Adolescentes y jóvenes españoles 1
Me parece excelente este REPORTAJE: Adolescentes y jóvenes españoles , escrito por Juan Jesús Aznárez y cuya 1ª parte publica hoy El País. Sugiero que abramos un debate y que aportemos ideas, observaciones personales etc. Demos por supuesto que es bueno -de lo contrario no lo hubiéramos seleccionado aquí-, y no perdamos el tiempo en alabarlo. No hay que cometarlo punto por punto sino aquello que llama nuestra atención por discrepar o por apoyarlo. No se trata de una exégesis sino de un entramado -urdimbre y trama- sobre el cual entreveramos nuestras aportaciones. No se trata de hacer un mosaico sino de contribuir en la confección de un tapiz, cuyo diseño ha hecho Aznárez y que proseguirá mañana. Sigamos sus argumentos y aportemos nuestras observaciones. Pasad la palabra en clase. Nesemu
La generación más libre
Numerosos jóvenes rechazan ser como sus padres, para quienes el trabajo fue prioritario. El concepto de "normalidad" y el grupo de amigos ejercen una influencia decisiva
La generación comprendida entre los 15 y los 24 años disfruta de unas libertades impensables en los tiempos de sus padres, con quienes frecuentemente entra en colisión al discrepar sobre las metas en la vida. El ocio despunta como el eje sobre el que pivota la cultura juvenil, y el pragmatismo es, quizá, el valor más compartido por los chavales. /La // La supuesta irresponsabilidad de los adolescentes es una constante histórica desde las reflexiones de Sócrates sobre el comportamiento juvenil en la Grecia antigua. "Los jóvenes de ahora aman el lujo, tienen pésimos modales y desdeñan la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y ya no se levantan cuando alguien entra en casa", según el inventario de reproches atribuido al filósofo ateniense del siglo IV antes de Cristo. "Prefieren insulsas conversaciones al ejercicio, y están siempre dispuestos a contradecir a sus padres y a tiranizar a sus maestros". La mayoría de los padres españoles entre los 40 y los 55 años también cree que fueron más trabajadores, más maduros y más respetuosos que sus hijos adolescentes y jóvenes, cerca de seis millones, a los que tratan de educar, en esa dirección, desde el convencimiento, no desde el autoritarismo de los abuelos. Pocos dudan,sin embargo, de que nos encontramos ante la generación más libre.
Y también más compleja. El propósito de los padres fracasa cuando el pragmatismo, el hedonismo y el relativismo moral percibido en un segmento bastante significativo de los chavales, nacidos en una España más próspera y tolerante, chocan con las elevadas expectativas de sus padres, marcados por una España pobre y rígida. El desencuentro es a gritos no pocas veces, porque los progenitores no encuentran el punto de equilibrio entre la condescendencia y los límites, entre el diálogo convincente y la imposición. La "negociación" de pautas con el hijo "en la edad del pavo" suele ser una vía de escape. Millones de padres disfrutan y confían en sus hijos, pero millones temen la alarmante proclividad de los suyos, entre los 15 y los 24 años, al carpe diem, al disfrute del presente sin apenas preocupación por el futuro. Francisco Javier Lapuente, director del Instituto Luis Buñuel, en Móstoles, no observa, sin embargo, "un cambio a peor generalizable. Cambió la manera de relacionarse. Por ejemplo, ahora mismo, el profesor más severo del instituto sería un blando hace 20 años".
Los padres tropiezan, se equivocan y dudan cuando tratan de inculcar a sus hijos los valores que creen deben regir sus vidas en un futuro que adivinan laboral y socialmente complejo: el esfuerzo en los estudios, la diversión responsable, la disciplina, la solidaridad, el respeto o la promoción de los afectos. Los progenitores desarbolados arrojan la toalla y delegan en los profesores o en el psicólogo. Lo hacen después de haber llegado al convencimiento de que su capacidad de influencia es casi nula. Sienten que fueron esclavos de sus padres y ahora, de sus hijos, que son en buena medida muy parecidos a ellos por impregnación u ósmosis.
La adolescencia incordia al adulto cuando se manifiesta vaga, gamberra o violenta, cuando bebe hasta la borrachera y fuma porros antes de entrar en las aulas: el 60% bebe alcohol, y el 30% consume marihuana, según un estudio del Ministerio de Sanidad fundamentado en 25.000 entrevistas. El fracaso escolar y personal es consecuencia de esos factores y de otros más profundos. Pero la adolescencia española es muy diversa, pese a los estereotipos, y muy singular al haber llegado precedida por una transición política fecunda en transformaciones, y una acumulación de cambios cuantitativos que, parafraseando la dialéctica marxista, alumbró cambios cualitativos en la conducta de los chavales, entre sí y con sus padres.
Tiene más posibilidades que ninguna. Se trata de una generación alejada de la política, a un 60,8% no le interesa, y "muy desbrujulada, desorientada, que busca, pero no sabe a qué agarrarse", según Javier Elzo, catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto. ¿Qué referentes tienen? "¿La Iglesia? No. Hay un divorcio entre la religión y los jóvenes. ¿Los partidos? Tampoco. Siempre están a la greña. Los telediarios son un anecdotario de desgracias", lamenta el catedrático. ¿Y los padres? "Los padres están casi siempre fuera de casa. Los referentes son ellos mismos. Y es muy difícil que un chaval sea modelo para otro". Ante esas situaciones, la tradicional cadena de transmisión de valores, familia, amigos, medios de comunicación y escuela, sufre a veces desajustes.
