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J. C. García Fajardo

El peligro de crear la realidad, en lugar de adapatarse a ella.

           Reflexión del analista británico Timothy Garton Ash                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     En su discurso sobre el estado de la Unión en el que el hombre más poderoso del mundo, el presidente George Bush, ha tenido que volver a tragarse el orgullo. ¿Se acuerdan de la soberbia de hace seis años? Nos decían que, después del mundo bipolar de la guerra fría, ahora vivíamos en un mundo unipolar. Estados Unidos era la única superpotencia. Poseía el ejército más poderoso de la historia de la humanidad. Iba a crear su propia realidad. Podía permitirse el lujo de ser unilateralista. Ahora, después de Irak, ha tenido que decir adiós a todo eso. No sólo por el fracaso de una política exterior estadounidense especialmente arrogante, sino por una serie de cambios estructurales profundos que tenemos que seguir.
En mi opinión, los cambios que está sufriendo la ecuación de poder se resumen así: el poder ya no es lo que era ni está donde estaba (es decir, concentrado en Occidente y especialmente en el ala oeste de la Casa Blanca). Está más repartido, en sentido tanto vertical como horizontal. Verticalmente, porque, relativamente hablando, los Gobiernos de los Estados disponen de menos poder. En sentido horizontal, porque el poder está más distribuido entre varios Estados poderosos. Cada vez más, el poder tiene varios niveles y es multipolar.
El cambio horizontal, hacia una nueva multipolaridad, es el más visible. Es verdad que el mundo ha sido multipolar durante la mayor parte de la historia. Pero los polos existentes -por ejemplo, los imperios Mughal, Ming y Otomano en el siglo XVI- sólo se relacionaban en las fronteras. Ahora, toda gran potencia se relaciona con cada una de las demás en una geopolítica multilateral y globalizada. Este mundo globalizado es producto de los 500 años de supremacía de Occidente y lo que el historiador Theodor von Laue llamó "la revolución mundial de la occidentalización". Ahora, sin embargo, esa supremacía está llegando a su fin. Lo que estamos presenciando, después de medio milenio, es el renacimiento de Asia. China e India participan en el juego económico con arreglo a unos términos inventados, en gran parte, por Occidente, pero están ganándole con sus propias armas. Su poder económico está empezando ya a traducirse en poder político y militar.
Al mismo tiempo, los gigantes económicos emergentes de Asia compiten con las derrochadoras economías de consumo de Norteamérica y Europa por el uso de unas fuentes de energía de hidrocarburos y unas materias primas que no son inacabables. Este aspecto otorga poder a otro tipo de potencias, las que podríamos llamar potencias explotadoras. El ejemplo más clásico es Rusia. Hace 80 años, la Rusia soviética era fuerte por el dinamismo revolucionario del comunismo, incluida la capacidad de tracción que tenía su ideología en todo el mundo (también Rusia tuvo poder blando en otra época). Hace 40 años, la Rusia soviética era fuerte por el poder del Ejército Rojo. Hoy, la Rusia de Putin es fuerte gracias al gas y el petróleo. Como lo son Arabia Saudí, Irán y otras potencias explotadoras por cuyos recursos compiten los demás. Mientras las grandes economías avanzadas del mundo no reduzcan drásticamente su dependencia de esas fuentes de energía -y, en su discurso sobre el estado de la Unión, George Bush prometió, con mucho retraso, empezar a pensar si hay que ir en esa dirección-, esos Estados seguirán teniendo un poder importante, aunque unidimensional. La coincidencia de estas dos grandes tendencias -el renacimiento asiático y la rivalidad por los recursos energéticos- da lugar a la nueva multipolaridad.
Igualmente importante es el cambio vertical, de los Estados a los actores no estatales, a menudo fortalecidos por las nuevas tecnologías. Un ejemplo claro son las redes terroristas internacionales, que emplean nuevas tecnologías de destrucción y de comunicación (como en el yihadismo por Internet). Pero existen muchos otros. ONG internacionales como Oxfam, Human Rights Watch, Transparencia Internacional y la organización de George Soros, Open Society, tienen la capacidad de hacer que cambien las prioridades. Las grandes empresas que están tan presentes aquí, en Davos, son más poderosas que la mayoría de los Estados pequeños (¿qué es preferible, ser presidente de Citigroup o de Malí?), organizaciones, comunidades, redes internacionales, desde la ONU y la UE hasta el Banco Mundial y el Tribunal Penal Internacional: todas se quedan con un trozo de la tarta del poder.

