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J. C. García Fajardo

Nesemu: Demasiado cocidos

Para aquellos que van cocidos dentro de sus propias ideas, prejuicios y prepotencia.

Nesemu

Campo de arroz

- Maestro, ¿por qué hay aspirantes que vienen un día y otro día, escuchan y preguntan, te hacen regalos y tú no los admites como discípulos?
- Sergei, - respondió el Maestro que estaba arreglando la ribera del río- porque están cocidos.
- No te entiendo, Venerable señor.
- Pásame esos cantos rodados mientras te cuento una historia.
- ¿Puedo sentarme?
- No, trabaja. Pues bien, - prosiguió el fornido Maestro que estaba sentado sobre sus talones dentro del agua -, había un aspirante bastante holgazán y que aspiraba a la paz interior pero que dejaba todo el esfuerzo en manos del Maestro, sin comprender que nadie puede progresar por otro.
- Ni existen los atajos.
- Eso es. Pensaba que con leer las Escrituras, escuchar al Maestro y asistir a los oficios en el templo ya era suficiente. Un día, descorazonado, se dirigió a su Maestro y le dijo con un velado reproche:
- Todos dicen que eres muy buen Maestro pero yo no avanzo gran cosa...”
- Eso puede tener solución, - le respondió -. Busca una tierra fértil y bien regada y planta estos granos de arroz. Cuando broten, vuelve a verme y yo haré el trabajo por ti liberándote de tus ataduras.
- ¿Y dio resultado? ¡Qué buen sistema!, - exclamó el inconsciente Sergei.
- Pasó mucho tiempo y se sucedieron las estaciones, pero el campo en donde había plantado el arroz no daba brotes. Así que regresó ante el Maestro y le dijo casi desesperado:
- “¡He hecho todo lo que me dijiste! Escogí una tierra fértil, no le faltó el agua de la lluvia o del riego pero ¡el arroz no brota!”
- “La razón – le respondió amable el Maestro - es porque el arroz que te di estaba cocido”.



José Carlos Gª Fajardo

6 comentarios

Carlos Miguélez -

Eso, Mariajo. Gracias por ayudar a reforestar el mundo.

mariajo -

Carlos, carnalito, el mío tampoco estaba cocido... Sigue cuidando esas bellotas. Son un tesoro, yo ya disfruto de un bosque de encinas abierto y sin vallados. Regalo de los años!

Sergei -

Conociéndote, chicano, seguro que no plantaste ni arroz ni bellotas.

Ya me pasaré a por lo frutos, que nos conocemos ;)

Carlos Miguélez -

El arroz que a mí me dieron no estaba cocido. Ha dado uno que otro grano. A veces caen bellotas cuando agitas el árbol.

Nesemu -

El Maestro también echa de menos a Sergei, a pesar de sus diabluras. Cree que se tomó una año sabático, al menos eso le dijo él en una nota que le dejó, porque se fue sin despedirse, ya lo conoces. Lo que importa es que viaje, que aprenda y que trate de ser feliz; es decir, de ser siempre él mismo.
El Maestro sabe que, cualquier dia de estos, cuando regrese de dar su charla a los novicios en el monasterio, se lo encontrará haciendo cualquier barrabasada - saltar la tapia, la viuda etc-como si no se hubiera marchado. ¿Qué le quieres? No vamos a pretender cambiarlo a estas alturas... El sabe que el Maestro lo quiere bien.
N

Sergei -

Cuanto tiempo sin saber de Sergei y del maestro. Está bien que sigan como siempre, lozanos y charlatanes.

Me consta que el primero está enfrascado en la lectura de 'El Profeta', haciendo un gran esfuerzo por hacer fácil lo difícil. Pobre.