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J. C. García Fajardo

La murga con el abuso de los adjetivos

Elvira Lindo aborda hoy en su columna el abuso del adjetivo entre periodistas y tertulianos sin mucha seguridad ni convicción en lo que dicen o escriben. Es una verdadera lástima. Nesemu
Es muy difícil sustraerse a la moda del adjetivo. El adjetivo está en alza en el periodismo. Tanto es así que, aunque en secreto albergas la sospecha de que caminas por un terreno facilón, si te entregas a la tarea de adjetivar violentamente no te atreves a renunciar a la adjetivación por miedo a perder clientela, por miedo a ser tachado de poco vehemente. El adjetivo ha ido subiendo de tono según hemos ido avanzando en esta democracia... ya no hay columna que se precie en la que no encontremos palabras como nazi, golpista, franquista, genocida, facha, torturador, fascista, guerracivilista, carca, rojo, reaccionario, progre, pijoprogre, racista, censor, españolista, españolazo, descerebrado, jacobino, centralista, hijo puta, lacayo, colonialista, bobo, traidor y un largo etcétera que dejo en sus manos. Observando el fenómeno de forma optimista, podríamos decir que vivimos en una permanente adolescencia; de adolescentes ha sido siempre el amor por los adjetivos y el desprecio por contar lo que se ve sin dar la murga con lo que uno piensa. Hoy lo que importa es la opinión, una opinión rica en adjetivos a la que aferrarse. En cuanto a los hechos, qué importan los hechos, uno los adapta a la opinión que ya tenía previamente formulada y aquí paz y después gloria... Se eliminan los adjetivos innecesarios, es lo que hace el artista cuando madura, decir lo que quiere de la forma más simple... puede que salgan unos pocos periodistas que sientan el amor por el oficio, algo tan simple como eso, el oficio de escuchar, mirar y contener las palabras, guardarse los adjetivos en la manga para cuando sean de verdad necesarios, sobre todo esos adjetivos tan tremendos que han perdido el sentido ya de tan manoseados como los tenemos."

24 comentarios

María -

Con tantos adjetivos a lo único que damos lugar es a la destrucción de la información pura.Qué alma de periodistas tendremos que en lugar de querer informar a la gente lo que queremos es imponer dar nustra opinión rechazando las demás. Eso, amigos míos, es tener alma de dictador. Lo único en lo que pensamos es en decir lo más rompedor, calificando sin derecho. Dejemos a nuentros mayores que opinen, seguro que de la vida saben más que nosotros. No por manejar mejor un ordenador, sabemos de qué va el mundo.

Javier Ibáñez -

Deplorable, deleznable, triste, asqueroso, increíble, insólito, patético, mentiroso, fascista, burdo, zafio, cerrado...lo siento, acabo de ver elconfidencial.com y gruporisa.com y no, no soy masoquista

Yaiza -

para qué añadir más... ¡me encantó el artículo cuando lo leí! ¡qué pocos profesores nos lo recuerdan!

Zola -

Mi intención no era decir que se deben eliminar todos los adjetivos del periodismo, Rocoli.
Sólo que a veces nos excedemos con la intención de, como tú misma has dicho, exhibir nuestro ombligo.

rocoli -

Zola, un adjetivo bien puede alterar la realidad o aparentar conocimientos, pero también puede hacerlo la ausencia misma del adjetivo. "Hay una guerra" es, evidentemente, contar lo que se ve, pero "hay una guerra ilegítima" (en caso de estar la ilegitimidad probada por datos que bien pudieran haber sido ocultados) es, precisamente, contar la realidad tal y como es (por lo que la ausencia del adjetivo era la fuente de distorsión, no su presencia).
Por otro lado, el problema que ahora me planteo es si puede considerarse verdaderamente "opinión" ese decir lleno de adjetivos donde el periodista sólo quiere mostrar lo que ve tal y como lo ve, o verse y de paso mostrarse a los demás (algo así como escribir sobre cualquier cosa para en realidad exhibir su ombligo).
Quizá podría demostrarse que hay todo un horizonte en el que sin que haya "conocimiento", tampoco se puede decir que lo que haya sea, en verdad, "opinión", no se podría decir que, en verdad, habla (quisiera rehabilitar a la opinión, que si tiene fundamento, es un tesoro). Un discurso vacío es nada o, a lo sumo, una vulgar mentira.

