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J. C. García Fajardo

Nesemu: Volveremos a Asilah

Acabo de poner el CD Zen garden, la música compuesta por Masakazu Yoshizawa, la que muchas mañanas me acompaña durante la meditación y el silencio. Parece que no tiene nada que ver con el ambiente árabe de Asila, yo creo que sí. Al menos sirve para recuperarme, a mí mismo que todavía camino con otra dimensión del tiempo.
Ayer entré en mi casa y me encantó, me gustó su ambiente, su estructura y disposición. Apoyé la maleta y la mochila y me fui derecho a la terraza a saludar a las plantas y a las flores que, en nuestra ausencia, cuida el conserje. Todo estaba en orden, fresco, limpio y fragante. Toqué aquí y allá, removí alguna hoja seca y me fui a cambiar. No se puede saludar a las cosas con ropas de viaje.
En Africa y en otros países de Oriente, cuando llega el viajero se le saluda a la entrada de la ciudad, se le ofrece de beber y agua para sus cansados pies. Después, se le conduce hacia la casa o estancia que se le ha preparado para su decanso. Se le muestra lo que contiene, se le presenta a la persona a la que puede llamar si necesitara algo y se le deja en paz... para que se recupere. Recuperarse uno a sí mismo... ¡qué de sugerencias!
Al cabo de unos días, depende de las circunstancias, se le va a buscar para presentarlo ante la comunidad que aguarda bajo el árbol de la palabra. Al llegar al centro, se le señala a la persona principal a la que saluda con una inclinación de cabeza, recibida la sonrisa y el gesto de bienvenida, el viajero fuente de noticias, saluda a los tres lados de la plaza restantes. Después, se le conduce a su asiento que ocupa después de haberse descalzado en señal de respeto. Coloca las palmas de sus manos sobre sus rodillas y espera. La voz del jefe, presenta al viajero ante la comunidad, explica quien es, sus señas de identidad que no pueden reducirse a los datos de DNI sino a aspectos personales y curiosos que os sorprenderían, su itinerario a grandes trazos y nunca habla de la razón de su viaje ni comete la grosería de referirse a la fecha de su partida. El Jefe nunca habla directamente sino por medio de otra persona de su máxima confianza que será la responsable de cualquier error que se produzca - de ahí el origen de que los Reales Decretos vayan siempre refrendados por la firma de un ministro que es el reponsable pues el Rey es irresponsable ante la Ley, y así figura en nuestra Constitución-.
Después, ofrecen bebida al huésped y flores o alguna tela propia del lugar o un vestido o bastón o un espanta moscas pequeño propio de la cultura del lugar. Y el jefe hace una seña que su portavoz traduce como el permiso para hablar. Entonces, se suspende el tiempo, ya no hay prisas ni nada más importante que escuchar al viajero. Las madres amamantan a sus niños o los limpian o los mecen, los hombres asienten con sus cabezas, los ancianos permanecen inmutables y atentos a que no se introducan elementos de desorden y desasoiego con las palabras del viajero pues ellos son los depositarios de la justicia que trae la paz y la prosperidad a las gentes. Nunca interrumpirán pero saben lo que después tendrán que precisar o aclarar en sus ambientes propios...
Y así continua un proceso que puede durar horas, pues nada gusta más a las gentes de culturas y tradiciones orales que una historia bien contada.
....
Así me encontraba yo ayer al regresar de mi viaje a Asilah. Contra mi costumbre, dejé la maleta en vestíbulo, la abrí y saqué toda la ropa que debería de meter en la lavadora. Después, llevé a mi despacho los casi diez quilos de notas y de libros que traía, abrí ventanas y levanté persianas, me duché y me vestí adecuadamente para caminar descalzo y recuperar mi casa. Sentí como si le debiera algo, la necesidad de darle las gracias por esperarme, por estar todo en su sitio, por los cuadros y los muebles, las alfombras recogidas y los libros, la loza y las porcelanas en la cocina, los dormitorios vacíos.. por supuesto que no hablo con las paredes pero sabía que caminando entre ellos y con esa sonrisa agradecida que sin duda llevaba se sentían gratificados.