Los abuelos y padres de la muchachada que acude a los botellones de Sevilla, Granada, Madrid o Barcelona sí tuvieron referentes claros: el tránsito de la dictadura a la democracia en España, la implantación del Estado de derecho, el salto de unos patrones dictatoriales a otros liberales, y el trabajo. Su esquema de valores se nutrió mucho de las ansias de libertad de los años sesenta y setenta, y de su protagonismo en las profundas transformaciones sociales ocurridas en España. El nivel de educación y bienestar aumentó espectacularmente, la mujer se incorporó masivamente al trabajo y conquistó espacios en un mundo de hombres, las rupturas matrimoniales se multiplicaron, y los hijos crecieron en un entorno y unas estructuras diferentes a los de sus padres.
"El contexto histórico en que se produce esta generación tiene sus propias características", señala Josune Aguinaga, doctora en Sociología de la Universidad de Educación a Distancia (UNED) y ex presidenta de la Unión de Asociaciones Familiares. "La permisividad de los padres es una respuesta a la educación autoritaria que tuvieron ellos, pero se les ha ido un poco la mano. Los chavales prefieren límites, aunque sea para trasgredirlos". El vertiginoso reacomodo de las familias españolas, la primacía del éxito laboral en la escala de prioridades de los adultos o la errática democratización del trato con los hijos son factores que no pasan inadvertidos. La reacción puede ser a la contra cuando el ritmo laboral de los progenitores es asfixiante, y su relación personal, crispada.
"Mis padres son unos pringaos que no saben hacer otra cosa que trabajar. Acabarán uno por cada lado. No quiero ser como ellos", admite Julián, de 20 años, hijo de un abogado y una profesora universitaria, que salta de un oficio a otro. Los valores socialmente deseables, la probidad, el respeto a los mayores o la ejemplaridad, suelen entrar en colisión con los valores tenidos como característicos de la juventud, entre ellos, la diversión, y una cierta apatía hacia aquello que el adulto considera importante. Lucía, de 16 años, estudiante de un colegio bilingüe de Madrid, reconoce que algunos de los vicios atribuidos a los adolescentes son bastante ciertos.
"En parte lo tenemos todo dado y hecho, por nuestros padres o por nuestros profesores. No tuvimos las dificultades que tuvieron nuestros padres o nuestros abuelos", dice. "Es por eso por lo que no hemos desarrollado eso de hacer las cosas por uno mismo. Por otra, diría que somos un poco despreocupados con lo que le pasa a la gente". Lucía lamenta que los jóvenes españoles apenas se involucren en causas justas. "No sé. Es como que a la adolescencia en España las cosas les dan de lado". La mayoría de los tardoadolescentes, entre los 18 y 21 años, también es de esta opinión, a juzgar por los estudios demoscópicos. Nicolás, de 21 años, universitario, pertenece a ese grupo: "La verdad es que no nos interesa mucho la actualidad nacional o la guerra de Irak. Vamos a lo nuestro".
Entonces, ¿ a qué van los chavales españoles? ¿Tienen algún denominador común? ¿Alguna característica compartida por la mayoría? La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y el Instituto de la Juventud del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en colaboración con la Obra Social de Caja Madrid, efectuaron ocho estudios sobre su relación con los medios de comunicación, los amigos, la música, los estilos de vida, la publicidad, el sexo y la política. Los integraron y llegaron a la conclusión de que hay denominadores comunes, rasgos básicos. "Es una cultura juvenil que está muy influida por la representación social, o sea, por lo que la sociedad cree que son los jóvenes. Más allá de la realidad de cómo son, la gente monta un mundo sobre ellos", señala Eusebio Megías, director técnico de la fundación.
Los investigadores encontraron una línea que recorre los ocho estudios: el concepto de "normalidad". La normalidad es lo que preconiza el discurso generacional mayoritario, que no admite ni matices, ni fisuras. Ese discurso puede tachar de "raro" a quien le gusta el flamenco, o milite en Amnistía Internacional, pese a que los jóvenes entrevistados uno a uno en sus domicilios se manifestaran con matices y fueran diferentes entre sí. Pero en las entrevistas del grupo, preguntados todos a la vez, predomina el discurso de mayoría, tan potente que acalla los discursos individuales y radicaliza las posiciones. El discurso de la mayoría, el que públicamente conforma la representación de la cultura juvenil, no es muy idealista: sostiene que el compromiso social es cosa de mayores y que, además, suele estorbar para lo que el adolescente y el joven suponen que es su verdadero compromiso: divertirse y prepararse para un mercado laboral complicado.
"¿Meterme en política? ¿Para qué? Si son todos iguales: unos chorizos que no sirven para nada. ¿Meterme en una ONG? ¿Para qué? Si es un follón, una bucrocracia que sirve para poco", resume Megías, empleando las palabras de los adolescentes. "¿Informarme? Pero si los medios de comunicación son correas de transmisión de los partidos. Prefiero estar mal informado a que me manipulen". El 26,4% del total de los adolescentes y jóvenes españoles participa en alguna asociación, un índice considerado bastante bajo, y la mitad de ese 26,4% lo hace en deportivas o recreativas, según las encuestas de la FAD. Apenas el 1% del total se involucra en movimientos ecologistas; en ONG, el 1,5%.
Otro rasgo en común es la importancia del grupo. El adolescente no tiene sentido sin el grupo, que puede ser uno durante la semana escolar y laboral, y otro muy distinto los fines de semana. Este último es el determinante porque organiza el ocio. Quien quiera integrarse habrá de asumir el discurso de la mayoría, o actuar casi vergonzantemente. El grupo aprueba o desaprueba conductas y normas, acepta o no acepta a nuevos miembros, y puede estigmatizar a una chica si se desvía del punto de equilibrio entre ser una estrecha o un pendón. "Y la supuesta tolerancia que se presume a los adolescentes es más indiferencia. Hay un cierto relativismo moral: que cada uno haga lo que quiera siempre que a mí no me moleste", según agrega Megías.
