Una buena clase de periodismo Go back to the future
Vale la pena leer con detenimiento esta formidablde reflexión de la Defensora del lector, Malén Aznárez, en El País. Abramos un debate. Por si no tenéis acceso al orginal, aquí va una CC:
Ha llegado el momento, tras dos años como Defensora del Lector, de decirles adiós. Ha sido un bienio plagado de acontecimientos periodísticos, la guerra de Irak, los terribles atentados del 11-M en Madrid, el cambio de Gobierno en España, el gran maremoto de Asia...
Una etapa que también ha resultado decisiva para la credibilidad de los grandes medios de comunicación, que han salido bastante malparados de tales eventos, a lo que hay que sumar el imparable aumento de la prensa gratuita y la fabulosa expansión y competencia de Internet. Resultado, una crisis sin precedentes.
Cuando estrenaba esta columna, el Gobierno de Estados Unidos esgrimía a los cuatro vientos la existencia -pueden estar seguros, decía el ex presidente Aznar- de armas de destrucción masiva en Irak para justificar una guerra ilegal e inmoral. Y los medios de comunicación de todo el mundo, periódicos, televisiones y radios, la destacaron en sus titulares durante meses y meses.
La existencia de tales armas, no encontradas por los inspectores de la ONU, se asumió, al igual que otras muchas informaciones llegadas directamente del Pentágono, masivamente por los medios de comunicación de EE UU y, más matizadamente, por los europeos. Pero ahora que George Bush acaba de reconocer, sin el menor pudor, la inexistencia oficial de dichas armas la noticia ha pasado prácticamente desapercibida.
No ha ocupado las primeras páginas de los periódicos, ni grandes titulares, ni las aperturas de los informativos televisivos o radiofónicos. Ni los estadounidenses, ni el resto. En España sólo dos periódicos, de entre los de mayor tirada, EL PAÍS y El Periódico de Cataluña, la llevaron a sus portadas el día que se hizo pública la noticia -el pasado 13 de enero-. Eso sí, en diminutos sumarios. Casi lo mismo sucedió con los grandes periódicos internacionales, que sólo la trataron en sus páginas interiores de forma discreta. Sin duda para reflexionar.
En estos momentos, cuando me despido de esta columna, el Gobierno de Estados Unidos vuelve a utilizar la táctica propagandística iraquí aplicada a Irán, país del que sospecha puede poseer armas nucleares y que forma parte de "los seis bastiones de tiranía" -término que ya empieza a dar la vuelta al mundo como antes lo hizo el eje del mal- que constituyen una gravísima amenaza para la paz mundial. El vicepresidente Cheney ya lo ha advertido: "Entre los potenciales focos problemáticos Irán está el primero de la lista". ¿Les suena?
Ningún presidente de Estados Unidos diría ahora, como hizo Lyndon B. Johnson en 1968 al hablar de Vietnam, al referirse al mítico periodista de la CBS Walter Cronkite, que si habían perdido a Cronkite habían perdido la guerra. Simplemente el público desconfía de periodistas y periódicos.
Lo contaba hace unos meses Javier del Pino en este periódico: los grandes medios de comunicación estadounidenses han perdido la confianza de sus lectores en la objetividad de la prensa que ha descendido hasta cifras alarmantes. Bastante lógico si tenemos en cuenta los escándalos confesos por información inventada o no contrastada de los diarios The New York Times y USA Today y de la cadena televisiva CBS, que han conllevado el cese de un número importante de sus correspondientes directivos.
Según el Pew Research Center, el organismo de mayor prestigio en investigación de medios de comunicación en EE UU, el porcentaje de ciudadanos que confía en la objetividad de los periodistas ha descendido de un 62% en 1987 a un 38% en la pasada campaña electoral.
Y los datos de otro estudio, The project for excellence in journalism, una radiografía del periodismo de EE UU desde 1985 a 2000, que dirige el conocido periodista Tom Rosenthiel, arrojan también un deterioro progresivo sobre lo que piensan los ciudadanos de los informadores.
En 1985, uno de cada cinco estadounidenses pensaba que los medios ocultaban sus errores, ahora lo piensan siete de cada diez; sólo el 35% cree que los medios informan objetivamente, y las descripciones que hacen de los periodistas son: "Chapuceros, menos éticos, menos cuidadosos, más sectarios, menos autocríticos sobre sus errores, y, en general, más perjudiciales para la democracia que hace 30 años". ¿Preocupante, no?
