Retazos de la Luna azul 016: Profunda sabiduría
Andaban los jóvenes monjes muy alegres por poder visitar las cabañas en donde vivía el Maestro, de las que tanto se hablaba en el monasterio. Ya habían logrado restablecer el curso natural de las aguas porque el astuto Sergei le había pedido al monje prior que enviase “una buena docena de jóvenes fuertes ya que los obstáculos a remover son muy serios”.
Mientras Ting Chang y Sergei les preparaban refrescos de arándanos con malvasía, uno de los monjes pidió al Maestro que les contase algunos cuentos del Mulá ya que, durante sus charlas en el monasterio, sobre todo les comentaba los sutras del Buda. (Sergei había propalado que el Maestro enseñaba a sus ayudantes una sabiduría más profunda). El Maestro se rió y les contó algunos de muy buena gana:
- Todos conocen los cuentos del Mulá y su burro pero pocos saben que el Maestro sufí practicaba varios oficios de ocasión para poder pagar sus deudas de juego y calmar su voraz apetito de pasteles. Un día, estaba Nasrudín apoyado contra la pared de una calle del mercado y llevaba una barba de varios días, muy desarreglada. Pasó un listo y le dijo “Mulá, tú, cuando te levantas, ¿nunca coges una navaja de afeitar?” “Unas veinte o treinta veces al día”, le respondió satisfecho. “¡No es posible!. Te estás quedando conmigo”. “A ver, dijo el Mulá señalando la tienda que estaba a sus espaldas, ¡soy el barbero!”
Los monjes celebraban la ocurrencia mientras Ting Chang y Sergei se paraban a la entrada de la baranda de madera para escuchar ellos también.
- Otro día, un parroquiano de la casa de Té de Kandahar quiso provocar al Mulá que jugaba al mayong chino. “Mulá, -le dijo-, ¿puede un hombre engendrar un hijo pasados los cien años?” “¿Por qué no?” –respondió Nasrudín -. Si tiene una joven esposa y se sabe agenciar un joven de unos veinte o treinta años discreto y complaciente”.
Algunos de los monjes se ruborizaban al escuchar al Maestro con tanta soltura y libertad. Entonces, éste les dijo mientras hacía seña a los que aguardaban con los refrescos:
- El Mulá era amigo de la buena vida, de la buena mesa y de las mujeres jóvenes y hermosas. Las suyas ya sobrepasaban la cincuentena. Un día, mientras residía en le corte del gran Tamerlán, asistió entusiasmado a un pase de modelos. Se alborozaba y aplaudía hasta que, al final, cuando el emperador mogol le preguntó qué le había parecido le respondió escandalizado “Majestad, ¡esto es una estafa! Primero desfilan hermosos cuerpos y luego ¡tratan de vender tan sólo la ropa! ¡Me voy a los baños!”
José Carlos Gª Fajardo... et Bon voyâge à tous!
No regresaremos a este Blog hasta el día 18
10 comentarios
Anahi -
Buen viaje compañeros
Mariola -
Buen viaje!!
Belén -
Aún así me arriesgaré.
¡Un fuerte abrazo a todos y que os vaya bonito!
Nos vemos a la vuelta.
Sara Ortegón -
enovilla -
Nos vemos a la vuelta
Patricia Palacios -
Buen viaje a todos, espero que lo pasen muy bien y aprendan muchas cosas.
Viajero sin nobre, o con él cambiado... -
Sergei -
Aprovechad por mí y, por supuesto, contadlo a la vuelta. ¿Un blog de grupo para explicar el viaje?
¡Al menos pensad en ello!
beatriz martinez -
Feliz viaje a todos 4espero que sea una experiencia inolvidable
Sonia Sanz -
Cambiando de tema, que no era esto lo que pretendía comentar.Que el Mulá sea el Mulá no quita para que sepa reconocer los placeres del mundo. Es como si nos enrojecíesemos porque un cura diga que alguien le parece hermosa. Lo cortés no quita lo valiente y una condición no mata a la de ser humano.
Buen viaje.