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J. C. García Fajardo

Nesemu: Guerreros sin alma

Fue Hobbes, autor del Leviatán quién escribió: /Words without swords, but words/ (Los pactos sin espadas son meras palabras). ¿Acaso algunas guerras no serán promovidas por los fabricantes de armas para darles salida? Parece que ya no les basta con matar a distancia (armas negras frente a las armas blancas)porque quieren conservar los territorios ricos en recursos.
El artículo /Soldados de hierro/ de Sandro Pozzi nos da algunas pistas.
Nesemu

//Special Weapons Observation Reconnaissance Detection Systems (o SWORDS). Así se conoce al nuevo soldado cibernético que el Pentágono enviará esta primavera a Irak para luchar contra los insurgentes y reducir el número de bajas entre sus soldados, mientras en Washington se preguntan si los iraquíes podrán hacerse cargo de la seguridad del país. Se trata de un robot como los que desde hace cinco años utilizan la policía y los militares para desactivar bombas a distancia, pero con capacidad para observar, reconocer y detectar al enemigo, al que después neutraliza con una poderosa ametralladora.
Es la ciencia ficción hecha realidad. Aunque aún no se llega al extremo de las películas de Terminator, en las que las fuerzas rebeldes de carne y hueso se enfrentan a sofisticadas máquinas de matar autónomas. En los tres episodios del filme de acción que protagoniza Arnold Schwarzenegger, el humano gana. En la vida real, en el mundo de hoy, la Administración que preside George W. Bush quiere imponerse a los insurgentes en el campo de batalla iraquí para frenar la escalada de bajas entre sus soldados y marines.
La Operación militar Iraqi Freedom ha costado la vida de 1.448 estadounidenses, sobre un total de 1.619 muertes entre las conocidas como tropas de la coalición, según datos oficiales del 7 de febrero. A esta cifra hay que sumar los 10.770 heridos entre las fuerzas norteamericanas desde que comenzó la campaña militar contra el régimen de Sadam Husein, en marzo de 2003. A estas bajas se les podrían sumar también las 156 muertes estadounidenses en la Operación Enduring Freedom, lanzada en Afganistán contra el régimen talibán y la red terrorista Al Qaeda tras los atentados suicidas del 11-S contra las Torres Gemelas y el Pentágono.
En ambos frentes, la mayor parte de las bajas se están registrando en el proceso de transición política, con la campaña militar concluida desde hace casi dos años en el caso de Irak. La respuesta de las guerrillas, sobre todo en el caso iraquí, es especialmente intensa y sangrienta contra unas tropas que consideran de ocupación. Por eso, el Pentágono quiere enviar en abril al frente de batalla iraquí 18 robots armados SWORDS para proteger a sus tropas.
Foster-Miller, con sede en Waltham (Massachusetts), es la empresa estadounidense que desarrolla esta nueva máquina de guerra. William Ribich, presidente ejecutivo, explica que su compañía “tiene un firme compromiso para proveer a las tropas estadounidenses el mejor material posible y con rapidez”. El grupo fabricante del robot guerrero cuenta en la actualidad con un equipo formado por 350 ingenieros y científicos, especializados en robótica, en el desarrollo de nuevos materiales de alta tecnología e instrumental médico.
Entre la nutrida lista de clientes de Foster-Miller se encuentran General Electric, Boeing, Daimler Chrysler, Lockheed Martin o Westinghouse, además de los departamentos de Defensa, Energía y Transportes, la NASA, la policía de Nueva York (NYPD), las Fuerzas Armadas (Army), Aérea (Air Force) y Naval (Navy). La compañía fue adquirida en agosto pasado por el grupo anglo-estadounidense QinetiQ, de la que el ex presidente George Bush es consejero a través del holding Carlyle.
Foster-Miller es una de las pequeñas compañías que tienen acceso al colosal presupuesto militar de Estados Unidos, que este año superará los 400.000 millones de dólares. Es más, el proyecto de presupuesto para 2006 presentado por la Casa Blanca el 7 de febrero prevé el gasto de 1.700 millones de dólares hasta 2011 en vehículos sin tripulante que pueden realizar “trabajos peligrosos sin poner en riesgo la vida de los soldados”.
Lockheed Martin y General Dinamics son las otras compañías que están desarrollando vehículos similares al SWORDS para sacar tajada al incremento del gasto militar, del que se beneficiarán especialmente las compañías especializadas en el desarrollo de armamento. Además, el Departamento de Defensa está apoyando otros proyectos para poder desplegar robots en zonas de combate, lanzados desde un avión.
Pero el robot de Foster-Miller se convertirá en primavera en el primer dispositivo electrónico armado por control remoto que entre en acción en misiones de combate. El SWORDS, de un metro de altura, fue ya la estrella en la 24ª conferencia Ciencia Militar, celebrada a finales de noviembre en Orlando (Florida). La revista Time, en su edición del pasado 29 de noviembre, calificó al robot armado como una de las invenciones más increíbles de 2004. “Insurgentes iraquíes, ya podéis preocuparos”, afirmaba el artículo de la prestigiosa revista. Y es que, como dicen los militares de la brigada Stryker, que ya lo han utilizado en Kuwait antes de mandarlo al campo de batalla, “no es algo con lo que uno pueda jugar”.