Timothy Garton Ash
 

En su discurso sobre el estado de la Unión en el que el hombre más poderoso del mundo, el presidente George Bush, ha tenido que volver a tragarse el orgullo. ¿Se acuerdan de la soberbia de hace seis años? Nos decían que, después del mundo bipolar de la guerra fría, ahora vivíamos en un mundo unipolar. Estados Unidos era la única superpotencia. Poseía el ejército más poderoso de la historia de la humanidad. Iba a crear su propia realidad. Podía permitirse el lujo de ser unilateralista. Ahora, después de Irak, ha tenido que decir adiós a todo eso. No sólo por el fracaso de una política exterior estadounidense especialmente arrogante, sino por una serie de cambios estructurales profundos que tenemos que seguir.
En mi opinión, los cambios que está sufriendo la ecuación de poder se resumen así: el poder ya no es lo que era ni está donde estaba (es decir, concentrado en Occidente y especialmente en el ala oeste de la Casa Blanca). Está más repartido, en sentido tanto vertical como horizontal. Verticalmente, porque, relativamente hablando, los Gobiernos de los Estados disponen de menos poder. En sentido horizontal, porque el poder está más distribuido entre varios Estados poderosos. Cada vez más, el poder tiene varios niveles y es multipolar.
El cambio horizontal, hacia una nueva multipolaridad, es el más visible. Es verdad que el mundo ha sido multipolar durante la mayor parte de la historia. Pero los polos existentes -por ejemplo, los imperios Mughal, Ming y Otomano en el siglo XVI- sólo se relacionaban en las fronteras. Ahora, toda gran potencia se relaciona con cada una de las demás en una geopolítica multilateral y globalizada. Este mundo globalizado es producto de los 500 años de supremacía de Occidente y lo que el historiador Theodor von Laue llamó "la revolución mundial de la occidentalización". Ahora, sin embargo, esa supremacía está llegando a su fin. Lo que estamos presenciando, después de medio milenio, es el renacimiento de Asia. China e India participan en el juego económico con arreglo a unos términos inventados, en gran parte, por Occidente, pero están ganándole con sus propias armas. Su poder económico está empezando ya a traducirse en poder político y militar.
Al mismo tiempo, los gigantes económicos emergentes de Asia compiten con las derrochadoras economías de consumo de Norteamérica y Europa por el uso de unas fuentes de energía de hidrocarburos y unas materias primas que no son inacabables. Este aspecto otorga poder a otro tipo de potencias, las que podríamos llamar potencias explotadoras. El ejemplo más clásico es Rusia. Hace 80 años, la Rusia soviética era fuerte por el dinamismo revolucionario del comunismo, incluida la capacidad de tracción que tenía su ideología en todo el mundo (también Rusia tuvo poder blando en otra época). Hace 40 años, la Rusia soviética era fuerte por el poder del Ejército Rojo. Hoy, la Rusia de Putin es fuerte gracias al gas y el petróleo. Como lo son Arabia Saudí, Irán y otras potencias explotadoras por cuyos recursos compiten los demás. Mientras las grandes economías avanzadas del mundo no reduzcan drásticamente su dependencia de esas fuentes de energía -y, en su discurso sobre el estado de la Unión, George Bush prometió, con mucho retraso, empezar a pensar si hay que ir en esa dirección-, esos Estados seguirán teniendo un poder importante, aunque unidimensional. La coincidencia de estas dos grandes tendencias -el renacimiento asiático y la rivalidad por los recursos energéticos- da lugar a la nueva multipolaridad.
Igualmente importante es el cambio vertical, de los Estados a los actores no estatales, a menudo fortalecidos por las nuevas tecnologías. Un ejemplo claro son las redes terroristas internacionales, que emplean nuevas tecnologías de destrucción y de comunicación (como en el yihadismo por Internet). Pero existen muchos otros. ONG internacionales como Oxfam, Human Rights Watch, Transparencia Internacional y la organización de George Soros, Open Society, tienen la capacidad de hacer que cambien las prioridades. Las grandes empresas que están tan presentes aquí, en Davos, son más poderosas que la mayoría de los Estados pequeños (¿qué es preferible, ser presidente de Citigroup o de Malí?), organizaciones, comunidades, redes internacionales, desde la ONU y la UE hasta el Banco Mundial y el Tribunal Penal Internacional: todas se quedan con un trozo de la tarta del poder.

