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J. C. García Fajardo

Me dice el Khan, así como quien no dice nada: /¿Y por qué no les recuerdas el poema de Kavaffis, tú que vas de viajero por el mundo?/
/¿A cual te refieres?, le contesto algo mosca por el tono, y por el tuteo, que sabe que no me gusta./
/Ya estamos con las vueltas galaicas. ¿A cual ha de ser sino a Itaca?/
/Seguro que todos lo conocen, almenos, lo hemos leido en Marrakech./
/No obstante, póngalo, profesor, si no le es molestia/
Y como no quiero seguir por ese camino ya que el Khan está recién operado, pues lo pongo a continuación:

/Itaca

Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
Ruega que tu camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de descubrimientos.
A Lestrigones, Cíclopes,
al colérico Poseidón –no temas:
nunca hallarás tales seres en tu camino,
nunca mientras altos sean tus pensamientos,
mientras una extraña emoción
estimule tu alma y tu cuerpo.
A Lestrigones, Cíclopes,
al fiero Poseidón, nunca encontrarás
al menos que en tu alma los lleves dentro,
a menos que tu alma los ponga ante ti.
Ruega que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano en que,
con gran placer y alegría,
entres en puertos desconocidos;
podrías detenerte en los mercados de Fenicia
y comprar hermosas cosas,
coral y nácar, ámbar y ébano,
toda clase de perfumes sensuales...
adquiere tantos como puedas;
podrías visitar muchas ciudades egipcias
y no dejar de aprender de sus sabios.
Que siempre Ítaca esté en tu pensamiento.
Llegar ahí es tu destino.
Pero nunca apresures el viaje.
Es preferible que dure años,
que seas viejo cuando alcances la isla,
rico con todo lo que hayas ganado en el camino,
sin esperar que sea Ítaca la que te haga rico.
Ítaca te dio un maravilloso viaje.
Sin ella no habrías partido.
Pero ya no tiene más que darte.
Y si la encuentras pobre, no creas que Ítaca te ha engañado.
Sabio como te has hecho, tan pleno de experiencia,
Habrás entendido qué significan las Ítacas.

Kavafis

16 comentarios

carlos mateos -

Perdon por mandar mi opinión dos veces. Ha sido un fallo técnico. Un saludo

carlos mateos -

La vida es el camino a Itaca.El final lo pintan hermoso pero para llegar hasta allí primero debemos caminar. Nos tendremos que enfrentar a riachuelos, a socabones o incluso a los forajidos que nos aguardan a la vuelta de cada esquina pero debemos que emprenderlo.De nada sirve quedarse quieto viendo como andan los demás o decir "yo ya no sigo más". Estos serán los que no disfrutan su vida, aquellos cuyas huellas fueron borradas por otros que quisieron disfrutar de la ruta.
"Caminante, no hay camino,se hace camino al andar".

emiliano -

No se si todos viajen hacia Ítaca, no se si seamos sólo algunos los que hacemos ese viaje. No se si el viaje empieza en el momento en que naces, o hasta que alcanzas cierta madurez y te das cuenta que hay un lugar que te espera y se llama Ítaca, por lo menos es aqui cuando intentas plantearte un itinerario que a la larga quizás no lo sigas al pie de la letra, pero en verdad no lo se.
lo que si se es que yo ya había empezado mi viaje algún tiempo atrás y que Madrid ha sido una parada formidable. Sin duda, cuando llegue a Ítaca, le contaré a sus habitantes y a muchos otros viajeros, anécdotas maravillosas de esta ciudad. Gracias a todos los que estuvieron presentes cuando leimos este poema en la Amenara y sobre todo a usted profesor.

Nesemu -

David, ya eres alguien: eres tú. No esperes por el adjetivo grande, importante, listo, sabio...
Yo sé quién soy... y nadie me pidió permiso para ser.
Luego, a remar que son dos días. O a sentarse y estrechar una amistad como la de Tito y Luis en Habana blues. ¡Qué bueno!

Nesemu -

Jesús, si te agobias por cómo paladear cada instante, habrás perdido el instante. Acéptate, no te exijas tanto, deja ya la contabilidad. La rosa es la rosa, es la rosa, es la rosa... No la toques, porque la rosa no tiene por qué. (por qué ser una rosa)

Nesemu -

Laurea, a la muerte no se llega. Nos desvivimos desde el primer vagido fuera de la placenta. El gran Rhaner escribió: vivir es desvivirse. No nos vamos muriendo sino que la muerte es la exhaltación de la vida. La muerte no existe, es una abstracción. Hay aquí un muerto, un ser que ha culminado una fase y se ha transformado... no sabemos cómo ni hacia dónde ni si existira consciencia de esa transformación. La vida se cambia, no se pierde. Vita mutatur non tollitur. No sé si será verdad... pero es que no sé más. Luego, me dejaré llevar inclinándome como la lluvia al paso del viento.

