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J. C. García Fajardo

En la lucha entre elefantes quien padece es la hierba

Co sólo recordar lo que supuso la crisis de 1973, el final de la Edad dorada en el mundo, puede prearparse para la actual que no conoce límites ni está controlada, como entonces por unos países dentro de una organización como la OPEP. Conviene refrescar la memoria y acudir a textos solventes o a las hemerotecas. En este editorial Sed de petróleo se plantea con seriedad el norme problema que cae sobre el mundo entero. Ya no es una guerra entre colonizadores y colonizados, explotadores y explotados, ricos y pobres. Es una espantosa huida que, sin analizar las causas, se arroja en el caos. En esta guerra ningún contendiente podrá ganar porque, como en la lucha de elefantes quien padece es la hierba, la Madre Tierra, la Humanidad. Nesemu
 
 "La imparable subida de precios del petróleo, aparte de los efectos que puede tener sobre las economías de muchos países -entre otros, el nuestro, por su notable dependencia exterior-, es la manifestación más visible de un problema de fondo que ha de preocupar muy en serio tanto a los políticos como al público: el suministro energético. Las crisis de los años 1973 y 1980 respondían a factores de inestabilidad política que provocaron bruscas subidas de precios, aunque en el segundo caso se registraría luego una recuperación a los niveles anteriores a la crisis. A los riesgos geopolíticos de entonces, que se repiten en el golfo Pérsico y en Nigeria, se añade hoy el temor de que el continuo aumento de la demanda llegue a superar la oferta. En definitiva, que no haya petróleo suficiente para todos por mucho que suba su precio.
La demanda de crudo crece de forma continua y los descubrimientos de nuevos yacimientos ya no cubren ni previsiblemente volverán a cubrir el aumento del consumo previsto. El vertiginoso crecimiento económico de ciertas regiones del mundo, muy especialmente de China y la India, ha disparado el consumo de petróleo y las expectativas de esta demanda para las próximas décadas. Las reservas disponibles se han estancado o disminuyen, y la capacidad suplementaria de bombeo apenas puede saciar la actual sed de combustible y será pronto insuficiente. El petróleo es una fuente de energía hoy insustituible en el sector del transporte. China y la India están viendo cómo crece exponencialmente su parque móvil. Es por ello urgente una transformación general hacia vehículos que consuman menos derivados del petróleo y más combustibles alternativos. Algunos países en los que el consumo masivo en los automóviles es casi un toque de distinción, como EE UU, tendrán que revisar su modelo de transporte.
Pero nuestras sociedades no sólo consumen energía en el transporte. Casi toda la actividad social, sea industrial o doméstica, requiere el consumo de grandes cantidades de energía, la mayor parte de la cual proviene de los combustibles fósiles: petróleo, gas natural y carbón. Además de los problemas de escasez, que afectan sobre todo al primero, su uso masivo genera gases de efecto invernadero, en particular dióxido de carbono, que pueden tener, y probablemente ya están teniendo, un efecto incontrolado sobre el clima. Es necesaria la búsqueda de otras fuentes de energía que aseguren un suministro duradero con menos efectos negativos sobre el medio ambiente.
En este contexto se hace inevitable una reconsideración de la opción nuclear; de hecho, ya está en marcha. La energía nuclear tiene el grave problema de los residuos radiactivos. Sin una solución satisfactoria para el público, será muy difícil superar la paralización que se produjo en su desarrollo, en parte por los problemas objetivos de los residuos, en parte por el trauma de accidentes como el de la isla de las Tres Millas en EE UU y, por supuesto, de la tragedia de Chernóbil hace ahora 20 años. Es urgente avanzar en el diseño de plantas que minimicen dichos residuos y en la reducción de sus índices de radiactividad.
La dependencia casi total de los combustibles fósiles debe ceder a un esquema diversificado de fuentes de energía. Es esencial en el mismo un mayor protagonismo de las energías renovables. En este campo, nuestro país está jugando un papel destacado. El despliegue de la energía eólica nos ha convertido en el segundo país del mundo en potencia instalada, con una contribución ya significativa a la producción de electricidad, y que ha generado además una industria potente y competitiva en el sector. Por otra parte, los proyectos existentes de aprovechamiento de la energía solar para producir electricidad pueden suponer un impulso definitivo a esta fuente de energía que nos coloque entre los países más avanzados en este campo. En los informes internacionales sobre niveles de atracción para el desarrollo de las energías renovables, nuestro país figura en primer lugar.
El Plan de Energías Renovables 2005-2010 plantea objetivos de apariencia modesta, pero ambiciosos si se comparan con los del resto de los países desarrollados, que se cifran en que las energías renovables deberán cubrir un 12% del total de la energía primaria y un 30% de la electricidad consumida en España. Será necesario lograr y superar estos objetivos si queremos revertir el grave incremento de las emisiones de efecto invernadero, que nos alejan cada vez más del compromiso adquirido en Kioto. La sociedad ha de tomar conciencia de que la energía es un bien precioso y escaso, cuyo consumo tiene siempre consecuencias económicas y medioambientales.