Zola -

El trabajo del periodista es contar lo que se sabe y lo que se ve. El adjetivo sólo sirve para alterar la realidad o aparentar conocimientos.

bea l-r -

Estoy de acuerdo con bealma. Llega un momento en que realmente no sabemos con qué quedarnos, y perdemos la noción de nuestras propias ideas. Como dice Sorela: "hay que devolverle a las palabras su verdadero significado"

Jorge P. -

Se adjetiva porque se quiere denigrar a la persona de inmediato, etiquetarla, por si alguien llegase a comprender que hay más colores que el blanco y el negro y más lugares donde estar que en la izquierda o el de la derecha.

Bealma -

Creo que se utilizan adjetivos para crear un manual ideológico en el que creer a fe ciega. No son adjetivos incluyentes (una definicion en si) sino excluyentes (es decir eres o eso o en contra de eso y por lo tanto amigo o enemigo, sin mas tonalidades).
Se supone que esto de radicalizar ideologias, pan nuestro de cada dia en la sociedad que vivimos, es para reafirmanos en algo que no alcanzo a comprender (de los polítcos vale, quieren el poder, pero ¿y esa gente que ve al político en vez de como alguien que trabaja para ellos, alguien para quien trabajar? Eso es mortal). O al menos por lo que observo esa es la tónica general entre la gente.

Pero por mi parte tanto radicalismo, esa vasta pérdida de matices me hace sentir perdida, sin grupo de pertenencia, no diría que caer en el nihilismo, pero si desentenderme por cansancio de tanta historia y tanto cuento propagandístico teórico en vez de práctico.

Desde mi punto de vista es un desastre esta guerra a pedradas adjetivadas. Espero que en unos años la cosa pueda ser un poco mas decente y no me toque escribir columnas como estas (aunque ojalá tener una ventana donde gritar '¿estamos locos o que?')

Ruth Pilar -

Según la RAE, el adjetivo no tiene existencia por sí mismo, se refiere a una cualidad o accidente del nombre.
Nombres que la mayoría de veces no necesitan ser matizados, a no ser que quieras que te pasen la chaqueta verde en vez de la roja.
Somos muy dados a usar modificadores cuando hablamos.
La palabra "más" nos encanta, y no digamos a los empresarios: cuánto más mejor. Los posesivos son otro de los comodines semánticos, mis cosas son mías.
En cuanto a lo de la opinión en los medios, ya no se enmascara de información puesto que vende más que ésta, fue tema de debate en las pasadas Jornadas de Radio Y Televisión celebradas en la Facultad. Alguno de los directores de emisoras de radio llegó a decir que "la opinión y los periodistas estrellas" era lo que le daba dinero. También le dio dinero a Chupa Chups la idea del palo pegado al caramelo y no "intoxica" a nadie con sus distintos sabores.


Irene -

La redacción de una buena noticia exige que las propiedades inherentes más destacables en ella sean la claridad, la objetividad y la precisión. Por ello la adhesión de adjetivos de algún modo subjetivizará esta información.
Dejando esto a parte la tendencia general en algunos casos esta orientada a la aportación de adjetivos innecesarios, o al menos imprescindibles, pero que de alguna manera aportan color creando una imagen más específicamente perceptible de lo que se ha redactado.
Tal vez el cometido de esto sea “rellenar la papela”, tergiversar la información o manipular al receptor pero quizá debería plantearse que la ausencia total de adjetivos nos imposibilitaría saborear la verdadera variedad de matices que configuran la vida.



Fran -

Los periodistas corremos siempre el peligro de creernos alguien importante, como si nuestra opinión importase...

DANIEL -

Hay periodistas que utilizan el adjetivo de forma incontestable. Otros lo intentan y hacen el ridículo. Me parece bien que los periodistas que saben escribir demuestren su destreza con la pluma, pero hay otros queridos compañeros a los que la pluma se les revela y... Normal que luego aparezcan secciones como la de Perlas en los Medios.

Uqbar -

Las frases sencillas son las más eficaces. Algunos han olvidado que la bofetada de un guante duele más que una patada en la espinilla

Sonia M. -

El usar adjetivos en los medios está de moda. Parece que los periodistas que continuamente están calificando a los políticos con innecseraia retórica, tiene una gran variedad de vocabulario y saben de lo que hablan. Esto no es así, pero por desgracia esto se está viendo cada vez más en los medios.

Noelia -

Supuestamente, según la definición de noticia informativa, hay que desprenderse de los prejuicios y escribir desde un punto de vista totalmente objetivo. Del dicho al hecho hay mucho trecho por lo que muchos periodistas, o bien por voluntad propia, o bien por presión "desde arriba", escriben de manera más subjetiva empleando sustantivos ambiguos y muchos calificativos.