Más, si tenemos en cuenta que este estudio sólo llega hasta el año 2.000, y por tanto no se ha cuestionado el periodismo realizado con los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono, la guerra y posguerra de Irak, las torturas practicadas por el Ejército estadounidense en dicho país, la vuelta a casa a hurtadillas de los soldados muertos o la última campaña electoral.
¿Ha llegado la crisis a Europa? Ha llegado. La mayoría de los países europeos, con Francia a la cabeza, se encuentran inmersos en una pérdida acelerada de lectores de prensa que ha afectado con fuerza a los diarios de referencia, y ha hecho desaparecer otras cabeceras menores.
En España, donde todavía están recientes los ecos del intento de manipulación informativa por el Gobierno del 11-M, según el último estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre los hábitos de lectura de diarios (marzo de 2004), los españoles siguen concediendo a la prensa escrita mayor credibilidad y veracidad que a la televisión -aunque menos que a la radio-, pero admiten que la capacidad de influencia de la televisión es muchísimo mayor.
El director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, afirmaba hace unos días que el daño que está sufriendo la credibilidad de la prensa es enorme: "Domina el periodismo complaciente, al tiempo que el periodismo crítico retrocede. Cabe incluso preguntarse si a la hora de la globalización y de los megagrupos mediáticos no está desapareciendo la noción de prensa libre".
La catedrática de Ética y Filosofía Política Adela Cortina afirmaba en un artículo, publicado el pasado noviembre en este periódico, que para construir una ciudadanía mediática no basta con que los profesionales cumplan las leyes. Y hacía una serie de reflexiones que sin duda también se hacen muchos Defensores del Lector. Cortina señalaba la necesidad de que profesionales y empresas informativas se forjen un ethos, un carácter de buenas prácticas, imprescindible para lograr el éxito, una ética de los medios rentable a medio y largo plazo.
"Sin información no hay libertad", decía Cortina, quien mantiene que forjar hoy una ciudadanía mediática es bien difícil, entre otras cosas, porque la información es poder y también mercancía. "Los medios crean realidad y conciencia, pueden hacer creer a los ciudadanos que las cosas y las personas son como ellos las muestran, 'dan el ser' a unos acontecimientos y personas y se la niegan a otros, porque en una sociedad mediática 'ser es aparecer en los medios'. Vivimos en una construcción mediática de la realidad, decía la filósofa, quien señalaba también que en esa realidad "mundo político y empresas informativas entran en contacto y se producen concentraciones de poder político-financiero, en detrimento de los ciudadanos, que se supone son los protagonistas de la vida pública".
En estos dos años, he de confesarlo, me he enfrentado al periódico de una forma nueva. He llegado a comprender muy bien la indignación de los lectores ante las reiteradas faltas de ortografía -el gran fracaso de todos los Defensores, según Jesús de la Serna, el segundo ombudsman que tuvo este periódico- y los fallos, de todo tipo, que tantas veces los periodistas minimizamos.
He asistido al nacimiento de un nuevo lenguaje periodístico relacionado con el auge del islamismo; he asumido como propia la frase que tanto repiten los lectores, "si en esto, de lo que entiendo un poco, dicen ustedes tantas barbaridades, me pregunto qué harán con las informaciones que no controlo"; he podido apreciar cómo nos saltamos alegremente el obligado Libro de estilo -cosa verdaderamente grave cuando se trata de titulares- y también cómo racaneamos a la hora de rectificar.
Y he desarrollado, como la mayoría de los Defensores con los que he hablado, un modo de leer el periódico -del que ignoro si podré desprenderme en el futuro, aunque confío en ello- que, para mi pesar, se acerca más al de un detective a la caza del gazapo que al placer o sorpresa que siempre me han procurado las noticias impresas. Ha merecido la pena. Porque, impulsada por ustedes, he tenido que detenerme y reflexionar sobre temas de la profesión sobre los que frecuentemente los periodistas pasamos de largo, y eso siempre es enriquecedor.
Pero también me he visto sorprendida al comprobar que los lectores de EL PAÍS, en general, parecen en estos tiempos de descrédito para la profesión mucho más interesados en la forma que en el fondo de nuestras informaciones. Y aunque entiendo que la forma es esencial en nuestro oficio -imposible obviar la estrecha relación entre ética y estética- no puede hacernos olvidar el fondo. Y hay ocasiones en que los árboles nos pueden tapar el bosque.
