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J. C. García Fajardo

Retazos de la Luna azul 009: Cuidar al idiota

Mientras caminaban por el sendero que acompañaba al río, los dos asistentes recogían moras y arándanos en las zarzas que pronto tendrían que recortar.
- ¡Así sucede con nosotros!, - comentó el Maestro-, después de dar fruto conviene que nos poden con buena mano para descansar y recuperarnos. Algunos se quejan porque quisieran competir en frutos.
- ¿Por qué nos empeñamos en competir? ¿Por qué nos inculcan eso desde que nacemos, si nadie es más ni menos que nadie? – comentó el príncipe médico de largos dedos y manos hechas para otros menesteres.
- Bueno, - intervino Sergei -, todos somos iguales pero unos más iguales que otros, ¿verdad Maestro?
- ¿Tú qué crees, Sergei, amigo, que es mejor ser listo o pasar por idiota?
- Hombre, Maestro, Alma noble en dónde las haya, yo creo que es mejor que te respeten por sabio y por inteligente.
- Pues escucha esto que le sucedió al Mulá. Solía éste colocarse, junto a su asno, en la plaza del pueblo esperando que la gente repitiese el juego de cada día. Le ponían dos monedas en el suelo mientras le animaban a elegir una. El Mulá, se paraba como si reflexionase ante el alborozo expectante del público y, con un destello en los ojos, elegía siempre la moneda pequeña.
- ¡Pues sí que era listo el Mulá!, – comentó con suficiencia la liebre siberiana -, sí que era listo.
- Cuando entendía que ya tenía lo suficiente, - prosiguió el Maestro mientras saboreaba los arándanos que tanto le gustaban -, se arreglaba su formidable turbante de Mulá y, aparejado su asno, se dirigía a jugar con sus amigos en la Casa de té.
- ¡Tenía sus vicios!, eh Maestro, y no se los criticas y a mí me pones a caldo cuando practico la misericordia de visitar a los enfermos.
- A las viudas, Sergei, sobre todo a las viudas que te agasajan. Pero déjame proseguir la historia. Un día, le dijo al Mulá un compasivo rabino, “Pero, hombre, Mulá, ¿por qué no escoges las monedas grandes? “¿Para qué?, - respondió sonriente el Mulá -”. “Pues así tendrías muchas, no tendrías que trabajar, pasarías más tiempo en la Casa de té y harías lo que te diera la gana”. “¿Sí?, - le preguntó con algo de sorna Nasrudín -. Si hiciera eso, nadie me tendría por bobo y ya no me echarían monedas para reírse cada tarde en la plaza, después de comprobar que era más idiota que ellos. Así, ilustre rabino, puedo seguir haciendo lo que me da la gana. ¡Cuidando mi bobería para que me dure más, como toda enfermedad bien cuidada!”
Ting Chang se reía con ganas, mientras comentaba, “¡Sí que era listo este Mulá! Las enfermedades no se tienen, ¡se cogen cuando conviene!”
- ¿Cómo es eso?, - preguntó Sergei asombrado -.
- Otro día, Sergei, otro día, - respondió el Maestro mientras se agachaba para lavar las manos en el río y se sumía en un profundo silencio.
Los dos discípulos se dieron cuenta, posaron sus cestos en tierra y se sentaron con respeto, dos pasos detrás del Maestro, comprendiendo que esa tarde no iban a necesitar los cojines del pequeño dojo ni tocarían el gong ni el tambor de madera.
Tampoco quemarían otro incienso que el del río que los llevaba.

  José Carlos Gª Fajardo

 

11 comentarios

Nacho M. -

Yo me quedo, no que el listo se haga el bobo para sacar ventajas, sino con el caso contrario, el bobo que se hace el listo para intentar, en vano, sacarlas. Estos son realmente los desdichados, pues suelen ponerse por encima de los demás, y eso no es justo. Es perjudicial para la mayoría.

Sánchez Vigo -

"El hombre más irreversiblemente estúpido es aquel que ignora su sabiduría"

No me gusta citar una frase sin decir de quién es, pero esque la tengo escrita sin tener quién la dijo.

SEVILLANO -

Una vez leí una frase que decía algo así como \"la tontería se coloca siempre en primera fila para para ser vista; la inteligencia detrás para poder ver\". Es mejor parecer tonto y no enseñar tu verdadero carácter para poder sorprender y conocer realmente a las personas que creen que te están tomando el pelo.

Sonia Sanz -

Se gana más arriesgándose a parecer tonto y preguntando las cosas (aunque ya no sea por ignorancia, sino para comprobar que no nos engañan) que vivir en la ignorancia por el miedo a preguntar y correr el riesgo de que otro más listo nos engañe.

\"Todos los tontos tienen suerte\"... a lo que yo respondo: \"suerte o destreza?\"

Jarkoe -

Y le compararían con el asno...pero, que más da!!!Las risas de los tantos \"listos\" convenía...nunca lo sabremos todo: el encanto del la imperfección (si no sería tan aburrido caminar...).

Rôvënty -

En este mundo, para ser feliz hay que ser tonto o hacértelo

Leticia -

Sólo es tonto el que vive en la ignorancia, pues se pierde en el camino de la sabiduría. No somos tontos, vemos a realidad pero preferimos vivir a oscuras.

Raquel C.M. -

A veces es mejor hacerse el tonto... pasas desapercibido, y puedes escurrirte con mayor facilidad para llegar donde pretendes.

beatriz martinez -

Hay veces que nos hacemos los tontos porque queremos, pero creo que ninguno lo hace con esa astucia. Además creo que la mayor parte de las veces que parecemos bobos es porque en el fondo lo somos no como el Mulá. Además las veces que supuestamente nos dejamos engañar es por que nos conviene.

María -

Todos creemos que sabemos más que los demás. Un día nos chocamos, se nos cae la venda, y entendemos que cuanto más sabes más cuenta te das de que no sabes nada.

Belén -

Hacerse el tonto no significa que lo seas.
Muchas veces, los que van de listos, son los más ignorantes, porque no son capaces de comprender que no lo saben todo.
Como dice Sergei,¡pues sí que era listo el Mulá!