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J. C. García Fajardo

Recuperemos nuestras raíces árabe musulmanas

Estaban Saladino y los Reyes y príncipes cruzados compartiendo unos deliciosos sorbetes durante una de las muchas treguas. (Esos sorbetes los mandaba hacer Saladino con hielo traído desde las montañas del Líbano con un sistema de relevos muy interesante, los mezclaban con frutas y, detenían el asedio, para hacérselos llegar al rey de los francos que estaba enfermo... y se los tomaba sin miedo alguno y muy agradecido a su adversario. Cosas, modos y estilos) Como no había nacido el fútbol, ni las carreras de coches, ni los alonsos y demás... trataban de la calidad de las armas, de su eficacia y del temple de los aceros. Salió el Alférez de los cristianos, un tipo descomunal, con un mandoble en sus manos y se paró en el centro cometiendo la indelicadeza de mirar a los ojos de los notables que acompañaban al Gran Saladino. (En muchos lugares del mundo y en muchas culturas jamás se debe mirar a los ojos de una persona mayor o constituida en autoridad, ni cruzar las piernas ante ellos, ni mostrar las suelas -mejor estar descalzos-, ni mostrar la palma de la mano izquierda, ni bostezar...  y no son muestras de sumisión sino de educación y del debido respeto, que son hermanos de la justicia, junto con la cortesía. Por no prestar atención a estas "cosas" los conquistadores europeos y yankis cometieron toda suerte de torpezas en América, África y Asia. Podríamos escribir un libro, ya hay algunos) Los nobles jinetes que acompañaban a Saladino sonreían sutilmente. Pusieron una barra de hierro sobre dos poyetes ante el Alférez. Éste siguió todo el ritual esperado, inspiró con estruendo y, lanzando un grito descomunal, descargó toda su fuerza animal sobre la barra de hierro que se rompió ante el jolgorio de los rumís, francos o cruzados que entrechocaban su copas metal.
Saladino y sus nobles, asintieron con un gesto de reconocimiento de la fuerza, mientras el Gran Kurdo hacía una leve seña con una ceja a uno de sus caballeros, delgado, fuerte, fibroso y elegante... sutil como una palmera en el desierto mental de aquellos que atronaban con sus voces, sus gritos y su vino espeso y no rebajado.
El noble árabemusulmán saludó inclinándose antes de pisar el centro del círculo en el que había actuado el cristiano, volvió a saludar de manera elegante y con una plácida sonrisa mientras se llevaba la diestra al corazón al cruzar el umbral marcado por una enorme alfombra. (Un día hablaremos del significado de los saludos en las diversas culturas y civilizaciones). A una indicación de
Saladino retiró una finísima muselina que, casi invisible, llevaba al cuello(un chal de Mosul, "y de muselina chales...") Los rudos bebedores de cerveza agria rugieron y soltaron algunas lindezas... acerca de lo que podrían hacer si les dejaban al mancebo "barnizado con los aires del desierto", como recuerda Gª de Gortázar. El oficial de los ejércitos del Islam... lanzó el fino chal al aire mientras con un gesto rápido desenfundó su alfange...¡y partió la muselina en dos pedazos que tardaron en llegar al suelo!
Sin comentarios.
Llevo años sosteniendo en mis clases que los españoles (y portugueses, italianos del sur y griegos etc) no podríamos subsistir si nos arrancasen nuestro tercio greco-romano o nuestro tercio judeocristiano... pero nos han arrebatado el otro tercio árabe musulmán... y hemos crecido desarraigados. Con la expulsión de musulmanes, judíos y moriscos, nos han llevado parte de la "palabra" (ya sabéis lo que significaba para Homero y el propio Witgenstein lo borda cuando afirma que "los mímites de mi lenguaje son los límites de mi propio mundo"), del gusto, de la ciencia, de la estética, de la gastronomía, del arte, de la poesía, de la filosofía y del arte de vivir que llevaron a su cima en Córdoba y en Sevilla, en Granada y en todo Al Andalus... ¡Casi ochocientos años de convivencia fueron desollados por los Católicos Reyes y por la cerrazón inquisitorial de los jerarcas católicos excluyentes! Que la convivencia a veces fue brutal, dura y conflictiva... ¿y cómo fue durante esos siglos la convivencia entre los reyes cristianos? Estos días he releído hermosas páginas sobre ese mundo de los mozárabes, tan perseguido y olvidado por los intransigentes, y al que tengo un enorme afecto y respeto. Fdo Gª de Cortázar trata de ellos en "Los perdedores de la Hª de España" que saboreo con fruición. ¿Cómo hubiérais podido comprender estos párrafos si me hubieran mutilado la lengua árabe que he utilizado en más de un 18%? Por supuesto, sin saberlo, como le sucedió a aquél garurlo que se admiró cuando le dijeron que "hablaba en prosa" sin saberlo.Es preciso recuperar nuestras raíces y así descubriremos nuestras señas de identidad perdidas. Da pena comprobar el olvido intencionado en nuestras universidades ¡durante cinco siglos! de las instituciones, cultura y riquezas de nuestro pasado árabemusulmán. Por eso, ahora no somos capaces de comprender el auténtico Islam y las culturas que de él surgieron. Han ensalzado la muy cuestionable "reconquista", o el "descubrimiento" de América, "la cristianización y civilización" de los africanos, o el "esfuerzo y la carga del hombre blanco" cantados por Kipling, para extender laluz y la civilización a India, China, Japón y todo el Oriente... ¡qué barbaridad! ¡cuánta ignorancia! ¡qué ceguera! De ahí la importancia de acercarnos a otros pueblos, culturas, tradiciones y creencias a pie descalzo y con el corazón a la escucha (como pidiera el joven Salomón: "leb shomá Jahwé Adonai El Sadai2 cfr Reyes) para escuchar, aprender, respetar, compartir, enriquecernos en un fecundo mestizaje y saber mirar junto ese futuro que tenemos que construir para que no nos arrase en una tromba desesperada. Yo he apostado  por ese diálogo sin prepotencias ni prejuicios, por ese reconocimiento de que todo sformamos parte de una sola raza expresada en miles de pueblos, de danzas, de formas y de creencias... ¿qué más da si a esto le llama Ratzinger y sus secuaces peligroso y mortal relativismo cuando en realidad no hacen más que comportarse como el resto de fundamentalistas, integristas y desalmados de toda laya? Existe un libro traducido al castellano sobre cómo vieron las cruzadas desde el otro lado los musulmanes. !qué delicia! Hay lugar para la esperanza, mientras tanto, hagamos alegre la espera para no tener que lamentar al contemplar las personas que pudimos haber sido. Para no "irnos a la tumba con el dolor de una canción inacabada" como cantó el poeta turco, citado por Guevara. 

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