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J. C. García Fajardo

Buenas noticias: Acabar con las bombas de racimo

Estados Unidos, China, Rusia e Israel han renunciado a deshacerse de estos proyectiles

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Angel Moratinos, firmó en Oslo, en representación de España, el tratado internacional que prohíbe las bombas de racimo y que fue acordado por un centenar de países en mayo pasado en Dublín,
Terminar con la fabricación e importación de estas, así como destruir las existentes en nuestro país. Un paso esperanzador.
Con los más débiles
Las bombas de racimo contienen pequeños artefactos que al lanzarse desde aviones o por la artillería quedan diseminadas y explotan como minas. Sus detractores denuncian que provocan daños indiscriminados ya que en ocasiones permanecen durante meses o años sin explotar hasta que accidentalmente alguien, en muchas ocasiones niños, se topa con ellas. Estados Unidos, China, Rusia e Israel no forman parte del acuerdo de Dublín.
El Gobierno noruego estima que alrededor de 100 Estados acudirán al acto de la firma, que se celebrará el miércoles en el Ayuntamiento de Oslo.
La convención compromete a los Estados que asistan a la cita a no emplear, producir, adquirir, conservar o transferir a nadie "nunca" bombas de racimo. También les obliga a destruirlas.
La ministra de Defensa española, Carme Chacón, anunció que el Gobierno acometerá la "destrucción total" de las 5.589 bombas de racimo que poseen en la actualidad las Fuerzas Armadas "en menos de dos años". Esta destrucción costará unos cuatro millones de euros.

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