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J. C. García Fajardo

Falsa interpretación de la Constitución de la OTAN que puede acarrearnos serios peligros

Interesante artículo del general Alberto Piris "Los despropósitos de Bush en Riga" pues no podemos dejar pasar estas torticeras interpretaciones de la Constitución de la OTAN sin arriesgarnos a que las consideren como "doctrina segura" en un futuro. ¿Nuestros representantes en el Consejo de la OTAN no supieron verlo y denunciarlo? ¿A qué jugamos? Nesemu

"La cumbre de la OTAN celebrada la pasada semana en la capital letona, donde se discutió sobre la participación de la Alianza Atlántica en Afganistán, sirvió para mostrar, una vez más, cómo el presidente de EEUU es capaz de retorcer los argumentos que utiliza a fin de alcanzar sus propósitos. Cabe dudar si lo hace por mala voluntad o por ignorancia, y como ambos factores estuvieron presentes en la desastrosa decisión que condujo a la invasión de Iraq, con el caos subsiguiente, es lícito seguir atribuyéndoles cierto peso en sus decisiones.
Suponiendo —lo que ya es mucho suponer— que Bush sabía cuál era el país donde estaba (y que no confundía Letonia con Lituania o Estonia), debiera haber conocido también algo sobre las normas que rigen la OTAN antes de proferir los despropósitos que se escucharon en su boca. Entre estas normas ocupa un lugar destacado el Tratado del Atlántico Norte, que es algo así como la “Constitución” de la OTAN, pues determina su misión y especifica los modos de actuar y demás peculiaridades de la Alianza.
Dado que Bush aludió al tan traído y llevado artículo 5º del Tratado, antes de proseguir conviene reproducirlo aquí parcialmente, para que el lector pueda juzgar por sí mismo:
Art. 5. Las Partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas y en consecuencia acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva, reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, asistirá a la Parte o Partes así atacadas, adoptando seguidamente, individualmente y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada para restablecer y mantener la seguridad en la región del Atlántico Norte. [...] (Cursivas de A. P.)
Leído y laxamente interpretado, se puede entender por qué la OTAN ofreció a EEUU su colaboración inmediata tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, aunque para ello fuera preciso considerar a los aviones comerciales como “armas” de ataque. Sin embargo, EEUU rehusó el ofrecimiento y desencadenó su doble guerra sucesiva contra Afganistán e Iraq. Estaba en su derecho imperial a hacerlo, a equivocarse atribuyendo a un Estado soberano —Afganistán— las tropelías de una organización terrorista —Al Qaeda— en él parcialmente instalada (recuérdese la residencia en Hamburgo del principal núcleo terrorista), y a pretender resolver, mediante la fuerza militar, los conflictos de Oriente Próximo, democratizando esta región a sangre y fuego. No necesitó de la OTAN para proporcionar al terrorismo universal ese excelente campo de reclutamiento y prácticas que es el Iraq postsadámico que observamos hoy.
Ahora que las cosas van bastante mal en Afganistán, y puesto que la OTAN aceptó empeñarse —con el beneplácito de la ONU— en ese país (mostrando de nuevo que la Alianza actúa a menudo como instrumento de la política exterior de Washington) con su esfuerzo militar y con apoyo económico, Bush aumenta la presión. En la citada reunión se le ocurrió afirmar que el principio fundamental de la OTAN es que “el ataque a uno es un ataque contra todos” y que se aplica “tanto si hay un ataque en territorio propio como si es sobre nuestras fuerzas desplegadas en misión de la OTAN en el exterior”.
¡Pues no, señor! Si un miembro de la OTAN, con el asentimiento de los demás, ataca a un país situado fuera del ámbito geográfico que precisa el Tratado y es enfrentado por las armas de la resistencia local, no puede invocar el Tratado para pedir ayuda: sencillamente, no es aplicable. Fuera de Europa o de América del Norte, la OTAN no opera de acuerdo a su carta fundacional a menos que se modifique el Tratado o se cree una nueva alianza militar euroamericana. Esto debía saberlo Bush, o debía habérselo recordado el secretario general, cuando hizo sus extemporáneas declaraciones.
Además, Bush parecía ignorar que la ayuda implicada en el “todos para cada uno y cada uno para los demás”, por él invocada, no es automática ni total. Se lee en el texto reproducido que es cada miembro de la OTAN el que juzga cómo colaborar a la defensa mutua. Cualquier Gobierno es libre de decidir la forma de reaccionar ante un ataque, sin estar forzado a implicar a sus ejércitos en la reacción común.
Bush ha vuelto a mostrar, en la última cumbre atlántica, que de la OTAN sólo le importan los servicios que pueda prestar a EEUU. No debería extrañarnos. Si él puede prescindir de los Convenios de Ginebra (sólo alude a ellos, contrito, cuando se ve hostigado por la opinión pública o pierde unas elecciones); si soslaya la Constitución de EEUU para convertir su Gobierno en una semidictadura; y si ignora los más elementales derechos humanos cuando obstaculizan su omnipotencia como Comandante en Jefe ¿por qué habría de importarle un simple artículo del Tratado del Atlántico Norte?
Eso es para él un obstáculo irrelevante, acostumbrado como está a saltarse, siempre que puede y le dejan, los famosos checks and balances (frenos y contrapesos) que constituyen el elemento esencial de la separación de poderes en cualquier sistema democrático, como nos enseñó a todos, precisamente, la ya veterana Constitución de EEUU.