El especialista en medios de comunicación de The Washington Post, Howard Kurtz, explicaba hace unos años su fórmula para luchar contra la falta de credibilidad en los medios de comunicación. "Go back to the future (retroceder hacia el futuro). Volvamos a escribir sobre injusticias y ultrajes, a contar lo que las autoridades no quieren que se sepa, prestemos mayor atención a la condición humana y olvidemos los planteamientos abstractos, seamos capaces de romper la tiranía de los expertos (que nunca descubrieron la bancarrota de un banco, ni intuyeron el impacto del sida), recuperemos el gusto por la buena escritura, y neguémonos a llenar los periódicos de conferencias de prensa y actos oficiales...".
Ante el fenómeno creciente de los blogs de Internet, el "nuevo periodismo" que mezcla con pleno descaro, y jactándose de ello, información, opinión, rumores y fantasías, no está de más recuperar la fórmula de Kurtz, tan vieja como el buen periodismo y en plena vigencia."
Es de antología, sobre todo, para nosotros los periodistas. Vale más que una buena docena de clases en la facultad. Esto sí que es la UNIVERSIDAD de todos. Universitas omnium.
Nesemu
Ha llegado el momento, tras dos años como Defensora del Lector, de decirles adiós. Ha sido un bienio plagado de acontecimientos periodísticos, la guerra de Irak, los terribles atentados del 11-M en Madrid, el cambio de Gobierno en España, el gran maremoto de Asia...
Una etapa que también ha resultado decisiva para la credibilidad de los grandes medios de comunicación, que han salido bastante malparados de tales eventos, a lo que hay que sumar el imparable aumento de la prensa gratuita y la fabulosa expansión y competencia de Internet. Resultado, una crisis sin precedentes.
Cuando estrenaba esta columna, el Gobierno de Estados Unidos esgrimía a los cuatro vientos la existencia -pueden estar seguros, decía el ex presidente Aznar- de armas de destrucción masiva en Irak para justificar una guerra ilegal e inmoral. Y los medios de comunicación de todo el mundo, periódicos, televisiones y radios, la destacaron en sus titulares durante meses y meses.
La existencia de tales armas, no encontradas por los inspectores de la ONU, se asumió, al igual que otras muchas informaciones llegadas directamente del Pentágono, masivamente por los medios de comunicación de EE UU y, más matizadamente, por los europeos. Pero ahora que George Bush acaba de reconocer, sin el menor pudor, la inexistencia oficial de dichas armas la noticia ha pasado prácticamente desapercibida.
No ha ocupado las primeras páginas de los periódicos, ni grandes titulares, ni las aperturas de los informativos televisivos o radiofónicos. Ni los estadounidenses, ni el resto. En España sólo dos periódicos, de entre los de mayor tirada, EL PAÍS y El Periódico de Cataluña, la llevaron a sus portadas el día que se hizo pública la noticia -el pasado 13 de enero-. Eso sí, en diminutos sumarios. Casi lo mismo sucedió con los grandes periódicos internacionales, que sólo la trataron en sus páginas interiores de forma discreta. Sin duda para reflexionar.
En estos momentos, cuando me despido de esta columna, el Gobierno de Estados Unidos vuelve a utilizar la táctica propagandística iraquí aplicada a Irán, país del que sospecha puede poseer armas nucleares y que forma parte de "los seis bastiones de tiranía" -término que ya empieza a dar la vuelta al mundo como antes lo hizo el eje del mal- que constituyen una gravísima amenaza para la paz mundial. El vicepresidente Cheney ya lo ha advertido: "Entre los potenciales focos problemáticos Irán está el primero de la lista". ¿Les suena?
Ningún presidente de Estados Unidos diría ahora, como hizo Lyndon B. Johnson en 1968 al hablar de Vietnam, al referirse al mítico periodista de la CBS Walter Cronkite, que si habían perdido a Cronkite habían perdido la guerra. Simplemente el público desconfía de periodistas y periódicos.
Lo contaba hace unos meses Javier del Pino en este periódico: los grandes medios de comunicación estadounidenses han perdido la confianza de sus lectores en la objetividad de la prensa que ha descendido hasta cifras alarmantes. Bastante lógico si tenemos en cuenta los escándalos confesos por información inventada o no contrastada de los diarios The New York Times y USA Today y de la cadena televisiva CBS, que han conllevado el cese de un número importante de sus correspondientes directivos.
