Europa se hace mestiza
CCS 23 02 2007
En el mestizaje está la esperanza de un desarrollo sostenible que aleje el fantasma de la explosión demográfica que es la auténtica bomba de destrucción masiva, pues agota el medio que nos sostiene. Está demostrado que en los países en los que la mujer tiene acceso a la educación la curva demográfica se estabiliza, pero en los países más ricos el envejecimiento de la población anuncia la ruina del sistema. Por eso celebramos que España se haga mestiza. Un cálculo reciente atribuía a la inmigración el 50% del aumento del PIB en el último lustro. Los niños nacidos con al menos un progenitor extranjero son ya el 17,6% a nivel nacional. Entre los países de la OCDE, España ha pasado en cinco años del puesto 21 al 11 en porcentaje de extranjeros respecto a la población total (8,5%). Han aportado savia nueva al viejo tronco: aquí viven y trabajan, consumen, pagan cotizaciones e impuestos, dinamizan la sociedad. Además, se casan y tienen hijos. La natalidad española remonta gracias a este grupo.
Las mujeres que han llegado de fuera tienen más hijos (1,73 de promedio) que las españolas (1,28), pero su tasa de fecundidad baja en cuanto se someten a nuestro modelo económico: trabajo, alojamiento, créditos. Las dificultades para conciliar trabajo y familia y la escasez de servicios de atención infantil asequibles pasan factura si no aportamos los factores correctores de la natural deriva.La nueva situación obliga a reforzar los mecanismos de integración de estos nuevos españoles. La escuela y los servicios públicos tienen un papel central, pero para que lo alcancen se requieren medios adecuados y un aumento de los recursos necesarios. Discutamos sobre esto y no sólo sobre los efectos de la inmigración ilegal, una pequeña parte de la que llega a nuestro suelo. En esto sí que todos podemos ayudar a una integración en libertad, en democracia y en el disfrute y garantía de los derechos humanos y sociales. A menudo se olvida que un gran porcentaje de los extranjeros que viven aquí son pensionistas europeos que aportan su riqueza y su cultura.Quienes llegan al país de acogida tienen que respetar las leyes que recogen los derechos fundamentales y que son causa del desarrollo y bienestar que les sedujeron para abandonar sus lugares de origen. Ningún país desarrollado puede aceptar que en su territorio se margine a la mujer o a los menores en cualquiera de sus formas, ni que se mutilen ni que se les obligue a casarse contra su voluntad. Son derechos fundamentales reconocidos tras duras conquistas sociales. Otra cosa es el respeto a sus costumbres en la comida, en el vestido, en sus fiestas o prácticas religiosas, siempre que no alteren el orden establecido.El diálogo intercultural enriquece a los ciudadanos de orígenes diversos. Todos somos mestizos y pertenecemos a una misma raza humana con matices diversos. Los países de acogida deben mostrar una actitud de respeto por el otro y de mutua ayuda con los que llegan para integrarse con nosotros sin que nadie pierda sus señas de identidad.
Nuestro periclitado modelo de desarrollo sostiene que hay que levantar los controles sobre el flujo de capitales, la información y los servicios. Pero cuando se trata de inmigrantes y refugiados los países ricos imponen su derecho a controlar sus fronteras.
Hace cincuenta años, ni los africanos ni los latinoamericanos emigraban en la proporción actual. Emigrábamos los europeos meridionales: españoles, portugueses, italianos y griegos; también los irlandeses.
La psicosis de invasión de emigrantes es insensata y suicida pues pone en peligro el crecimiento económico y el desarrollo social de un país que durante siglos se apoyó en la emigración a Latinoamérica, aparte de los millones de ciudadanos que España envió a diversos países de Europa en similares condiciones a las de los inmigrantes que hoy tanto les asustan.