 

5 comentarios

silvia -

quien es el autor de la energia nuclear

Mariola -

Estoy de acuerdo con Estrada, hemos de fomentar más las energías renovables, y buscar alternativas al llamado oro negro, que es una energía demasiada manipulada en su valor económico, y además y algo muy importante, es muy contaminante, hemos de buscar alternativas para una óptima naturaleza y para poder respirar un aire más puro y limpio.

Estrada -

Sinceramente no entiendo por qué no se llevan a cabo más propuestas para utilizar energías renovables y no contaminantes. Probablemente sea porque es más caro explotarlas, pero en realidad, a la larga, yo creo que salen más baratas ya que esas infraestructuras estarán ahí siempre (aunque haya qur modificarlas)y además nunca se agotarán.Por otra parte, son de todos, no solo de unos pocos como el dichoso oro negro así que el precio final será más barato porque habrá mayor competitividad.
Y por otra parte, quizá la más importante, la naturaleza y nuestra salud nos lo agradecerá.

Jarkoe -

Hemos creado una necesidad demasiado grande respecto al abuso de petróleo, y no son pocos los proyectos que apuestan por alternativas. Un claro ejemplo es la producción de combustible a partir de aceite usada, que de este modo podríamos reciclar y no terminaría deslizándose asquerosamente por las tuberías para acabar desastrosamente. Aunque nos parezca extraño, es una opción;yo la prefiero a pelearnos por una fuente de energía que podemos reservar a usos más necesarios (porque, no lo olvidemos, contamina demasiado, y lo pagaremos por ineptos). Como señala este artículo, es un bien precioso y escaso. También peligroso; bueno, más peligrosos somos nosotros, y ahí se encuentra el mayor problema. Con lo escaso que veía Kioto...

Bealma -

El sol. El sol...
Siempre ha sido fuente de vida, no sé porqué lo hemos olvidado. Es algo que no se gasta, que la mayoria del planeta tiene, que no contamina y no es de nadie, es de todos sin necesidad que para hablar de algo que sea de todos y para todos se hable de dictadura (estoy leyendo el libro de Amnistía Internacional sobre China en los 90 y ando sensiblona...).

¡Qué palabra más apocalíptica esa llamada \'caos\'! La verdad es que me recorre cierto no se qué por el estómago ante informaciones como éstas. El augurio de una etapa que estará en los libros de historia que yo misma viviré y de la que seré un actor (por ser ciudaddana humana y por la profesión elegida). Es una sensación extraña y contradictoria. Por un lado miedo, miedo de no poder ser libre por estar coartada por las situaciones. Miedo del daño, del odio, del dolor, de los tirones de las riendas de los que mandan ante la tensión. Pero por otro lado ilusión. Una ilusión tremenda porque no es ni más ni menos que el augurio de mi propia avnetura.

Creo que me encanta.