Según el Pew Research Center, el organismo de mayor prestigio en investigación de medios de comunicación en EE UU, el porcentaje de ciudadanos que confía en la objetividad de los periodistas ha descendido de un 62% en 1987 a un 38% en la pasada campaña electoral.
Y los datos de otro estudio, The project for excellence in journalism, una radiografía del periodismo de EE UU desde 1985 a 2000, que dirige el conocido periodista Tom Rosenthiel, arrojan también un deterioro progresivo sobre lo que piensan los ciudadanos de los informadores.
En 1985, uno de cada cinco estadounidenses pensaba que los medios ocultaban sus errores, ahora lo piensan siete de cada diez; sólo el 35% cree que los medios informan objetivamente, y las descripciones que hacen de los periodistas son: "Chapuceros, menos éticos, menos cuidadosos, más sectarios, menos autocríticos sobre sus errores, y, en general, más perjudiciales para la democracia que hace 30 años". ¿Preocupante, no?
Más, si tenemos en cuenta que este estudio sólo llega hasta el año 2.000, y por tanto no se ha cuestionado el periodismo realizado con los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono, la guerra y posguerra de Irak, las torturas practicadas por el Ejército estadounidense en dicho país, la vuelta a casa a hurtadillas de los soldados muertos o la última campaña electoral.
¿Ha llegado la crisis a Europa? Ha llegado. La mayoría de los países europeos, con Francia a la cabeza, se encuentran inmersos en una pérdida acelerada de lectores de prensa que ha afectado con fuerza a los diarios de referencia, y ha hecho desaparecer otras cabeceras menores.
En España, donde todavía están recientes los ecos del intento de manipulación informativa por el Gobierno del 11-M, según el último estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre los hábitos de lectura de diarios (marzo de 2004), los españoles siguen concediendo a la prensa escrita mayor credibilidad y veracidad que a la televisión -aunque menos que a la radio-, pero admiten que la capacidad de influencia de la televisión es muchísimo mayor.
El director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, afirmaba hace unos días que el daño que está sufriendo la credibilidad de la prensa es enorme: "Domina el periodismo complaciente, al tiempo que el periodismo crítico retrocede. Cabe incluso preguntarse si a la hora de la globalización y de los megagrupos mediáticos no está desapareciendo la noción de prensa libre".
La catedrática de Ética y Filosofía Política Adela Cortina afirmaba en un artículo, publicado el pasado noviembre en este periódico, que para construir una ciudadanía mediática no basta con que los profesionales cumplan las leyes. Y hacía una serie de reflexiones que sin duda también se hacen muchos Defensores del Lector. Cortina señalaba la necesidad de que profesionales y empresas informativas se forjen un ethos, un carácter de buenas prácticas, imprescindible para lograr el éxito, una ética de los medios rentable a medio y largo plazo.
"Sin información no hay libertad", decía Cortina, quien mantiene que forjar hoy una ciudadanía mediática es bien difícil, entre otras cosas, porque la información es poder y también mercancía. "Los medios crean realidad y conciencia, pueden hacer creer a los ciudadanos que las cosas y las personas son como ellos las muestran, 'dan el ser' a unos acontecimientos y personas y se la niegan a otros, porque en una sociedad mediática 'ser es aparecer en los medios'. Vivimos en una construcción mediática de la realidad, decía la filósofa, quien señalaba también que en esa realidad "mundo político y empresas informativas entran en contacto y se producen concentraciones de poder político-financiero, en detrimento de los ciudadanos, que se supone son los protagonistas de la vida pública".
En estos dos años, he de confesarlo, me he enfrentado al periódico de una forma nueva. He llegado a comprender muy bien la indignación de los lectores ante las reiteradas faltas de ortografía -el gran fracaso de todos los Defensores, según Jesús de la Serna, el segundo ombudsman que tuvo este periódico- y los fallos, de todo tipo, que tantas veces los periodistas minimizamos.
He asistido al nacimiento de un nuevo lenguaje periodístico relacionado con el auge del islamismo; he asumido como propia la frase que tanto repiten los lectores, "si en esto, de lo que entiendo un poco, dicen ustedes tantas barbaridades, me pregunto qué harán con las informaciones que no controlo"; he podido apreciar cómo nos saltamos alegremente el obligado Libro de estilo -cosa verdaderamente grave cuando se trata de titulares- y también cómo racaneamos a la hora de rectificar.
