Somos responsables de la contaminación, y lo sabemos
En España vamos "En el furgón de cola " de la UE en cuanto a contaminación. Nunca podremos decir que no lo sabíamos. Nesemu
Habrá que tener la fe del carbonero para creer al Gobierno cuando pronostica que a partir de este año habrá un cambio de tendencia en los altos niveles de emisión de gases contaminantes que registra España. De momento, la fría estadística arroja una realidad más que preocupante. Nuestro país sigue suspendiendo ampliamente en los compromisos contraídos para el cumplimiento del Protocolo de Kioto, que en el caso español fijó (en el marco de la UE) un aumento del 15% en el periodo 2008-2012 sobre las emisiones de 1990. Junto con Canadá, España es la nación industrializada que más ha aumentado los niveles de contaminación y que más lejos se halla de satisfacer las metas acordadas en Kioto.
Es harto difícil pensar que en un plazo de tan pocos años se cumpla lo pactado, por mucha eficacia que tengan las recientes medidas tomadas por el actual Gobierno, que culpa al anterior de no haber actuado con más diligencia. Así parece cuando se valoran los últimos datos oficiales al respecto y los que recoge el informe que Comisiones Obreras y el instituto de estudios independiente World Watch elaboran anualmente con las metodologías y datos oficiales. Según este estudio, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron en España un 3,39% en 2005 respecto al año anterior y se situaron en un 52,88% más que en 1990, el año de referencia marcado por Kioto. Las previsiones del informe para el periodo comprendido entre 2008 y 2012 sitúan el nivel en torno al 52,64%. Incumplir el objetivo del Protocolo de Kioto no le saldrá gratis al erario español. Según el informe, le podría costar unos 6.000 millones de euros en el periodo 2008-2012.
Los malos resultados fueron debidos en parte a los efectos de la pertinaz sequía, que causó un notable descenso de la producción hidroeléctrica y obligó a que se recurriera en mayor medida al carbón y al petróleo para garantizar el suministro eléctrico. Es probable que 2006 sea menos "sucio" que 2005 si aumenta la pluviosidad. Sin embargo, no bastan las lluvias. Son muchas las lagunas existentes en la política medioambiental española, que exige medidas de ahorro y eficiencia energética de gran calado, la apuesta decidida por la implantación de energías renovables y una estrategia para afrontar el cambio climático.
Habrá que confiar en que no se queden en simples parches los remiendos que se han empezado a hacer a través del plan nacional de asignación de derechos de emisión de gases, centrado principalmente en los sectores eléctrico, cerámico, cementero y siderúrgico, el plan de energías renovables y el reciente código para la construcción de casas que consuman menos energía.
Habrá que tener la fe del carbonero para creer al Gobierno cuando pronostica que a partir de este año habrá un cambio de tendencia en los altos niveles de emisión de gases contaminantes que registra España. De momento, la fría estadística arroja una realidad más que preocupante. Nuestro país sigue suspendiendo ampliamente en los compromisos contraídos para el cumplimiento del Protocolo de Kioto, que en el caso español fijó (en el marco de la UE) un aumento del 15% en el periodo 2008-2012 sobre las emisiones de 1990. Junto con Canadá, España es la nación industrializada que más ha aumentado los niveles de contaminación y que más lejos se halla de satisfacer las metas acordadas en Kioto.
Es harto difícil pensar que en un plazo de tan pocos años se cumpla lo pactado, por mucha eficacia que tengan las recientes medidas tomadas por el actual Gobierno, que culpa al anterior de no haber actuado con más diligencia. Así parece cuando se valoran los últimos datos oficiales al respecto y los que recoge el informe que Comisiones Obreras y el instituto de estudios independiente World Watch elaboran anualmente con las metodologías y datos oficiales. Según este estudio, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron en España un 3,39% en 2005 respecto al año anterior y se situaron en un 52,88% más que en 1990, el año de referencia marcado por Kioto. Las previsiones del informe para el periodo comprendido entre 2008 y 2012 sitúan el nivel en torno al 52,64%. Incumplir el objetivo del Protocolo de Kioto no le saldrá gratis al erario español. Según el informe, le podría costar unos 6.000 millones de euros en el periodo 2008-2012.
