"No sea que por miedo a morir nos suicidemos",
Testimonio de J. Estefanía sobre Kapuscinski:
Desaparece un maestro esencial para los periodistas de varias generaciones, que habitualmente suelen ser contemporáneos nuestros.
La mutua admiración periodística y literaria entre García Márquez y el reportero polaco se plasmó en los talleres de periodismo que dio a principios de este siglo en algunas capitales latinoamericanas. Fruto de los mismos fue un libro que representa mejor que cualquier otro (quizá con Los cínicos no sirven para este oficio) esa mezcla de la propia vida, el trabajo y el ocio que ha sido la principal característica de la práctica periodística de Kapuscinski. Ese libro, que se titula Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar), no tuvo una edición venal pero se ha distribuido por miles entre los alumnos de talleres, encuentros prácticos y seminarios que tuvieron la suerte de contar con un maestro como el polaco. Es en este texto en el que Kapuscinski nos da la clave de su éxito, hasta ser calificado como el mejor reportero del siglo XX: el periodismo es una actividad en la que hay que medir las palabras que usamos, porque cada una puede ser interpretada de manera malévola por los enemigos de la gente de la que escribimos; desde este punto de vista nuestro criterio ético debe basarse en el respeto a la integridad y la imagen del otro. Porque "nosotros nos vamos y nunca más regresamos", pero lo que escribimos sobre las personas se queda con ellas por el resto de su vida. Nuestras palabras pueden destruirlos. Y, en general, se trata de gente que carece de recursos para defenderse, que no puede hacer nada.
Aquí se manifiesta con nitidez el protagonista principal de la mayor parte de la obra periodística de Kapuscinski: la gente del continente africano, que tantas veces recorrió antes y en la época de la globalización, justo cuando África dejó de interesar al resto del mundo. En Ébano, una de sus obras canónicas, "el enviado de Dios", como le calificaba John Le Carré (cuya última novela, La canción de los misioneros, también transcurre en África, así como El jardinero fiel), se sumerge en el continente que apenas existe rehuyendo las paradas obligadas, los estereotipos y los lugares comunes; vive en las casas de los arrabales más pobres plagadas de cucarachas y aplastadas por el calor; enferma de malaria; corre peligro de muerte perseguido por los guerrilleros; tiene miedo y se desespera. Pero llega el primero y escribe este testimonio incomparable. Fue a África por primera vez en 1957 y luego, a lo largo de medio siglo, volvió cada vez que se le presentó la ocasión.
Las últimas conversaciones periodísticas con Kapuscinski estaban teñidas de la incertidumbre que hoy acongoja al futuro de los medios de comunicación tradicionales. Pensaba que la revolución tecnológica no debía hacer olvidar los procedimientos tradicionales del mismo. "No sea que por miedo a morir nos suicidemos", decía. Opinaba que es paradójico que se nos diga que el desarrollo digital de los medios de comunicación ha conseguido unir a todas las partes del planeta en la globalización (lo que no es cierto porque todavía hay cientos de millones de personas que no tienen contacto con los medios, que viven fuera de su influencia) y, al mismo tiempo, la temática internacional cada vez ocupa menos espacio en esos medios, ocultada por la información local, por los titulares sensacionalistas, los cotilleos, los personajillos y toda la información mercancía.
Entre las notas que conservo de uno de sus seminarios más recientes, un joven le preguntó cuál era el principal riesgo que corre el periodista en el ejercicio de su profesión. Y Kapuscinski responde: el principal peligro es la rutina. Uno aprende a escribir una noticia con rapidez, y a continuación corre el riesgo de estancarse, de quedarse satisfecho con ser capaz de escribir una noticia en una hora, convencido de que eso es todo lo que requiere el periodismo. Ésta es una visión nefasta de la práctica profesional. El periodismo es un acto de creación. Su última lección.
42 comentarios
Julia Magaña -
Merche -
Job Ruiz AuyaneT -
Belén -
Belén -
¿No se puede ser buena persona y a la vez ser crítico, irónico y un ser que anda tras los pasos del cambio?
Creo que saber combinar los zapatos o tener una sonrisa bonita no son aspectos que tengan mucho que ver con ser buena o mala persona...
Tu comparas superficialidad con ser buena persona y no es lo mismo.
Viva la buena ironía y el espíritu crítico, pero dejemos de un lado el cinismo, porque es lo que nos convierte en lo que a primeras detestamos.
Un saludo!
PATRICIA JIMÉNEZ BARCELÓ -
María Agüero -
Sopla levante -
Patricia Perez Camara -
Joana Morales -
Carla -
VILLEGAS -
No tenéis la sensación de que estamos rodeados por estos nuevos periodistas?
Anónimo -
No tenéis la sensación de que estamos rodeados por estos nuevos periodistas?
Leticia -
jose navareño garrido -
Dos Santos -
Jorge Inarejos -
Es una lástima que exista ese otro tipo de profesión de gran éxito en nuestra sociedad, que trata de deshumanizar a gran cantidad de gente.
Carpintero -
Lucía -
lara ayala -
se ha ido un mito del periodismo, ojalá sus escritos nos ayuden a ser como él.
un saludo.*LaRy*
lara ayala -
se ha ido un mito del periodismo, ojalá sus escritos nos ayuden a ser como él.
un saludo.*LaRy*
Noelia (Roja) -
Neus -
Teresa Montesinos -
Cuanta razón...