“Es un guerrero rápido y preciso”, señalan los expertos del Departamento de Defensa estadounidense. El SWORDS es una versión guerrera del robot Talon que fabrica Foster-Miller, y que es utilizado ya por los artificieros de la Armada estadounidense en Irak y Afganistán, donde tienen desplegados más de un centenar de unidades. Los Talon son usados por el Pentágono desde 2000, cuando cumplieron su misión con éxito en Bosnia. Los robots fueron de gran utilidad también en los trabajos de rescate en la zona cero, el vacío de escombros que dejaron las Torres Gemelas tras el 11-S y en las acciones militares en Afganistán.
Los primeros Talon llegaron a Irak en marzo de 2003, donde han participado en más de 20.000 misiones. Lo que hace diferente al nuevo modelo es que va armado con fusiles y rifles automáticos –M249, M240 o Barrett del calibre 50–, dispone de cuatro cámaras de precisión, visión nocturna, sensores térmicos y lentes para observar desde la distancia. Su autonomía es de cuatro horas, durante las que puede desplazarse a una velocidad de 6,5 kilómetros por hora, subir escaleras, superar obstáculos o permanecer oculto en completo silencio hasta que abre fuego contra el enemigo.
Para poder funcionar, la máquina sigue necesitando de un operador humano, que es el que se encarga de analizar las imágenes y la información que le llega del frente –a 1,5 kilómetros de distancia– antes de poner el dedo en el gatillo y abrir fuego con su poderosa ametralladora. Además se han hecho pruebas con misiles de 66 milímetros –puede llevar hasta cuatro– y dos lanzagranadas (Milkor Mk-1S). Los expertos dicen que podría ser equipado incluso con armamento antitanques o el nuevo sistema de misiles DREAD.
Los militares que han hecho pruebas con el robot aseguran que su disparo es más certero que el de un soldado, “porque el arma está montada sobre una plataforma más estable”, a lo que se le añade la ayuda precisa de la electrónica. Hasta tal punto es preciso que mientras un soldado puede hacer un tiro certero a un balón de baloncesto a 300 metros, el robot lo hace con una moneda, como explica el sargento Santiago Tordillos.
Sus creadores van más allá y explican que el SWORDS es un soldado que no se cansa, no se asusta, no necesita comer ni vestirse ni ser entrenado y que, con sus precisos sensores y cámaras, es capaz de rastrear el terreno sin ningún riesgo para los militares que van con el fusil echado al hombro. Y el tiempo tampoco parece ser un impedimento mayor. El coste de cada una de las unidades que irán a Irak esta primavera se estima en 230.000 dólares, aunque su vicepresidente Arnis Mangolds dijo durante la convención celebrada en Florida que la intención de la compañía es rebajar el precio del modelo básico hasta los 180.000 dólares cuando entre en producción.
Además, la versatilidad de estos robots armados les permite adaptarse con facilidad a la misión original de desactivar explosivos. En cualquier caso, ocupan poco espacio en sus cajas a la espera de volver al combate.
La brigada Stryker, que participó en la puesta a punto de los robots, recibirá las primeras unidades en las próximas semanas. “Los soldados con los que he hablado quieren tenerlos ya”, comenta Tordillos.
David Crane, experto en cuestiones militares, asegura que la tecnología es “viable” para lo que denomina “ambiente de combate urbano”, y explica que se trata “de una evolución natural” de los medios que hasta ahora utilizaba Defensa y las agencias de seguridad en sus misiones robotizadas Talon y Ferret. “No se trata de una nueva invención, lo que hemos hecho es poner juntos los sistemas existentes”, explica Tordillos. La compañía Foster-Miller ya está trabajando en una nueva versión más sencilla de manejar, que dotaría al operador de una consola de mandos similar a la de un videojuego y de unas gafas de realidad virtual que permitirá mejorar la precisión.
No es un secreto para nadie que la Armada y la Administración presidida por George W. Bush tienen un problema frente a la opinión pública estadounidense ante las constantes bajas en el frente iraquí. El SWORDS es la respuesta además a lo que Crane califica como una “guerra contra los medios de comunicación”. “Al robot no pueden matarlo”, señala. Y en este clima, el nuevo robot de Foster-Miller salta al campo de batalla. La compañía ha dedicado seis meses y dos millones de dólares al desarrollo de esta nueva versión del Talon, sometiéndolo a todo tipo de pruebas para evitar fallos de funcionamiento durante la campaña.
Los expertos en defensa se hacen la siguiente pregunta: ¿por qué poner en riesgo la vida de un soldado cuando en su lugar puedes poner un robot? La respuesta de William Ribich es rotunda en ese sentido. “Cada uno de estos robots permite proteger a un soldado”, afirma, a la vez que deja claro que los SWORDS /no son máquinas autónomas asesinas como las que aparecen en las películas de ficción/, a pesar de que puede realizar hasta 350 disparos por minuto sin necesidad de ser recargado.
Además se ha dotado a los robots de un dispositivo para evitar que las fuerzas enemigas puedan piratear o interferir la señal de radio que les comunica directamente con el operador que los maneja y toma las decisiones antes de poner el dedo en el gatillo.
La lógica que sigue este nuevo proyecto es la misma de los aviones de reconocimiento y combate sin tripulante, conocidos en la jerga militar como UAV o UCAV. “Mientras nuestra infantería siga inmersa en la batalla urbana y continúen las operaciones militares en Irak contra los insurgentes, la necesidad de los robots SWORDS es mayor que nunca”, remacha David Crane.
¿Pero llegará el día en el que los robots armados sustituyan al hombre en el campo de batalla? La respuesta del sargento Tordillos es contundente: /No, nunca se eliminará al soldado de las misiones sobre el terreno. Habrá una mezcla, pero el soldado siempre estará ahí/.//

