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J. C. García Fajardo

Retazos de la Luna azul 034: Desapego

Permanecieron durante unos días en aquel monasterio tan bien asentado en la ladera de la montaña. Ricas aguas, buenos vientos y la orientación correcta que permitía protegerse de las inclemencias del invierno y aprovechar el sol en primavera y en otoño.
Más de un centenar de monjes trabajaban las tierras y desarrollaban una vida de comunidad que les hacía autosuficientes. Tejían, hilaban, curtían y encuadernaban, al tiempo que preparaban fórmulas tradicionales con las hierbas de los alrededores. Sus medicamentos eran muy apreciados en la Corte de Pekín.
El Abad pidió al Maestro que se detuviese unos días para comentarles las paramitas, o camino de perfección: dar, disciplina, paciencia, energía, meditación y percepción interna.
El Maestro se ocupó en comentarles las tres clases de dar, según el budismo tradicional: dar ayuda material, dar seguridad y dar educación. Pero, en la noche, antes del gran silencio, se explayaba en la suprema forma de dar, en el no-apego.
- Maestro, - le dijo un día Ting Chang, que disfrutaba con ese improvisado retiro -, me da una gran paz que no insistas tanto en la muerte de los deseos como en el no apego a los mismos.
- Es que sin deseos no puede haber vida, - respondió el Maestro -. Una vez más, se ha desorbitado el pensamiento del Buda por seguidores incapaces de asumir la contradicción que nos sostiene vivos.
- El no-apego supone aceptar nuestra realidad sin asombrarnos por nuestros fallos.
- ¿Qué fallos, Ting Chang, amigo? Así denominan a lo que no concuerda con las normas establecidas para mantener estructuras de poder que les protege del miedo a dejar de ser, del miedo a la muerte. Pero también debemos cuidarnos de no apegarnos ni al desapego. Recordadme que os cuente un día la historia de Suiwo, un Buda borracho.
- Entonces, - intervino Sergei -, ¿por qué me siento culpable cuando me escapo para visitar a la viuda de Nanking y a beberme su rotundo vino?
- Por eso, Sergei, porque te escapas.
 

José Carlos Gª Fajardo


 

14 comentarios

Mariola -

Los deseos, los sueños y las ilusiones forman parte del cáliz de nuestra vida, sin ellos estamos perdidos, porque no sabríamos hacia que rumbo guiar nuestra vida, ni el porqué de la elección de tal rumbo.

susana molina -

Optamos mal cuando truncamos o tratamos de esconder nuestros deseos, por pensar que puedan verse mal desde los ojos de los otros

Sonia Sanz -

Sin deseos somos seres inertes, es un pasar por la vida como maletas. Lo que hay que saber es no apegarse, es ahí cuando surge la frustración

Estrada -

Sin deseos estamos vacíos.
La vida siempre es un intento, fracaso o logro de nuestros deseos o de los demás.

Juan Monge -

He estado esperando el momento y el momento no ha llegado. Tal vez el momento me estaba esperando a mí y estábamos los dos, uno al otro, esperándonos. Evitándonos.

Kwei-lan -

Haz d etu vida un sueño y de tu sueño una realidad ..............

Cristina -

Los hombres vivimos de sueños, deseos e ilusiones, sino la vida para nosotros no tendría sentido, ¿porqué seguir adelante? y así, cuando nos ponemos metas, es cuando le damos un sentido a nuestra vida, este es el de alcanzarlas y hacerlas realidad que supongo que es a lo que aspiramos cada uno de nosotros, ha hacer nuestros deseos y sueños realidad, o por lo menos intentarlo.

Patricia Palacios -

Claro que tenemos que tener deseos, ilusiones, por qué sino, ¿qué sentido tendría todo?
No obstante, no debemos estar siempre pendientes de esos deseos, de planear las cosas...Éstas surgen a su debido tiempo, solas.
Por otro lado, cuando las cosas no salen como queremos, no tenemos que undirnos, siempre hay que mirar de frente, con la cabeza bien alta, que ya vendrán otras oportunidades.

Irene Pérez -

A pesar de que en muchos casos los deseos lleven consigo una gran decepción,la vivencia de ese periodo de esperanza e ilusión es simplemente único.
Sentirse fracasar es cuanto menos frustrante, pero ¿y estar ausente de deseos...?

SEVILLANO -

Yo me quedo con la frase del maestro "sin deseos no puede haber vida"; si no aspiramos a algo y nos ponemos metas que cumplir la vida no tendría sentido. Dejariamos pasar los días sin más y al final sería tarde para dar marcha atrás.

Belén Francisco -

A veces nos aferramos a cosas que más tarde desapareceran, no podemos depender de ello.

Bealma -

Creo que si las acciones surgen sabiendo que no perjudican a nadie, hay que tener seguridad en uno mismo hasta para equivocarse.

lAuRaaaaaaa -

Hay veces que consideramos nuestro deseos como la principal guía de nuestra vida y esto nos lleva, en muchas ocasiones, a hacer imprescindible a alguna persona en ella. Sin emabrgo, aunque algunas veces pensemos que no podríamos salir adelante sin el apoyo de ese amigo lo cierto es que, probablemente, no esté ahí para siempre. Nos comprenderá y escuchará durante un tiempo pero algún día desocupará el asiento y dejará un vacío que, sin duda, será ocupado por otra persona. "Nada es para siempre"..o eso dicen..

beatriz martinez -

Creo que es una gran lección el no olvidarse de los deseos. Lo importante no es eso, sino no depender de ellos, como dice el maestro lo importante es no apegarse a las cosas, ni siquiera al desapego. Genial, simplemente genial.