Cualquier política de inmigración fracasará si se limita a trabajar sobre las condiciones de destino y no aborda lo que ocurre en el origen. Los países europeos tienen que reconocer el derecho natural a la emigración y favorecer la legislación más generosa para convertirnos en tierra de asilo, como simple reciprocidad en la acogida de quienes un día recibieron a decenas de millones de europeos. Es posible favorecer esa integración sin absorción alguna. Es preciso celebrar la inmigración que necesitamos para sobrevivir y dar lugar a pueblos nuevos en tierras remozadas. La inventiva del ser humano es inconmensurable. No está lejano el día en que sabremos transformar la explotación, las guerras y los prejuicios en innovaciones capaces de organizar una sociedad cosmopolita, global y en la paz que procede de la justicia. Aunque sea por mera supervivencia. José Carlos Gª Fajardo
16 comentarios
Sylvia -
Nydia Lorente -
M. Ossorio -
Mi enhorabuena a toda esa gente, a la que admiro, que tiene las agallas se partir un día de su país, dejando todo lo conocido hasta el momento, y, con una mano delante y otra detrás, se embarcan en una aventura en busca de un futuro. La mayoría lo encuentra a base de trabajo, mucho trabajo. Es, simplemente, admirable. Conozco muchos casos (como la mayoría de todos vosotros) y lo único que puedo tener hacia ellos es admiración plena. No todo el mundo sería capaz de hacer eso. Es pura valentía. Y cuando ves la evolución de esa gente (que obtienen buenos trabajos, que consiguen una casa propia...) lo único que recorre tu cuerpo es alegría. O al menos ese es mi caso.
Reitero mi enhorabuena.
Ana Caterina López -
Teresa Montesinos -
Montoya -
¿cuá es el problema de que Europa se mestize?El hombre nació para relacionarse con sus semejantes a partir de ahí conseguir la felicidad para el colectivo .
Hoy en día todavía esto es el reto al que no hemos logrado y seguimos viéndolo desde una perspectiva opaca llena de prejuicios .
María Vindel -
CADENA: LA 2
22:30 EN PORTADA
DETRÁS DE LA ABAYA
DIRECCIÓN: JUAN ANTONIO SACALUGA
GUIÓN: ESTHER VÁZQUEZ
REALIZACIÓN: ÁNGEL NAVARRO GÓMEZ
PRODUCCIÓN: CARLOS JERÓNIMO DE PAZ CARLOS
IMAGEN: EVARISTO CANETE
SONIDO: JOSÉ MARTÍNEZ
MONTAJE: JOSÉ MARTÍNEZ
El tercer reportaje de la serie llevará hasta el mundo islámico y, en
concreto, a una de las regiones más conservadoras y restrictivas para la
mujer: las monarquías petroleras del Golfo Pérsico. Lo más interesante
que mostrará el reportaje es que también allí se están produciendo
cambios acelerados en la condición de la mujer. Sin embargo, la presión
social y familiar frena algunas de las iniciativas transformadoras.
La mayoría de las mujeres de esta zona desean una transformación de sus
sociedades sin traumas, que les permita mantener lo mejor de sus
tradiciones. Alrededor de un 80% de la población femenina posee estudios
universitarios y muchas empiezan a ocupar puestos importantes en la
sociedad, antes reservados en exclusiva a los hombres. Incluso se
atreven a denunciar situaciones injustas o leyes discriminatorias.
SUBTITULADO PARA SORDOS
Jorge Inarejos -
Posiblemente se acabe así con la desigualdad y estemos abiertos a nuevas formas de ver el mundo.
Jesús Elvira -
Una vez escuché a una señora diciendo que nos estaban quitando el trabajo...!¿que no están quitando qué?!es de risa.
Los inmigrantes ingresan dinero en España y para colmo se llevan (no todos) los peores trabajos. Además la multiculturalidad es buena, siempre y cuando no se pierdan nuestras tradiciones (cosa que claramente no está pasando).
¿Por qué la gente los critica? yo tengo una pista: ignoran...
Azahara Morales -
Lara Ayala -
Juan González -
Por otra parte, me temo también que antes que agotar nuestro medio, nos agotaremos nosotros, porque a ligual que las manadas de animales que devastan las praderas, se quedan sin comida y después mueren para nuevamente crecer, puede suceder lo mismo, porque ya somos una gran manada, aunque unos devastan mas que otros. Dios no quiera que tengamos que pasar por una catástrofe y volver a empezar...
jose navareño garrido -
Leticia -
alejandro estrada -
A. Olea -
Debemos aprender de estos estados, de sus fallos y sus aciertos, adoptar buenas políticas de integración y darles las mismas oportunidades que se nos dan a nosotros. Sólo así podremos crecer con, y no a pesar de ellos.