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J. C. García Fajardo

Retazos de Sergei 075: Sergei devoto

Salió el Maestro a pasear al jardín y vio a Sergei postrado en la orilla del río con las manos juntas que sostenían tres varas de incienso.
- ¡Buen día, Sergei! Muy devoto te encuentro. ¿Invocas al espíritu que anima el río?
- Sí, Venerable Maestro. Se me caído al agua el azadón e imploro a la divinidad para que me lo devuelva. Si lo hace, le he prometido tres monedas de oro.
- ¿Tres monedas de oro, Sergei? ¿Sabes cuánto es eso?
- Mucho, mi señor, mucho. Pero la herramienta de trabajo que me diste es el instrumento de mi perfección. Y comprenderás, Maestro, que eso es de valor incalculable.
- Lo comprendo, Sergei, lo comprendo. Pero si ya has terminado tus plegarias, bueno sería que pusieras orden en la cocina no vaya a ser que los espíritus juguetones te lleven las marmitas.
- Sí, Rostro impasible, voy enseguida a prepararte un té bien especiado.
El Maestro, muerto de risa, continuó su paseo mientras cavilaba en cómo jugársela al inquieto aspirante. ¡Qué morro el de esta liebre!
A la mañana siguiente, cuando Sergei se acercó al río vio maravillado cómo su azadón reposaba en la orilla. Lleno de alegría agarró el azadón y se fue en busca del Maestro que se encontraba tejiendo un canasto.
- ¿Qué ocurre, Sergei, a qué viene ese alboroto?
- ¡El azadón, Maestro, el azadón! ¡Me lo ha devuelto el dios del río!
- ¡Oh, compasiva e interesada divinidad que veneras! ¿Y cómo le vas a pagar las tres monedas de oro que le prometiste?
- Pues me iré de nuevo a la orilla y quemaré seis varas de tu mejor incienso, Maestro.
- ¿Y?
- Pues me postraré y le diré “¡Oh, Espíritu del Río que nos lleva! Ya que me has ayudado a encontrar el azadón, ¡ayúdame ahora a encontrar tres monedas de oro!
 

José Carlos Gª Fajardo

(Este texto pertenece a la serie 'Retazos de Sergei', una colección de cuentos orientales adaptados a nuestro tiempo)

 

4 comentarios

Sergei -

Hay que reconocer que, en ocasiones, Sergei tiene ocurrencias de genio. Por algo será... jijijiji :D

Nesemu a Rôvënty -

Pero, Alberto, no lo compliques tanto... Si lo que hubiera tenido que hacer Sergei era remangarse los pantalones y meterse en el regato para recuperar la azada. Como hizo el Maestro. Así hacen muchos... que esperan de un supuesto "Cielo", padres, amigos, profesores etc, que les arreglen lo que pueden hacer ellos si se esforzasen un poco.
A veces, me admiro en vuestros comentarios de las trascendencias y vueltas que les dais a lo que no es más que "cuando comer, comer; cuando descansar, descansar... et máis nada!"

Rôvënty -

Esto me recuerda a los bancos. Primero vender al pobre ciudadano, luego ya se verá que es eso que se ha vendido

Bealma -

Qué malísima es la dependencia...