Pretender imponer el ALCA ahogaría las economías de muchos países latinoamericanos
Las peores previsiones en cuanto a resultados de la IV Cumbre de las Américas se están cumpliendo. Los presidentes de los 34 países asistentes al encuentro no coinciden en que el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) se haya erigido en protagonista absoluta cuando ni siquiera estaba prevista en el orden de la reunión. De hecho, en el discurso inaugural, el presidente argentino, Néstor Kirchner, criticó la propuesta. "No nos servirá cualquier integracion, sino aquélla que reconozca la diversidad", advirtió.
Los ministros de Asuntos Exteriores no pudieron llegar a un acuerdo sobre el tema en dos días de reuniones. Se agudizan las diferencias entre los representantes de 23 países americanos partidarios de adherirse a la propuesta estadounidense y los miembros del Mercosur más Venezuela, que se resisten a poner en marcha este modelo de libre mercado desde Alaska hasta la Patagonia propuesto por EE UU.
El presidente mexicano, Vicente Fox se ha excedido en su celo por defender el ALCA. En un lenguaje inusualmente duro en este tipo de reuniones, Fox advirtió de que hay 23 países dispuestos a poner en marcha el ALCA y que éste es técnicamente factible sin la presencia de los miembros del Mercosur y Venezuela. Una amenaza intolerable que muestra las enormes presiones económicas a las que están sometidos esos países.
Desde el principal socio del Mercosur, Brasil, se intentaba reconducir, con poco éxito, la atención al motivo formal de la convocatoria del encuentro. "La cumbre es sobre cómo crear trabajo decente para fortalecer la democracia, no sobre el ALCA", destacó el ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, quien advirtió de la "excesiva ideologización sobre el ALCA". Según Amorim, la propuesta estadounidense "no es lo mismo para todos" y abogó por "desdramatizar y buscar el consenso". El ministro brasileño lanzó también un mensaje a Hugo Chávez: "Brasil no quiere enterrar el ALCA, pero sí construirlo sobre bases realistas y no sobre el voluntarismo, que es lo que está ocurriendo". Nada más poner un pie en Argentina, el venezolano había anunciado que estaba en Mar del Plata "para enterrar el ALCA y para asistir a un parto: el parto del ALBA [Alternativa Bolivariana para las Américas]".
La dificultad para sacar adelante la cumbre provocó que, desde el Ministerio argentino de Exteriores, uno de sus altos funcionarios, Agustín Colombo Sierra, se quejara del excesivo protagonismo que había tomado la cuestión ya que en su opinión la cumbre "no es el ámbito donde se encontrará la solución". En parecidos términos se expresó el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, para quien las discusiones sobre el ALCA no debían haber tomado "tanta entidad".
Kirchner se dirigió a sus invitados en la sesión inaugural de la Cumbre, donde echó en cara al FMI la negación de ayuda mientras su país se recupera "con esfuerzo". El presidente argentino reconoció que su país había cometido errores en la gestión económica en el pasado, pero exigió a los organismos financieros internacionales "que asuman su parte de responsabilidad". Mucho más duro se mostró con Estados Unidos, país al que acusó de haber permitido políticas que causaron "miseria, pobreza e inestabilidad económica".
Creo que es importante seguir de cerca el tema del ALCA pues si no se transforma en su redacción inicial para dar lugar a la necesaria colaboración económica entre todos los países de las Américas supondría un error más en la política exterior de EEUU que se empeña en seguir manteniendo sus subvenciones a la agricultura
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