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J. C. García Fajardo

¿Quién manda en Palestina ?

 Causa un profundo rubor leer esto los periódicos:   "Estamos dispuestos a perder millones de dólares, pero no a poner en riesgo nuestras relaciones con bancos de Estados Unidos y a afrontar sanciones internacionales", comentó un directivo bancario que participó en las negociaciones entre 22 entidades de crédito. Por la tarde comenzaban los empleados públicos a retirar de los cajeros sus fondos.El acorralado Gobierno de Hamás disfrutó ayer de un ligero respiro. Varios bancos palestinos concederán créditos personales sin interés para pagar los salarios de 40.000 de los 160.000 funcionarios palestinos que no cobran sus sueldos desde marzo. Intentan así sortear la amenaza de sanciones de EE UU, que castigará a las entidades que mantengan contactos con el Ejecutivo islamista.
Se trata de un alivio menor: sólo podrán retirar fondos los empleados públicos cuyo salario no supere los 1.500 shequels (250 euros). Después de que varias milicias amenazaran por la mañana a los bancos en una declaración conjunta, un consorcio de 22 entidades anunció que comenzaría a pagar los sueldos de una cuarta parte de los funcionarios y con límites en la cuantía. Hallaron una fórmula que permite evitar los contactos directos con el Ejecutivo dirigido por el islamista Ismail Haniya.

 

2 comentarios

Nesemu -

Aguda observación, Senovilla. Después, cuando se despierten los mundos árabe islámicos los israelíes y lois judíos de la diáspora dirán que son fundamentalistas, terroristas y hasta "racistas". Aquí el único opresor que conculca las leyes y los derechos fundamentales del pueblo palestino son lo sextranmjeros judíos venidos para colonizar, expropiar y excluir a todo un pueblo. Ojalá triunfase el ala más moderada de los israelíes con los pies en el suelo y una dimensión humana y transracista. Existen y sólo cabe esperar que se spuerpongan a los halcones, a los integristas, a los visionarios y fanáticos.

enovilla -

Palestina es como un muelle, cuanto más la presionen más fuerte saldrá despedida contra el dedo que está apretando