* General de Artillería en la Reserva
Analista del Centro de Investigación para la Paz (FUHEM) 
 

9 comentarios

Patricia Perez -

EEUU se salta todas las normas, no debería estar en ninguna organización ya que no respeta las reglas del juego y solo se apoya en ellos para exigir apoyo cuando las cosas se le van de la mano. El problema es que no hay ningún país que le haga frente. Claro que militarmente no se puede, pero moralmente deberían estar todos en contra de su política y hacérselo notar cada día. España le hizo frente en la guerra de Irak , pero solo sirvió para que en vez de ser reconocida su valor moral, se le machacara por no ser aliado del gran BUS.

Emma Bernardo -

EE.UU. cambia las reglas del juego según sus intereses. Bush llegó al poder con el apoyo de las grandes multinacionales petroleras y el vergonzoso consentimiento de la Unión Europea. Esperemos que la política americana de un giro radical y que en las próximas elecciones salga elegido un presidente o presidenta de más valía.

Alvaro Marchante Carrero -

Parece que para que algunos políticos entiendan las leyes y lo que suponen, deben también poner lo que no suponen, por ejemplo, que si a un país le atacan fuera de sus territorios la OTAN no tiene por que participar en la cruzada. Pero como los Estados Unidos son la mayor potencia, el que se alía a ellos sale ganando, o eso creen algunos.

Lucía -

Bueno no estoy excatamente de acuerdo con que deba desaparecer la OTAN. De hecho, alguno de los antiguos integrantes del Pacto de Varsovia se unieron a la OTAN despúes, como Polonia o la República Checa. El principal problema que afecta a la Organización, es precisamente la falta de ánimo de algunos integrantes (en especial de los EEUU), de actuar como el término Organización presupone. Esto es tener un proyecto estratégico común. No creo que la solución sea que desaparezca, sino que afrente los problemas globales como tales; que de un valor fundamental a los nuevos riesgos que surgen de esos problemas globales: las armas de destrucción masiva y el terrorismo; que hagan notar el papel del resto de países en el mundo sobre la hegemonía estadounidense, y etc. Y lo del señor Bush, en su línea

Irene Zugasti -

Me pregunto ¿...para qué sirve la OTAN? No está más que al servicio de los intereses bélicos estadounidenses. OTAN, ¿ para qué?

Rubén -

La OTAN no es más que una asociación armamentística de países palmeros de los Estados Unidos , cuyos objetivos han desaparecido por completo con el fin de la Guerra Fría y antes de darle un final coherente el señor Bush decide mantener esta organización para utilizarla para beneficio personal de su "guerra contra el terrorismo".
Lo dicho , si el Pacto de Varsovia despareció con el Fin de la Guerra Fría ¿Porqué no lo hizo la OTAN?.

Paula s.T. -

Gran artículo el del señor Pris, sobre todo porque representa la denuncia que nunca llega por parte de los que están en lo más alto.
¿Cómo se permite que Bush haga una interpretación personal de la Constitución de la OTAN? Y, lo que es peor, ¿Cómo se permite que esta interpretación personal se convierta en enterpretación real? No puede ser que el señor Bush marque las directrices de la OTAN... Claro, que es que al fin y al cabo, el mundo entero se mueve al son de sus directrices.

Teresa Montesinos -

No sé de que nos sorprendemos. Bush siempre ha hecho lo que le ha dado la gana, sin tener en cuenta ni respetar a nada ni a nadie. La culpa la tienen el resto de países que no son capaces de enfrentarle y de pararle los pies para que no siga manejando el mundo según sus intereses personales.

Sara Martín -

Estoy completamente de acuerdo con Albert Piris. No puede el señor Bush interpretar la Constitución de la OTAN a su antojo y según le interese, por más que lo haga en EE.UU. Además, creo que de este artículo podemos sacar otra reflexión. En mi opinión, todos los gobernantes hacen lo mismo con las constituciones de sus países: las interpretan a su gusto y se pasan por alto derechos y deberes fundamentales. Esto puede deberse a la complicada y enrevesada retórica con la que están escritas, quién sabe si será buscando precisamente ese fin. Por ejemplo, si según la Constitución española todo español tiene derecho a una vivienda digna ¿por qué el gobierno español no se encarga de que ese derecho se cumpla?.Estos presidentes con tanta capacidad de interpretación lo tendrían más difícil si tuvieran que apoyarse en cartas y documentos redactados de forma clara y precisa.