¿Qué mueve entonces a la mayoría de los jóvenes españoles? El eje sobre el que pivota esa comunidad, lo importante en su vida, está dejando de ser el proyecto de trabajo, que es una amenaza para la que hay que prepararse. Lo importante es el ocio, que mueve mucho: los horarios, las expectativas y la ropa de los chavales. La evolución de la sociedad española fue rápida y bastante drástica. La generación de la democracia se regía implícitamente por un contrato social, donde se suponía que el hombre, más que la mujer, debía hacerse un espacio en la vida. Este espacio venía definido por el éxito o no en el trabajo. En cualquier caso, el trabajo tenía que obtenerse con esfuerzo, igual si se estudiaba una carrera, como si arrancaba de aprendiz. Antes, el ocio se subordinaba al trabajo. Cambiaron las condiciones estructurales y de producción, y conseguir un buen trabajo, aun contando con una carrera universitaria y maestría, es incierto. Por tanto, el ocio se impone. Y los adolescentes son así porque el conjunto de la sociedad entronizó los valores que tienen que ver con el disfrute.
Los factores detrás de todos los cambios en curso son muchos. España evoluciona desde un modelo tradicional de familia de matriz mediterránea a otro de perfil nórdico en el que prima el individualismo, y la promoción del padre y de la madre como hombre y mujer, y como profesionales. "Y todo afecta a la educación de los hijos. Nos encontramos con padres que llevan un ritmo tan infernal que cuando llegan a casa es psicológicamente imposible que puedan hacer esa labor de educar. El cuerpo les pide descansar", agrega Javier Elzo. El asunto no es menor porque otros agentes sociales, la televisión, los videojuegos, el móvil, Internet o la música llenan el espacio que en parte hubieran podido ocupar los padres con una dedicación que frecuentemente causa desgana y fastidio porque parece infructuosa.
La medida de conexión a la red de los jóvenes (nueve de cada diez usan móvil) es de nueve horas semanales. Los desajustes en la relación paterno-filial generan confusión, insatisfacciones y graves encontronazos; el asunto es serio porque toca a buena parte de los hogares. La población entre los 15 y los 24 años es de 5.624.056 personas en España, según el Padrón de enero del año 2003.
Los padres de este colectivo aún exhiben contradicciones no resueltas. Quieren dedicar más tiempo a sus hijos, pero también disponer ellos de más tiempo libre; quieren promover la comunicación con sus vástagos, pero apenas atienden sus argumentos, les preparan un intenso programa de actividades extraescolares, o eluden aspectos relevantes en su formación, como el sexo; quieren que no sean caprichosos y sí austeros, pero al mismo tiempo que tengan todo lo que ellos no tuvieron. No es fácil resolver la ecuación. El psicólogo Jaime Funes, adjunto para la Infancia y la Adolescencia del Defensor del Pueblo de Catalunya, cree que lo fundamental es escuchar para descubrir los argumentos vitales detrás de los comportamientos.
"Nuestra sociedad todavía no sabe qué hacer con sus adolescentes", señala. "¿Qué encargo social les ponemos más allá de prepararlos para un futuro cada vez más lejano?". Las generaciones anteriores consideraban la adolescencia un periodo provisional, de transición hacia la edad adulta. Ahora es una etapa vital diferenciada. "Además, esta sociedad es muy gerontocrática y tiene una especial molestia respecto a la existencia de la juventud. Les va bien como consumidores, pero sin desmadrarse, ni molestar", apunta Funes. "Pero los adolescentes necesitan ser, y no sólo estrellas fugaces. Necesitan estabilidad. Y tienen en común cómo exprimir el día a día, pero de aquello que te aporta como persona".
No todos están convencidos de esa tesis porque atribuyen a los adolescentes escaso interés por el virtuosismo personal. Dos jóvenes, Carmen Pérez-Lanzac, de 28 años, autora de ¿Qué estarán haciendo?, y Eduardo Verdú, de 31, autor de Adultescentes, los dos muy cercanos generacionalmente a los chavales bajo escrutinio sociológico, han tratado de adentrarse en su mundo. Durante un año, Carmen compartió sus fines de semana con adolescentes. Sin querer etiquetar, observó que "por lo general son muy espabilados. Se puede hablar de todo con ellos. Están muy al día, pero con frecuentes referencias a la televisión. Ven mucha telebasura".
Carmen Pérez-Lanzac destacaría también que son muy pragmáticos. "El tema de la carrera universitaria, que a mi edad todo el mundo tenía que hacer una, lo han desmitificado porque ven que no se gana mucho. Mucha gente gana mil euros habiéndose matado a estudiar. Igual no más que un electricista". Muchas más cosas le llamaron la atención, pero una de ellas fue el consumo de porros. "En mi tiempo también se fumaba, pero no tanto. Los cargan mucho. Yo les decía: 'Pero, chicos, ¿cómo podéis ir luego a casa o estudiar en esas condiciones?".
