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J. C. García Fajardo

Retazos de Sergei 073 Basta : con mirar

- Las cosas más naturales y sencillas, cuando la gente no las comprende, las convierten en magias, prácticas extravagantes o intenciones sospechosas. Por eso, el Buda pronunció el más breve sermón del mundo: “Venid y mirad”. No les dijo, “analizad, juzgad, condenad, ni siquiera “perdonad”. Esa fue la enseñanza de Jesús: “¡No juzguéis!”, la revelación a Agustín y a Mahoma: “Toma y lee”, y a tantas personas admirables y ejemplares.
- Venerable Señor, ¿por qué me cuentas hoy esto? ¿Te preocupa algo? -,  preguntó Sergei que no dejaba escapar una y percibió una cierte tristeza en el Maestro.
- ¿A mí? No, Sergei. Pero escucha lo que le ocurrió a un venerable sanyasin en esa India que tanto te atrae.
Sergei se acomodó en su cojín, arregló los pliegues de su túnica y abrió los de su mente, para dejar espacio sólo a su corazón, y al amor que sentía por su Maestro.
- Resulta que un yogui vivía en las afueras del pueblo y las gentes, en sus paseos del atardecer, solían pararse a distancia para contemplarlo. Sólo eso ya irradiaba paz. Cuando pasaron las lluvias, el sanyasin salía al anochecer para leer las Escrituras a la luz de su candil, mientras que encendía otra vela  con luz muy brillante y la colocaba un poco más alejada. Las gentes comenzaron a murmurar: que si convocaba a espíritus, que si hacía magia, que si era para entrar en trance, que si sería para levitar. Tanta fue la conmoción de la población que trascendió a otros poblados vecinos y, al anochecer, las gentes se sentaban a una prudente distancia y casi herían al venerable sanyasin con sus miradas y murmullos.
Un día, se formó una comitiva de notables y se inclinaron profundamente ante el santo varón para pedir permiso para hablarle. Concedido con una amplia sonrisa del yogui, hablaron.
- “Venerable anciano, ¡por el amor de Shiva, de Brama y de Krisna! ¿Por qué lees a la luz de tu candil y colocas una vela a cierta distancia? ¿Para qué sirve? ¿Esperas un milagro, es un rito mágico, veremos algo extraordinario?”
El renunciante rompió a reír y una abuela tuvo que traerle una taza de té especiado para animarlo a hablar. Entonces, les dijo lleno de compasión:
- “El candil me permite leer y coloco esa vela más brillante a distancia para atraer a su luz fascinante a las polillas y a los mosquitos. Eso es todo, amigos.
Sergei, se levantó, se postró y dijo sutilmente al Maestro desde el suelo:
- Ahora comprendo aquello de que “lo importante es invisible para los ojos; no se aprende bien más que con el corazón”.
- No lo has pillado, mi querido Sergei, no lo has pillado. ¡Basta con mirar! ¡Ven y mira lo que hay! Deja en paz los temores, los sueños y las imaginaciones.
Y acercó su mano firme para dar un toque afectuoso en la cabeza del discípulo cuya mente corría más que sus pies.

  José Carlos Gª Fajardo

17 comentarios

kwei-lan -

El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible.

J.Lennon -

El temor desaparece ante un simple hilo de bondad; los sueños siempre acompañan.

Jarkoe -

"Piensa bien, aunque falles". Este Iván...te sigo compa!No hay palo que por bien no venga...tranquilidad...

Jarkoe -

Yo creo, Cristina, que la primera impresión está ahí, es al primera mirada, espontánea, fugaz a veces, pero también nítida. Sólo se trata de que a nuestra mirada le acompañe un corazón tan grande que cualquier impresión no sea una exaltación sino algo que admirar, o conocer, o disfrutar o, en definitiva, mil acciones que unidas te dejan vivirla, sin esa cortina de humo (o si hay humo en medio, que comprenda una sonrisa también viviente). Es una opinión, claro. Por eso quiero mirar, sin más (ni menos!que no es poco...). Menudos son Sergei y el Maestro... :)

iván -

¿Piensa mal y acertarás?
No, piensa bien, aunque falles.

Cristina -

La gente crítica y teme lo que no conoce, y de pequeños hechos sacan conjeturas precipitadas que la mayoría de las veces son equivocasdas y malintencionadas. Antes de juzgar lo que se ve, o cree verse debe uno conocer la verdad y no dejarse llevar por las primeras impresiones que casi siempre suelen ser erróneas.

Bealma -

El mensaje de hoy me ha gustado bastante... creo que de los Sregueis que llevo es con el que me quedo. "Ven y mira"... me lo escribiré a modo Memento por si algun dia se me olvida.

Irene Pérez -

Nadie dijo que el camino fuese fácil pero en este intrínseco trayecto en ocasiones las cosas son más simples de lo que aparentan.
"Simplemente" requerimos sabiduría para descubrir lo correcto, voluntad para elegirlo y fuerza para hacer que perdure.
De cualquier modo incurrir a error tal vez no sea tan deshonroso: quizá sea mejor morir quemado que apagarse lentamente.

Gaona -

¿Piensa mal y acertarás?

María -

Lo cierto es que yo lo he pasado mal a causa de que me juzguen sin pararse ni a mirar, que este cuento me ha entristecido y consolado a la vez.

Creo que no estaria de más plantearnos el comentario de Enovilla, cuanta razón tiene.

betriz martinez -

El problema es que somos muy retorcidos, vemos cosas que no son e interpretamos lo que queremos, es más divertido el ver el mal que el bien. Por eso no conocemos las cosas de verdad, porque no queremos conocerlas solo nos importa lo superficial, a lo que podemos sacar punta y malas interpretaciones. Por esto criticamos tanto, porque tenemos miedo a conocer la verdad y que esta nos adsorba sea más interesante que sacar nuestras propias y falsas conclusiones.

Eduardo -

La apariencia siempre engaña.

Diego Ochoa -

Lo que nos hace personas no es el tener dos ojos que ven, sino nuestra forma de mirar.

enovilla -

¿Hacemos lo fácil difícil, o simplemente creamos una cortina de humo para escondernos?
La realidad nunca es lo que parece, es parte del juego.

Mariola -

A veces una mirada, dice más que mil palabras.

Ruth Pilar -

"Pasen y vean. Los abrigos, paraguas, miedos y demás, dejénlos en la entrada por favor."

Pérez S. -

Hay veces que creemos haber visto cosas que no son, y todo porque no nos paramos a mirar lo que realmente es. Sospechas, pensamientos y temores pueden girar en torno a nuestra mente cuando no tienen por qué hacerlo; por tanto, no hay que juzgar si no estamos seguros sobre nada, no hay que criticar sobre algo que no se sabe, no hay que confundir una opinión con una verdad, mantengamos los ojos bien abiertos, la cuestión es ver para creer y llegar al fondo real de la verdad, de lo demás nunca debemos de estar seguros.