Nesemu -

Querer querer, ya es querer. No te agobies. Tomar conciencia, aquí y ahora. Saberse viviendo, formando parte de todo... contemlar el agua de la lluvia, sentirla sobre la piel o sobre la cabeza. ¿Adónde y quién nos está llevando? Silencio. Saborear, paladear... Larry, ahora ya sabes que la meta no existe, la meta es el camino.

Merche -

"... Yo ya no sé
si somos de los nuestros
si llegaremos a Ítaca,
quizás sea lo de menos.
Si sellamos las puertas
del olvido labio a labio
si el futuro aún nos espera
dormido entre tus brazos.
No le daré la razón a quien celebró mi entierro.
Este paraíso fue ocupado, ya no está desierto.
Un rumor de alas y tormenta inunda la avenida,
en los muros leí los gritos que nos dan la bienvenida...
Prende la luz... "
(Ismael Serrano)

David Álvarez -

Como el buen Ulises, creo que todos desde Marruecos, hemos comenzado nuestro sendero hacia "Itaca"; andar, pararse, admirar y aprender sin impaciencia para llegar a ser alguien en la vida.
No queda más que caminar.

Larry -

La primera vez que oí ese poema fue en boca de Lluís Llach, quien lo canta con verdadero sentimiento. No entendía muy bien cuál era el significado, pero cuando mi tía, allí presente, me dijo que no importaba el destino de un viaje, si no su desarrollo, me quedé todavía más atónito. Hoy, puedo decir que he vivido dos viajes a Ítaca: el camino de Santiago y el viaje a Marruecos. En el primero llegué a puerto hace meses, pero el destino de mi viaje a Marruecos sigue sin aparecer. Tendré que dejarme empapar de las experiencias que me brinda para poner un gran broche a estos meses de navegación.

Cristóbal -

Si Kavafis levantara la cabeza. Si Homero levantara la cabeza. Si Ulises reviviera (porque vivió, no me cabe duda). Y nos vieran en las mismas. Porque estamos en las mismas, tampoco me cabe duda. Me recuerda esa otra novela de Juan Benet: "Nunca llegaré a nada". Que es tan absurdo como decir "siempre llegaré a todo". En fin, queramos o no estamos en camino y, queramos o no, llegaremos a esa nada o a ese todo. Por lo tanto, aprovecha para disfrutar del viaje.
Por cierto, yo también me tropecé (así por casualidad) en primero de carrera con Itaca. Los herederos de Kavafis debería pasar royalties a alguien. Besos.

Cristina -

En la novela A sangre fría uno de los personajes dice: “nunca sabrán dónde voy, pero podrán seguirme por el rastro que dejo”. Truman Capote, pone esta frase en boca de un asesino, pero olvidándonos de este contexto podemos sacar una gran enseñanza. El destino no es lo importante, pues para todos es el mismo. Lo apasionante es el camino. El recuerdo que dejamos en las personas que se cruzan en él. Nuestro rastro.

César -

Que recuerdos de Marruecos me trae este poema

Fran -

Qué bueno........

Hormiguero -

La primera vez que viajé a Madrid leí este maravilloso poema que me habían pasado para comenzar mi vida universitaria. A veces pienso que Itaca es nuestra Universidad, o quizás son tantas cosas a la vez… Es cierto que el camino debe de ser tan mágico como dice el poeta, pero se pasa a veces tan mal que no dejamos lugar a las cosas bonitas. Me pasa, y creo que nos pasa a todos. El problema reside en ¿cómo paladear lo suficiente de cada momento para llenarnos poco a poco el gran vacío de nuestro interior? La verdad es que este camino me apasiona, y no quiero perderme por ningún sendero oscuro. Y tampoco quiero llegar a imaginar que acabe el libro al llegar a Ítaca. Quizás se abra otro capítulo muy distinto.

¡Ah, Ítaca…!

Casielles -

Tuve una maestra, de aquellas de vieja escuela y bata blanca, que cuando teníamos diez años y continua prisa por ser los primeros en acabar un ejercicio, nos decía inveriablemente: "para qué apurarse... al final a la muerte llegamos todos. Para eso no hay que correr".
Nunca supe si lo decía esperando que no lo entendiésemos o justamente al contrario.

Al fin y al cabo, si algo está claro es que cuando Ulises llega a Ítaca ya no hay más libro.