M. Ossorio -
Un saludo a todos.
NaDiA -
Recuperemos la verdadera esencia del periodismo seamos objetivos pero ante todo comprometidos con la verdad, fuera el cinismo!
Para Estíbaliz -
cinismo.
(Del lat. cynismus, y este del gr. κυνισμός).
1. m. Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
2. m. Impudencia, obscenidad descarada.
3. m. Doctrina de los cínicos (ǁ pertenecientes a la escuela de los discípulos de Sócrates).
4. m. desus. Afectación de desaseo y grosería.
Ahora, sigues tan orgullosa de considerarte cínica?? Para mí ser cínico, entre otras cosas, es ser mentiroso y yo creo que alguien mentiroso nunca puede ser ni buena persona ni, mucho menos, buen periodista. Pero claro, es solo mi opinión...
María Jesús Fernández-Nogueras Hermoso -
Estíbaliz Ortiz de Orruño -
como diría Woody Allen: "Prefiero el suicidio a la muerte... y cualquiera de los dos a tener que pasar un fin de semana con mi ex-mujer"
Saludos, profe
Rôvënty -
Estíbaliz Ortiz de Orruño -
Yo soy una persona gris, a Dios gracias. Soy una persona gris y soy una persona cínica, y estoy estudiando periodismo. (Esto último horrorizaría a Kapuscinski, seguro).
Vivimos en una sociedad en la que está mal visto estar triste o sentirse solo. La televisión nos arroja constantemente imágenes sobre personas patéticamente felices, que en nada se parecen al mundo real. ¿A quién quieren engañar, con esos estilos de vida, esa ligereza en sus actuaciones, ese entusiasmo pueril?
Kapuscinski habla de las buenas personas. Me gustaría preguntar qué es eso, y si todavía existe esa especie fantasmal entre nosotros.
Me gusta ser cínica. Dicen que un pesimista es un optimista bien informado. Para mí, el cinismo es una imagen deformada de la propia realidad, un punto de vista gris, satírico, pero ligado íntimamente con lo que nos rodea. Y confío mil veces antes en un cínico que en una buena persona, porque al menos sé que el cínico tiene dos dedos de frente, tiene capacidad crítica, es un inconformista, un insatisfecho, un ser que anda tras los pasos del cambio. Una buena persona tiene una sonrisa bonita y sabe combinar zapatos. Muy bien, sus padres estarán orgullosos. Las buenas personas ponen cara de pena y aseguran que la guerra mata inocentes. Estupendo. ¿Y qué más? ¿Es todo?
No pretendo desprestigiar al periodista polaco, pero sí decir que de buenas a primeras, la frase para ser un buen periodista, hay que ser una buena persona, me da ganas de reír. Será porque tengo televisión y estoy en estrecho contacto con el omnipotente cuarto poder. Será porque tengo ojos en la cara, y veo quién manda y quién no, quién mueve los medios, y qué beneficios busca. Será porque esta sociedad en la que vivimos hace tiempo que dio de lado a las buenas personas, y sus valores han dado un giro de 180º. Y hay que ajustarse a ello; al menos, reconocerlo.
Quizá mi cinismo no me deje ser una buena periodista, pero, paradójicamente a la idea de Kapuscinski, sé que me permite estar más cerca de lo que yo considero ser una buena persona. Brindo por ello.
Belén -
"Nuestros lectores, oyentes, telespectadores son personas muy justas, que reconocen enseguida la calidad de nuestro trabajo y, con la misma rapidez empiezan a asociarla con nuestro nombre; saben que de ese nombre van a recibir un buen producto. Ese es el momento en el que se convierte uno en un periodista estable"
Kapuscinski
María Vindel -
Belén Lobos Montañés -
Marietes al power (Santacruz) -
Y, después, decirle a la compañera que como buena periodista, primero se informe de cuál es la causa por la que se está juzgando a De Juana ya que por los asesinatos que cometió ya ha sido juzgado.
La indiferencia es la ignorancia.
lidia hernandez picazo -
Sara Martín -
Ignacio Álvarez -
Ayer recorté este mismo texto del periódico, junto con la esquela.
Montoya -
Creo que la respuesta de Kapuscinski ¿ cual es el mayor peligro del periodismo? se podría aplicar a nuestras propias vidas .Un ser humano deja de serlo si se convierte en una máquina cuyas tareas ya están predeterminadas .
Teresa Villar -
Yo me quedo con una frase que leí en " El periodista universal" de David Randall: " En una catástrofe hay miles de personas que huyen corriendo , y sólo unos pocos que entran en el lugar; esos pocos son los periodistas"
Irene Moreno Palmero -
Me quedo con la última frase.Refleja la esencia de un trabajo diámico, de continuo quéhacer y las copias no tienen cabida.
Sara Ayllón -
historias, que tenemos que explorar y que investigar, la experiencia personal es,
naturalmente fundamental. La fuente principal de nuestro conociemiento periodístico son
.....No hay periodismo posible al margen de la relación con los otros seres
humanos."
Una buena persona, un buen periodista...un maestro!