LAURA -

Casi siempre que se recurre a la abusiva utilización de adjetivos es porque no fluyen bien las ideas a la hora de escribir y el autor se apoya en ellos para salir del paso y rellenar hueco, por eso es tan alarmante que los que se suponen los profesionales de los medios en este país todavía se sigan aferrando a una utilización de adjeticos que más bien es característica de escritores noveles.

Pérez S. -

El exceso de adjetivación conduce a la subjetividad, ¿no debería el periodismo exponer la información objetivamente? Salvo el género de opinión, la utilización abundante de adjetivos solo desemboca en que la noticia se convierta en una redacción personal, pero desgraciadamente es lo que se lleva ahora: poner verdes a unos para colocar en un pedestal a otros; mientras esta tendencia no sea eliminada nos vamos a tener que cansar de leer adjetivos sobrantes de un periodista que creerá llevar la razón.

Pérez S. -

El exceso de adjetivación conduce a la subjetividad, ¿no debería el periodismo exponer la información objetivamente? Salvo el género de opinión, la utilización abundante de adjetivos solo desemboca en que la noticia se convierta en una redacción personal, pero desgraciadamente es lo que se lleva ahora: poner verdes a unos para colocar en un pedestal a otros; mientras esta tendencia no sea eliminada, nos vamos a tener que cansar de leer adjetivos sobrantes de un periodista que creerá llevar la razón.

Patricia Palacios -

Sólo en los géneros de opinión, el periodista tiene derecho a juzgar desde su punto de vista. Sin embargo, en periodismo de información, el interés está en la noticia, no en lo que piense el redactor.
Pienso que tenemos que tener esto muy presente, pues no estamos escribiendo poesía en la que es fundamental la utilización de ornamentos retóricos.

DavidCG (y sigue) -

Entonces habría que hacérselo saber a varios (muchos desgraciadamente tal y como están las cosas) individuos que todavía se creen que democracia es "aquí mando yo y, si no mando yo, no manda ni Dios" o esos que dicen "si no queda satisfecho le repetimos las elecciones". Quiénes mejor para ello que aquellos que como única arma tienen la palabra desnuda. Basta ya de los "y tú más" y centrémonos en arreglar este país, que está pidiendo a gritos un buen lavado de cara (y especialmente de órganos internos). Gritemos a nuestros representantes: VERBA NON FACTA (que viene a ser: hechos y no palabras).

DavidCG -

Es muy fácil adjetivar. Todo el mundo puede hacerlo. Es más, es necesario definir según que cosas. Pero es cierto que se ha pasado de la calificación a la descalificación; incluso se ha ido más allá: p.ej., patriota de hojalata es una descalificación (y si alguien sabe qué significa sería de agradecer que lo compartiera con el resto) pero bobo solemne (que debe ser algo así como un bobo muy serio) entra en el ámbito del insulto personal. La cuestión es cómo hemos llegado a este extremo y quién alienta estas expresiones que inundan la "actualidad".

Decía Belén un día de estos que si antes se intentaba remar en la misma dirección (como siempre más por parte de unos que de otros), ahora se han cansado de remar y han cogido los remos para abrirse la cabeza mutuamente. Cualquiera que jamás hubiera sabido el más mínimo ápice de lo que una democracia real (tristemente) es, se asombraría de lo mucho que nuestros políticos se preocupan por nosotros, siempre intentando recuperar el poder para ayudarnos a resolver nuestros problemas aún mejor (si cabe) que el gobierno anterior. Esto sería a fin de cuentas la esencia de la democracia, ¿no?

Alejandra Requena -

El problema es que muchos piensan que lo que ellos opinen interesa más que la noticia en sí.
Lo primero es lo primero y, mientras que no sea un articulista o columnista, todo periodista debe olvidarse de sí mismo, dejar de ser el ombligo del mundo.

Virginia -

Es cierto, hoy en día se abusa del adjetivo en muchos medios, y, como dice nuestro profesor de Com. Escrita, eso sólo pueden hacerlo los columnistas y otros escritores de opinión. Cada medio debería dejar a un lado su ideología (política y sobre cualquier otro tema) y limitarse a contar lo que ve con la mayor precisión posible. Los adjetivos son pura retórica, puro adorno, que sólo hay que usar cuando sean necesarios; y a muchos les gusta adornar demasiado (hablo, por supuesto, de periodistas; los demás que hagan lo que quieran).