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J. C. García Fajardo

Nesemu: Guerra contra la miseria

Este es uno de los artículos a los que me refería en mi nota anterior sobre los paraísos fiscales y el blanqueo de 1'5 billones de dólares en nuestros bancos.
Nesemu

//Guerra contra la miseria//

Según Ernesto Sábato “No se puede postergar la decisión de comprometernos ante la terrible crisis que atraviesa el mundo. El fundamento de una esperanza surgirá en medio de ese compromiso. Debemos penetrar en la noche y, como centinelas, permanecer en guardia por aquellos que están solos y sufren el horror ocasionado por este sistema mundial y perverso. Tenemos el deber de resistir y de ser cómplices de la vida aún en su suciedad y su miseria. Un gesto absoluto de confianza en la vida y de compromiso con el otro. Así lograremos trazar un puente sobre el abismo.”
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo publica cada año un Informe sobre la situación de los habitantes del planeta cuya lectura es apasionante. Se impone hablar menos de cooperación con “el tercer mundo” y preguntarnos por qué los pueblos del Sur pasan hambre de alimento, de salud y de educación. Es tarea de los Gobiernos controlar las injusticias de los poderosos y formar a los ciudadanos en una conciencia social básica. Lo que no hagamos en justicia nos será arrebatado por la fuerza, o mediante el terror.
En el Informe de 1998, ya denunciaba la ONU que el 18% de la población del planeta controla más del 80% de los recursos de la tierra mientras que el 20% más pobre sólo tiene acceso a un 1% de esos bienes.
Más de mil millones de habitantes del planeta sobreviven con menos de un dólar al día, y 20.000 personas mueren de hambre cada día. En la cumbre de la ONU celebrada en Nueva York el año 2000, los Estados miembros se comprometieron a reducir a la mitad el número de menesterosos en 2015, pero, a los cuatro años de esa cuenta atrás, poco se ha hecho para cumplirlo.
Hace unos días, Luis Inacio Lula da Silva, en la Cumbre de la Iniciativa contra el Hambre y la Pobreza, calificó el hambre como "la peor de las armas de destrucción masiva". El texto subraya que, con el avance tecnológico actual, la persistencia de esta plaga es "irracional, inaceptable y vergonzosa". Se calcula que para librar ese combate harán falta unos 50.000 millones de dólares anuales. No sólo la miseria, sino el ahondamiento de las diferencias entre clases, sociedades y hasta naciones del planeta constituyen una bomba de relojería que no precisa de ninguna ideología fundamentalista para explotar en el mundo desarrollado. Una minoría harta y una mayoría que la contempla a través de los medios de comunicación, no pueden convivir sin graves problemas.
El hambre del mundo son 900 millones de estómagos vacíos, la mayoría localizados en Asia y África, según el último informe de la ONU. El número de personas desnutridas crece cada año en cinco millones, lo que autoriza a la FAO a diagnosticar una clara "recesión en la guerra contra el hambre". Todavía es mayor la cifra de los que viven en situación de extrema pobreza, que supera los mil millones.
Ocho instrumentos fueron aprobados en Naciones Unidas para acabar con la miseria en 2015. De esas medidas depende la paz mundial en el siglo XXI. El esfuerzo que se precisa es pequeño si lo comparamos con los beneficios que puede reportar a todos los habitantes del planeta, pobres y no pobres: un mundo más justo, más humano, más próspero y más seguro.
Los instrumentos para facilitar la generación de los recursos necesarios son: Impuesto sobre los movimientos de capital. Impuesto sobre el comercio de armas. Emisión de deuda pública para financiar los incrementos futuros de la ayuda al desarrollo. Lucha contra la evasión fiscal y contra los paraísos fiscales que anulan la capacidad recaudatoria de los países en desarrollo. Mejora de las remesas de los inmigrantes, cifradas en unos 86.000 millones de dólares anuales, que superan el monto global de la ayuda y tiene un efecto directo en el crecimiento. Es preciso acelerarlas y abaratarlas. Donaciones por tarjeta de crédito asociada a los objetivos del Milenio que permita a los usuarios donar automáticamente una pequeña suma por cada transacción realizada. E incrementar la inversión en los fondos éticos, o inversiones socialmente responsables (ISR), vinculadas a objetivos de promoción de empleo, respeto ecológico y otros requisitos sociales. España y otros países están abiertos a condonar la deuda a los países que la apliquen estrictamente al desarrollo.
Si estos propósitos parecen difíciles, ya en el Informe del PNUD de 1998, se declaraba que el gasto anual para cubrir estas necesidades básicas suponía 40.000 millones de dólares anuales, durante diez años, en los países en vías de desarrollo. Enseñanza Básica para todos: 6.000 millones. Salud reproductiva para todas las mujeres:12.000 millones. Salud y nutrición básicas:13.000 millones. Agua y saneamiento para todos: 9.000 millones.
Para conseguir estas cifras, hoy elevadas a 50.000 millones al año, el Informe denunciaba que en un año se habían efectuado estos gastos: Cosméticos en Estados Unidos 8.000 millones. Helados en Europa 11.000 millones. Perfumes en Europa y EE.UU. 12.000 millones. Alimentos animales domésticos Europa y EE.UU. 17.000 millones. Cigarrillos en Europa 50.000 millones. Bebidas alcohólicas en Europa 105.000 millones. Drogas estupefacientes 400.000 millones. Gasto militar en el mundo 780.000 millones. Baste recordar que, sólo en EEUU, se ha duplicado el gasto militar desde esa fecha con los resultados que todos padecemos.
Al presentar a la opinión pública el Informe, la ONU lo calificó de “información subversiva”, que es preciso considerar para poder subvertir un orden social injusto.//
José Carlos Gª Fajardo

