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J. C. García Fajardo

Nesemu: Hoy recuerdo a Walt Whitman

6. Deja de sentirte responsable de la felicidad de los demás. Tú no eres la fuente de los deseos, ni el eterno maestro de ceremonias.

Muchos momentos de desasosiego tienen su origen en creer que tenemos responsabilidades que superan nuestras fuerzas. Deja de atormentarte, tú no eres rsponsable más que de tu felicidad. Suena duro, ya lo sé, pero el adagio latino nemo dat quod non habet (nadie puede dar lo que no tiene) puede aportarnos luz y paz. Si tú no te sientes feliz, es difícil que puedas hacer realmente felices a los demás. La felicidad no existe, no es más que un concepto, una abstracción. Existen momentos y situaciones felices que es preciso disfrutar.
Nuestra educación ha sido a la inversa, sostenían que habíamos nacido para padecer y que comeríamos el pan con el sudor de nuestras frentes. Bueno, hay momentos celestiales en los que el sudor compartido es sublime y uno no lo cambiaría por nada.
Insisten en que estamos de paso y que éste es un valle de lágrimas. Que a las estrellas se llega a través del sufrimiento. Otro adagio latino muy divulgado y abusado por ciertos clérigos: ad astram per asperam. Nos inculcaron el substine et abstine ( Mantente firme y abstente de los placeres) De nuevo, en otro contexto que en el original porque si no eres feliz en tu libre elección de abstenerte de esta o de aquella cosa porque eliges otra que, en ese momento para tí es mejor, pues no estás actuando con coherencia sino constreñido por una falacia: la de los que siempre nos han puesto en guardia contra el gozo de los placeres que nos proporciona la vida.
Repetiré una y mil veces (los chinos dirían 10.000 veces, nosotros usamos el arabismo 1001 camuflado para expresar lo ilimitado, aún lo conservamos en la expresión 'nos dieron las mil y una') Digo que es preciso concienciarse de que el sentido del vivir es ser felices, aunque la vida no tuviera o no alcanzásemos a descubrir su sentido. El sentido de la vida es vivirla de la manera más consciente posible: más gozosa, más plena, más justa, más pacífica, más alegre, más generosa y solidaria, más equilibrada y armoniosa posible. Poned vosotros mismos los adjetivos positivos que se os ocurran: transparente, lúdica, libre, arriesgada (no buscando situaciones de peligro sino asumiendo los riesgos que potencian su tensión creadora), clara y cálida, amorosa y tierna, firme y prudente, esforzada y relajada... Sería bueno el ejercicio al que os desafío: poned post sólo con las virtudes (fuerzas positivas, virtudes, de virtus:fuerza y no mérito) que os gustaría ejercitar y disfrutar. Es apasionante. No vivimos ni para el dolor ni pendientes del mismo. Esa es la diferencia entre temor y miedo. El temor es saludable porque nos alerta de un peligro que se avecina o de un dolor que puede ser mensajero de una afección oculta. (El miedo es sufrimiento ante lo desconocido) Por eso debemos descodificarlo y, una vez interpretado, alviarlo por todos los medios posibles. El dolor nunca cura ni sana ni es positivo, sólo advierte. De ahí que la OMS, en Alma Ata, declarara que la salud no es ausencia de enfermedad como se nos había hecho creer durante siglos. ¡Qué barbaridad! Es como si viviéramos acechados por el dolor,la desgracia, la enfermedad y el sufrimiento. La Constitución de la OMS define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades Por favor, interiorizad esta definición: bienestar físico, mental y social.
¡Qué diferente de lo que hemos mamado desde niños! El malestar le malaise no se cura sólo con medicamentos, dietas y médicos reduccionistas. ( La medicina holística es opuesta a la reduccionista, la del 'especialista' que te arregla la rodilla pero te estropea el estómago y luego te 'arregla' el estómago pero te altera el corazón y etc para que le dures, a el) No, no y no.
