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J. C. García Fajardo

Retazos de la Luna azul 019: El limosnero de Tamerlán

- Nadie podía creer que el Mulá fuera generoso, dijo el Maestro,  así que, cuando salía de la mezquita los viernes, y antes de regresar al palacio en dónde era huésped del emperador Tamerlán, le observaron tendiéndole una trampa.
- ¡Las pillaría todas! – dijo Sergei.
- No creas – respondió el Maestro -. El Mulá actuaba siempre con espontaneidad sin calcular las consecuencias de sus actos.
- Eso no parece muy religioso, - dijo Sergei.
- ¿Quién ha dicho que Nasrudín, Joha, Afanti, Diógenes o Sancho fueran religiosos? Una cosa es la religiosidad innata que puede tener toda persona que descubre en la inmanencia de todo cuanto existe la trascendencia que permite respirar plenamente, y otra muy distinta es practicar una religión concreta. Todo aquel que vive el eterno decubrimiento y el eterno crecimiento que brota de la admiración es religioso, lo crea o no lo crea. El que fuera Mulá no significaba más que pertenecía a una rama del Islam en la que se desenvolvía con gran libertad.
- Así, pues, al salir de la Gran Mezquita vio a un mendigo que le pedía limosna. “¡Ajajá! – le dijo el Mulá –. Seguro que tú eres uno de esos golfantes que piden por no trabajar, como muchos pícaros transeúntes” “Así es, Mulá misericordioso” “Y seguro que bebes vino, te vas a los baños a que te den masajes y te acuestas con mujeres” “¡Cómo lo has adivinado, Mulá, clemente!” “Claro, y seguro que ni compartes las limosnas con tu familia y hasta le pegas palos a tu mujer” “Así es, santo varón, así es” – respondió el mendigo -. “Bueno, - dijo el Mulá -, ¡toma para tus necesidades!”. Y le dio un soberano de oro de la bolsa de limosnas que le confiara el emperador Tamerlán.
- ¡Menuda extravagancia! – exclamó Sergei que ya se relamía pensando en las posibilidades de esta filosofía.
- Pues bien, - continuó el Maestro mientras proseguían el paseo por el sendero de Abril -, más adelante se topó con otro mendigo que le imploró diciendo “¡Ay, Mulá, clemente y misericordioso, que socorres a los humildes! ¡Apiádate de mí que observo la ley divina: no bebo, no fumo, no juego en las tabernas ni gasto el dinero en lujurias asquerosas! ¡Tampoco golpeo a mi mujer y voy cada viernes a la mezquita!”. El Mulá lo escuchó circunspecto. Lo miró. Reflexionó ante la expectación de la concurrencia y le dio una moneda de un cobre. “Pero, ¿cómo puede ser esto?” – exclamó el mendigo alzando los puños -. “Al golfo que peca y no observa la ley, le das una moneda de oro y a mí que soy piadoso me das un cobre ¿es esto justo?” “Tú ya estás satisfecho y a él le aguarda un largo camino” – respondió el Mulá, que aparejó su asno y se dirigió al palacio de Tamerlán.
- ¡Guau! – no pudo reprimirse Sergei, mientras Ting Chang y el joven monje se asombraban en silencio.

  José Carlos Gª Fajardo


 

14 comentarios

Mariola -

El que mucho quiere poco abarca, y esto es lo que le pudo suceder al segundo mendigo, que quizás mintió para conseguir él también una moneda de oro, y se fue con una de cobre.

Cristina -

Creo qeu el mendigo que tiene tantos gastos es el que más necesita el dinero, pues el otro tan sólo lo necesita para comer y no para los vicios, pero también es cierto que no todo se tiene que calcular, y tener un porqué o un patrón, sino que sucede de forma espontánea y sin predercirlo, ¿porqué cuando nos preguntan una razón por nuestros actos, la debemos dar? simplemente deberíamos poder decir, porque quise y me apeteció. No todo lo qeu sucede tiene un porqué definido ni sigue un patrón, sucede y punto.

SEVILLANO -

Para el que no tiene nada, una simple moneda de oro, puede significar tanto!!! para el que lo tiene todo, también es necesario darselo todo, para que se sienta satisfecho, pero esto no quiere decir que sea más feliz que el primero. La riqueza no se mide por la cantidad de monedas que se tenga en el bolsillo, sino el tamaño del corazón.

SEVILLANO -

Para el que no tiene nada, una simple moneda de oro, puede significar tanto!!! para el que lo tiene todo, también es necesario darselo todo, para que se sienta satisfecho, pero esto no quiere decir que sea más feliz que el primero. La riqueza no se mide por la cantidad de monedas que se tenga en el bolsillo, sino por el tamaño del corazón.

Juan Ahmad -

Quiza la enseñanza no venga desde ese punto de vista.Puede que el que era honrado en los actos no lo es en el corazón, sin embargo el otro reconocía todos sus defectos y si el piadoso era tan piadoso no deberia quejarse ni aunque no le diera nada porque debería aceptar la voluntad de su señor. Digo esto porque si no, se corre el riesgo de por ejemplo decir : \"¡Ah!los corruptos de marbella son unos pecadores tambien, demosle más que al currante que cumple las leyes del Estado, en la redistribución de la renta\" . Quizá el Mulá Omar ( radiaAllah hu anhu, si existió) sigue a ese Hadiz que dice: \"Las obras solo valen por sus intenciones\"

Sergei -

\"- No creas – respondió el Maestro -. El Mulá actuaba siempre con espontaneidad sin calcular las consecuencias de sus actos.\"

Esta frase lo dice todo, amigos. Vamos, ánimo, descalzaos y a andar.

Raquel C.M. -

Es curioso esto,no? El que es más derrochador y vividor se lleva la limosna del mulá, y el otro pobre se queda sin nada...
Aunque sinceramente, lo mejor es buscarse la vida, para no tener que pedir nunca nada a nadie...

Jarkoe -

Sí que es largo el camino del primero, pero también el del segundo, creo yo...ni se reconoce ni reconoce al otro... y estoy de acuerdo con Beatriz, no por ser más fácil ayudar a una persona es más necesario, ni mucho menos, al menos en este caso. De todos modos, hay otro tipo de ayuda que no es de oro...Sergei!!!

beatriz martinez -

Nada más leer que el que “pecaba” recibía la moneda de oro y el que no recibía la de cobre, he llegado a la conclusión de que lo que nos han dicho tantas veces y que no siempre comprendemos es cierto. Muchas veces el que más problemas nos da, o la persona que más pasa de nosotros o más daño nos hace es el que verdaderamente necesita de nuestra ayuda. A lo mejor debería reflexionar sobre esto porque alguna persona puede estar necesitándonos en este mismo instante.

Belén -

Hombre, si no juega, ni fuma, ni bebe necesitará menos dinero que el que si hace todas esas cosas, ¿no?. Es fundamentalmente una cuestión de proporcionalidad... ;)

enovilla -

Hay que ayudar al que más lo necesita

Javier Ibáñez -

Tanto tienes tanto vales, pero... ¿en qué sentido?

Sonia Sanz -

Como siempre, comparando. No vale con lo que tenemos o merecemos; siempre acabamos mirando de reojo al otro sin entender el por qué.

Wolfo -

También los golfos necesitan luz y guía. No vale juzgar siempre.