Y he desarrollado, como la mayoría de los Defensores con los que he hablado, un modo de leer el periódico -del que ignoro si podré desprenderme en el futuro, aunque confío en ello- que, para mi pesar, se acerca más al de un detective a la caza del gazapo que al placer o sorpresa que siempre me han procurado las noticias impresas. Ha merecido la pena. Porque, impulsada por ustedes, he tenido que detenerme y reflexionar sobre temas de la profesión sobre los que frecuentemente los periodistas pasamos de largo, y eso siempre es enriquecedor.
Pero también me he visto sorprendida al comprobar que los lectores de EL PAÍS, en general, parecen en estos tiempos de descrédito para la profesión mucho más interesados en la forma que en el fondo de nuestras informaciones. Y aunque entiendo que la forma es esencial en nuestro oficio -imposible obviar la estrecha relación entre ética y estética- no puede hacernos olvidar el fondo. Y hay ocasiones en que los árboles nos pueden tapar el bosque.
El especialista en medios de comunicación de The Washington Post, Howard Kurtz, explicaba hace unos años su fórmula para luchar contra la falta de credibilidad en los medios de comunicación. "Go back to the future (retroceder hacia el futuro). Volvamos a escribir sobre injusticias y ultrajes, a contar lo que las autoridades no quieren que se sepa, prestemos mayor atención a la condición humana y olvidemos los planteamientos abstractos, seamos capaces de romper la tiranía de los expertos (que nunca descubrieron la bancarrota de un banco, ni intuyeron el impacto del sida), recuperemos el gusto por la buena escritura, y neguémonos a llenar los periódicos de conferencias de prensa y actos oficiales...".
Ante el fenómeno creciente de los blogs de Internet, el "nuevo periodismo" que mezcla con pleno descaro, y jactándose de ello, información, opinión, rumores y fantasías, no está de más recuperar la fórmula de Kurtz, tan vieja como el buen periodismo y en plena vigencia."
Es de antología, sobre todo, para nosotros los periodistas. Vale más que una buena docena de clases en la facultad. Esto sí que es la UNIVERSIDAD de todos. Universitas omnium.
Nesemu
16 comentarios
Nesemu a ratón 12 -
Y eso de /su jugo de horchata/, tiene bemoles, como decimos en España. Cuide el suyo y no lo malgaste con malos jugos. Ya usted me entenderá si es mexicano
Saludos
Nesemu
raton12 -
déjenos pensar por nuestra cuenta y basta de envenenarnos con sus doctrinas.
Nesemu traanscribe a Blog Khan -
Blog Khan
Sergio -
Ahora mismo Gabilondo está entrevistando a Malen.
Por cierto, ¿quién sabe el motivo exacto de su dimisión? ¿O el desencadenante? ¿Ha influido el denominado 'Caso Echevarría' (http://asinosonlascosas.blogspot.com/2004/12/los-literarios-en-el-pas-i.html) y las muchas críticas que recibió el asunto, difundido sobre todo por Internet?
Creo sinceramente que la figura del Defensor del Lector necesita mayor independencia.
(Super) Dani -
Sin embargo, creo que la lectura del papel de los medios de comunicación en la Guerra de Irak sólo es aplicable a EE UU. No me cabe duda de que ellos desarrollaron un trabajo lamentable y que se alinearon con todas las tesis de la Administración Bush. Sin embargo, en el resto del mundo la respuesta fue muy diferente. ¿Por qué tanta gente en tantas ciudades del mundo salió a la calle a protestar? ¿Por qué millones de españoles se manifestaron en contra de la guerra de Irak? ¿Por qué casi todos los países de la tierra (excepto EE UU) querían que Bush perdiera las últimas elecciones?
Muchísimos medios insistieron antes de la guerra de Irak en que no había armas de destrucción masiva, en que esta guerra estaba diseñada desde hace tiempo y que no se le estaba dando ninguna oportunidad a los inspectores de Naciones Unidas. En España, incluso El Mundo se opuso a la guerra y publicó fotos sangrientas durante las primeras intervenciones estadounidenses. Desde el mismo momento del ataque, las radios se volcaron en describir una guerra sangrienta, inhumana e ilegal. Una guerra que, a pesar de todos los fallos de los medios de comunicación, se supo ilegal e injusta desde meses antes. Por tanto, creo que en esta reflexión la Defensora del Lector (a la que tanto admiro) se ha equivocado. Si las declaraciones de Bush admitiendo que no había armas de destrucción masiva no han recibido eco en los diarios europeos es porque todos lo sabíamos desde hacía dos años. Es porque muchos periódicos europeos dieron esa noticia hace mucho tiempo.
