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J. C. García Fajardo

Nesemu: La dura tarea de examinar y ser justo

Fabricio Caivano trata el tema con humor en su artículo 'Pobres examinadores' que publica El Periódico,y cuenta dos experiencias que podrían ser buenas para ciencias pero ¿cómo se calibra un trabajo literario de creación? O ¿cómo van a renunciar los auténticos profesores a la inefable delicia de corregir trabajos como los que estos días estoy paladeando en los que aspiran a MH? Es cierto que tenemos que cambiar drásticamente el sistema de enseñanza, incrementar el número de docentes bien retribuídos y establecer un contacto diario y personal con los alumnos. Sólo es cuestión de distribuir mejor las partidas de los Presupuestos. Yo con gusto cedería los gastos en armamento, en gastos de representación y suntuosos de las autoridades y un largo etcétera, pero nunca renunciaría al formidable enriquecimiento personal que se produce cada día entre profesores y alumnos. Pocas cosas en el mundo pueden igualarlo. Ahí está la razón de por qué tantas personas con vocación y ricas en compartir se dedican a la docencia a pesar de lo mal retribuida que está en relación con otras profesiones. Pero como anécdota, ahí va:
Nesemu

'Pobres examinadores'

Como todo examen, el de la selectividad exige pública garantía de una justa imparcialidad. Corregir exámenes no es nada fácil. Lo suelen hacen grupos de profesores beneméritos constituidos en tribunales. Fijan los criterios, se reparten las resmas a tanto la pieza, no sin elevar sus oraciones a Job, aquel estupendo santo masoquista. La corrección con bolígrafo es una artesanía demasiado lenta para la sociedad del conocimiento. Nuestros intentos de industrializar el proceso no pasan de esas plantillas con agujeritos en las respuestas acertadas. La tecnología nos redimirá también de este penoso trabajo manual. Vean estos dos ejemplos por si se animan a crear un buen examinador, con catalán nivel C.
En Francia se vende un programa informático, Compilation, que detecta en pantalla los trabajos fusilados de internet; ilumina en rojo lo literalmente copiado, en verde lo parcialmente plagiado, y deja en blanco lo que supone es aportación original del sospechoso. En el Reino Unido, donde la escasez de docente es alarmante, están deslocalizando el proceso. ¿Cómo? Envían electrónicamente a la India los exámenes para pasarlos por programas especiales de puntuación. Los informáticos de Kerala y otros estados cobran una miseria, no saben qué es un sindicato y no fuman. En horas, los exámenes evaluados vuelven por el aire a sus emisores. Lección moral única: la máquina es más justa e infalible que esa clase de héroes en ocaso que son los docentes. No lo duden, si una maquinita puede hacer peor pero más deprisa el trabajo de un profesor, acabará haciéndolo/.

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