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J. C. García Fajardo

Retazos de Sergei 078: El baño de los patos

Caminaban el Maestro y Sergei cerca del río contemplando los ánades que se bañaban al atardecer. El Maestro estaba arrebatado ante tanta belleza, elegancia y armonía. Los últimos rayos de sol arrancaban destellos irisados en las plumas azulonas, blancas y verdes de las anátidas que se acicalaban para entregarse al sueño.
- Sergei, - le dijo, - así nos debemos preparar para emprender el gran viaje que se inicia con un profundo sueño.
- ¿No temes a la muerte, Maestro?
- ¿Acaso temes tú, Sergei amigo, a la vida que tenías antes de nacer?
- Ni siquiera la recuerdo, ¿cómo voy a temerla o a echarla de menos?
- Así es la muerte que tantos temen. Te voy a contar una historia.
- Mucho te gusta contar cuentos, Maestro, y a tus verdaderos discípulos escucharlos.
- ¿Por qué introduces ese matiz de “verdaderos”, joven pícaro? -, preguntó sonriendo el Maestro.
- Tú lo sabes, Venerable Señor, y sé que, a veces, te hacen sufrir.
- No soy yo el que llora en su corazón, ¡es mi cuerpo! Y tiene sus derechos, Sergei. ¡Aviados estaríamos si fuéramos insensibles!
- Dime, y perdona mi atrevimiento, Roca Impasible, ¿cómo puedes disfrutar tanto en tu jardín, entusiasmarte con un alcorque bien cuidado o extasiarte ante el baño de los patos, mientras tu corazón ha sido golpeado?
El Maestro sonrió, frunció los labios en un gesto característico y, agarrando a Sergei por el brazo, le dijo:
- Un poderoso monarca tenía un ministro al que respetaba por su sabiduría. Pero un día, mientras el soberano cortaba una fruta, se rebanó el dedo de una mano y gritó lamentándose. Su primer ministro le dijo con gran serenidad, mientras lo atendía: “Será para bien, Majestad”.
El rey se dejó llevar por la cólera y mandó encarcelar al ministro. Éste se inclinó con respeto y dijo con voz baja: “Será para bien”. Pasaron los meses y un ejército enemigo conquistó el reino. El monarca invasor mandó sacrificar al rey vencido, pero los sacerdotes no pudieron hacerlo porque le faltaba un dedo y el ritual no permitía ofrecer víctimas imperfectas.
- “¡Pues que sacrifiquen al primer ministro!”, ordenó.
- Pero como el ministro estaba en prisión, -intervino Sergei-, no pudieron encontrarlo.
- Eso es, - prosiguió el Maestro-. Pero sucedió que fuerzas leales, capitaneadas por el hijo del rey, reconquistaron el reino. Entonces, éste se dio cuenta de la sabiduría del ministro que había enviado a prisión y le pidió que volviera a ocupar su puesto. A lo que éste, con toda humildad y decisión, respondió:
- “Es todo tan contingente, Majestad, tan contradictorio e inestable, que he decidido dedicarme a cuidar mi pequeño jardín mientras practico la meditación y la serenidad para vivir en paz y poder prepararme para el gran viaje”
- ¿Lo has comprendido, ¿verdad Sergei?
- Bueno, Maestro, estoy algo confuso porque yo, en este caso que te aflige, hubiera invertido los papeles pero no soy yo quien inventa los cuentos.
- No, Sergei querido, yo no los invento, tan sólo cuento los que ya existen, y los dejo brotar como el agua que busca su camino.


 

7 comentarios

Cristina -

A menudo es cierto que la mayoría de nosotros vemos el lado oscuro de las cosas, pero cuendo tienes problemas simplemente piensas en ellos y no en que las cosas podían ser peores,por eso muchas evces nos pasa que no sabemos valorar lo que tenemos y no damos importancia muchas cosas que la tienen, y hacemos un mundo de un granod e arena. Lo mejor cuando se tiene problemas es afrontarlos e intentar sueperarlos, siempre mirando el lado positivo de los mismos, sólo así se logra madurar y continuar hacia delante, no seríamos capaces de llegar al final del camino si no nos levantamos después de tropezar con la primera piedra que se nos cruza.

SEVILLANO -

Es algo de lo que todos deberíamos tomar nota, mirar el lado positivo de las cosas es una práctica que tendríamos que llevar a cabo más a menudo. Pensamos que los problemas que tenemos son los más difíciles y complicados de resolver, hasta que llega un día en el que se te va una persona que quieres y que no volverás a ver y ahí es donde reaccionas y te das cuenta que hay cosas que si que no tienen solución,las demás, seguro que serán para bien...

Mariola -

No hemos de ahogarnos en un vaso de agua, y pensar que un problema es probable que tenga solución, aunque nosotros siempre tendamos a ponernos en el lado negativo y cerrar aquí el abánico de posibles soluciones. Y es que nosotros conocemos el presente, pero no el mañana.

Eduardo -

Yo también tomo nota, sobre todo como consejo para afrontar los problemas diarios. Cuando algo nos salga mal, debemos mirar el lado bueno, y las posibles consecuencias positivas, recordando este cuento.

Raquel C.M. -

Será para bien... tomo nota.

Ruth Pilar -

Todo es contingente.

Jarkoe -

Ciertamente, "será para bien". Espero que siempre sea para bien no abrazar la decepción cuando más acecha, no odiar más que el odio cuando éste ronda tu camino, no añadir nunca un "des" a la esperanza porque ésta no se pierda, que siempre ha sido una buena compañera, incluso cuando parece perdida...Este maestro sabe, creo, que cada alcorque es una sonrisa que puede ir más allá de su tranquilidad, ser reflejo de la de muchos más...a partir de ahí es quien es.