistad y las dos lecciones que deja caer, sin llegar a desvelar por completo.Cada relato supera al anterior en belleza y en significado. Aunque por el momento, me quedo con el cruce del río.

DANIEL -

Yo creo que en realidad lo que vale está en el interior de los de ahí afuera. Como dijo un día un sabio ´lo que queda al final de la vida es el alma´, todo lo demás desaparece; el cuerpo, el dinero, todo. Y por desgracia, muchos tenemos el alma manchada.

Jarkoe -

"Lo que de verdad vale, está afuera o en el interior". Que gran verdad, difícil de asimilar muchas veces, para muchos, incluso para mí en algún momento. Pero, una vez superado ese momento, no vuelve a surgir, y aprecias la vida de otro modo, tienes más tiempo para disfrutar de lo que más te importa y luchar por lo que deseas, y cuando tienes ese sentimiento de mayor plenitud en tu interior te invanden las ganas de de encontrar a alguien a quien notes aturdido y animarle, como Teng Xiao a Lin Po. ¿Bebemos?.