Bueno es lo que hace el justo
Aristipo era discípulo de Sócrates y un día le preguntaron por la diferencia que había entre un filósofo y otra persona cualquiera, y él respondió: "Aunque todas las leyes dejaran de existir, el filósofo no modificaría su conducta, porque el sabio actúa de acuerdo con la ley de su corazón". Hay que recordar que Aristipo era hedonista, algo tan vituperado por ignorancia en nuestros días, cuando el filósofo sostenía que el bien supremo coincide con el gozo supremo, siempre que no pierdas el control de ti mismo, que te aceptes como eres y que actúes en consecuencia de acuerdo con tu conciencia.
Alababan ante Aristóteles la excelencia de ciertas leyes, pero él permanecía en silencio, y le insistieron "¿No crees que una buena ley es algo excelso para la ciudad?" El maestro de Estagira respondió: "Por supuesto, pero ten presente que un hombre bueno es mejor que una buena ley cuando se trata de gobernar el estado". En la mejor tradición taoísta, a pesar de que les separaban varios millares de kilómetros. Y para terminar, por hoy y al hilo de algunas intervenciones en este blog, la respuesta que dió Jenócrates de Calcedonia, otro discípulo de Platón, cuando le preguntaron qué era lo que había que enseñar en primer lugar a los alumnos: "Que aprenda a hacer por su voluntad lo que hacen otros sólo cuando están obligados por las leyes. El sabio, el hombre justo, sólo actúa de acuerdo con su conciencia". Lo que siglos más tarde afirmaría Tomás de Aquino: "No existe ley superior a la propia conciencia, el que actúa en contra de ella, aún obedeciendo a las leyes escritas, no actúa correctamente". Algo así suelo decir en mis clases: el único sentido de la vida es ser felices, esto es, ser uno mismo y vivir de acuerdo con la propia conciencia. En otras palabras, la felicidad, en último término, consiste en poder hacer lo que uno quiere y el mejor camino que conozco es querer lo que uno hace. Al fin y al cabo, más importante que lo que hacemos es cómo lo hacemos... el por qué y el para qué, vendrán después, para quien lo necesite. Ya está en los salmos "El justo no se ocupa de cumplir la ley porque él es su propia ley". Y en toda la sabiduría contrastada resplandece esta verdad: El justo no se preocupa por hacer el bien, bueno es lo que hace el justo". Nesemu
Así podríamos estarnos toda la noche. Nesemu
Alababan ante Aristóteles la excelencia de ciertas leyes, pero él permanecía en silencio, y le insistieron "¿No crees que una buena ley es algo excelso para la ciudad?" El maestro de Estagira respondió: "Por supuesto, pero ten presente que un hombre bueno es mejor que una buena ley cuando se trata de gobernar el estado". En la mejor tradición taoísta, a pesar de que les separaban varios millares de kilómetros. Y para terminar, por hoy y al hilo de algunas intervenciones en este blog, la respuesta que dió Jenócrates de Calcedonia, otro discípulo de Platón, cuando le preguntaron qué era lo que había que enseñar en primer lugar a los alumnos: "Que aprenda a hacer por su voluntad lo que hacen otros sólo cuando están obligados por las leyes. El sabio, el hombre justo, sólo actúa de acuerdo con su conciencia". Lo que siglos más tarde afirmaría Tomás de Aquino: "No existe ley superior a la propia conciencia, el que actúa en contra de ella, aún obedeciendo a las leyes escritas, no actúa correctamente". Algo así suelo decir en mis clases: el único sentido de la vida es ser felices, esto es, ser uno mismo y vivir de acuerdo con la propia conciencia. En otras palabras, la felicidad, en último término, consiste en poder hacer lo que uno quiere y el mejor camino que conozco es querer lo que uno hace. Al fin y al cabo, más importante que lo que hacemos es cómo lo hacemos... el por qué y el para qué, vendrán después, para quien lo necesite. Ya está en los salmos "El justo no se ocupa de cumplir la ley porque él es su propia ley". Y en toda la sabiduría contrastada resplandece esta verdad: El justo no se preocupa por hacer el bien, bueno es lo que hace el justo". Nesemu
Así podríamos estarnos toda la noche. Nesemu
8 comentarios
Irene -
Pero esta ley moral parece no ser una cualidad inherente a toda la extensión cívica. Son (desafortunadamente) muchas las personas que han perdido esta facultad razonadora de la justicia. Tal vez son muchos los intereses que mueven nuestro actual mundo y sentimientos y anhelos como las ansias de poder, la codicia o el afán excesivo de superioridad no permitan actuar regidos por la ley ética y moral.
Pero, ¿alcanzaremos algún día la utopía de la plena justicia?
Vicioso -
iván -
Como dijo Oscar Wilde, "es absurdo que haya una ley para los hombres y otra para las mujeres; no debería haber ley para los unos ni para las otras".
"Lo que consideramos como justicia es con mucha frecuencia una injusticia cometida en favor nuestro", sostenía Reveillere.
El gran estratega y político Napoleón afirmó: "sólo se puede gobernar bien a un pueblo cuando son tantas las leyes que nadie esté seguro de no ser ahorcado".
Concluyo con Lin Yuntang: "Ser justo con los que conmigo son justos es completamente natural, pero ser justo con los que son injustos conmigo es sinduda un signo de superioridad".
enovilla -
DANIEL -
rocoli II -
rocoli I -
Toribio M.A. -