Pocas noticias tan felices para este blog como la derrota de los halcones neocons que rodean a Bush pero ¿por qué no acabar con él mediante el impeachment previsto en la Constitución?
Los ciudadanos de EE UU han salido finalmente del estupor en el que cayeron tras el 11-S y han votado por un cambio de dirección en la guerra de Irak, pero también en la política económica y social. Con la nueva mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y en el Senado y en las gobernadurías de los Estados, los votantes han sentenciado la era Bush, y abren un compás de espera que pone freno a sus políticas y que probablemente sólo se cerrará tras su salida de la Casa Blanca, dentro de dos años. O antes si tiene el coraje de abrir el proceso de impeachement que arrojó a Nixon de la Casa Blanca y que por algo infinitamente más prosaico amenazó a Clinton.
Estas elecciones se habían planteado como un referéndum sobre las políticas sectarias de Bush y sobre todo la guerra de Irak. El presidente lo ha perdido. Sus políticas, probablemente las más derechistas de las últimas décadas en EE UU, han sido castigadas. La salida de Donald Rumsfeld del Pentágono es un primer efecto directo de estos resultados, y una excelente noticia como responsable del desaguisado iraquí, y en buena parte del afgano. Rumsfeld planeó, impulsó y defendió la estrategia en Irak desde el minuto uno. Su dimisión liquida esa doctrina. Ése es el mensaje que emitieron ayer los ciudadanos de Estados Unidos. Nadie que pretenda una mínima credibilidad, ni en EE UU ni fuera (se trate de aliados actuales o pasados como Aznar o Blair), puede sostener que la guerra no ha sido un error, cuando no un engaño. Tampoco le queda el recurso al pueblo americano para parapetarse en una mentira deshilachada en exceso. Es el fin de una era, pero también de una doctrina.
Aunque Bush admitió haber recibido ese mensaje, el presidente insistió ayer en que su objetivo en Irak sigue siendo la "victoria" y sólo habló de buscar "nuevas perspectivas". Estas nuevas ideas para salir de las arenas movedizas al menor coste posible vendrán más de la Comisión Baker, bipartidista, a la que pertenece el ex director de la CIA Robert Gates, designado por Bush para suceder a Rumsfeld. Es el regreso del equipo de Bush padre y la derrota de los neoconservadores que han rodeado al hijo.
Bush ya no tendrá las manos libres en los dos años que le quedan de mandato como las tuvo en los últimos seis. Incluso es posible que esta mayoría demócrata de la Cámara acabe salvándole, al obligarle a gobernar desde el centro.Pero incluso como pato cojo, Bush conserva aún mucho poder y sigue siendo el comandante en jefe.
Los demócratas, que han recuperado el voto de la clase media y suburbana, han arrebatado 27 escaños, más de lo que esperaban, a los republicanos en la Cámara de Representantes, lo que les da una cómoda mayoría. La progresista Nancy Pelosi se convertirá en la primera mujer en presidir ese Parlamento y la que más alto ha llegado en la política americana. Su papel será fundamental para lograr que la marea de este martes, que ha puesto fin a un predominio republicano del Congreso de 12 años, lleve a un demócrata a la Casa Blanca en 2008.
Pelosi tendrá que saber medir el alcance de las investigaciones que previsiblemente abrirá la Cámara sobre las actuaciones de la Administración de Bush y la legislación que impulsará sobre todo en materia social, inmigración y energía, que marcará un programa de futuro, a pesar de que el presidente pueda vetarla. Los principales aspirantes demócratas a la Casa Blanca -Hillary Clinton o Barack Obama- han salido triunfantes de estas elecciones, pero en 2008 no se enfrentarán a Bush, sino a otro republicano. Ahora empieza la carrera.
Estas elecciones se habían planteado como un referéndum sobre las políticas sectarias de Bush y sobre todo la guerra de Irak. El presidente lo ha perdido. Sus políticas, probablemente las más derechistas de las últimas décadas en EE UU, han sido castigadas. La salida de Donald Rumsfeld del Pentágono es un primer efecto directo de estos resultados, y una excelente noticia como responsable del desaguisado iraquí, y en buena parte del afgano. Rumsfeld planeó, impulsó y defendió la estrategia en Irak desde el minuto uno. Su dimisión liquida esa doctrina. Ése es el mensaje que emitieron ayer los ciudadanos de Estados Unidos. Nadie que pretenda una mínima credibilidad, ni en EE UU ni fuera (se trate de aliados actuales o pasados como Aznar o Blair), puede sostener que la guerra no ha sido un error, cuando no un engaño. Tampoco le queda el recurso al pueblo americano para parapetarse en una mentira deshilachada en exceso. Es el fin de una era, pero también de una doctrina.