Cuando yo tenía 17 años conocí en Toledo al gran polígrafo y médico extraordinario Doctor Gregorio Marañón (cfr en Google),(su nieto Alejandro y yo éramos compañeros en 1º de derecho, y le comenté que me hubiera gustado ser médico pero que las matemáticas en primero de Medicina me habían orientado hacia el Derecho y la Diplomacia (o eso creía yo en aquellos años, que son los de muchos de vosotros). El me miró y creo recordar que me dijo: 'No te preocupes, no sabes lo que la vida te deparará, porque recuerda que la misión del médico es 'consolar, escuchando; aliviar el dolor, una vez interpretado y no interponerse en el camino de la naturaleza para que pueda sanar' Mirad por dónde he pasado más tiempo en hospitales, cárceles, zonas paupérrimas de América y Africa, con toda suerte de enfermos y de marginados... o compartiendo los saberes, que en Embajadas. Algo parecido me sucedió en Roma con el Papa Juan XXIII en una audiencia casi privada, iba con el Arzobispo de Madrid Mgr. Morcillo -no recuerdo por qué- cuando terminé el 4º curso de Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, de cuya Asociación de estudiantes de más de 50 países VITA NOSTRA fui el 2º Presidente de nacionalidad española, y le comuniqué que cuando hiciese el último examen De Profetis, recuerdo ahora, saldría para Nueva York para trabajar como enviado especial de Europa Press en la Feria mundial y en la ONU... Yo estaba de rodillas, alto y delgado y emocionado ante aquel hombre honesto al que había servido en las ceremonias de San Pedro durante un año y al que le había cobrado gran afecto. (No me voy a emocionar ahora, es de noche, cerca de las dos, ha descargado la tormenta y por el amplio ventanal abierto entra todo el olor del jardín mojado y sopla brisa que mueve los romeros y las -no recuerdo ahora como se llaman estas flores- que tengo en el alféizar de mi ventana, da igual, hay que rescatar la memoria del olvido, ¡petunias!) Digo que yo estaba de rodillas y él puso sus dos manos sobre mi cabeza, miré al arzobispo conmovido por ese gesto de simbología universal, y el Papa bueno me dijo que fuera en paz, que no me preocupase, que todo estaba bien así y que algún día comprendería lo que estaba pasando. No recuerdo nada más. No hablamos palabra el arzobispo y yo cuando salimos no sé por dónde ni cómo ni cuándo. Mis recuerdos se detienen allí. Se me funden imágenes y se superponen rostros conocidos, es como una condensación onírica, sí, como nos sucede en los sueños que se superponen imágenes sin respetar tiempos ni espacios ni secuencias. Y no me atrevo a mover este caleidoscopio, está bien así, la imagen se volverá a confundir y se funde como la vez en la que, en una ceremonia muy solemne en San Pedro, a una señal del futuro cardenal Dante con su varilla de plata labrada nos hizo una señal discreta y los catorce (¿doce, diez? ¿por qué me parecen ahora catorce? Esos eran los que servíamos como sampetrinis, todos de la misma estatura, entre 1'80 y 1'84 por los rostros que ahora vuelven en tropel, sonrientes y serios a la vez. Es lo mismo, da igual pero me alivia y facilita el recuerdo) al unísono, desde donde nos encontrábamos en torno al Baldaquino de Bernini: hicimos genunflexión sencilla (no podía ser doble porque andábamos con Libros, luego era en la liturgia de la Palabra)¡La regla de oro en caso de duda! o, como en aquel caso, de alteración del ritual establecido, y nos fuimos, escalinata arriba hacia el trono papal, lo rodeamos formando como una cortina humana, cada uno portando lo que le correspondía, luego comprobé que aún los más enterados en liturgia creyeron que el Papa leía una oración en el antifonario o en el ritual... el caso es que detrás del Papa había una cortina que se entreabrió para que una mano amiga le alcanzase una taza con un caldo, y unas pastillas... nos miró alzando los ojos desde su asiento como yo le habría de mirar aquel otro día desde el suelo, y todos comprendimos que estaba muy enfermo y que agradecía nuestra complicidad. No creo que nos saliesen lágrimas sino una fuerza desde lo más profundo para confortar a aquel anciano que sí sabía el poco tiempo que le restaba para poner todo casi patas arriba: un Concilio Ecuménico, la Reforma del Código Canónico y la convocatoria del Sínodo de Roma. Recuerdo que al llegar a la sacristía, el futuro cardenal Dante nos miró y comprendimos que lo más elemental, elegante y tierno era ser discretos de lo que habíamos presenciado. ¿Se lo oí a él alguna vez mientras esperábamos en la sacristía a que Mgr. Dante nos diera la orden, al Papa Anciano también, de ponernos en marcha o lo leí después o me lo contaron? Qué más da. 