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J. C. García Fajardo

Nesemu: Celebrar lo que tenemos

Ya conozco yo estos tiempos de nostalgia anticipada; es el dolor por la separación. Mientras no se inventan trucos para aliviarla (te escribiré, nos vemos en el blog, tan sólo un verano y ya regresamos, todo será como antes, etc) hay que entretener la espera. Por eso, para que os sirva de viático (alimento para el camino), seguiremos compartiendo las palabras del Profeta. Bueno, creo que ya he vuelto a encontrar un subterfugio de alivio, como el año pasado por esta época. Por estos días, al concluir las clases, comencé a escribir un cuento cada mañana para enviar a mis amigos... llegué 100 y después del verano, en septiembre creo, escribí otros 70 hasta que comenzó el curso y se volvió a poblar mi corazón. Lo habéis conseguido. Sé que algunos que viven en tierras lejanas de América y de Africa se alegrarán con la noticia. No era preciso forzar las cosas. Lo interrumpí en su momento y lo he vuelto a recuperar. Un abrazo, cabezones
Nesemu

//Un anciano, el dueño de una hostería, dijo: Háblanos sobre el sustento.

Y él respondió:
Quisiera que pudierais vivir del aroma que emana de la tierra, y que al igual que una planta aérea fuerais sustentados por la luz. Pero como tenéis necesidad de matar para comer, y quitar al recién nacido la leche de su madre para calmar vuestra sed, permitid, pues, que ello se transforme en un acto de adoración. Y permitid que vuestra mesa sea un altar donde son sacrificados los puros e inocentes del bosque y de la pradera en aras de lo que en el hombre existe de más puro y más inocente.

* * *
Cuando déis muerte a un animal decidle en vuestro corazón:
Por la misma fuerza que te sacrifica, también yo seré sacrificado; e igualmente seré consumido. Púes la ley que te colocó en mis manos, me colgará en otras más poderosas. Tu sangre y la mía no son más que la savia de la cual se nutre al árbol de los cielos.

* * *
Y cuando mordáis una manzana con vuestros dientes, decidle en vuestro corazón:
Tus semillas habitarán en mi cuerpo. Y los capullos de tu futuro florecerán en mi corazón. Y tu aroma será mi aliento. Y juntos gozaremos a través de todas las estaciones del año.

* * *
Y en el otoño, cuando cosecháis las uvas en vuestros viñedos para transportarlas al lagar, decidles en vuestro corazón: 'También yo soy un viñedo, y mi fruto será recogido para transportarlo igualmente al lagar. E igual que el vino nuevo seré guardado en tinajas eternas'.
Y llegado el invierno, cuando bebáis el vino, permitid que vuestro corazón eleve un cántico con cada copa. Y permitid que en el cántico exista una remembranza para los días del otoño, para el viñedo, y para el lagar.//

5 comentarios

Sofía -

Esto no acaba aquí, no puede acabar aquí.
Quienes hemos descubierto nuestro ryad no podremos mirar a los que comparten nuestro jardín con los mismos ojos que antes, por mucha que sea la distancia y el tiempo de separación.

Leo -

El camino no termina aquí, nuestros pasos volverán a cruzarse antes de que nos demos cuenta.
No digamos adiós. Mejor decir hasta luego, amigo.

Jessi -

"Extraño me siento pero ya se me pasará / nadie se muere de extrañeza aunque sí puede morirse de extrañar / lo que ocurre es que se juntaron varias cosas / la noticia / la despedida de los míos allá / la partida sin nadie para mí / el viaje el largo viaje con sueños y cavilaciones y proyectos..."

Casielles -

Como todos decíamos en días pasados, hablando muy profundamente del amor, querer no es, al cabo, otra cosa que compartir también lo que se vive por separado. Llegan tiempos de ausencia pero... nos vemos pronto. Con más vivido y más por vivir.

Larry -

Espero nunca tener que volver a esta casa por no haber cruzado nunca el dintel. Nos vemos.