Cambiarse de tren mientras estamos a tiempo
Estaba el gran poeta inglés John Milton pasando unos días con Galileo Galilei, en Florencia. El autor de El paraíso perdido estaba ya casi ciego y se valía de sus espléndidos recuerdos.
Entonces, uno de los discípulos del anfitrión le preguntó: “Maestro, ¿Cuántos años tiene?”
Al anciano se le iluminó el rostro cuando le respondió: “Pues, a mucho tirar, unos siete o diez…porque, no creerá usted, joven, que tengo los que ya he vivido”.
Esta es la actitud fundamental de cada ser humano, “somos lo que no somos”, según Hegel. Vivir el presente, el aquí y el ahora, es el consejo radical de los sabios en las más importantes tradiciones de la humanidad.
La iluminación nunca viene de fuera sino que se alumbra como un despertar al caer en la cuenta de la auténtica realidad. Mañana no es una realidad sino una hipótesis sobre la que sería insensato apostar nuestra existencia.
Ayer ya pasó, y lo hemos asimilado haciéndolo nuestro, o vagaremos como plantas desarraigadas a merced de cualquier viento.
Cada etapa de la vida tiene sus propias riquezas y es preciso ser coherentes siguiendo las sugerencias de la naturaleza. Mantener el equilibrio, buscar la armonía y aspirar a la serenidad que nos permita ser nosotros mismos.
Esa es la clave de la identidad, que es lo que nos hace ser lo que somos y hace, a su vez, que los otros nos reconozcan como somos. Es un proceso, jamás una conquista. Es una experiencia que nos muestra los elementos distintos y hasta contradictorios con los que está formada nuestra personalidad. Si nosotros nos ocupamos en gestionar nuestras contradicciones, mantendremos alejada la esquizofrenia desintegradora que nos amenaza.
Las cosas son como son, como están siendo, y lo demás es tontería.
De ahí la importancia de saborear el propio conocimiento que nos lleva al respeto del otro. No como objeto de nuestro amor, o de nuestra responsabilidad, sino como sujeto que sale al encuentro y nos interpela, para hacer juntos el camino.
Caer en la cuenta de que a todos compete el disfrutar de los bienes comunes nos abre hacia horizontes de plenitud, bondad y belleza. Porque son auténticos, y auténticos es el que tiene autoridad sobre alguien y lo promociona.
Qué pérdida de tiempo es añorar el pasado en una nostalgia estéril mientras que el sentimiento de ausencia nos anima a para seguir en el camino, compartiendo y disfrutando cada momento de nuestra existencia. Sin atormentarnos por un futuro que no existe, sino que lo vamos haciendo. Como el tiempo, y hasta como el espacio que se define por sus contenidos. Esa es la elegancia verdadera, que el vaso no sea más que la flor.
E pois, mais nada que, si hubiera algo, nos acogeremos al razonamiento de Sócrates “bien me ha valido haber seguido el camino de la virtud”. Y, si no hay nada, con mayor razón me compensa vivir con coherencia y plenitud.
Cuenta Osho que lo bueno de ser anciano es que ya eres demasiado viejo para dar mal ejemplo y puedes empezar a dar buenos consejos. Lo cierto es que dentro de cualquier anciano hay un joven preguntándose qué ha sucedido. Hablamos de jóvenes desconcertados y no de ancianos amargados porque sienten que sus vidas no son lo que podrían haber sido. Se sienten estafados. Nadie les enseñó a amar la vida, a amarse a sí mismos, a asumir el único sentido de la existencia: ser felices.
Y ser feliz es ser uno mismo, poder hacer las cosas porque nos da la gana, no porque lo manden o para alcanzar méritos para una vida de ultratumba.
Esto es un chantaje, posponer la felicidad para mantenernos dominados y sumisos. Han hecho de la obediencia una virtud. Un pueblo, para el que manda es un rebaño que pasta sin hacer ruido.
Es urgente la rebelión de las personas mayores que padecen su soledad como antesala de la muerte. Nunca es tarde para madurar sin confundir el envejecimiento, que es cosa del cuerpo, con la madurez que es crecer hacia adentro y saborear la vida.
Descubrirnos gotas en un océano de silencio es transformar la existencia en una celebración. Es descubrir el universo en una gota de rocío.
No hay mayor provocación que ser uno mismo. Atreverse a ser, a discrepar, a gozar y a realizarse en armonía con el universo. El sabio acepta la realidad imponiéndole su sello: para hacer lo que queramos tenemos que querer lo que hacemos. Porque nada puede morir, tan sólo cambiar de forma. La existencia nada sabe de la vejez, sabe de fructificar. Ya tenemos lo que buscamos. Hay que despertar.
Madurar significa que hemos llegado a casa. La madurez es conciencia, el envejecimiento sólo desgaste. Todavía queda tiempo para cambiarse de tren.
José Carlos Gª Fajardo
14 comentarios
Carpintero -
Lara Ayala -
Ana Carrión Guijarro -
Cada día hay que dar pasos firmes para sentir que nuestra existencia está siendo plena. A medida que pasa el tiempo, más sabemos, aprendemos, observamos, descubrimos sensaciones nuevas...que hacen que amemos más la vida. Ver cómo podemos vivir una experiencia, un momento, un día más, es la satisfacción de ir haciéndose mayor.
Montoya -
Cada uno es diferente y sabe lo que es sentirse vivo y en esa sención esta su camino.
Sin duda hay que vivir el presente y no creo en el peso del pasado pero si en que se puede aprender a formar un mejor futuro sacando cosas de él .
Para la felicidad es transmitirsela a los demás .
Belén -
Dos Santos -
jose navareño garrido -
Leticia -
Alicia Martín -
John Lennon
"Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo".
Oscar Wilde
Hay que saber vivir, no podemos pasar por el mundo sin que nos importe nada, ignorando todo. El pasado, pasado está, podemos recordar tanto los buenos como los malos momentos, porque eso es lo que de verdad nos enseña, errar y confundirnos. Debemos vivir el día a día sin preocuparnos por el mañana, que ya pasará lo que tenga que ocurrir.
Teresa Montesinos -
Hay que disfrutar cada momento y mirar hacia delante, sin lamentarse por lo pasado (que pasado está).
Rocío Romero Molina -
Es muy importante no dejar de ser nosotros mismos y actuar siempre de acuerdo con ello, sin preocuparnos por el que dirán.
El sentido de la vida está en el sentido que cada uno le quiera dar , pero todos buscamos:felicidad. Porque todos somos iguales y
sin embargo tan distintos. Si somos nosotros mismos y lucharmos seremos felices. Aunque no lleguemos a obtener una felicidad completa debemos recoger lo bueno de cada instante .
Rocío Romero Molina.
edu -
Nunca se sabe lo que va a ocurrir en el futuro, el pasado ya pasó y es bueno recordarlo, pero no querer revivirlo. Lo que cuenta es el aquí y ahora, y si no se piensa así, lo único que se hace es perder el tiempo.
Hay que vivir el presente para vivir el futuro, recordando (sólo de vez en cuando), el pasado.
Cristina Montañés -
Noelia (Roja) -