Timothy Garton Ash
 

19 comentarios

Teresa Villar -

Por fin parece que se acaba lo que yo denominaría "norteamericanocentrismo". Ya era hora de que el paradigma internacional cambiara.

Pablo J -

Incluso el más grande gigante, aunque tarde más en hacerlo debido a su estatura, deberá arrodillarse alguna vez en su vida. También Bush deberá tragarse algunas de sus palabras, arrodillarse y dejarse pasar por encima en alguna ocasión si quiere continuar al frente del régimen mundial desarrollado.

jose navareño garrido -

Yo pienso al igual que alguno de mis compañeros, que el poder que tiene Estados Unidos no durara para siempre, aunque también pienso que Bush hara todo lo posible para que que ellos sigan siendo los mejores, deberíamos apretarnos el cinturon y esperar a que llegue ese momento, que desde mi punto de vista llegara.

VILLEGAS -

EEUU se encuentra en decadencia. Y creo que los motivos principales son a nivel interno, la gran irresponsabilidad financiera y los gastos militares no productivos. Y externamente el surgimiento de nuevas potencias como China, que han impuesto sus propias limitaciones sobre la expansión del poder económico estadounidense.

María Martín -

..el poder corrompe,pero la historia se repite..tiempo al tiempo..sólo en la utopía exsite el mundo ideal..

Noelia (Roja) -

Si eliges la pastilla azul te despertarás de nuevo en este mundo lleno de búsquedas de poder.... y no recordarás nada...porque te lavan el cerebro...si eliges la pastilla roja.... despertarás en la realidad...

Ignacio Álvarez -

China será la sustituta de EEUU. Podría decirse que entonces ahí habrá multilateralismo EEUU-China. Rusia no ha perdido del todo su poder y tal vez será quien tenga la última palabra, junto con paises que tambien tengan petroleo. Otra forma de multilateralismo entonces. Europa seguirá igual, siendo fiel a quien vaya a tener el poder, sin decidir, por que depende de las reservas de Rusia. Y los ciudadanos empiezan a hablar. Con el cáriz que siguen los acontecimientos, no habrá un país que decida por su cuenta, sin que otro se lo impida. Claro que las grandes empresas y multinacionales no conocen fronteras.

pancho -

Sin duda alguna, Asia va a ser la próxima super potencia mundial. Los Estados Unidos, Europa y demás poderosos quedarán rendidos ante la implacable supremacía del continente asiático. No hay más que ver la fuerte y rápida evolución que están llevando a cabo. Estoy más que seguro.

David Gamella Pérez -

Durante décadas hemos bailado al son de los Estados Unidos. Asia irrumpe de forma portentosa en el escenario. ¿Cómo será el nuevo baile?