Eduardo Verdú piensa que los chavales de ahora han crecido muy deprisa, disponen de muchísima información, y se encuentran en un espacio vital que, quizá, no les corresponde. "Tienen prisa por crecer y, de alguna manera, se sienten frustrados porque no disponen de las libertades que ellos demandan". Tienen las restricciones propias de la edad, y viven en casa, controlados por sus padres, pero han perdido un poco la infancia. "A los 13 o 14 años ya están viendo películas porno, teniendo relaciones sexuales, bebiendo alcohol y tomando porros. Están mucho más espabilados", dice Eduardo Verdú. "A los 13 años, cuando mi generación todavía pedía a los Reyes Magos un balón de reglamento, ellos ya piden móviles, ropa de marca y el iPod (un reproductor que permite almacenar hasta 15.000 canciones y 150 horas de vídeo)". Evidentemente, los padres no están preparados para esta eclosión.
¿Son felices sus hijos? El Informe Juventud en España 2004 dice que la mayoría no manifiesta grandes preocupaciones y que su grado de optimismo y felicidad ante la vida es alto. No es poca cosa. Un padre puede sobrellevar casi todo menos la infelicidad de sus hijos, aunque no sean como hubiera querido que fueran.
51 comentarios
M. Segura (III) Continuación -
La educación no solo es de los padres. Ni de los profesores (que cuanto más ilusión pongan, más interesante será la materia). Sino, de la sociedad en general. ¿De que sirve enseñar, si luego el medio en el que debemos poner en práctica los conocimientos no nos deja y está podrido? Es la pescadilla que se muerde la cola.
También quiero creer que la \"curiosidad\" y las \"mentes inquietas\", existen en todos nosotros y que en algunos casos, aun no saben cómo activarla. No quiero creer que las mentes inquietas nazcan, y no se hagan con el día a día.
(Que susto me ha dado el programa. Pudo haber fijado otra frase, ¿o no? :-p)
M. Segura (II) continuación -
No es divertido, ¿Viajar? Sí, conocer mundo: gentes, culturas, tradiciones... Si he podido ir con mis padres, he viajado y si no, me lo he intentado costear buscándome un trabajo para así ir con mis amigos. Una de las cosas más alentadoras es el hecho de poder pagarte un capricho con tu propio esfuerzo. Ello me ha servido para viajar a: Salamanca, Sevilla, Córdoba, Granada, Barcelona, Cáceres, Badajoz, Trujillo, Valencia... Ir a Italia (Roma, Venecia, Florencia, Milan, Pisa ...), Francia, Alemania... Conocer gente de otros países, permite otras percepciones del mundo.
El deporte también es divertido y si quedas con los amigos, mejor que mejor. Interesarnos por la política comprendo que cueste, pero tampoco hace daño. Con tener idea, podemos resolver problemas y comprender el mundo. Los museos, ¿tampoco son interesantes? No se trata de empollarse la enciclopedia, solo hay que querer y saber VER.
M. Segura(I) -
años. Este sí que es un pingao y de los que añade: el botellón es la ÚNICA forma de manifestarnos y expresarnos\" o \" es la ÚNICA forma de divertirnos\". ¿Así es toda la juventud española? O al menos, la que se nos presenta. Qué triste, a la par que alarmante.
M. Segura -
M. Segura (I) -
M.Segura -
Bi-Wi -
Lo que le falta a la juventud es inquietud...y eso se puede fomentar en casa...o no. Creo que ha quedado demostrado que cuando los jóvenes quieren hacer ruido, lo hacen..la pena es que sea para reivinddicar a veces causa tan vacía y superficial como el botellón. Esa libertad absoluta de la que gozamos se desaprovecha siempre que \"se pasa\". Que cambien las cosas dependen de todos pero empieza en cada uno no?
Bealma -
Me viene a la cabeza \"ESPAVILADOS\". Sí, la mayoría somos unos \'espavilaos\'. Desde los adolescentes primarios (13 años) hasta los grandotes de la facultad. Los de 13 lo son porque tienen al alcance la posibilidad de creerse mayores, lo que hace que construyan unos valores artificiales EN GRUPO, que seran las vigas de su futuro ser (vamos, problemón). Y los \"mayores\" son unos espavilaos debido al escepticismo. Se creen que saben tanto y que todo está tan hecho una mierda, con perdón, que ni se molestan en buscar su verdad y se limitan a ser unos sabiondos de los problemas y no de las alternativas. Y me refiero a los de esta facultad, porque son los que puedo analizar de fuentes propias.
Claro que hay muchos tipos de jóvenes. Quedará engreído, pero soy la primera que me siento aludida por este perfil ya que con 13 años era la rarita que buscaba a parte de un grupo, y ahora no soy una sabionda porque sé que no se nada, por lo que me limito a preguntar y digerir para ir con el tiempo madurando soluciones (¿qué voy a aportar yo ahora con 19 años sin saber nada?).
EDUCACIÓN. Mucho bla bla sobre las causas sociales que ha cambiado la manera de educar a los niños. Nací en el 86, fui de la generación de ver la tele, de jugar a los tazos, del Super Mario, de jugar al fútbol en los recreos con aceptacion y en el parque con algun resquemor(teniendo en cuenta que soy una chica y por aquel entonces no era tan normal aunque hoy parezca extraño), de las de quedarse en el comerdor... vamos, que tenía todos los puntos tratados por sociólogos para salir una \"autodidacta\" de la educación y los valores. Es por eso por lo que no estoy de acuerdo en este punto. Hay una causa primaria por encima de eso. La sensibilidad. Todavía sigo preguntando y pensando sobre si existe un talante, es decir, un caracter con el que nacemos sin que nos imponga normas la sociedad que nos moldeen, entonces no se si realmente es que lo llevaba en los genes o que mis padres me lo enviaron en mis primeros años de educación. Creo que hay una aberración tremenda en el concepto de \"educación\". Lo llamamos a interiorizar normas más que a hacer que tu interior sea lo suficientemente \"blanco\" como para crearlas. A mí no me dijeron \"está mal pegar a los niños\". A mí mi madre me sento delante de ella y me dijo que si pensaba que estaba bien pegar a un niño poniéndome cara de \"pobrecito el nene que es como tú\". No recuerdo haber pegado nunca a nadie, ni siquiera para defenderme donde yo solita, con 4 años que era cuando se empezaba el cole en mi época, elaboré una estrategia que consistia en salir corriendo cerca de la profe como medio de defensa. Ni me hacian daño ni hacia daño a nadie. Empecé a crear mis valores basados en como yo le llamo \"la lucecita blanca\". Y por eso, cuando veía que hacian daño a alguien, como me sentía por encima de las peleas, entraba al trapo para ayudar a parar cualquier tipo de gresca.
