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J. C. García Fajardo

La Tierra no pertenece al hombre

Dos batiscafos rusos, cada uno con tres ocupantes a bordo, se han posado hoy en el fondo marino del Océano Glacial Ártico bajo el Polo Norte, a 4.261 metros de profundidad, después de tres horas de inmersión.
La tripulación del submarino ha depositado en el lecho marino una bandera rusa de titanio y resistente a la corrosión, de un metro de altura.
La expedición buscará pruebas geológicas para demostrar que el lecho marino de una vasta zona del Polo Norte pertenece a Rusia. Bajo la ley internacional, cinco estados con territorio en el Círculo Polar Ártico -Canadá, Noruega, Rusia, EE UU y Dinamarca a través de su control de Groenlandia- controlan una zona de 320 kilómetros alrededor del norte de su costa.
La zona sobre la que Rusia reclama derechos tiene una superficie de 1,2 millones de kilómetros cuadrados, en donde se cree que se encuentra una cuarta parte de las reservas mundiales de hidrocarburos.
Submarinos nucleares soviéticos y estadounidenses han viajado a menudo bajo la capa de hielo polar, pero ninguno ha alcanzado hasta la fecha el lecho marino del polo.
Esto leo en los periódicos, pero todavía no he visto reacciones. Bush pidió al Congreso de EEUU que autorizase la perforación de Alaska para extraer su petróleo y su gas. En su loca carrera no respetan nada, y el planeta nos lo hará pagar a todos, pero ellos, fieles a la lógica calvinista, se creen investidos del poder de transformar el oikos y el ekumene. Hay que releer la carta del Jefe Seattle al hombre blanco de Washington. "La tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra". Cantidades ingentes de recursos e invierten en la carrera espacial porque ya no les basta la Tierra; más de un billón se gastan en armas cada año porque no saben construir la paz que sólo puede provenir de la justicia social... los bancos y los paraísos fiscales blanquéan el dinero criminal del narcotráfico... y no son capaces de acabar con el hambre, con las endemias, con la ignorancia, con la exclusión de miles de millones de personas que conforman 2la bomba social" pronosticada por Boutros B. Galli en Conpenhague. Y la más grande de las armas de destrucción masiva, la explosión demográfica, avanza de manera exponencial. Y todos sabemos que en los países en donde las mujeres tienen acceso a la formación y a los puestos de trabajo que les corresponden, iguales a los del hombre, se ha invertido la curva demográfica sin presiones y sin las barbaridades sectarias de unas ideologías de muerte que preconizan que "cuantos más hijos, mejor"

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