Lucía -

EE.UU sigue ostentando el poder mundial, aunque tal vez no por mucho tiempo. A día de hoy no hay ninguna otra potencia con su capacidad tecnológica, militar y económica. Pero la política adoptada por la administración Bush de acción unilateral (guerra de Irak) no lleva a ninguna parte.No hoy en día.
Creo que con el fin de la URSS, EE.UU obtuvo un "caballo de troya": el regalo del unilateralismo mundial. Un "regalo" que no ha sabido aprovechar o utilizar correctamente.

María Vindel -

Estado Unidos lleva muchos años siendo la primera potencia mundial y, creo, que todavía queda mucho tiempo hasta que pierda este adjetivo. Estados Unidos es muy critado y razones tiene para ello. Pero es mejor que siga con el liderato mundial y no lo tome un país como China, que prohibe tener más de un hijo por familia, que deja morir a aquellos bebes que tengan hermanos, en un país en el que la mujer apenas tiene un papel en la sociedad.

noemi -

Voto por el multiculturalismo, ya era hora de poner fin a la dominación de una sola potencia de todo el mundo. Abramos bien los ojos pues están emergiendo nuevas potencias, no sabemos los que nos puede deparar la historia en un futuro.

Raquel C.M. -

Es estupendo que Estados Unidos deje de poseer la hegemonía de la que tanto se ha aprovechado. Pero... ¿qué va a pasar después de todo esto?
Creo que en la lucha por el poder somos los ciudadanos de a pie los que vamos a salir perdiendo.

Cristina Montañés -

Creo que este analista ha desestimado un cambio aún más importante: el poder se ha transformado en poder blando. Hay más actores que se reparten la "tarta de poder", pero en el fondo todos nos miramos en el espejo occidental...

Patricia Pérez Cámara -

El poder que tenía Estados Unidos no podía durar para siempre, porque todas las sociedades van evolucionando y el poder no siempre lo posee el mismo, y ahora podemos observar como otras potencias se están levantando e intentan conseguir y lograr el poder que tanto desean.

lara ayala -

El "dios todopoderoso del planeta" Bush se tiene q ir dando cuenta de una vez por todas, de que las cosas están cambiando, y de que su hegemonía va durar bien poco. Ciertamente Oriente viene pisando fuerte, demasiado fuerte para poder competir con productos la mitad de baratos que los que se hacen en Occidente...pero a que precio? cada vez que compramos algo el los chinos de debajo de nuestra casa, estamos contribuyendo a la explotación de personas q trabajan 14 o 15 horas al día por poco mas de 3 euros.
Además aumentando su capacidad industrial disminuimos la nuestra, empobreciendo nuestros mercados. Si al final lo barato sale caro, como dice el refrán!.
También es importante recalcar el como ha cambiado el planeta de unos años hasta ahora...ciertamente antes los gobiernos se movían por ideales, políticos, ambición de mejorar su calidad de vida con más libertad y sin opresión!, ahora sin embargo la lucha viene dada por la supremacía del petróleo, el crudo es la nueva ideología que mueve montañas...!
no se dan cuenta que esa necesidad, esa obsesión que hace q sea imprescindible es la que va a acabar con el mundo...mientras "las grandes mentes " del mundo se preocupan por este tema en Davos, las grandes personas se ocupan de algo mucho más importante en Nairobi.
un saludo

Carpintero -

A todo imperio le llega su hora de decadencia... Amanecen nuevos horizontes en la política mundial.

José Carlos L. Carmona -

Está claro: quien tiene el dinero tiene el poder. Muchos de nosotros no somos conscientes de que uno de los polos de que habla Garton Ash, es Europa. Una de las potencias económicas más importantes, después de EEUU, claro.

Rocio -

¡Menos mal que el mundo está empezando a cambiar! No sabemos si será a mejor o a peor, pero ahora solamente nos queda ser optimistas y pensar que una nueva forma de vida se avecina, donde el imperialismo estadounidense quedará atrás...