Retazos de Sergei 080: Arroz siete delicias
Un atardecer, Sergei regresaba de servir la comida diaria a los pobres que se acercaban al monasterio. El Abad había accedido a la petición del Maestro de ocuparse de ese menester, así como de visitar a los enfermos y a los más abandonados de la población cercana. Por su edad, no peligraba su serenidad espiritual saliendo con libertad para servir a los más pobres. Otra cosa era Sergei, el inquieto discípulo. Éste, tan pronto como cruzaba el portalón del monasterio, era como una esponja abierta a todas las sensaciones y, algunas veces, se metía en líos. Pero al Maestro le divertían sus disparates porque los achacaba a la limpieza de su corazón. Un día le preguntó el discípulo asistente:
- Maestro, ¿cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno?
- Bueno, Sergei, yo no creo mucho en esos dos conceptos abstractos, pero sé a lo que te refieres y, en esa dimensión, te contesto.
- O sea, -sonrió Sergei -, así, para que lo puedan entender hasta los más brutos.
- Pero brutos “limpios de corazón”, es decir, que buscan la verdad, la justicia y la solidaridad. Pues bien, imagina una montaña de arroz tres delicias, humeante y sabroso, y alrededor una muchedumbre de personas hambrientas. Pero, sus palillos son más largos que sus brazos y no pueden llevarse la comida a la boca, y se desesperan. Eso es el infierno al que te refieres
- ¿Y el cielo, al que nos referimos los más brutos del camino? -, preguntó con luz en los ojos azules el mozo de las estepas.
- Imagina una montaña llena de arroz seis delicias
rodeada por una muchedumbre feliz y sonriente. Sus palillos son más largos que sus brazos, pero han decidido darse de comer unos a otros. Esto es el cielo.
- ¡Más la delicia de la felicidad compartida! -, resumió el bárbaro de las estepas.
- Maestro, ¿cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno?
- Bueno, Sergei, yo no creo mucho en esos dos conceptos abstractos, pero sé a lo que te refieres y, en esa dimensión, te contesto.
- O sea, -sonrió Sergei -, así, para que lo puedan entender hasta los más brutos.
- Pero brutos “limpios de corazón”, es decir, que buscan la verdad, la justicia y la solidaridad. Pues bien, imagina una montaña de arroz tres delicias, humeante y sabroso, y alrededor una muchedumbre de personas hambrientas. Pero, sus palillos son más largos que sus brazos y no pueden llevarse la comida a la boca, y se desesperan. Eso es el infierno al que te refieres
- ¿Y el cielo, al que nos referimos los más brutos del camino? -, preguntó con luz en los ojos azules el mozo de las estepas.
- Imagina una montaña llena de arroz seis delicias
rodeada por una muchedumbre feliz y sonriente. Sus palillos son más largos que sus brazos, pero han decidido darse de comer unos a otros. Esto es el cielo.
- ¡Más la delicia de la felicidad compartida! -, resumió el bárbaro de las estepas.
29 comentarios
Pilar Nicolás -
Estrada -
Todos conocemos las formas para alcanzar ese cielo común pero nos interesa más mantener los oídos cerrados por si nos quitan algo de lo nuestro
Diego Ochoa -
Alejandra Requena -
Sería estupendo que nos ayudásemos unos a otros con los palillos.
María -
Lo suyo es hacer de la tirra un cielo.
Jarkoe -
enovilla -
Cristina -
Cielo e infierno, forman parte de nuestras vidas, algunas veces nos posicionemos en un extremo o en otro, incluso alguno de ellos viene a nosotros sin más, como por ejemplo, las guerras. Debemos luchar para conseguir "salvar" al mundo de este infierno en el que vive, y vivimos.
Cristina -
Estrada -
Estrada -
ÁNGEL M.M. -
Toribio M.A. -
SEVILLANO -
gloria -
Zola -
Raquel C.M. -
Mariola -
susana molina -
Patricia Palacios -
Cielo e infierno, es como decir, países desarrollados y Tercer Mundo, respectivamente. Yo también estoy de acuerdo con esta idea.
beatriz martinez -
Belén -
No es necesario explicar lo que se siente, ya sea bueno o malo.
bea -
RöXiE -
leticia -
Sergei -
Acabáramos. No sé cómo podéis.
Alba -
Muchos infiernos y pocos cielos en la tierra. No hay motivos trascendentales que buscar allá fuera, hay que pensar más con los pies.
Jimena -
Sonia Sanz -