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J. C. García Fajardo

Nesemu: El derecho a la rebelión

La revuelta de Bolivia no es más que un pálido episodio en la lucha contra el despojo colonial, los criollos oligarcas y los acaparadores de las riquezas de ese crucificado país. El más pobre de América, con una población mayoritariamente indígena que no alcanza los 2$ al día, expoliados de sus tierras por los conquistadores ahora quieren apoderarse de las riquezas de su subsuelo. En una injusticia ante la cual la comunidad de naciones, la ONU y la OEA deberían tomar partido por los m´s pobres. por los expoliados que han padecido otra forma de holocausto y de genocidio pero que no tienen capacidad de marketing para darlo a conocer y denunciarlo por todos los medios, y exigir las reparaciones debidas, no sólo la restitución, sino el lucro cesante. ¿Acaso no es esta la pretensión de EEUU con en relación a los bienes de sus nacionales expropiados por la revolución castrista en Cuba? El genocidio nazi duró unos años, el de los pueblos indígenas lleva 500 años. En Bolivia todavía existe una mayoría de indígenas que pueden reclamar sus derechos y echarse a la calle por ellos. En EEUU los indígenas masacrados, empobrecidos y alienados con el alcohol y el desarraigo ya nunca podrán.
¿No exige este crimen continuado y cuyos verdugos son conocidos una denuncia, una protesta y una acción solidaria? A mí me importan más estos crímenes que las elecciones en tal o cual autonomía, la enseñanza de la religión en la escuela o cómo se organizan las personas que tienen opciones sexuales distintas a las de la mayoría numérica. No digamos ya preocuparme por donde se archivan unos papeles. Desde la perspectiva de un indígena guatemalteco, ecuatoriano, boliviano y un largo etcétera comprenderé siempre el derecho a la rebelión y a la conquista de los derechos fundamentales por los medios que puedan. Así como suena. Hemos elevado a los altares a quienes habían sido muertos por su fé, llamado héroes a los libertadores de sus patrias que comenzaron con sabotajes y actos terroristas... y permanecemos impasibles ante esta monstruosa sangría. La riqueza de la tierra boliviana y de su subsuelo pertenecen a los bolivianos y la forma de reparar algo el tremendo daño causado es ayudarlos a la gestión de sus bienes. Para eso quiero el FMI y el BM, la ONU, UNESCO, FAO, OIT, OEA...........
Nesemu

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