Por eso tampoco estoy de acuerdo en tildar la frase de \"haz lo que quieras sin molestar a los demas\" como algo negativo. Es uno de mis principios, siempre es la definición que utilizo a la hora de referirme a la \'libertad\'. Porque esa frase no parte del egoismo sino de la individualidad del ser, ya que como bien describen por ahi arriba, eso de las masas es un gran problema borreguil. Pero para ser libre tienes que saber utilizar la libertad. Nadie sabe utilizarla si no es un ser individual que tiene como valor adherido el \"ponerse en la piel de los demas\". O lo que es lo mismo, saber que todos, aunque individuales, somos uno, somos iguales. Ergo retomo la frase \"hacer lo que quieras sin molestar a los demas\" porque sería sentir esa molestia en mí misma por estar concienciada de lo \"del pellejo de los demás\". Queda un poco gore la frase, pero creo que se me entiende.
Y por último eso de \"pues en mi época eso no pasaba\". Me baso en la experiencia personal: el otro dia pasando por un parque, unos nenes de 12 años con un balon de reglamento jugando a lo bestia. Uno de sus \'pepinazos\' pasó cerca de alguien por la acera. Y por primera vez en mi vida surgio una frase que me sorprendió a mi misma \"cada día son mas bestias\". Pero... ¿será que cuando yo jugaba al futbol no chutaba fuerte? Pues no, exactamente igual, incluso un dia, se me desvio el balón y rompi un farolillo. Eso no quita que no tuvera cuidado, ni que cuando lo rompiera me sintiera fatal. Y eso no quita que otros niños, a los que yo llamaba \"los animalitos\", de mi misma edad y barrio, no jugaran con risotadas precisamente a eso que yo hacia sin querer. Lo que quiero decir es que SIEMPRE HA HABIDO DE TODO. No me vale decir que en la época de Franco (mis padres) se sabian la geografía de españa de pé a pá y que ahora no, porque eso no compete a los jovenes, sino a la sociedad que les rije que obviamente varía. Si a mi en clase en vez de obligarme a hacer comentarios de textos para pensar me hubieran obligado a recitar poemas como un lorito tambien lo habría hecho. Pero volvemos al tema de lo que yo llamo \"educacion\", lo de la lucecita blanca. Da igual que la lucecita blanca recite si su alma desde el principio tiende a unirse a las preguntas para buscar respuestas. Por eso lo resalté antes, porque creo que es LA CLAVE.
PD: llego un poco tarde a este tema y al blog en general, pero ya me he medio puesto al día...
Frías -
Varela -
R.M. Posada -
Caridad -
Marta -
R. M. Posada -
Caridad -
Marta -
Javier Ibáñez -
Sara Ortegón -
La juventud, no sólo española, en general está muy acostumbrada a la violencia y no tiene ningún problema en ejercerla sin motivo, sino ¿cómo explicar que chavales de 15 y 16 años le den una paliza a un compañero o a un vagabundo y después la graben por el móvil sin tener ningún remordimiento? esto también es culpa de los padres que creen que el colegio se hizo para formar a sus hijos en todos los sentidos y ellos no tienen que intervenir en su educación, cuando es bien sabido que un profesor no puede sustituir un hogar con cariño, amor y comprensión. Este reportaje tiene no sólo hacer pensar a los jóvenes como nosotros, también tiene que hacer reflexionar a los padres.
Media Verónika -
María -
Sin embargo estoy segura que este reportaje esta haciendo que los jóvenes expresen su desacuerdo con ciertos temas como por ejemplo al generalizar. No se debe hacer. Pero también es imposible hablar de todos los jóvenes cabeza por cabeza. Ojala alguien lo consiga...
Juan Francisco Corcuera -
Sonia Sanz -
Muchos padres intentan suplir todo lo que ellos no tuvieron, pero no se dan cuenta de que lo más importante no se paga con cariño y con eso hacen mucho mal a sus hijos. Se olvidan de aquello que más se necesita: cariño, apoyo, comunicación...
Estrada -
Estoy casi segura que si preguntásemos a nuestros abuelos sobre sus hijos cuando eran pequeños nos dirían lo mismo que nuestros padres pero con sus \"malos hábitos\". Cuántas veces hemos escuchado que no tenemos respeto por los padres o los profesores cuando protestamos por cualquier asunto. Eso no es falta de respeto, simplemente lo hacemos porque tenemos esa libertad sabiendo que no vamos a recibir un tortazo por ello, cosa que anteriormente si sucedía.
Por otra parte, dicen que siempre estamos bebiendo, fumando porros... ¿es que ellos no lo hacían? ellos también bebían y fumaban (el tabaco también es una droga, pero más barata)así que ahora no pueden replicarnos porque lo hagamos. Todos sabemos el contexto en el que lo podemos hacer y en el que tenemos que estudiar o trabajar. En nuestra vida hay muchos minutos para poder desempeñar ambas cosas.