'Me habían elegido como Papa de transición por mi edad y por ser de origen sencillo para poder suceder al insustituible Pio XII, y mira la que les he organizado con el Concilio. Esto ya no hay quién lo detenga' Tuve que habérselo oído a él, quizás en otra ocasión, como cuando nos explicó la costumbre que él había aprendido en cuando estuvo de Nuncio en Bulgaria: cuando llega Navidad, los búlgaros encienden una vela y la ponen en la ventana 'por si pasa un matrimonio con una mujer embarazada y sentada en una burra que sepan que allí, en aquella casa, sí había sitio para ellos'. No erat locum eis in diversorio. No pude habérmelo inventado, pues desde hace casi 50 años en todas las casas en donde he vivido arde día y noche una vela roja. Es lo primero que saludo cuando me levanto, antes de ir a la cocina a preparar el té verde y comenzar la jornada. Los hijos,los nietos y los amigos la conocen, nadie pregunta nada pero nunca faltan los repuestos en el cajón de una antigua cómoda de caoba que hay en la entrada. Con el paso de los años y la creciente pasión por la justicia, a medida que avanzaba en le estudio de las explotaciones de unas personas por otras así como en el contacto con tantos marginados y excluidos, aquella fé se fue trocando en compromiso y cada vez me he ido encontrando a años luz de los clérigos e instituciones eclesiásticas, pero nunca se apagó la luz de esa vela que hoy arde para recordarme que la vida sólo se merece compartiéndola. Pero el Rabí Jesús, el Hijo del Hombre no ha cesado de crecer en mi corazón y en mi inteligencia. La vela alcanza su plena dimensión al consumirse por el fuego; así le sucede al algodón de la mecha obtenido con tantos esfuerzos de miles de trabajores desconocidos bajo el sol tórrido d elos campos de algodón, y a la cera producidad por miles de abejas y por el trabajo de los apicultores... y se realiza consumiéndose al dar fuego, luz y calor. (Octavio paz lo compara con el sexo, el eros y el amor, en su libro La doble llama, o algo así) (Otro día hablaré de Zoroastro, o de Zaratustra...)
En otra ocasión leí, pero ahora se me viene a la mente, no sé por qué ni importa, que una tarde de domingo se encontraba él sólo en la Nunciatura ¿de Sofía o de Estambul? y llegó un mensaje cifrado. Como no tenía a su secretario que lo hiciera por él, como es la costumbre, abrió la caja fuerte y sacó la cifra. Le costó trabajo y sólo entendió bien la firma, creo que era de ¿Tedeschini? el Secretario de Estado, su superior jerárquico en la Curia, que le ordenaba que se presentase en Roma inmediatamente para hacerse cargo de la Nunciatura de París, que era una de las 'nunciaturas de término', después de la cual sólo cabía el cardenalato! Como no lograba 'entenderlo' aunque ya lo 'comprendió' del todo con ayuda de alguien a quién hizo venir volando desde dónde se encontraba, insistía en que debía de tratarse de un error. El teléfono en esos casos no se debía usar, 'a la cifra se responde con la cifra' Creo que mandó poner a su secretario ¿He entendido bien el mensaje cifrado de V.E, (Vuestra Eminencia)? La respuesta automática fue '¡Perfectamente. No se demore ni un instante!'
Más tarde habría de comprender, con algo de dolor y asumiendo el misterio, que había sido elegido para humillar a la soberbia Francia en un caso que ahora no recuerdo pero que debió tener que ver con alguna intromisión del Gobierno de París, siempre tan -no recuerdo ahora la palabra, no es tramontano, tiene que ver con, no sé, como que siempre se cree au dessu de la melée. Dejémoslo ahora. Ya vendrá, si quiere. El caso es que el humilde y bonachón Nuncio Roncalli se hizo querer de todo el mundo en París, de socialistas y de agnósticos, de masones y de ateos--- son muchas las anécdotas que éstas sí que he tenido que haberlas leído. ¿Cómo se llamaba aquel Jefe del Partido socialista francés, ateo y anticlerical, al que un día le dijo el Nuncio sonriente en una recepción: 'Excelencia, veo que usted y yo tenemos algo en común' El otro dio un respingo, y a pesar de lo inmensamente gordo que era casi le iba a dar la espalda después de espetarle ¡Nada en absoluto!' cuando el Nuncio Roncalli, muy gordo también, le dijo riéndose 'La panza, Excelencia, la panza' Desde aquel dia mantuvieron una firme amistad llena de consideración y de respeto, cosa que sorprendía al resto de los diplomáticos al ver sentados y riéndose a ambos dignatarios tan dispares y antagónicos en sus creencias, pero tan humanos y con tan franca bonhomía que les iba descubriendo cómo a cada uno de ellos, desde su perspectiva, les preocupaba la justicia y la paz, los derechos humanos y la suerte de los más pobres y explotados. Ambos no sólo compartían gordura y buen apetito sino que eran de origen humilde hasta el punto de que cuando uno de los hermanos del Nuncio Roncalli fue a visitarlo a París, después de mucha insistencia y de enviarle el dinero para el tren en segunda clase, tuvo que ayudarle a hacerse el nudo de una corbata que nunca ninguno de ellos se había puesto. No la hitoria es así: El Nuncio había bajado al salón para recibir a alguien y como su hermano tardaba y tardaba, le envió a un asistente a ver qué le ocurría, cuando regresó, le dijo al oído '¡que no sabe hacerse el nudo de la corbata! y tuvo que subir a ayudarle a hacérselo, o no recuerdo si le dijo 'pues baja así, como hacemos en nuestra casa de... (no recuerdo ahora, pero es fácil el nombre de su pueblo)
