Canibales depredadores en el litoral valenciano
El espectáculo es pavoroso: 500.000 viviendas, 80 campos de golf, no hay agua, las desaladoras y convertirán el Mediterráneo en nuevos Mar de Aral y Mar Muerto. Sin insaciables y se echan a por tierras vírgenes, pequeñas propiedades, huertas y zonas vitales para el equilibrio del ecosistema. Censuramos a Brasil y a muchos estados de Africa porque talan sus bosques sin pensar que son los pulmones insustituibles para la humanidad. Ni la Amzonía pertenece al Brasil, en exclusiva sino que es patrimonio constitutivo de la humanidad ni las costas y tierras de Valencia, Murica y Almería pertenecen a sus dirigentes políticos encelados por las mafias del ladrillo, de las inmobiliarias, de los bancos y un largo etcétera. ¿Cuantas personas están en la cárcel por una miserables papelinas o el robo de un bolso o de una moto o por falsificar un cheque de 300 euros? Decenas de millares y ahí es adonde había que enviar a esos millares de mafiosos sin escrúpulos, o reinventar los trabajos forzados para tenerlos una enorme temporada restarando el medio ambiente junto con los miserables pirómanos que destruyen nuestros bosques. Menos mal que no gobienro, pero mientras tanto, sugiero leer a mi gran paisano Manuel Rivas:
La propiedad era lo sagrado. Y viceversa. A la derecha española nunca le conmovió la causa de la libertad. La de la propiedad, sí. No lo digo por molestar. Creo que es una verdad histórica. Si la derecha no está de acuerdo con esta conclusión, le ruego que se ponga en contacto conmigo lo antes posible o llame urgentemente a la Generalitat valenciana. Porque en el Levante español está ocurriendo algo muy extraño, paradójico y previsible, fantasmagórico pero encarnizadamente real. Se ha desarrollado un capitalismo caníbal que está comiéndose la propiedad privada.
El acento, un acento enorme, estilo circunflejo como un tejado de dos aguas, se ponía en la propiedad. Ni tocarla. La redención de los foros, el urbanismo ilustrado, la reforma agraria, la utopía de las ciudades jardín, todos esos intentos democráticos de compartir y racionalizar el uso del suelo fueron siempre recibidos con desconfianza y hostilidad. La libertad era enemiga de la propiedad. Podrían haberse casado, como en otras partes, en matrimonio civil. Se intentó en 1812, con la querida Pepa. Pero ya entonces los propietarios vitalicios de España decidieron que aquella pareja, libertad retozando con propiedad, iba contra natura. Había que joder a libertad, que era la viciosa. La patria era una posesión. Una emanación espiritual del catastro. Una metrópoli tratada como colonia por sus dueños.
Ahora, el urbanismo bestial que asola la Comunidad Valenciana, y que amenaza gran parte de la costa española, consentido también por municipios de presunta izquierda, es un ultraje a la libertad y a la propiedad. No se trata de un conflicto entre lo público y lo privado. Ni es un problema de pequeños propietarios. ¿Quién decide aquí lo que es pequeño y grande? ¿Quién tiene las varas de medir el valor de un paisaje? Se trata de puro decisionismo: urbanizaciones impuestas a golpe de maquinaria pesada, valiéndose de una especie de leyes de excepción. Sólo los ecologistas están actuando como patriotas. ¿Dónde están los valedores de la soberanía y la propiedad frente a esta violencia catastral? Espero que el próximo gran discurso en defensa de la integridad territorial se pronuncie en Terra Mítica, ante una magna concentración de excavadoras con estandartes inmobiliarios.
7 comentarios
Anónimo -
alejandro -
de valores.
Zola -
Puede que no sirva para cambiar el mundo, pero sí para ser conscientes de los problemas que nos rodean y ser capaces de cambiar en lo posible nuestra actitud ante ellos.
!No dejemos de luchar!
Nesemu para Andrés y Jonathan -
jarkoe -
Jonathan -
Y lo que dice Andrés sobre temas positivos / negativos puede que sea cierto, pero la verdad es que esos temas negativos son en parte -por no resueltos- más imporantes, y por eso hay que tratarlos, tratarlos y tratarlos.
Andrés -
Lo que se está gestando en Valencia es otra de muchas cosas. Cítican a muchos y hacen lo mismo por detrás. Seguimos como siempre, denunciando lo que es denunciable, pero que nadie lo denuncia, para intentar conseguir que se dejen de realizar esas estupideces que mañana, seguramente, pasarán una factura inimaginable.