Dicen que le damos demasiada importancia al ocio y en parte se la damos (nos pasamos parte de la semana haciendo planes para el finde) pero ellos no lo hacían probablemente porqu no tenían tanto dinero. Ahora podemos ver cómo niños de trece o catorce adquieren una paga considerable y aparte les compran los videojuegos favoritos... ¿a dónde creen que va a parar ese dinero? lo que les gusta y lo que necesitan ya lo tienen así que lo destinarán a ocio.
No seamos hipócritas y reconozcamos que nos han dado una educación consumista, en la que no nos falta de nada (seguramente porque no quieren que pasemos por lo mismo) excepto la comunicación con nuestros padres. Y por ello, no nos entienden (y dicen que no nos importa nada), no tenemos sus valores tan arraigados y en parte la gente termina drogándose para no tener que hacer frente a problemas que no están acostumbrados a afrontar ya que sus padres simpre se lo han dado todo hecho. Con esto no estoy criticando la labor de los padres ya que solo intentan conseguir lo mejor para nosotros o en realidad lo que ellos no tuvieron pero deberían prestar un poco más de atención a sus preocupaciones en lugar de a sus faltas materiales.
Al mismo tiempo dicen que no luchamos. Creo que ya es una lucha diaria el decir NO a las drogas que te hacen olvidar de los malos momentos (y que antes no tenían tan al alcance) y el seguir estudiando una carrera que sabes que probablemente nunca desempeñarás. Al mismo tiempo que una parte, también lucha por los derechos humanos, contra la pobreza...
susana molina -
Si no se hace, los jóvenes se convierten en lo que son hoy día: personas sin respeto, educación, ni valores.
Aunque no tienen la culpa sólo los padres, sino la infima personalidad que demuestran al encontrarse en grupo los jóvenes, dejándose arratras por este. Ello, en gran parte producido, por la falta de una escala de valores y prioridades.
Todo esto es una cadena, va unido. Aunque más bien se podría denomminar un efecto dominó: una ficha hace que caiga la siguiente, y la siguiente , y la siguiente, llegando hasta la situación actual de la juventud.
Marta -
Estoy de acuerdo en que ahora gozamos de mayor libertad pero eso es porque hemos tenido la suerte de nacer en una sociedad distinta a la que vivieron nuestros padres y es verdad que ahora hay mucho más ocio para disfrutar que antes. A lo mejor soy la única pero mi madre siempre me está diciendo que ella con mi edad no pisaba las discotecas y no salía por la noche. Ella no hacía las mismas cosas que yo hago, pero no es sólo la diferencia con nuestros padres; los que tengáis hermanos pequeños me entenderéis: mi hermana hace, con 13 años, cosas que yo hacía con 15. ¿Y qué puedo hacer? Los niños cada día espabilan antes pero no por eso quiere decir que sean más maleducados; simplemente es que hemos crecido en un ambiente distinto. Sé que mis padres y los de los demás no han tenido las cosas tan fáciles como nosotros; lo que para mí ahora, el hacer una carrera, es algo natural, hace 30 años era un lujo. Pero, sinceramente, si muchos padres se quejan de la educación de sus hijos, deberían involucrarse más, porque ser padre no es darle a tu hijo de comer, una cama, unos estudios y vestirle. Hay que educarle también y para ello es necesario hablar con él y comprender sus problemas, no viéndolos desde el punto de vista de un adulto sino intentando ponerse en la piel del hijo porque estoy convencida de que una mejor relación padre-hijo mejoraría ampliamente el respeto que tanto dicen que no tenemos a nuestros mayores.
lAuRaaaa -
Sonia Sanz -
No se puede pretender educar a tu hijo y hablar con él como si fuese tu compañero de farra. ¿Qué es eso de ir a la discoteca con tu madre? Separemos papeles, asumamos que hay parcelas independientes. Se confunde la libertad con la absoluta permisividad.
María -
M. Gautier -
Estoy de acuerdo con que el artículo es demasiado generalizador, no todos los jóvenes pasamos de la política, la economía... Lo que pasa es que nunca se han molestado en preguntarnos ¿Alguna vez vuestros padres os han preguntado que opinabais sobre la guerra de Irak o la LOE? A mi los mios no, se están acostumbrando ahora, y aún así cuando lo hago no me suelen tomar muy en serio. Nos tratan como a niños, pero pretenden que nos comportemos como adultos. La situación ha cambiado, pero les resulta muy difícil aceptarlo. Dicen que no les entendemos, que no les escuchamos, ¿pero alguna vez alguien se ha parado a escucharnos a nosotros?
Alejandra Requena -
los padres no deben dejar la educación en manos de los colegios ni medios de comunicación, porque es muy fácil culpar a otras personas si algo no sale bien.
En cuanto a que los jovenes somos despreocupados e irresponsables no es verdad, que no tengamos las mismas preocupaciones que nuestros padres(algo normal porque los tiempos han cambiado)no significa que no nos importen los problemas sociales o que no pensemos en el futuro.
Otro asunto en el que no estoy del todo de acuerdo es el hecho de que los jovenes hemos perdido el respeto a las personas mayores, eso no es cierto si se vuelve a generalizar. Además este problema vuelve a tener su raiz en la educación porque según he leído en la segunda parte del reportaje, en un colegio de Móstoles tuvieron que convencer a una madre de que su hijo no podía llamar imbécil a su profesor. Los niños, que después se convierten en adolescentes, copian las actitudes de las personas de su alrededor, a las que consideran modelos de referencia.
