Nesemu: Trabajos forzados sin condena previa
Ya todos sabemos que en el mundo trabajan más de 300 millones de niños menores de 12 años por un salario ínfimo. Que las mujeres cobran menos por el mismo trabajo. Que el tráfico de jóvenes entre 18 y 28 años es el más floreciente y que a los trabajos forzados se une la terrible desgracia del tráfico por motivos sexuales, servidumbres miserables o para la misma guerra; con menores en vanguardia para atraer las balas y descubrir al enemigo o en retaguardia para retozo de la tropa. Lo sabemos. Cada año el Informe de OIT lo denuncia, lo publican los medios pero nadie se lanza a la calle y toma los parlamentos para obligar a nuestros gobernantes a luchar contra esta auténtica arma de destrucción masiva. En este artículo para el CCS trato de argumentar sobre esta pena.
Nesemu
Trabajos forzados sin condena
Más de doce millones de personas son víctimas de trabajos forzados, según el Informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
El nuevo informe titulado Una alianza global contra el trabajo forzoso precisa que cerca de 10 millones de estas personas son explotadas en la economía privada y no directamente por los estados. Mientras que alrededor de 2,4 millones también son víctimas del tráfico de seres humanos para ejercer la prostitución, trabajos serviles o degradantes. Muchas de estas personas son mujeres y niños menores de doce años.
No podemos olvidar que, también según la OIT y UNICEF, más de 300 millones de niños menores de doce años trabajan casi 14 horas al día por un cuenco de arroz. En el Sudeste asiático, a muchas madres no las aceptan para trabajar en los telares sino llevan dos o tres hijos pequeños para aprovecharse de sus dedos pequeños y ágiles. Muchos de ellos terminan consumidos por el hambre y la tuberculosis.
En este informe de la OIT se entrega por primera vez un cálculo mundial de las ganancias generadas por la explotación de mujeres, hombres y niños objeto del tráfico, que ascienden a 32.000 millones de dólares, lo que equivale a un promedio de 13.000 dólares por cada persona traficada y forzada a trabajar.
El trabajo forzoso representa otra cara de la globalización, una que le niega a las personas sus derechos fundamentales y su dignidad. Para cambiar la gestión de la globalización es esencial erradicar el trabajo forzoso. Por eso, no pocos excluidos del llamado tercer mundo piden ser globalizados, pero de verdad, con todas sus consecuencias y derechos. Cuando se conocieron las subvenciones concedidas por los Estados a las vacas en la UE y en Japón, algún delegado en la OIT exclamó ¡queremos que nos traten al menos como a las vacas!
El número más alto de trabajadores forzosos se registra en Asia, con 9,5 millones. Además hay 1,3 millones en América Latina y el Caribe; 660.000 en África Subsahariana y 260.000 en Medio Oriente y África del Norte. Pero también existen unos 360.000 en los países industrializados, y 210.000 en los países en transición.
La explotación económica forzosa de personas (en sectores como agricultura, construcción, fabricación de ladrillos y talleres manufactureros informales) afecta en proporción más o menos similar a mujeres y hombres. Sin embargo la explotación forzosa sexual con propósitos comerciales tiene como víctimas principales a mujeres y niñas. Los niños menores de 18 años representan entre 40 y 50 por ciento de todas las víctimas de trabajo forzoso.
En Asia, América Latina y África al Sur del Sahara la proporción de trabajadores forzosos que además han sido traficados es de menos de 20 por ciento, mientras que en los países industrializados y en transición, así como en Medio Oriente y África del Norte, más de 75 por ciento del total son también víctimas de tráfico.
El Informe denuncia nuevas formas de trabajo forzoso que afectan a los trabajadores migrantes, en particular a los que carecen de documentos y son considerados ilegales. ¡Cómo si un ser humanos pudiera ser ilegal! También examina las condiciones bajo las cuales suele presentarse el trabajo forzoso, como aquellas que se producen cuando hay controles poco efectivos sobre las agencias de reclutamiento o los sistemas de subcontratación, o cuando las inspecciones laborales son débiles.
El informe analiza las fuertes presiones para la desregularización de los mercados laborales, como un modo de reducir los costos laborales y de incrementar la competitividad, provocando otra fuente de trabajos forzados encubiertos.
Para acabar con esa lacra de la humanidad será necesario que los gobiernos y las instituciones de los países cuenten con las políticas adecuadas, apliquen la ley con vigor y muestren un sólido compromiso con la erradicación de esta forma de tratar a los seres humanos. También es simportante la experiencia positiva alcanzada en algunos países donde, con respaldo de la OIT, se está abordando el problema del trabajo forzoso mediante la adopción de legislación más estricta y de mecanismos para su aplicación, poniendo en práctica programas y políticas para atacar sus causas, y ayudando a las víctimas a reconstruir sus vidas.
La OIT plantea la necesidad de una alianza mundial contra el trabajo forzoso que involucre a gobiernos, organizaciones de empleadores y trabajadores, agencias para el desarrollo e instituciones financieras internacionales comprometidas con la reducción de la pobreza, y a la sociedad civil, incluyendo instituciones académicas y de investigación. La voluntad política y el compromiso global nos permitirían alcanzar durante la próxima década la meta de relegar el trabajo forzoso a la historia", declaró el Director General de la OIT, Juan Somavia.
Desaparecidas las condenas a trabajos forzados de gran parte de las legislaciones del mundo anidan y hasta prosperan estas lacras cuya única causa es la explotación y el desprecio de unos seres por otros.