5 comentarios

Noelia García -

Algo fundamental es escuchar la voz de los centenares que no la tienen por no estar representados por los partidos políticos, por sindicatos, por vivir en zonas alejadas de la ciudad, etc. Debemos aumentar la ayuda pública al desarrollo, no sé como, pero debemos luchar tod@s, quizás mediante los créditos blandos de los mercados internacional de capital que se devolverían en x tiempo. Cuidado con la financiación proveniente de las transacciones de material bélico… El hambre es la muestra más clara de injusticia y desigualdad en el mundo. Somos conscientes y nos quedamos parados ¿No lo entiendo?

Scicker -

En efecto, se dedican a librarnos de los peligros más cercanos, los que nos afectan más directamente como los ladrones o asesinos que nos rodean, bueno y eso cuando lo hacen.
Así ocultan a los ladrones de guante blanco, aquellos que estafan cantidades millonarias con total impunidad. Así funciona el sistema.

Carlos Miguélez -

César,
Estoy en desacuerdo contigo. Lo de coger al camello de la esquina en lugar de coger a los que están en la cúpula del narcotráfico es una manera de tranquilizar las conciencias de los tibios. Muchos ciudadanos, no pocos con valores, se quedan en la superficie de las cosas, se llegan a creer que los malos son los negros, los gitanos, los inmigrantes en general. Es lo que dice Einstein sobre los prejuicios. Nos es más fácil creer que robó un inmigrante que creer que robó un empresario. Así es.

César -

Carlos, no entiendo como puedes pensar que nos engañan. Yo creo que es al revés: nos están dejando muy claro qué valores y qué tipo de justicia es la que manda en este mundo. No tratan de ocultarlo, sino de potenciar que hasta el último habitante del planeta nos enteremos de qué va esto. Potencian que nos enteremos que robar dos gallinas (típico ejemplo) sale mucho más caro que robar millones siendo consejero-ejecutivo-delegado. Eso nunca lo va a poner por escrito ninguna ley. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Por eso hay que contarlo de otro modo... menos “elegante” por decirlo así, pero para nada sutil. Lo que viste en Gran Vía es una metáfora de este “nuevo sistema de comunicación” Los perseguidos son los excluidos,. Los que hay que callar son los que dicen la verdad, los injustos son los que luchan por la justicia, el valor que manda por encima de todos es no tener valores...

Carlos Miguélez -

El otro día vi en Gran Vía una impresionante movilización policial. Imaginé que buscaban a un grupo de terroristas o de narcotraficantes, pero se trataba de un hombre negro que había robado. Nos distraen y nos engañan. Nos dicen "te estamos protegiendo". Pero mientras protegen a blanquedores de dinero y a los grandes narcotráficantes que suponen tantos beneficios a muchas instituciones y gobiernos. ¿Hasta dónde llegará esta hipocresía? La ley es igual para un ladronzuelo de la calle que para un magnate de Enron. Si no, ¿para qué tanta demagogia de que vivimos en un mundo "civilizado"?