Andrés -
Creo que lo que pasa es que solo se habla de los jóvenes que roban, se emborrachan, consumen droga... de los demás no se dice nada porque no hay nada que decir.
Puede ser que el porcentaje de jóvenes a los que les da igual todo aumente desde hace años, pero también creo que el número de licenciados no baja, que siempre han habido locos y ladrones, que no hay que dramatizar.
También creo que la educación va reculando año a año, cada vez los métodos se estudio son más flojos, ahora un estudiante puede agredir a un profesor. ¿Es culpa del joven que agrede al profesor? Yo creo que no...
Dorian Gray -
La realidad es bastante dura, y muchas veces dan ganas de mandar todo a freír espárragos, por no decir otra cosa. Pero no podemos desistir, no me gusta oír frases de gente de mi edad como \"una ONG, ¿para qué?\", entre todos podemos cambiar las cosas, hacer una sociedad más justa.
¿Se ha perdido el idealismo por el camino?.
l@ur@ -
Tampoco se puede generalizar con todos los jovenes, es verdad que ahora nos dan todo hecho y no hace falta buscar casi nada, pero aún así no todos somos unos holgazanes y nuestros padres tampoco fueron tan responsables.
No vivimos en la misma situación en la que se encontraban nuestros padres, por ello no creo que se nos deba de criticar tanto, todo evoluciona y hay que adaptarse.
Diego -
Los jóvenes tenemos en su mayoría poco respeto a TODO, a los padres y a profesores principalmente. A los primeros porque les contestamos de muy mala manera y bajo ningún concepto nos pueden pegar. A los segundos, y eso lo he vivido muchas veces, les pegamos, les decimos \"maricón\" y vamos, como nos peguen o insulten, decimos: \"te voy a denunciar\".
Los jóvenes rechazan ser como sus padres porque tienen unos ideales, un símbolo, como jugadores de fútbol, famosos...
No aprecian que los padres trabajan mucho por conseguir lo mejor para nosotros, porque desde que nacemos, no nos falta de nada. Cierto es que algunos trabajan demasiado y se \"olvidan\" un poco de sus hijos.
Al igual que Verdú, yo creo crecemos demasiado deprisa. A los 13, probamos el tabaco. Me pongo malo cuando veo a un niño fumar de apenas metro y medio, como si fuera una chocolatina. Fuman por creerse mayores, más que alguien, pero yo, al contrario, les veo como personas más débiles por caer en las garras. Cuando eres más mayor y tienes más conciencia, necesitas un vicio, y lo haces porque te gusta.
A mi no me molaba crecer deprisa y por eso, a lo mejor fui rechazado por algunas personas de mi pueblo, de lo cual me alegro. ¿Por qué? Porque ser niño significaba, para mi, libertad y no preocuparme de nada.
Cuando algún padre o madre educa a su hijo, lo hace lo mejor que puede; si lo hace mal, es el malo de la película. Pero, ¿cómo controlar a un \"toro embolao\" por los cuernos? Hoy en día es difícil, pero hay que intentarlo, con la ayuda de todos.
(He hablado por la mayoría de los jóvenes en la actualidad).
beatriz martinez -
leticia -
Es nuestro tiempo de disfrutar, ya llegará el tiempo de las excesivas preocupaciones, con esto no quiero decir desfase ni libertinaje, pues todo tiene su límite.
Cartago -
SEVILLANO -
Luchamos por metas diferentes a la que tuvieron que enfrentar nuestros padres, ellos con nuestra edad tenían un trabajo, una casa y una familia, pero en nuestro caso tenemos que perseguir un puesto de trabajo con un sueldo más o menos digno y un lugar en el que poder vivir sin tener que quedarnos en casa de nuestros padres hasta los 40 años. Tenemos que luchar por ello porque nadie nos da facilidades, que no quiero decir con ello que antes si las dieran, pero ante esta situación es normal incluso que demos la espalda a la política y en ocasiones al mundo que nos rodea.
Para los políticos es más importante evitar que los jóvenes se reúnan en el tan comentado botellón y mostrar nuestra peor cara, antes que tomarnos en cuenta y valorarnos como una parte muy importante de la sociedad, la más importante porque que no se les olvide que somos el futuro.
Más que la juventud, pienso que habría que tomar muy enserio la situación de los niños y futuros adolescentes, ellos son los que se están criando sin el respaldo de la familia porque los padres pasan todo el día fuera de casa y relegan la tarea educativa en manos de unos profesores que se ven incapaces de desarrollar su trabajo.
Sin ir más lejos tan solo tenemos que fijarnos en los últimos acontecimientos ocurridos en algunos colegios, palizas a compañeros grabadas con el teléfono móvil, insultos a profesores
Es aquí donde se tienen que tomar medidas, los niños necesitan de sus padres y eso es algo que nunca podrá cambiar
Toribio M.A. -
Por otro lado y respecto a la relación padre-hijo creo que lo mejor es llevar a cabo un trato de naturalidad. Los padres no son tus mejores amigos, pero tampoco son completos desconocidos. Cuando hablo de naturalidad, me refiero a que deben ser conocedores de las aficiones y costumbres del niño, y que de todo ello se enteren por boca de su hijo. ¿Qué es eso de contratar detectives privados para ver a qué se dedica el hijo? No me refiero que el niño vaya contando a sus padres con pelos y señales todas las aventuras vividas en una noche de fiesta, pero sí sería conveniente contarles si bebió, si fumó, si practicó sexo...