José Carlos Gª Fajardo
Nesemu
Trabajos forzados sin condena
Más de doce millones de personas son víctimas de trabajos forzados, según el Informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
El nuevo informe titulado Una alianza global contra el trabajo forzoso precisa que cerca de 10 millones de estas personas son explotadas en la economía privada y no directamente por los estados. Mientras que alrededor de 2,4 millones también son víctimas del tráfico de seres humanos para ejercer la prostitución, trabajos serviles o degradantes. Muchas de estas personas son mujeres y niños menores de doce años.
No podemos olvidar que, también según la OIT y UNICEF, más de 300 millones de niños menores de doce años trabajan casi 14 horas al día por un cuenco de arroz. En el Sudeste asiático, a muchas madres no las aceptan para trabajar en los telares sino llevan dos o tres hijos pequeños para aprovecharse de sus dedos pequeños y ágiles. Muchos de ellos terminan consumidos por el hambre y la tuberculosis.
En este informe de la OIT se entrega por primera vez un cálculo mundial de las ganancias generadas por la explotación de mujeres, hombres y niños objeto del tráfico, que ascienden a 32.000 millones de dólares, lo que equivale a un promedio de 13.000 dólares por cada persona traficada y forzada a trabajar.
El trabajo forzoso representa otra cara de la globalización, una que le niega a las personas sus derechos fundamentales y su dignidad. Para cambiar la gestión de la globalización es esencial erradicar el trabajo forzoso. Por eso, no pocos excluidos del llamado tercer mundo piden ser globalizados, pero de verdad, con todas sus consecuencias y derechos. Cuando se conocieron las subvenciones concedidas por los Estados a las vacas en la UE y en Japón, algún delegado en la OIT exclamó ¡queremos que nos traten al menos como a las vacas!
El número más alto de trabajadores forzosos se registra en Asia, con 9,5 millones. Además hay 1,3 millones en América Latina y el Caribe; 660.000 en África Subsahariana y 260.000 en Medio Oriente y África del Norte. Pero también existen unos 360.000 en los países industrializados, y 210.000 en los países en transición.
La explotación económica forzosa de personas (en sectores como agricultura, construcción, fabricación de ladrillos y talleres manufactureros informales) afecta en proporción más o menos similar a mujeres y hombres. Sin embargo la explotación forzosa sexual con propósitos comerciales tiene como víctimas principales a mujeres y niñas. Los niños menores de 18 años representan entre 40 y 50 por ciento de todas las víctimas de trabajo forzoso.
En Asia, América Latina y África al Sur del Sahara la proporción de trabajadores forzosos que además han sido traficados es de menos de 20 por ciento, mientras que en los países industrializados y en transición, así como en Medio Oriente y África del Norte, más de 75 por ciento del total son también víctimas de tráfico.
El Informe denuncia nuevas formas de trabajo forzoso que afectan a los trabajadores migrantes, en particular a los que carecen de documentos y son considerados ilegales. ¡Cómo si un ser humanos pudiera ser ilegal! También examina las condiciones bajo las cuales suele presentarse el trabajo forzoso, como aquellas que se producen cuando hay controles poco efectivos sobre las agencias de reclutamiento o los sistemas de subcontratación, o cuando las inspecciones laborales son débiles.
El informe analiza las fuertes presiones para la desregularización de los mercados laborales, como un modo de reducir los costos laborales y de incrementar la competitividad, provocando otra fuente de trabajos forzados encubiertos.
Para acabar con esa lacra de la humanidad será necesario que los gobiernos y las instituciones de los países cuenten con las políticas adecuadas, apliquen la ley con vigor y muestren un sólido compromiso con la erradicación de esta forma de tratar a los seres humanos. También es simportante la experiencia positiva alcanzada en algunos países donde, con respaldo de la OIT, se está abordando el problema del trabajo forzoso mediante la adopción de legislación más estricta y de mecanismos para su aplicación, poniendo en práctica programas y políticas para atacar sus causas, y ayudando a las víctimas a reconstruir sus vidas.
La OIT plantea la necesidad de una alianza mundial contra el trabajo forzoso que involucre a gobiernos, organizaciones de empleadores y trabajadores, agencias para el desarrollo e instituciones financieras internacionales comprometidas con la reducción de la pobreza, y a la sociedad civil, incluyendo instituciones académicas y de investigación. La voluntad política y el compromiso global nos permitirían alcanzar durante la próxima década la meta de relegar el trabajo forzoso a la historia", declaró el Director General de la OIT, Juan Somavia.
Desaparecidas las condenas a trabajos forzados de gran parte de las legislaciones del mundo anidan y hasta prosperan estas lacras cuya única causa es la explotación y el desprecio de unos seres por otros.
José Carlos Gª Fajardo
5 comentarios
diana -
Marta Blánquez -
No llegamos a tal extremo con las mujeres emigrantes que encuentran trabajo en España como asistentas pero se peca muchas veces de poca solidaridad y se les exigen muchas horas de trabajo sin un sueldo muy digno que digamos.
Oveja -
Scicker -
Como el problema del hambre, la explotación laboral y sexual se podría erradicar con un poco de esfuerzo por parte de los líderes del mundo, pero hace falta que ese esfuerzo se produzca.
La cuestión es que a los países que permiten estas aberraciones les interesa que estas situaciones persistan. La explotación laboral provoca que cientos de multinacionales se trasladen a estos países menos desarrollados, creándose así aunténticas potencias industriales ( vease el caso de China) y la explotacion sexual deja ingresos economicos muy considerables debido al turismo sexual.
Y como siempre ganan los mismos, es decir, aquellos que no tienen escrúpulos, pues no interesa que se acabe con estos problemas.
Mari Loly -