Aunque Bush admitió haber recibido ese mensaje, el presidente insistió ayer en que su objetivo en Irak sigue siendo la "victoria" y sólo habló de buscar "nuevas perspectivas". Estas nuevas ideas para salir de las arenas movedizas al menor coste posible vendrán más de la Comisión Baker, bipartidista, a la que pertenece el ex director de la CIA Robert Gates, designado por Bush para suceder a Rumsfeld. Es el regreso del equipo de Bush padre y la derrota de los neoconservadores que han rodeado al hijo.
Bush ya no tendrá las manos libres en los dos años que le quedan de mandato como las tuvo en los últimos seis. Incluso es posible que esta mayoría demócrata de la Cámara acabe salvándole, al obligarle a gobernar desde el centro.Pero incluso como pato cojo, Bush conserva aún mucho poder y sigue siendo el comandante en jefe.
Los demócratas, que han recuperado el voto de la clase media y suburbana, han arrebatado 27 escaños, más de lo que esperaban, a los republicanos en la Cámara de Representantes, lo que les da una cómoda mayoría. La progresista Nancy Pelosi se convertirá en la primera mujer en presidir ese Parlamento y la que más alto ha llegado en la política americana. Su papel será fundamental para lograr que la marea de este martes, que ha puesto fin a un predominio republicano del Congreso de 12 años, lleve a un demócrata a la Casa Blanca en 2008.
Pelosi tendrá que saber medir el alcance de las investigaciones que previsiblemente abrirá la Cámara sobre las actuaciones de la Administración de Bush y la legislación que impulsará sobre todo en materia social, inmigración y energía, que marcará un programa de futuro, a pesar de que el presidente pueda vetarla. Los principales aspirantes demócratas a la Casa Blanca -Hillary Clinton o Barack Obama- han salido triunfantes de estas elecciones, pero en 2008 no se enfrentarán a Bush, sino a otro republicano. Ahora empieza la carrera.
25 comentarios
Zugasti -
Ojalá que a ésta buena noticia la sigan muchas parecidas.
Alberto -
gelys martinez mendez -
TERESA MONTESINOS -
Alberto para Rubén -
Andrés (Óscar) -
mocito -
Demócrata o republicano, alegrémonos de que congreso y senado hayan recuperado su verdadera función después de séis años: sostener la balanza entre poderes. El triunfo, al fin y al cabo, es la democracia.
Jarkoe -
Sonia Sanz -
Ójala algún día llegue alguien que nos acune, en vez de vernos llorar sin más (sobretodo en el Tercer Mundo).
Emma Bernardo -
Con el vuelco electoral, los dos años que le quedan de mandato, Bush está "condenado a entenderse con los demócratas"
La esperanza llega con rostro de mujer: Alemania, Chile...¿Y ahora Estados Unidos con Hillary Clinton?
Levante fresco, Virginia -
Rubén -
Nesemu para anónimo -
Merche -
Diego López -
Bush es un tarado, queramos o no.
Saludos.
Dos Santos -
José C. López Carmona -
Cristina Montañés -
No importa la marioneta que haya sacrificado... Bush está buscando nuevas perspectivas en su teatrillo bélico.
Noelia (Roja) -
María José Establés -
Nacho Sáez -
Anónimo -
Alberto -
Repito, el problema no es quién gane, sino el sistema electoral y aunque pierda Bush, nada cambia
Belén -
Estados Unidos necesitaba un cambio, no sólo en política interior, sino también en la mala imagen internacional que proyecta la admistración Bush.
Esperemos que se den pasos reales hacia delante a partir de ahora, aunque las diferencias entre los demócratas y los republicanos sean mínimas.
Estrada -
Me parece increíble que diga que "el objetivo en Irak sigue siendo la victoria". En una guerra no existe la victoria; todos perdemos.