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J. C. García Fajardo

Retazos de la Luna azul 013: Perder el burro

“-¡Mulá, tu burro ha desaparecido!, - le gritó su amigo Wali a Nasrudín-. ¡Cuánto lo siento!” “-¡Quita p’allá!” -, le respondió éste muy contento. “- Pero ¿no te apena perder tu único burro, Mulá?” “- ¡Qué burro eres tú, Wali, qué burro! ¿No te das cuenta de la suerte que he tenido al encontrarme en la Casa de té y no estar encima del burro?” “- No, - respondió Wali -, no lo veo”. “-  ¡No lo veo, no lo veo! Siempre igual, Wali. ¿No comprendes la suerte que he tenido? Si estuviera montado en él ¡yo también habría desaparecido! ¡Vamos a celebrarlo, Wali!, Pero a la taberna de los francos cristianos. Ya está bien de té. Hoy es una gran ocasión. Hoy es el día, Wali. ¡Hoy es el día!” -, les contó el Maestro mientras Sergei y Ting Chang enseñaban al joven monje ladrón cómo se trenzaba un cesto. Hoy llovía y no podían ir de paseo. Así, podían seguir “las clases” que el Maestro había accedido a darle algunos días al monje impaciente.
- ¡Cielos! - exclamó el médico – ¡qué finura de argumento! Para muchos, perder su infraestructura es perder su vida. O su razón de vida, que es todavía peor. Se perdió el burro, pues se perdió. No hay más vueltas que darle. ¡Qué alivio!
- Alma Noble, este monje tiene dedos de pianista pero no sabe qué hacer con ellos en un cesto, - dijo riendo Sergei.
- Pero, al menos, ya va aprendiendo a reírse -, comentó con simpatía el príncipe médico -. En la corte de mi padre no vendrían mal unos cursos de manualidades para los gobernantes.
- ¡Pero tendríais que denominarlas crash course, para que fueran eficaces! – dijo riendo el Maestro.
- ¡Sí, y firmadas por Morgan & Morgan and Co!, deslizó el monje.
 

José Carlos Gª Fajardo

 

 

10 comentarios

M.Segura -

Estamos presos en una sociedadad automatizada.
Perdimos el valor de los elementos que componen el día a día y enriquece nuestra vida.

Estamos tan acostumbrados a la tecnología, que sin ella, parece que no sabemos vivir. Parecemos borregos desangelados, incapaces de valorar el tiempo, los momentos. No todo tiene que estar fijado, estudiado y controlado. Los imprevistos pueden ser deliciosos: reflexionamos y nos fijamos en situaciones que antes pasaban desapercibidas.

lAuRaaaaaaa -

A veces las pérdidas materiales son lo que más valoramos en nuestra vida, pero, probablemente todo pase por algo. Cuando dejamos de contar con algo que siempre hemos tenido debemos aprender a vivir sin ese apoyo pero, ¿acaso eso no es bueno?

Juanjo Madrigal -

¿Por qué, por una vez, no perdemos el burro y nos alegramos de ser libres? Descubramos lo bello de la trama de la vida como si fuera un cesto.

Mariola -

A veces es necesario caerse de la moto para despertarse, y ver más allá de lo que veíamos.

Jorge P. -

Vivimos apegados al pasado, a la crítica sinsentido, incapaces muchas veces de reconocer los logros del presente y de aprovechar el impulso del aquí y ahora. Uno siempre está a tiempo de bajarse del burro y encontrarse.

Pérez S. -

El burro no era necesario, pero se le intenta hacer creer que lo es. ¿Os imaginaríais que pasaría si perdemos nuestros burros tecnológicos de la actualidad? descubriríamos un mundo maravilloso y sobre todo nos conoceríamos a nosotros mismos, pero algo en nuestra conciencia nos dice que perderlos sería catastrófico.

Jarkoe -

Siempre será hoy una gran ocasión. El mañana puede ser nunca, y por eso me encanta este Mulá cuando grita \"!Hoy es el día Wali!\". Un té por la salud del burro!

Anónimo -

Siempre será hoy una gran ocasión. El mañana puede ser nunca, y por eso me encanta este Mulá cuando grita \"!Hoy es el día Wali!\". Un té por la salud del burro!

Sonia Sanz -

Si se ha perdido, algo se ha perdido. Lamentarlo no nos lo va a devolver. Solo hay que aceptar y seguir adelante.

felicitas -

Tal vez no haya entendido del todo el cuento, pero no creo que el trenzado de los cestos se pueda aprender en un cursillo para “eficientes trabajadores”. Los artesanos, la gente que descubre las maravillas que esconde un pedazo de material, trabajan con él, y dedican el tiempo necesario a cada trenza del cesto. Morgan & Morgan and Co no lo entendería, pues cuando el artesano comienza el cesto no busca el beneficio ni la rentabilidad del producto, sino la belleza que se esconde detrás de cada uno de ellos.