Los malos resultados fueron debidos en parte a los efectos de la pertinaz sequía, que causó un notable descenso de la producción hidroeléctrica y obligó a que se recurriera en mayor medida al carbón y al petróleo para garantizar el suministro eléctrico. Es probable que 2006 sea menos "sucio" que 2005 si aumenta la pluviosidad. Sin embargo, no bastan las lluvias. Son muchas las lagunas existentes en la política medioambiental española, que exige medidas de ahorro y eficiencia energética de gran calado, la apuesta decidida por la implantación de energías renovables y una estrategia para afrontar el cambio climático.
Habrá que confiar en que no se queden en simples parches los remiendos que se han empezado a hacer a través del plan nacional de asignación de derechos de emisión de gases, centrado principalmente en los sectores eléctrico, cerámico, cementero y siderúrgico, el plan de energías renovables y el reciente código para la construcción de casas que consuman menos energía.
15 comentarios
nonchi -
miguel -
Estrada -
Hay que darse cuenta que está en nuestras manos ese descenso. A la gente no le importa tirar una pila en cualquier contenedor - cuando se sabe que es algo de lo más contaminante- tampoco recicla y por su parte el gobierno no hace nada para reducir los gases expulsados por las fábricas, ni por los residuos, ni aumenta la distancia de la costa para crear casas; todo porque actualmente trae beneficios. Lo único que interesa son los beneficios económicos, por eso no se invierte en las tan caras energías renovables ni se castiga como debería ser por las contaminantes. No se dan cuenta que a largo plazo, esos beneficios terminarán pasando factura dejando una deuda imposible de pagar porque la naturaleza no entiende de dinero.
Bealma -
Aunque solo fuera por egoísmo estético, las cosas deberían de cambiar. Tiene que haber algo en su cabeza, un chip, una frase mágica, que les haga cambiar el término \"política medioambiental\" por, lo que hay que hacer y punto. El medio ambiente no es politica, es ética.
!Un ecosaludo!
Jarkoe -
Pérez S. -
Diego Ochoa -
(Somos un poco guarros y nos estamos estrellando).
Sonia Sanz -
Vamos a ver, está muy bien que imitemos a los países que van a la cabeza: tecnológía, innovación, educación... ¡pero no nos referimos a contaminación!
Cuando tengamos que salir con mascarillas nos lamentaremos...
Patricia Palacios -
¿A qué esperamos para actuar con seriedad?
Claro, se me olvidaba que hasta que no pasan las cosas no empezamos a reaccionar y, entonces...ya será demasiado tarde!!
J.Lennon -
Cartago -
Raquel C.M. -
Me parece increíble que haya gente que sea capaz de hacer la vista gorda con estos temas tan serios, aunque puede que sea porque ignoran las consecuencias que tendrá el incumplimiento del Protocolo de Kioto a largo plazo.
En fin, con los egoístas y autoreferentes que nos hemos vuelto, no me extraña que las cosas vayan así...
Raquel C.M. -
¿Por qué no se darán cuenta algunos de lo importante que es cumplir el Protocolo de Kioto¿ Por qué no se buscan soluciones?
Supongo que es más cómodo hacer como que no tenemos presente la contaminación, y acostumbrarnos a ella, que ponernos a pensar en cómo reducirla... en fin, así van las cosas.
DavidCG -
El mal uso de la energía es contaminante. Es lamentable ver que en países con bastantes horas menos de sol como Grecia o incluso Alemania cuenten con programas mejores (y desde hace más tiempo) para financiar la instalación de sistemas de energía solar; lo llamativo en Grecia era ver una casa sin sus paneles solares y su caldera de agua caliente en el tejado. Pero también es lamentable ver que de un tiempo a esta parte se han multiplicado las empresas que se dedican a la compra-venta de derechos de emisión. ¿Quién les ha vendido el aire que respiramos (y a buen precio, oiga)?
Y ya podemos ir rascándonos el bolsillo porque nos va a tocar pagar un multazo del copón.
Gema -
Las empresas españolas deberían plantearse el problema. Así como todos los ciudadanos.
Espero que entre todos podamos conseguir algo, aunque no todo, pero si un poco.