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J. C. García Fajardo

Blog Khan: Europa se fortalece

Hoy hemos seleccionado otro artículos qu enos parece de interés. Josep Borrell analiza en El Periódico los último sucesos que han afectada a la Unión Europea y como ha salido fortalecida de ellos.

Europa se fortalece
Por Josep Borrell

Desde el domingo 20 de febrero, la escena europea ha vivido una semana especialmente intensa. España ratificó el proyecto de Constitución europea en el primero de los 10 referendos que se van a celebrar en los dos próximos años.
El presidente de EEUU, George Bush, visitó en Bruselas a las instituciones de la UE. Y el de Ucrania, Yuschenko, compareció ante el Parlamento europeo para proclamar alto y fuerte la voluntad de su país de ingresar en la UE. Tres acontecimientos estrechamente relacionados con el ser y la razón de ser de la UE, sus límites geográficos y su papel político global.
Europa estaba pendiente del resultado del referendo español. Y, visto desde Europa, nuestro sí aparece como claro y rotundo. Nadie cree que se pueda alcanzar un porcentaje tan alto (76,6%) de votos favorables en ningún otro país.
Nuestro sí ha sido incluso superior al que dieron los eurodiputados en Estrasburgo (74%). Los líderes europeos, reunidos el martes en Bruselas con Bush, fueron unánimes en sus felicitaciones. Para todos, el resultado muestra el compromiso de España con el proyecto europeo y la voluntad de contribuir a construir una Unión más fuerte y democrática.
Los críticos señalan la baja tasa de participación (42,4%). Basándose en ello, la prensa más euroescéptica, especialmente la británica, y los eurodiputados que votaron en contra del proyecto de Constitución tratan de devaluar el resultado diciendo que se esperaba más de España.
Ciertamente, Europa ha sido para nosotros un anclaje natural en la democracia, en el desarrollo económico y en la solidaridad recibida en forma de cuantiosas ayudas estructurales. La distribución territorial del sí refleja esta memoria histórica tanto como el incremento de los sentimientos identitarios que no se consideran suficientemente reconocidos.
Pero los referendos no sólo reflejan el interés por la cuestión que se plantea. También influye el grado de consenso que la sociedad tiene al respecto.
A veces se utilizan para enviar un mensaje que nada tiene que ver con la pregunta, sino con quien la hace. Y es evidente que algunos electores de derechas han aprovechado el referendo para votar contra Zapatero. Sólo así se puede explicar ese no tan elevado en zonas de la periferia bienestante de Madrid. Nada nuevo, algo parecido ocurrió con el referendo de la OTAN años ha.
AUNQUE a pesar de los oportunismos y las particularidades territoriales, este referendo no "lo ha cargado el diablo", como se dice en referencia a las dramáticas consecuencias, como las del que llevó a Hitler al poder, que han tenido a veces.
Muchos politólogos han destacado las dificultades de coexistencia que tienen este tipo de consultas directas en los sistemas de democracia representativa. Los debates al respecto en la Cuarta República francesa o por los constitucionalistas alemanes de la Weimar muestran que la cuestión viene de antiguo.
Pero el proceso de ratificación de la Constitución debe ser entendido como una gran ocasión para hablar de Europa a los europeos. Así lo anuncié al ser elegido presidente del Europarlamento, y así lo está siendo.
Lo será más todavía en los países donde el resultado no está tan claro como lo estaba en España. Precisamente por eso la participación en los referendos de Polonia, Reino Unido o Francia puede ser mayor que la nuestra. El tema se presenta allí de forma mucho más controvertida y la polarización de opiniones, junto con la incertidumbre sobre el resultado, atraen más la participación.
En realidad, ese 43% de participación ha superado las expectativas de casi todo el mundo. Era utópico superar la participación de las pasadas elecciones europeas y nos hemos acercado mucho a la participación registrada entonces. El resultado hay que interpretarlo globalmente como un voto de confianza en el proceso de integración europea y el deseo de continuar profundizando en la unidad, ya no sólo económica, del continente.
Para ese proyecto han sido especialmente importantes las visitas de Bush y de Yuschenko.
La segunda sigue planteando en toda su trascendencia la cuestión de los límites de la UE. Después de decidir iniciar negociaciones de adhesión con Turquía, ¿como negar esa posibilidad a Ucrania?
Sobre todo después de que Yuschenko reconociera solemnemente que la existencia de una Ucrania libre y democrática se debe a la presión de Europa para rechazar unas elecciones fraudulentas.
En efecto, la revolución naranja fue una ocasión de demostrar la voluntad democrática de los ucranianos, pero también de probar la capacidad de acción política de los europeos.
Ahora se trata de compaginar la voluntad declarada e insistente de formar parte de la Unión con la capacidad de ésta para absorber nuevos miembros sin adulterar su proyecto político.
ESE proyecto se define también a través de la relación trasatlántica. La visita de Bush y su encuentro colectivo con los jefes de gobierno de la UE y los presidentes de sus tres instituciones habrá servido para recomponerla y mejor definirla.
Aunque sus consecuencias sólo las conoceremos cuando el tiempo aporte respuestas a las cuestiones clave de la agenda inmediata: el proceso de paz de Oriente Próximo, la lucha contra el cambio climático, la reforma de la ONU y la forma de lidiar con la capacidad nuclear del régimen iraní.
Pero hay que alegrarse de que la segunda Administración de Bush demuestre una forma muy diferente de aproximación a la UE. No oí nada en boca de Bush parecido a lo de la nueva y vieja Europa ni a la estrategia de disgregación.
Por el contrario, Bush reconoció la necesidad de una Europa fuerte. Esperemos que esa actitud ayude a la ratificación de la Constitución europea en algunos países donde el referendo se presenta más difícil de lo que ha sido en España.

Josep Borrell es Presidente del Parlamento Europeo.

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