Por cierto, felicidades por la página, Profesor... En los próximos días me verá más a menudo por estas tertulias tan interesantes...
Ghost of Tom Joad -
Nesemu para Sergio -
Pero, Jeremías, yo me refería, sobre todo, a lo magistralmente que está escrito ese artículo. Reléelo, porfa, qué finura, qué sintaxis y qué orden en el desarrollo de su decepción al no haber podido cumplir como hubiera querido el noble papel que la fue entusiasmando cada día. ¡Por eso cambian tanto a los Defensores del Lector en todos los medios! Cuando descubren que el rey va desnudo... los envían de corresponsales al extranjero.
Es una periodista de raza.
Nice dreams!
Nesemu
Nesemu para El Invisible -
Pero lo que más me ha gustado ha sido una entrevista que le acaban de hacer a José Luis Sampedro. Chapeau! Una cita de un autor clásico sobre el que giró su filosofía: LA VIDA ES HACERNOS LO QUE SOMOS.
(El original dice: llegar a ser lo que ya llevamos dentro) Es como alcanzar la plenitud de la que tantas veces hemos hablado en clase. Ser uno mismo. Serse.
Y su indignación, ya a las puertas de la muerte para la que me preparo para vivirla con dignidad, ante el poco eco que tuvo el reconocimiento por el Pentágono de que no había armas de destrucción masiva en Iraq.
¿Y se quedan así? No ha habido escándalo ni los medios han reaccionado lo suficient. Fíjese, en cambio, la que armaron contra Clinton por una guarradita de las que muchos de lio ssenadores que le juzgaron tendrían muchas experiencias personales.
Uno se descubre ante estos sabios.
Ahora, a dormir.
Nesemu
el invisible -
Sergio -
"Ante el fenómeno creciente de los blogs de Internet, el "nuevo periodismo" que mezcla con pleno descaro, y jactándose de ello, información, opinión, rumores y fantasías"
No señora, los blogs no son el nuevo periodismo, ni los bloggers son -ni pretenden ser- periodistas. Claro que hay bloggers periodistas, y esos puedo asegurar -y leo a muchos- que cuidan todos los principios de la profesión... muchas veces incluso más y mejor que los periodistas 'serios'.
Ahora bien, si hablamos de prensa gratuita, de diarios digitales y de confidenciales, puede que tenga parte de razón. La diferencia es que en estos casos hablamos de periodistas que así se consideran.
Los blogs son una aportación al mundo de la comunicación muy interesante que el periodismo y los periodistas pueden adoptar si lo llegan a comprender. Pero no todos los bloggers son periodistas ni pretenden serlo. En todo caso, cumplen muy bien como ciudadanos.
Eso sí, en la lección de Kurtz, completamente de acuerdo. Y el ejemplo de Irak no es malo para ilustrar el artículo, si bien creo que hay demasiada política mezclada en todo esto.
El gato del cirujano ( http://daloporhecho.blogia.com ) -
Jorge -
Saludos
Nesemu a Alberto -
Confía en mi, pero no te fies ni un pelo de mi.
(Esto es como lo de Roberto/Alberto, ¿qué más da?
Nesemu
Rôvënty -
Me quedo con esta frase:"Y aunque entiendo que la forma es esencial en nuestro oficicio, no puede hacernos olvidar el fondo". Porque es el tratamiento de este fondo lo que hará que el periodismo de prensa sobreviva o se diluya en la contradicción que es nuestro mundo.
Un saludo a todos y en especial al profesor, que de manera involutaria (o quizá voluntaria) hace que investigue en cada tema que propone.
Antonio García Fuentes (escritor y Filósofo) -
Los que pensamos y aún somos creyentes, sólo nos queda la esperanza, de saber aguantar "nuestras hambres" intelectuales... las físicas ya se encargan, "los amos de la granja", de que más o menos abundantes, nos lleguen, pues... "animal comido y bebido, se maneja mejor"... máxime si él mismo "se apesebra en el departamento de uno de los granjeros del mundo"... pobre ser humano, en lo que se de la historia, esta es la peor época de la misma... antes, al menos, podías escapar del tirano... HOY EL TIRANO HA LOGRADO PONER LA ARGOLLA AL MUNDO ENTERO... amén.
AGF 23-01-2005
Antonio García Fuentes (escritor y Filósofo) -