Así fue toda su vida. De hecho, cuando fue elegido Papa, se acercó un dignatario de la Curia para preguntarle qué títulos nobiliarios deseaba concederle a sus hermanos. ¡Tal era la costumbre aún en pleno siglo XX, y Pío XII no había dejado de ejercerla! Juan XXIII le respondió sin inmutarse '¿Le parece poco a V.E. el de ser hermanos del Papa?' Cuando se lo contó a sus hermanos, una vez que fueron a visitarlo con toda discreción al Vaticano y comieron con él pasta y algo de carne con un queso que ellos le habían traído, así como el vino de su cosecha, se morían de la risa.
¡Cómo me he alejado...!
Yo queria deciros que nadie puede vivir para nadie Así es. Ni el esposo puede vivir para su esposa, sino vivir con la esposa, ni el padre vive para sus hijos, ni para sus amigos, ni para sus superiores o subordinados: vivimos con ellos, que no es poco. Es la deliciosa expresión griega sinergei que es una forma de solidaridad, trabajar juntos, tirar del mismo carro, arar juntos el surco donde sembrar las semilla. Nosotros somos arada del Cielo. (Ahora estoy cansado para buscar el texto griego exacto, está en S. Pablo, sé en dónde está pero ahora estoy cansado. Además, ya he sacado a pasear a Blog y me voy a dormir. Ojalá sea como ayer, pero ya son casi las 3.
Se me ocurre esto: vosotros ahora quizás esteis durmiendo, es noche de domingo y mañana hay que trabajar.. o estáis distraídos en otra cosa o estudiando... y yo estoy escribiendo para vosotros, luego, os tengo presentes. (Aunque echo de menos en el blog a Larry, Noelia, Laura, Hormiguero, Jesús, Carmen, Tano, Pancho, Superdani, Fer, Javier, Paula, Dacal, Limón, David, Miguel, Pepino, y a tantos Ryads... ¿No es un misterio facinante? 'Mientras duermo, trabajo, gozo o sufro, no soy extraño para alguien al que a lo mejor no conozco, que me tiene ante sí y e-voca y con-voca (llama) a sus recuerdos para que no se pierdan en el ocaso de la consciencia (no de la conciencia), en esa nube que debe envolver a quienes va invadiendo el olvido y se le roba los recuerdos, y los va desposeyendo y hasta quizás des-arraigando pero no puede nada con el corazón y con los sentimientos más profundos (Víctor Manuel canta ahora Tuuu boca, tuuu boca, o algo así, enviadme la letra es bonita... nada sabe tan dulce como tu boca, tienes señalado tu territorio como una loba,... algo que le recuerda que no está sola (David, echa una mano, es algo camp, lo sé, ¿se dice así?,qué más da)
Voy a echar un vistazo al contenido de la Regla de hoy, ¡qué desastre!, pero quizás sirva para mantener en actividad las neuronas y recuperar, de paso, el inmenso contenido del hardware, el consciente y el inconsciente, utilizaré el software que todavía tengo. Y yo que queria hablaros de uno de los últimos poemas de Whittman...
Leída la regla sexta, pues eso. Ya sabemos de qué va. ¿Sabeís cual es el problema de la razón? Pues que cuando se agolpan los recuerdos, al evocarlos con libertad y sin tamices, pues que para procesarlos de nuevo para escribirlos hay que colocar uno detrás de otro... no deja de ser una servidumbre que los Maestros de todas las tradiciones han superado, ya sabéis cómo. Pero eso aún está lejos, cuando llegue ya no habrá necesidad de escribir. Será I shin den shin.
Ya son las cuatro menos veinte... antes de que me llamen al orden (?)
Nesemu

2 comentarios

Nesemu -

César, esa es la trampa de la tela de araña en la que nos hemos ido metiendo inducidos por el miedo. Hay que atreverse a ser uno mismo, aunque con las debidas precauciones pues cualquier cerdo, sin perdón, puede venir a hozar en nuestra intimidad. Los Maestros recomiendan transparencia pero con prudencia siempre, que, no lo olvidemos, es la virtud de los fuertes. (tenía que ver, en su prístino origen, con los contrafuertes que sostenían la techumbre de la casa...uff) Cualquiera no puede entrar en nuestra intimidad: intimior intimo meo es tu!

César -

Sobre la regla sexta me quedo con que es muy necesario buscar la felicidad con el otro no para el otro... No lo olvidemos nunca.

Pero además debo admitir que he disfrutado con la idea de dejar salir los recuerdos con libertad. Demasiado a menudo los condenamos a la prisión del olvido. Paradójicamente no recordamos nuestros recuerdos lo que de verdad se merecen y nos merecemos.