Esa sonrisa... uno de esos días plenos de Asilah caminaba yo por Ibn Kaldum de regreso al Palacio Raissouni y de frente venía el Ministro de AAEE de Marruecos y Alcalde de la ciudad Mohamed Benaïssa, acompañado del Embajador Consejero, Hamid, promovido a embajador en Bahrein en donde presentará credenciales en el mes nueve. También venían algunas otras personas en su séquito, como siempre.
Nos paramos uno enfrente del otro, extendí mi mano para saludar y él dijo en alta voz y con una sonrisa admirada: ¡Profesor, ¿qué ha sucedido? Votre mine est resplendissant! Vous avez de la lumière dans votre visage!
Le sonreí y comprendió que no me había sucedido nada especial, que sería el rostro de felicidad que habría de ver durante toda mi estancia en Asilah. Por eso, a los pocos días, en otro de esos encuentros en medio de tanta gente en salones y conferencias, se acercó y me dijo: Vous pouvais rester à Asilah autant que vous voudrez, si vous êtes à l'aise au palais... restez pendant tout le temps que vous désirez!... Le respondí convencido: Je suis aux ânges, vous le savez, cher frère, mais je ne voudrais pas abusser de votre hospitâlité... et aussi je dois rentrer chez moi...
Je le sais mais vous nous faites l'honneur avec votre presence et vous savez que vous porrez retourner à Asliah quand vous le désirez!
Je le sais, cher Ministre et ami. Je le sais!