Los tiempo han cambiado, en eso todos coincidimos. Hay que aunar esfuerzos: la sociedad ha de respetar a la nueva juventud y la juventud a la vieja sociedad.
J.Lennon -
J.Lennon -
Pérez S. -
En cuanto al aspecto de que los jóvenes no piensan en la política, es cierto, de hecho piensan en la política con las comillas bien marcadas; muchos se asocian a un bando u otro con la única excusa de las ideas políticas para formar un grupo de machotes que se intenta poner por encima del otro con el empleo de la violencia, ¿y la recompensa? ser los mejores, los más idolatrados y los que ligan más (esto cuando salen ilesos). La política transforma su esencia para muchos jóvenes, se convierte en un símbolo de brutalidad sin motivo, una nueva y desgraciada manera de ver el mundo.
Pérez S. -
En cuanto al aspecto de que los jóvenes no piensan en la política, es cierto, de hecho piensan en la política con las comillas bien marcadas; muchos se asocian a un bando u otro con la única excusa de las ideas políticas para formar un grupo de machotes que se intenta poner por encima del otro con el empleo de la violencia, ¿y la recompensa? ser los mejores, los más idolatrados y los que ligan más (esto cuando salen ilesos). La política transforma su esencia para muchos jóvenes, se convierte en un símbolo de brutalidad sin motivo, una nueva y desgraciada manera de ver el mundo.
Juan Ahmad -
Sonia Sanz -
Nos preocupamos por el futuro, pero no de la misma forma. Es cierto que a nuestros padres nadie les dio nada hecho, que tuvieron que \"currarse\" cada cosa que tienen, que hemos tenido más libertades pero cuidado, no hemos sido criados tampoco entre algodones. Esas mismas personas que se mataron a trabajar nos han enseñado también (o al menos en mi caso) a lo que cuesta cada cosa. No nos han comprado cada chorrada que quisiéramos, nos han enseñado a valorar cada cosa.
¿Tenemos nosotros la culpa de haber nacido en una sociedad más libre y con más posibilidades? El problema de que la gente opine esto pasa también por los medios, empeñados en mostrar imágenes de jóvenes en botellones, de jóvenes enganchados a la droga; pero no de otro tipo de jóvenes: luchadores, idealistas...
Me ha hecho gracia la parte en la que dicen que el profesor más severo de ahora sería el más blando de hace veinte años. ¿Eso que quiere decir? ¿Volver a insertar el castigo físico en la educación? ¿No se aprende más de un profesor más cercano que de uno inaccesible?
También me ha llamado la atención la importancia del grupo, algo que considero que es cierto; pero sin llevarlo a extremos que rozan las bandas, como estigmatizar a una chica o cosas así. Creo que en eso no diferimos tanto de nuestros padres, que se tiraban horas en el parque con sus amigos cuando eran niños o en lo bares y billares con sus colegas cuando eran jóvenes.
En cuanto a eso nada a cambiado, puede haber cambiado la forma de diversión, pero no la compañía en sí. Ellos pasaron con sus amigos el cambio generacional que los separaba de sus padres. Nuestro cambio no es tan brusco, o al menos la gente no lo ve tan positivo, pero al menos ens un paso a la edad adulta que ya dieron otros en nuestro mismo lugar.
Estoy completamente de acuerdo en que lo que nos mueve es el ocio. Antes el trabajo lo era todo: mejor casa, mejor coche, más dinero, hijos que puedan ir a la universidad... pero ya tenemos todo eso señores. Y la vida es para dosfrutarla, no para preparar la cantidad de dinero suficiente para que nuestros hijos subsistan cuando muramos, eso ya lo tendrán ellos mismos con su trabajo. El trabajo desde casa vía internet es la muetsra de ello: libertad de horarios, nula necesidad de moverse, mayor tiempo libre... desde luego yo, lo veo como algo positivo. Sería si no como aquel que se compra un chalet peor no puede disfrutarlo porque tiene que trabajar para poder pagarlo.
J.Lennon -
J.Lennon -
los jóvenes tenemos \"la llave del futuro\", por lo que deberíamos abandonar nuestras comodidades y luchar por ser respetados en un futuro (la situación está cruda), al igual que hicieron nuestros padres en años anteriores, y gracias a lo cuál estamos hoy, y ahora... aquí.
María -
María -
María -
Creo que no nos valorizan (s los jóvenes), no nos pueden utilizar así. Cuando nos traten como tal seguro que se darán cuenta< que somos tan normales como lo eran ellos a nuestra edad.
Además, decir que estos adultos tienen que tener claro que somos SU FUTURO, y que su bienestar y sus pensiones dependen de las oportunidades laborales que nos puedan ofrecer.
A ver cuando se ponen de acuerdo en si hemos crecido deprisa o si dejamos de ser niños muy pronto.
En cuanto vi el país estamañana me encantó ver que en lugar de insultar a los jóvenes por fin se habían dedicado a entendernos un poquito.
Supongo que otros compañeros hablaréis de otros temas como la forma de divertirnos, os escucho, o mejor dicho, os leo.
Kwei-lan -
Creo que para los padres es mucho más cómoda esta situación, echar las culpas al profesor/a o al colegio de que su hijo es un maleducado, no hace nada, etc.
En mi opinión este aspecto ha de cambiar ya que las generaciones que vienen por detrás de mí, han olvidado , en algunos casos, el respeto hacia la persona mayor; sólo hay que ver los índices de acoso a los profesores.
Soy partidaria en algunas ocasiones de que \\\"un cachete a tiempo\\\" podía modificar este aspecto.