Nesemu: Se lo he contado varias veces
RETAZOS 029 Tumbado al sol
Es conocida la historia de aquel hombre de paz que estaba tumbado en una playa tomando el sol.
Dicen que sucedió en Grecia, pero puede haber sucedido en cualquier lugar en el que alguien acierte a abrir los ojos y a saborear la vida con sus infinitos dones.
Pasó por allí una persona respetable que censuró su actitud diciendo:
- ¿No te da vergüenza estarte ahí tumbado tomando el sol, y sin hacer nada útil?
- ¿Y por qué habría de darme, si me encuentro tan a gusto?, - respondió el pescador con una abierta sonrisa.
- ¡Porque podrías salir a pescar como todo el mundo!
- Ya he salido en mi gamela antes de que amaneciera, y tuve una pesca suficiente.
- Pero podrías salir de nuevo y conseguir más peces.
- ¿Para qué?, - preguntó el marinero sin alterarse -, Ya he pescado lo que necesita mi familia para hoy.
- ¡Pero podrías pescar mucho más y ganar mucho dinero!
- ¿Para qué? le dijo bajando la voz pero con luz azul en sus ojos.
- ¡Pues para comprar otra gamela más grande!
- ¿Y, entonces, qué haría?, - contestó divertido el joven marinero.
- ¡Contratarías a otros marineros que trabajasen para ti y ganarías todavía más dinero y podrías comprarte más barcos! ¡Ay! Y llegarías a ser un hombre rico, con la suerte que tienes. argumentaba lleno de convicción el hombre respetable.
- Entonces, ¿Qué haría con tantos barcos y con tanta riqueza ya que, según tú, tengo tanta suerte? preguntó el hombre de paz, conteniendo su sonrisa y con un pícaro brillo en su limpia mirada.
- ¡Estás loco! Me preguntas que harías siendo rico y con tantos barcos y personas a tus órdenes ¡Pues pasarte el día sin trabajar y tumbarte al sol en la playa cuando quisieras! exclamó algo fuera de sí la persona respetable.
- Amigo, ¿y qué crees que estoy haciendo ahora? Aspiró profundamente el fresco aire del mar y se tumbó sobre la arena para ir soltándolo suavemente. Mientras, con los ojos algo entornados, contemplaba el vuelo alto de las gaviotas, y daba gracias al Cielo.
José Carlos Gª Fajardo
Es conocida la historia de aquel hombre de paz que estaba tumbado en una playa tomando el sol.
Dicen que sucedió en Grecia, pero puede haber sucedido en cualquier lugar en el que alguien acierte a abrir los ojos y a saborear la vida con sus infinitos dones.
Pasó por allí una persona respetable que censuró su actitud diciendo:
- ¿No te da vergüenza estarte ahí tumbado tomando el sol, y sin hacer nada útil?
- ¿Y por qué habría de darme, si me encuentro tan a gusto?, - respondió el pescador con una abierta sonrisa.
- ¡Porque podrías salir a pescar como todo el mundo!
- Ya he salido en mi gamela antes de que amaneciera, y tuve una pesca suficiente.
- Pero podrías salir de nuevo y conseguir más peces.
- ¿Para qué?, - preguntó el marinero sin alterarse -, Ya he pescado lo que necesita mi familia para hoy.
- ¡Pero podrías pescar mucho más y ganar mucho dinero!
- ¿Para qué? le dijo bajando la voz pero con luz azul en sus ojos.
- ¡Pues para comprar otra gamela más grande!
- ¿Y, entonces, qué haría?, - contestó divertido el joven marinero.
- ¡Contratarías a otros marineros que trabajasen para ti y ganarías todavía más dinero y podrías comprarte más barcos! ¡Ay! Y llegarías a ser un hombre rico, con la suerte que tienes. argumentaba lleno de convicción el hombre respetable.
- Entonces, ¿Qué haría con tantos barcos y con tanta riqueza ya que, según tú, tengo tanta suerte? preguntó el hombre de paz, conteniendo su sonrisa y con un pícaro brillo en su limpia mirada.
- ¡Estás loco! Me preguntas que harías siendo rico y con tantos barcos y personas a tus órdenes ¡Pues pasarte el día sin trabajar y tumbarte al sol en la playa cuando quisieras! exclamó algo fuera de sí la persona respetable.
- Amigo, ¿y qué crees que estoy haciendo ahora? Aspiró profundamente el fresco aire del mar y se tumbó sobre la arena para ir soltándolo suavemente. Mientras, con los ojos algo entornados, contemplaba el vuelo alto de las gaviotas, y daba gracias al Cielo.
José Carlos Gª Fajardo
19 comentarios
Marta Blánquez -
El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones".
"Millones ...y luego qué?"
Dijo el americano, "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, echar una siesta con tu mujer, ir todas las noches al pueblo a tomar vino y tocar la guitarra con tus amigos".
Marta Blánquez -
Deja, te explico... deberías gastar más tiempo en la pesca, con los
ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más
grande podrías comprar varios botes, eventualmente tendrías una
flota de botes pesqueros.
En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador, eventualmente abrir tu propia procesadora.
Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución.
Deberías salir de este "pinche" pueblo e irte a Ciudad de México, luego a Los Angeles y eventualmente a Nueva York, donde manejarías tu empresa en expansión".
El pescador mexicano preguntó: "Pero, cuanto tiempo tarda todo eso?".
A lo cual respondió el americano: "entre 15 y 20 años".
"¿Y luego qué?"
(Continua)
Marta Blánquez -
El americano luego le preguntó: "¿Porqué no permaneces más tiempo y
sacas más pescado?"
El mexicano dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.
El americano luego preguntó: "Pero.. ¿qué haces con el resto de tu tiempo?"
El pescador mexicano dijo: "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, me hecho una siesta con mi señora, María, voy todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Como ves tengo una vida divertida y ocupada."
Marta Blánquez -
Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un
pueblito costero mexicano cuando llegó un botecito con un solo pescador.
Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño.
El americano elogió al mexicano por la calidad del pescado y le
pregunto: ¿Cuánto tiempo le tomó pescarlos?
El mexicano respondió: "Sólo un poco tiempo".
Marta Blánquez -
Nesemu -
Me alegra.
Yo tampoco, ya lo comprobaremos.
N
Elena Martín -
Merche -
Vivamos la vida al máximo, siendo felices con lo que tenemos, en cada momento, en cada lugar.
Jorge -
Rocío -
Rocío -
Pablinator -
Cada momento es único, pero nunca sabemos apreciar la originalidad de ese instante
Rosa -
Anónimo -
Iñaki -
Casielles -
Laura -
José Román García -
PakitoChus -