Y todos los sabían en Asilah, las gentes, los oficiales, los invitados y los sirvientes.
En la casa de Benaissa, su esposa Lalla, mujer adorable, gran señora adorable en el trato y en la forma de acoger, de atender y de hacer sentirse cómodo a todo el mundo, vestida con uno de sus espléndidos caftanes hablaba a cada uno en su propio idioma. Es dulce y sonrie sin alzar nunca la voz, dirige a todo el servicio con una mirada, no se apresura, se desplaza sin caminar.
Te sientes acogido y agasajado con ese colmo de la hospitalidad que es hacer que el huésped se sienta desbordado por las gracias que le dan ¡por haber venido!
Así fue mi estancia en Asilah, cada día y cada noche, cada amanecer y cada puesta de estrellas.
Después de cumplir mis deberes como sereno de la ciudad, habiéndome cambiado de ropa y desayunado me iba caminando al Centro de Estudios Internacionales Hassan II en donde se desenvuelven los cursos de veranos de la Universidad Al Moutamid Ibn Abbad, que fuera el cultivado y encantador rey de Sevilla. Personalidades políticas y diplomáticas, escritores y pensadores, profesores y artistas...se reúnen en la paz de Asilah para debatir grandes temas como los que nos ocuparon durante mi estancia aquí de casi diez días.
Primer coloquio de tres días: Demain l'Afrique: quel demain? Quelle Afrique? Cincuenta personalidades, entre ellos más de 20 ministros de AA EE de Africa, España y los antiguos ministros de Francia, Italia, Egipto etc. Fue impresionante. Hablé con toda libertad y nos lo pasamos en grande porque todos habían abandonado la rigidez de sus cargos y se atrevían a decir lo que pensaban. ¡Fue grande! Luego, por la noche, durante las cenas oficiales, ya acomodados por afinidades, algunos se preguntaban si se habían grabado ls ponencias y los debates y, sobre todo, si se iban a publicar. Tranquilizados, seguíamos largando.
Las sesiones eran en 4 lenguas oficiales y se pasaba de una a otra con una facilidad impresionante... volviendo locos a los traductores simultáneos aunque dicen que ya están acostumbrados después de tantos años. Este era el 27º Moussem Culturel Internacional d'Assilah.
Los partipantes que llegan desde los cuatro puntos cardinales en viajes difíciles y muy costosos (desde India, Japón, EEUU, Malaisia, Madagascar, Comores, Tchad o Sudáfrica, Sudán o Brasil...) sólo particiapn en uno de los Coloquios, salvo algunas personalidades muy amigas de Benaissa que le acompañan desde hace años. Pero yo tuve el enorme privilegio de participar en tres. Quizás por eso me reconocían las gentes de la organizazión, digo yo.
El segundo Coloquio: Patrimoine commum hispano-marocain: projet d'avenir coordinado por aquella señora tan encantadora que nos ofeció el almuerzo en el Centro Real de Restauración del Palacio de Rabat. Karima Benyaïch, Secretaria General del Comité Averroès .
(Tercer Coloquio al que no asistí por necesidad de reciclarme un poco: La musique dans le monde de l'Islam pero sí que asistia a los conciertos que cada noche tenían lugar en el gran salón del Palacio Raisouni o si había banquete oficial, en la Sala de conferencias del Centro Hassán II, después de la cena. Ya os contaré... aunque podéis echar la imaginación a volar: las gentes salían y caminaban en silencio por las calles de Asilah bañadas por la luna y se demoraban por la Avda Ibn Khaldum que sigue las murallas hasta el torreón de la Krikia resistiéndose a irse a dormir.
Algunos, subíamos las escaleras rojas encaladas y cómodas que conducen a las amplias terrazas del palacio que dan sobre el mar ... qué impresionante, ni calor ni frio, ni viento ni mosquitos, uno se desplazba dejando a la brisa el cuidado de las aldas de las ganduras blancas o de los kaftanes de algunas señoras.
Finalmente, uno abarcaba el mar y el cielo y las murallas y las casas y los torreones de palacio y ahogaba una emoción que le llevaría a pedir una alfombra y unos cojines para pasar la noche bajo el cielo tachonado de estrellas... Era asi, fue así cada noche, no invento ni estoy preso de la imaginación, era así...
Pero yo tenía que descansar para cumplir mis funciones de Sereno al amanecer siguiente, y después participar en otro coloquio.
Cuarto Coloquio: L'Islam vu par nous et par les autres Resisto a continuar. Otro dia os hablaré de este y de otros temas. Sólo deciros que al escuchar a una persona, Rachid Benzine, me conmoví tanto que desde la presidencia Benaissa me miró y me sonrió comprendiendo todo lo que pasaba por mi cabeza. Basta con deciros que a los pocos días (ayer a las 5'30 de la mañana), al despedirme mi amigo, el entrañable profesor Jamal en el aeropuerto de Tánger, tenía en mis manos el último libro de Rachid que la esposa de Jamal se había preocupado por encontrar. Les nouvaux penseurs de l'Islam
Mucho se lo agradecí y excuso deciros que fue mi lectura durante el interminable viaje via Casablanca.
¡Gracias Jamal, hermano, y gracias a tu hermosa familia que me acogió tan bien durante el exquisito almuerzo en vuestra casa de Tánger!
Por sabido se calla que de acuerdo con las situaciones y con los acontecimientos eché de menos a algunos de vosotros. En muchas a mi esposa pero en otras a Cristóbal, a mi hijo Alfonso, a Mª José, Fran, Xosé, Pablo, Alberto, Superdani, Chela, Jacobo, Pepino, Carlos y a tantos otros cuya enumeración ahora nos cansaría pero que surgían aquí y allí como por ensalmo. Así es, os lo aseguro. Ahora voy a cambiarme y a caminar hasta la piscina para darme un baño... y regresar para hacer la maleta (no me apetece pero debo recordar lo que enseñó un día aquella Señora: 'desde niños nos educan para no preguntarnos si nos gusta o no nos gusta lo que tenemos que hacer'. (Lo cual es bueno para la convivencia pero no quiere decir que unas cosas no te gusten más que otras; la educación consite en saber adaptarnos a ellas.)
Os dejo por ahora, sé que me va a costar irme de aquí pero así les sucedía a los viajeros del pasado.
En Africa, al cabo de un tiempo, el viajero hacía saber su deseo de ponerse en camino
de nuevo. Al cabo de unos días se reproducía la escena del comienzo. Al finalizar de contar sus proyectos y de recibir los agasajos se hace un largo silencio. Nadie habla, ni los niños se mueven, tililan las estrellas y la luna se desparrama contenta por poder recuperar para ella sola al viajero durante el camino.
entonces, el portavoz del jefe se dirige con solemnidad a este mientras todos escuchan en silencio. El Jefe vacila y al final, dice que no Concede el camino. El Portavoz lo traduce y dice con solemnidad: Le Chef ne vous donne pas la route
(Lo cuento en Encenderé un fuego para ti.)
Asi durante tres veces hasta que, al final, después de un prolongado mutismo, el jefe dice una sola palabra( la duración de su vacilación expresa el afecto que siente por el viajero, por las historias que les ha contado y cuanto lamenta su partida)que su portavoz traduce para toda la comunidad. El Jefe sólo le concede la mitad del camino
Es decir, para que pueda regresar pronto ya que los caminos hay que recorrerlos completos. Y la comunidad rompe en un aplauso y se ponene a bailar y las mujeres lanzan sus conmovedores you yous.
Un fuerte abrazo a todos... sí, sé que tenemos que preparar un viaje de unos días a Asilah para los ryads que los añoran. Ya le estoy dando vueltas en mi corazón.
Nesemu