4 comentarios

nadia -

Impotencia: Ni como evitarlo

Fran -

En el mundo de la noche de mi Vigo natal hay un personaje que recibe el mote de Robocopas por su habilidad sustrayendo bebida a base de dar el coñazo. Puede parecer una anécdota ridícula pero es lo primero que pensé al leer esta noticia, lo ridículo que resulta que 300 genios de la informática,la física, la comunicación,... estén invirtiendo su tiempo en crea armas cada vez más sofisticadas y, sobre todo, destructivas. Ese esfuerzo e ingenio invertidos en desarrollo, energías renovables o lucha contra la pobreza podrían dar unos resultados que, de pensarlo, no pueden dejar de golpearnos el estómago.

mundo menguante -

A dónde iremos a parar... este tipo de noticias ni me sorprenden ya. Se empeñan en hacernos creer que progresamos, pero cuando leo cosas como esas por mi cabeza pasa todo lo contrario. Es como si fuésemos dando pasos hacia atrás como los cangrejos, parece que lo único que sabemos hacer es destruir, ya sean humanos, naturaleza o todo lo que se ponga por delante.
¿De quién es la culpa si alguno de esos inventos falla? me da miedo hasta pensarlo.

Jessi

Carlos -

La realidad supera a la ficción. Esto ya es el colmo de la deshumanización. La tecnología ya no es para los hombres, sino los hombres para las máquinas. El único sentido de esas máquinas es destruir. No es proteger ni defender. Si el gasto de EEUU en armamento ya era ábsurdo, ahora más. Vemos ahora la vocación que existe para ayudar a los seres hambrientos y de sembrar justicia. Qué triste es leer este tipo de noticias. No sé ustedes, pero yo siento a veces una impotencia que me sobrepasa.