Nesemu: No olvidarnos de respirar
Pasamos buena parte de nuestras vidas esperando y fantaseando acerca de lo que creemos que nos falta. Quizás no sea preciso más que un leve esfuerzo para aprender a valorar lo que ya somos y tenemos. No lleva más que algunos minutos al día. Uno se detiene unos instantes, respira hondo, y se dice a sí mismo: ¡La verdad es que este está bien así! Después, continua respirando... Esto es importante. No olvidarnos de respirar.
Nesemu
// Prodigios
No pocas veces nuestra angustia existencial genera una insatisfacción que afecta a nuestro ser, y hasta puede tener manifestaciones somáticas. Que si Dios existe o no existe, que si el problema del mal, el éxito, la riqueza, el dolor o la muerte. Así andamos corroídos por la abulia y el desasosiego.
Recuerdo la historia de un hombre que caminaba por el bosque lleno de tristeza porque no encontraba sentido a su vida. La melancolía lo dominaba cuando, de repente, encontró una hermosísima esmeralda en el suelo. La cogió, la limpió y se embelesó en su belleza, profunda de mares y de océanos, que lo atraía hasta que sus lágrimas de emoción vieron en aquella hermosura sin fin el rostro de una mujer que lo conmovió profundamente.
- Soy el espíritu benefactor del bosque, - le dijo al hombre -, puedo concederte lo que me pidas, hombre triste.
- ¡Maravilloso ser que sosiegas tan sólo con tu mirada! Concédeme aquello que te parezca mejor.
Y el hada respondió:
- ¡Pero si eso fue lo mismo que me pediste cuando eras un sapo y te convertí en hombre! Tu egoísmo te impide contemplar, en cada instante, la belleza que tienes y que te rodea.
José Carlos Gª Fajardo
Nesemu
// Prodigios
No pocas veces nuestra angustia existencial genera una insatisfacción que afecta a nuestro ser, y hasta puede tener manifestaciones somáticas. Que si Dios existe o no existe, que si el problema del mal, el éxito, la riqueza, el dolor o la muerte. Así andamos corroídos por la abulia y el desasosiego.
Recuerdo la historia de un hombre que caminaba por el bosque lleno de tristeza porque no encontraba sentido a su vida. La melancolía lo dominaba cuando, de repente, encontró una hermosísima esmeralda en el suelo. La cogió, la limpió y se embelesó en su belleza, profunda de mares y de océanos, que lo atraía hasta que sus lágrimas de emoción vieron en aquella hermosura sin fin el rostro de una mujer que lo conmovió profundamente.
- Soy el espíritu benefactor del bosque, - le dijo al hombre -, puedo concederte lo que me pidas, hombre triste.
- ¡Maravilloso ser que sosiegas tan sólo con tu mirada! Concédeme aquello que te parezca mejor.
Y el hada respondió:
- ¡Pero si eso fue lo mismo que me pediste cuando eras un sapo y te convertí en hombre! Tu egoísmo te impide contemplar, en cada instante, la belleza que tienes y que te rodea.
José Carlos Gª Fajardo
9 comentarios
Nesemu -
¡Estamos a tiempo: hoy es siempre, todavía!
Merche -
" Todo es posible. Si queréis que lo sea. Si estáis seguro de algo, hacedlo. Si creéis en vosotros mismos, hacedlo. Que nadie os coma el tarro. Que nadie os mate los sueños. Ni vuestros padres, ni vuestros profesores, ni vuestros amigos. Es más, aunque no lo consigáis, tenéis el derecho a equivocaros. La vida no es más que la suma de errores y acertos que van dando forma a nuestra existencia. Que no tengáis nunca que preguntaros que hqabría sido de vosotros si hubieras hecho aquello que por cobardía o porque no os dejaron hacer no llegastéis a emprender. Es muy duro despertar con cincuenta años y darons cuenta de que os rendistéis"
Bueno, ¿no?
Elisa -
Nesemu -
Nesemu
Audrey -
Carlos Miguélez -
Rôvënty -
Tan sólo es necesario levantar la cabeza para ver que lo que hay ahí delante es un camino incierto pero hermoso; para darse cuenta de que no es azufre, sino lino lo que se huele en el ambiente si uno se decide a respirar
David Álvarez -
Ahora puedo decir que no sólo los piratas tienen un ojo de cristal.
Sofía -
El sentir que el tiempo se escapa, que nada dura lo suficiente, es el verdadero sentido de la vida porque supone que nos hemos aceptado a nosotros mismos y disfrutamos con lo que vivimos, sin querer que acabe.