8 comentarios

laila -

hola soy laila. mire donde usted me dijo pero no me sale nada.soy de mallora pero me gustaria irme a vivir un tiempo assilah por eso me gustaria ser voluntaria no importa el tiempo me es lo mas deseo bueno espero q me puedas dar imformacion, chao y gracias

laila -

hola me llamo laila mi familia es de assilah y me gustaria estar hay para ser voluntaria pero no se como lo puedo hacer yo se q usted sabe de esto. y seria un placer q me ayudara espero q me conteste

María -

Quería agradecerle lo del favor que le pedí. Prometo no defraudarle. Espero aprender mucho de este viaje.
Gracias de nuevo.

María -

Profesor, yo nunca lo he tomado como una agencia de viajes. Es por eso por lo que le pedí ir. Porque sé que en una agencia no se consigue un viaje como el que ustéd y los demás organizan. No es lo mismo que ir como una simple turista.
No sé si más gente se lo ha pedido. Pero si se refería a mí, siento haberle molestado.

María -

POR FAVOR PROFESOR!!!
Déjeme que vaya al viaje. Tengo enormes deseos de ir, y no como una simple turista. Quiero ir con todos, quiero a prender, quiero conocer mis raíces de la manera que ustes nos explicó en \"Islam, patrimonio de todos\".
Estube en la exposición y vi a los que fueron el año pasado. Estaban tan felices de ello... Yo quiero que el año que viene sean mis fotos las que se enseñen a los que aún no han ido. Quiero que se conmuevan como yo lo hice cuando vi el montaje de los alumnos que tubieron las suerte de ir. Aunque como usted dice, no es suerte, es trabajo.
Quiero que usted me enseñe marruecos desde su propio corazón. Porque poca gente, creo, sabe llegar de esa manera tan atrayente a los jóvenes. No lo digo por peloteo. Lo digo porque nunca Marruecos había atraído tanto mi atención.
Felicidades, porque usted ha conseguido dar a conocer ese, nuestro, país. Somos unos ignorantes. Yo me avergüenzo de ello, de no conocerme a mí misma por no conocer Marruecos. Pero le aseguro que esto va a cambiar.
Sentiré ser pesada, pero este no va a ser el último correo que le mande suplicándole que me deje ir a Marruecos de ese modo tan especial.

Por cierto, lo que Maria José dijo en la exposición... se notaba que le salía del corazón. Seguro que es todo tan bonito como decía. Hágale llegar de parte de una asistente un saludo.

GRACIAS.

Sergei -

De eso se trata :D

Nesemu -

Sí, pero tú sabes que hay amigos con los que se puede compartir la vida interior en silencio. Nunca podrán estar de más porque volamos con alas d eun mismo vuelo, y no nos paramos a contemplarnos a nosotros sino que somos capaces de mirar juntos en la misma dirección Sergei lo sabe bien.
N

Sergei -

Bueno, echaría de menos a muchos porque no les tenía allí, dándole el coñazo. Si fuese así, acabaría echándoles de más :D